15 || awkward silence





Después de tantos años viviendo en California ese se había convertido en un hogar para Max, aunque eso no significaba que no amara su país y disfrutará siempre que regresaba a su ciudad natal, especialmente en aquellas fechas.

Amaba visitar a sus papás y la demás familia que tenía en la ciudad, por sobre todo le encantaba el clima, después pasar la mayor parte del tiempo en el soleado California, el clima frío y lluvioso de Londres siempre era bienvenido. También adoraba estar con Tom y su familia, sus padres la trataban como a una hija desde que se enteraron de su relación, Paddy era absolutamente adorable y los gemelos siempre la hacían reír con sus bromas y ocurrencias, además de que obviamente, adoraba aquellos poder coincidir con Tom para las fiestas y estar con él -y con Harrison que se pasaba haciéndoles mal tercio, aún así lo querían-.

Sin embargo, en esta ocasión se sentía cierta tensión en el ambiente y estaba segura de que todos, incluso Paddy, podían sentirla.

Harrison prefería no comentar nada, pero podía notar aún cierta tensión en sus mejores amigo y atribuía aquello a las múltiples peleas en las que se vieron envueltos los días anteriores, así que sólo les daba su espacio y esperaba que arreglaran las cosas, con suerte sería antes de Navidad.

Ahora mismo, Max se encontraba en la habitación de Tom acomodando sus cosas y cambiándose de ropa después de haber cenado todos juntos cuando la chica recién llegó. Minutos después, Tom se levantó del sillón donde estaba con su mejor amigo y se dirigió al cuarto.

Cuando él castaño entro a la habitación, su novia ya se había puesto un suéter encima y se encontraba con la maleta abierta sobre la cama.

— Hey —habló Tom mientras cerraba la puerta de la habitación y se recargaba en esta.

Max enseguida se volvió para verlo—. Hey —dijo devuelta, sonriéndole. Dejó lo que estaba haciendo y se sentó en la cama.

Ninguno dijo nada, simplemente se miraron por lo que pareció años y una vocecilla en la cabeza de Max le decía que ellos nunca antes habían tenido un silencio incómodo, pero prefirió ignorarlo.

— Sé que no es lo que teníamos en mente pero tampoco quiero que estemos mal —se decidió por fin a hablar la morena—. No tenemos muchos días juntos, Tom, hay que aprovecharlos.

Él castaño soltó un suspiro y con una expresión más relajada comenzó a acercarse a ella.

— Yo lo sé —dijo cuando estuvo frente a su novia—. Lamento haber reaccionado así, fue muy infantil de mi parte —tomó el rostro de la chica entre sus manos—. ¿Me perdonas? —fingió un puchero que derritió el corazón de Maxine.

— Claro que sí, tonto —ambos se sonrieron y Max tiró del cuello de la camiseta de Tom para atraerlo en un beso.

— Te amo —susurró Tom sobre sus labios cuando se separaron.

— Yo también te amo —Max frotó su naríz contra la del castaño y sonrieron antes de acercarse para otro beso.

En ese momento fueron interrumpidos por la voz de Harrison detrás de la puerta—. ¡VIVAN LOS NOVIOOOS!

Ambos chicos rieron y Tom le gritó entre risas a su mejor amigo que dejara de espiarlos, mientras que aquella voz al fondo de su mente le decía que algo faltaba, algo no se había sentido igual cuando se besaron.

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