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˚ˑؘ CHAPTER SEVEN °•*

EL VIENTO AZOTÓ EL CABELLO DE ELEANOR CUANDO SALIÓ DEL AUTO DE JESS ANTES DE MIRAR A SU ALREDEDOR. Ella, Jess, Angela y Bella habían hecho planes para ir a Port Angels a buscar vestidos de graduación. Aunque Eleanor no iba al baile de graduación, quería pasar el día con sus amigas. El no tenía ningún interés en ir al baile de graduación y prefería pasar sola.

Bella tampoco iba. Se suponía que iba a Jacksonville a visitar a su madre y a su padrastro, pero Eleanor creía que era porque Edward no se lo había pedido. Bella solo se había unido para ir a una librería.

Eleanor vio cómo Jessica giraba con un vestido rosa intenso. —¡Eso te queda bien, Jess!— Eleanor le sonrió a su melliza. Por lo general, la niña no era fanática del rosa fuerte, pero cuando vio a su hermana con su vestido, la animó a comprarlo.

—¡Sí! Hace que mis pechos se vean geniales.— Jess le sonrió a su hermana, quien puso los ojos en blanco con una sonrisa en su rostro. Angela, que llevaba un bonito vestido morado, se rió de Jess.

El sonido de puños en la ventana hizo que las chicas miraran a un grupo de chicos. El frunció el ceño a los chicos que miraban adentro, silbando y guiñando un ojo a Jess y Angela. —Eso es asqueroso.

Jess se burlo antes de volverse hacia Bella. —¿Qué piensas Bella?

—Creo que todos son agradables.— Ofreció una pequeña sonrisa con un encogimiento de hombros, sin mirar realmente a las chicas.

—No estás interesada en eso realmente, verdad?— Angela preguntó.

—Solamente quería ir a esta librería.— Murmuró, volviendo a mirar sus manos.

—Iré contigo.— Ofreció Eleanor, no queriendo que su amiga caminara sola por la ciudad. Se volvió hacia su hermana y Angela. —¿Podemos encontrarnos con ustedes en el restaurante, si está bien?

Port Angels podía ser un lugar complicado a veces y, como estaba oscureciendo, no iba a dejar que Bella caminara sola. Además, si pasaba algo, a Eleanor le gustaba pensar que podría protegerlas a ambas. El tiempo que había pasado en casa de los Cullen la estaba ayudando a sentirse más cómoda con sus habilidades... un poco al menos.

Después de aceptar encontrarse con Angela y Jessica en el restaurante, Bella y Eleanor salieron de la tienda de ropa y comenzaron a caminar en dirección a la librería. Eleanor miró a su amiga, que caminaba con la cabeza gacha y las manos metidas en los bolsillos. —¿Qué libro vas a tomar?

Bella miró hacia arriba antes de encogerse de hombros. —Jake me estaba hablando de las leyendas Quileute y quería leer más sobre ellas.

—Ah.— Eleanor se mordió el labio para evitar sonreír. Había leído algunas leyendas Quileute antes y ahora que sabía qué eran los Cullen, se preguntaba si existían todas las criaturas míticas. También se preguntó si Bella estaba empezando a cuestionar a la familia Cullen.

Una vez que llegaron a la librería, Bella le dio a El el nombre del libro para que pudiera ayudar a buscarlo. Eleanor dejó a Bella en una sección diferente antes de comenzar a buscar en los pasillos. Frunció el ceño, suspirando de frustración cuando llegó al último pasillo sin ver el libro.

—Bella no pude encontrar...— detuvo su oración cuando vio a Bella parada en el mostrador. —No importa.

Bella se rió entre dientes mientras recogía su cambio del cajero. Eleanor siguió a Bella fuera de la tienda, poniéndose nerviosa cuando comenzaron a caminar. —¿Estas segura de que deberíamos caminar por callejones en la oscuridad?

—Esta es la única forma de volver.— Bella murmuró, sin verse cómoda tampoco.

