🌻𝐅𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐀𝐌𝐀𝐑𝐈𝐋𝐋𝐀𝐒 🌻

ɴᴏᴛᴀ: ᴇsᴛᴇ ᴇs ᴜɴ ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ ғʟᴏʀᴇs ᴀᴍᴀʀɪʟʟᴀs ᴘᴏʀ ᴇʟ ᴅíᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴀᴠᴇʀᴀ ʏ ᴅᴇʟ ᴇsᴛᴜᴅɪᴀɴᴛᴇ. ᴇs ᴜɴ ᴘᴇǫᴜᴇñᴏ ᴅᴇᴛᴀʟʟᴇ ǫᴜᴇ ᴀñᴀᴅí ᴀ ᴄᴏɴғɪᴅᴇɴᴛ. ᴇsᴘᴇʀᴏ ǫᴜᴇ ʟᴏ ᴅɪsғʀᴜᴛᴇɴ.

Finalmente, el invierno se fue; la nieve dejaba de caer y venía la primavera, la estación donde florecían las flores, como el romance entre las parejas. Se daban entre sí flores, pero había otros que no podían festejar; ese era el caso de Tory.

No podría celebrar, ya que debía trabajar; era donde más venían clientes y era importante estar presente. Solo sentía frustración al ver cómo las parejas cursis compartían platillos o hacían comentarios que le daban ganas de vomitar.

Pero, ¿a quién engañaba? Ella deseaba que alguien le recibiera así o le tratara así, pero después de dos relaciones fallidas, no tendría otra; se mantendría alejada de todos.

Allí estaba Tory, vistiendo su uniforme rojo y unos pantalones negros que le hacían quedar bien, llevando una trenza.

—Tory, tienes una mesa —señaló el jefe—. Sé amable y atiende, y muestra una sonrisa.

Tory rodó los ojos de fastidio. Atender parejas no le disgustaba, sino escuchar los comentarios cursis.

—Hola, soy Tory —se presentó la rubia—. ¿Están listos para ordenar? —dijo amablemente.

Al ver de quién se trataba, se mantuvo seria; eran los hermanos binarios con sus novias. Ellos también estaban sorprendidos; no esperaban encontrarse con ella y se mantuvieron en silencio.

Yazmine miraba con desagrado a Tory; ella había incitado que le rompieran el brazo a su novio y herido a Sam. Por otro lado, Moon parecía tranquila, aunque también incómoda por la situación. Decidió romper el silencio y dijo:

—Tory, qué lindo peinado, te queda bien —elogió Moon a la rubia.

—Gracias, Moon —dijo Tory, un poco más aliviada—. ¿Están listos para ordenar? —evitando el contacto con los chicos.

—Yo quiero —dijo Demetri, a punto de hablar, pero Yazmine no le permitió.

—Quiero una ensalada —dijo Yazmine—, y para Demetri, una hamburguesa.

—Yo quiero una malteada y unos panqueques, por favor —dijo la castaña, tocando la mano de su novio.

Halcón, quien recibió el afecto de su novia, aunque también evitaba la mirada de Tory, sólo soltó un suspiro de lo agitada que estaba viendo a las parejas. Parecía que ese día no terminaría.

—Mm, yo quisiera una hamburguesa como Demetri y una Coca —dijo Halcón.

—Claro, traeré su orden —dijo Tory, soltando un suspiro, ya que al fin se habían decidido.

Kwon estaba acostado en su cama; no tenía que ir al dojo, era un alivio. Mientras miraba su teléfono, veía que todos los chicos regalaban flores a sus novias. Le parecía una estupidez; ¿acaso si eran su pareja no le comprarían flores todos los días y buscarían una excusa para regalarle solamente ese día? Creyó que era algo estúpido. Aburrido en su casa, pensó en molestar a Tory.

—Hola, risitos, ¿cómo va todo? —Kwon.

✅️ Tory había clavado el visto a Kwon.

Kwon tenía una expresión de confusión; normalmente, solía responderte con insultos o diciendo "¿qué quieres, chino?", pero esta vez no.

Volvió a hablarle y esta vez le dijo:

—¿Qué pasa? ¿Te quedas muda? Claro, no eres capaz de enfrentarme ni en una pelea tonta —dijo Kwon—, con una sonrisa en su rostro divertida. Pero de nuevo recibió el visto de Tory. ✅️

Kwon se había perdido la paciencia y le mandó un audio diciendo:

—ESCUCHA ME BIEN, RUBIA OXIGENADA, ESTOY SIENDO MUY BLANDO CONTIGO A COMPARACIÓN DE OTROS DÍAS, ASÍ QUE ¿POR QUÉ NO TE DIGNAS A RESPONDER, RUBIA TRAMPOSA? —dijo Kwon, mandando el audio.

