13 || nervous
Después de aquella humillación, Shawn apenas y podía mirar a Max sin morirse de la vergüenza, por lo que procuro no hacer mucho contacto visual con la chica.
Habían pausado la película porqué Leyla había ido al baño y Shawn había sido el encargado de ir por más botanas a la cocina, por lo que en ese momento se encontraba concentrado poniendo palomitas y frituras en un bowl, tan concentrado que no reparó en la morena que se encontraba entrando a la cocina con una sonrisita traviesa.
Max se acercó sigilosamente hasta él y cuando estuvo lo bastante cerca, se inclino hacia él para hablar—. Hola.
Ante la sorpresa de aquella voz irrumpiendo su calma, Shawn dió un saltito que causó que la bolsa de palomitas en sus manos terminará en el suelo. Max soltó una carcajada, que entre todo su nerviosismo, hizo reír a Shawn.
— Perdón, no pensé que te asustaría tanto —dijo la morena entre pequeñas risitas—. Te ayudo.
Max se agachó al igual que el canadiense y recogieron la bolsa de palomitas junto a otras que habían quedado regadas en el suelo.
— No sabía que ibas a venir —comentó la chica.
— Giselle me invitó de último momento —Shawn se encogió de hombros—. Tampoco sabía que vendrías.
—Pues que pequeño es el mundo, Raúl.
Shawn rodó los ojos—. Suerte que esa no fue la primera impresión —las mejillas de Shawn se tornaron rosadas cuando recordó como se ahogó al ver a la chica. Max rió.
— Igual fue bastante gracioso —se encogió de hombros—, tal vez la próxima vez seré yo quien haga el ridículo, es mi especialidad.
— ¿Próxima vez? —Shawn enarco una ceja, sin evitar que las comisuras de sus labios se curvearan en una sonrisa.
— Sí, quedamos en salir cuando regrese de Londres, ¿no?
— Cierto, aún está en pie.
— Perfecto —Max le sonrió de regreso y lo ayudó a volver a poner botanas en los bowls.
Antes d regresar a la sala de estar con sus demás amigos, Shawn detuvo a la británica.
— Oye, deberías darme tu número —dijo mientras rascaba su nuca, señal de nerviosismo—. Digo, es más fácil que seguir hablando por Instagram, ¿no crees?
— Claro —Max le sonrió—, pásame tu teléfono.
Él canadiense sacó sus celular del bolsillo trasero de sus jeans y después de desbloquearlo se lo paso a la chica, quién de igual manera le pasó su teléfono a él castaño para que se agendará en sus contactos.
— Listo, Mendes, espero que estés preparado para que te bombardee con mensajes.
Shawn sólo rió y tomaron los bowls para salir de la cocina a la sala de estar por fin, dónde todos ya se encontraban esperándolos.
Dejaron los bowls sobre la mesa de centro, y esta vez, Shawn se sentó al lado de la británica, sin poder evitar mirarla cada tanto durante lo que restó de la película.
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