Eleanor siguió mirando a su alrededor, buscando algo sospechoso y se tensó cuando vio a un grupo de hombres girar por el mismo callejón en el que estaban. Bella y El compartieron una mirada antes de que ambas dieran la vuelta y comenzaran a caminar de regreso a la tienda.

—¡Chicos, miren lo que encontré!

La respiración de Eleanor se atascó en su garganta y giró la cabeza. Su corazón casi se detuvo cuando vio lo cerca que estaba el grupo de ellos. —Oh Dios, Bella.

Ella se agachó para agarrar la mano de Bella, quien la apretó con fuerza a cambio. Bella mantuvo sus ojos hacia adelante mientras hablaba. —Cálmate, El. Baja en esa dirección.

Doblaron en una esquina, todavía caminando rápido pero aún sin correr. Eleanor soltó una maldición cuando escuchó a los chicos reír detrás de ellas. —Deberíamos haber llamado a Jess para que nos recogiera.

El corazón de Eleanor salgo una vez más y pudo sentir su mano comenzando a sudar en la de Bella. Sabía que las alcanzarían, pero le dio un codazo a Bella cuando vio una abertura al final del callejón.

Un sonido de sorpresa escapó de la boca de la niña cuando sintió una mano envolver su muñeca. —¡Tenemos algunas bonitas aquí, muchachos!

—Suéltame.— El escupió y se alegró cuando su voz salió fuerte. Estaba absolutamente aterrorizada, sabía que existía la posibilidad de que tuviera que usar sus habilidades contra esos hombres y Bella lo vería cuando sucediera. También estaba aterrorizada de lo que harían estos hombres si ella no hacía algo pronto.

El hombre que la sostenía se rió y El se encogió cuando sus labios rozaron su oreja. —¿Que vas a hacer si no lo hago?

Sin pensarlo dos veces, Eleanor extendió la mano y agitó los dedos. Ella giró la cabeza, mirando como los ojos del hombre se enrojecían antes de que se tambaleara hacia atrás, agarrándose la cabeza. Ella lo miró con horror mientras veía imágenes revoloteando en su propia mente.

El hombre la miró, el miedo parpadeando en sus ojos. —¿Que diablos me hiciste?

Antes de que Eleanor pudiera responder, un coche se detuvo en el callejón y encendió las luces hacia el grupo. Eleanor suspiró aliviada cuando Edward salió del coche. Mientras Edward caminaba hacia ellos, Eleanor alcanzó a Bella, que estaba de pie junto a dos chicos.

Eleanor tomo la mano de Bella una vez más y la llevo al auto de Edward, lanzándole una rápida sonrisa cuando ella pasó. Eleanor dejo que Bella tomara el asiento delantero mientras se deslizaba en la parte trasera. Apoyó la barbilla en el asiento del pasajero. —¿Le dijiste que estábamos aquí?

Bella negó con la cabeza y las dos vieron como Edward regresaba con ellos. Tan pronto como se subió al auto, Edward lo puso en marcha y aceleró hacia los chicos, deteniéndose justo antes de chocarlos, antes de dar marcha atrás y salir dando vueltas.

Bella miró a Edward, preguntas saliendo de su boca. —¿Cómo supiste dónde estábamos? ¿Nos estabas siguiendo?

Eleanor ya sabía la respuesta y miró a Edward con los ojos en blanco. Deseo que Bella supiera sobre los vampiros, ya que eso haría que mas cosas entre ellos dos fueran mucho mejores.

Edward ignoró sus preguntas. —Debería volver allí y arrancarles la cabeza a estos tipos.

—Probablemente no sea una buena idea.— Dijo El y sonrió cuando Edward le lanzó una mirada a través del espejo retrovisor.

—¡No sabes las cosas viles y repulsivas que estaban pensando!— Edward escupió, su agarre apretándose alrededor del volante.

—¿Y tú si?— Bella lo desafió.

