𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥 ❤️

Las uñas de Yeona ya casi eran inexistentes, pues llevaba dos días mordiéndoselas.

Habían pasado exactamente dos días desde que había enviado aquel correo electrónico a Jungkook, y aún no tenía ninguna respuesta.

Muchísimas ideas se volcaban por su cabecita buscando una que sea lógica o que fuera certera. Sin embargo, su mente siempre se las arreglaba para hacerle pensar lo peor. Como que Jungkook la había bloqueado después del último correo que le envío.

No, Yeona, él no haría eso.

¿O si?

Sacudió su cabeza alejando aquellos bruscos pensamientos que se avecinaban del castaño. No podía permitirse pensar negativamente de él, después de que mostrara interés en ella, o algo así.

Ni siquiera ella sabía como calificar lo que había compartido con Jeon durante los correos enviados. Realmente todo le era muy confuso y la última respuesta que necesitaba de él estaba tardando demasiado en llegar.

Movía su pierna demostrando lo inquieta que se encontraba. Un pequeño quejido se escapó de sus labios en cuanto se lastimó el dedo anular al morder su piel.

─¡Hey, Jungkook! ─escuchó como su nombre era proclamado por un grupo de féminas, al otro extremo de donde se encontraba ella.

Llevó su mirada en busca de Jeon y lo encontró parado al frente de ella, justo al lado de su respectivo asiento.

Sí, él tenía su asiento delante de ella.

Para Yeona aquello era genial, podía estar cerca de él, de una forma extraña pero lo estaba. Y así podía observarlo sin que él lo notara. Obviamente, podría ser considerada una acosadora, pero a comparación de las demás ella si le daba su espacio.

Aunque, ¿seguía siendo una acosadora? Sí, posiblemente, pero según en su forma de auto llamarse a sí misma ella era una simple admiradora.

El sonido de que le había llegado una nueva notificación fue suficiente para sacarla de su mundo y que regresara a la realidad.

Prendió su móvil y observó que tenía de notificación el logo de un correo, leyó el nombre del emisor y su corazón se alborotó, tuvo que ahogar un chillido, sino quedaría como una completa loca frente a sus compañeros.

»[email protected]
| Ve a la sala de música, he dejado algo para ti.

Ella se tapó la boca para ocultar la sorpresa que le había ocasionado aquel correo. Había esperando tanto por una respuesta suya que recibir esa fue mucho más increíble de lo que imaginó, pero no negaría que esperaba una respuesta con respecto a todo lo que le escribió en su penúltimo correo.

Alzó la mirada para buscar al castaño llevándose la sorpresa de que él ya no estaba en su asiento. Recorrió el salón con su mirada hasta localizarlo junto al grupo de chicos que se encontraban en el otro extremo más adelante de donde yacían las féminas de hace rato.

Mordió su labio cuando lo vió sonreir todo feliz, mientras conversaba de cualquier cosa trivial con sus amigos.

Apretó su celular entre sus manos, tratando de pensar si ir o no al salón.

¿Qué puedes perder?

Yeona se levantó de su asiento cautelosamente, cuidando de que Jungkook no mirase ninguno de sus movimientos o no se diera cuenta de que salió del salón.

A paso veloz se dirigió al segundo piso del instituto donde estaba el salón de música, el cual estaba al final del pasillo derecho.

En su mente trataba de imaginar que podría ser lo que le había dejado él. ¿Qué podría dejarle alguien que ni siquiera sabía que ella era la persona con quién había estado enviándose correos?

Llegó a la puerta, la cual estaba cerrada, colocó su mano y la abrió con un suave empujón hacia dentro. Todo el lugar era iluminado por el atardecer creando una bonita imagen visual.

Una mesita en medio del salón fue lo que más resaltó ante su mirada, donde yacía un papel blanco doblado junto a una bolsa de gomitas. Se acercó, tomó el papel entre sus manos y lo desplegó para leer el contenido de aquella nota:

« No vayas a asustarte »

─Me gustas Yeona.

Su boca se separó levemente ante la sorpresa de escuchar su voz muy cerca de su oído. Giró su rostro rápidamente para confirmar de que se trataba de él y no de una alucinación.

Su respiración se entrecortó en el momento en el que lo vió frente suyo con su particular sonrisa cuadrada y una bonita flor de colores blanquecinos y anaranjados.

─También... Me gustas Jungkook.

Él dibujó una sonrisa ancha ante la respuesta que había esperado bastante.

─¿Aceptas esta humilde flor que robé del jardín de mi abuela? A costa de mi vida.

Ella sonrió ladinamente y asintió a sus palabras.

─Que bonita te ves cuando sonríes.

                                                         FIN

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