Edward vaciló por un momento. —No es difícil de adivinar.

Eleanor apoyó la cabeza en la ventana y cerró los ojos. Las imágenes de los peores temores del extraño volvieron a aparecer en su cabeza y se estremeció. Cuando volvió a abrir los ojos, Edward la estaba mirando a través del espejo nuevamente, aunque esta vez parecía arrepentido.

Edward finalmente se detuvo frente a un pequeño restaurante. Eleanor cerro la puerta del coche justo cuando Jessica y Angela salían del lugar.

—¡Chicas! ¿Qué les pasó?— Jess miró entre las dos. —¡Pensamos que nos habían abandonado!

—Lamentó haberlas entretenido esta noche.— Edward se movió entre Bella y Eleanor, sonriendo a las dos frente a ellos. Eleanor observo divertida como una tímida sonrisa se extendía por el rostro de su gemela. —Nos pusimos a hablar y perdimos la noción del tiempo.

—Oh, está totalmente bien.— Angela se inclino hacia Jess mientras ambas se reían.

—Probablemente debería asegurarme de que coman algo, si no les importa.— Edward miró hacia Bella y Eleanor. Jess estaba levantando las cejas ante su gemela y Eleanor sabía que se enteraría cuando llegara a casa.

—Eso es muy amable de tu parte.— Jess le sonrió a Edward. —Te veré en casa, El.

Jess y Angela se alejaron teniendo y El se mordió el labio para evitar reírse de ellas dos. Se giró para seguir a Bella y Edward al restaurante y esperó pacientemente a que se sentaran.

Un silencio incómodo se instaló a su alrededor, incluso una vez que su comida fue colocada en la mesa. Edward se sentó frente a Bella, mirando su comida con el ceño fruncido.

Bella lo miró mientras giraba su cuchara alrededor de su sopa. —¿De verdad no vas a comer?

—No tengo hambre.— Mintió, mirando alrededor del restaurante.

Eleanor miró entre los dos antes de fijar su mirada en el campito. Ella tragó el trozo de comida en su boca antes de preguntarle. —¿Cómo supiste dónde estábamos?

Edward le lanzó una mirada a Eleanor, quien solo puso una expresión inocente en su rostro. Ignoró a la chica antes de volverse hacia Bella. Su rostro estaba arrugado, casi como se le doliera decir lo que quería. —Me siento... muy protector contigo, Bella.

—¿Así que nos seguiste?— Bella arqueó una ceja y tomo un bocado de su sopa.

—Yo-yo estaba tratando de mantener mi distancia contigo, a menos que necesitaras mi ayuda.— Frunció el celo, luciendo tan enojado como cuando las encontró antes. —Pero luego escuché lo que esos malvivientes estaban pensando.

Eleanor capto los ojos de Edward, los dos sabiendo que había resbalado. Contuvo la respiración mientras esperaba que Bella respondiera.

—Espera...— Bella miró entre El y Edward, su ceño bajó. —¿Escuchadte lo que estaban pensando? Entonces, ¿puedes leer mentes?

Edward y Eleanor compartieron otra mirada antes de que él volviera a mirar a Bella. Se inclinó más cerca de ambas antes de hablar. —Puedo leer las mentes de todos aquí, menos la tuya.

Edward miró alrededor del restaurante, asintiendo con la cabeza hacia algunas personas diferentes. —Hay um, dinero, sexo, dinero, sexo, gato.— Sacudió la cabeza, mostrando la frustración en él ahora. —Pero contigo, no hay nada. Muy frustrante.

Bella parecía preocupada. —Bueno, ¿hay algo mal en mí?

Eleanor soltó una carcajada, sin poder evitarlo. Los dos la miraron. —Bella, ¿te acaba de decir que puede leer la mente y crees que tú eres la rara?

Bella se sonrojó mientras Eleanor y Edward se sonreían el uno al otro.




































































































definitivamente amo a eleanor, y me encantó leer esta capítulo así como también traducirlo.
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