Finalmente, recibió un mensaje de Tory que decía: "Deja de joder, arruinas mi día".

Kwon tenía una cara de incredulidad, pero no iba a quedarse así. Sabía dónde trabajaba Tory, pero cómo podía llegar allí sin que ella se molestara. Se le ocurrió una idea.

Entre tanto, Tory veía cómo Halcón y Demetri sorprendían a sus novias con flores amarillas; lo más probable sería que a Tory le diera una alergia. No aguantaba más.

—Aquí está la orden de la mesa de cuatro —entregó su superior.

—Sí, como sea —dijo Tory, tomando el pedido mientras caminaba hacia la mesa de los chicos.

A medida que se acercaba, la rubia vio que alguien entraba al restaurante. No le dio importancia y siguió hasta entregar su pedido.

—Una malteada, unas hamburguesas y una ensalada —dijo Tory, poniendo el pedido sobre la mesa.

—Muchas gracias, Tory —dijo Moon amablemente.

—Gracias, Tory —dijo Halcón, tratando de romper la tensión.

—De nada —Tory no terminó de decir porque vio al cliente que había entrado. Se acercó a Tory, quien lo miraba raro, pero lo reconoció; tenía la bandeja en sus manos.

Él traía las manos en la espalda, escondiendo algo grande y al parecer pesado. La gente alrededor miraba, como viejas chismosas, intrigadas por saber; incluso algunos habían sacado los celulares para grabar ese momento. No importaba el resultado, querían ver.

—Kwon, ¿qué haces aquí? —dijo Tory, sorprendida, sosteniendo la bandeja.

—Yo... —dijo Kwon, tartamudeando. Por primera vez, Tory lo había visto así; era raro, siempre era seguro, pero no en esta ocasión.

—¿Qué quieres? Tengo trabajo, así que no quiero perder mi tiempo contigo —dijo Tory, molesta.

Las palabras a Kwon no le ayudaban; solo le trababan más. Así que, sosteniendo las flores con una mano, detuvo a Tory con delicadeza y le mostró las flores.

Tory dejó caer la bandeja y su mirada se suavizó; él no era así. ¿Qué le había pasado a Kwon? Dicen que un enamorado hace locuras.

—Gracias por las flores —agradeció Tory, avergonzada, pues la gente los miraba.

Kwon llevó su mano al cuello; se sentía más relajado. Así que, antes de irse, le entregó una nota y se fue.

—Así que tienes pretendientes —dijo Moon—. ¡Qué tierno es!

—Veo que superaste fácil a Robby —dijo Demetri, sin pesar.

Halcón pateó a Demetri por debajo de la mesa.

Yazmine llevó su mano a la cara, en decepción; iban bien y tenía que arruinarlo.

Tory recogió la bandeja; con otra mano sostenía las flores. Tomó el vaso de Eli con gaseosa y se lo tiró. Demetri había sido empapado por su culpa.

—¿Qué rayos te pasó? —dijo Yazmine.

—Ups, se me escapó —dijo Tory, así como a él se le escapó ser imprudente, sosteniendo las flores.

—Esto no se quedará así; llamaré al gerente —exclamó Yazmine.

—Tory, no es necesario, un golpe bastaba —dijo Halcón, intentando calmar, pero era tarde; el gerente había llegado—.

¿Qué ocurre aquí, Tory? ¿Por qué el cliente está mojado y por qué hay un espectáculo aquí? Esto no es una feria y tu actitud no es de mucha ayuda. Estás despedida —dijo su jefe.

Tory se quitó el uniforme y le arrojó el mismo a la cara al gerente; sin más, se fue, mientras los clientes murmuraban.

Tory, furiosa, salió dando pasos firmes hasta que chocó con alguien.

—Quítate de mi camino —dijo, llevando sus flores.

—Nichols, ¿estás bien? Si no te gustaron las flores, puedes hacer lo que quieras —dijo Kwon.

—No es eso; es que perdí mi trabajo y no sé qué hacer, estoy perdida —dijo la rubia, apoyándose en la pared.

Kwon, al verla así, no podía permitirlo, así que le dijo:

—¿Quieres hablar o quieres hacer algo más? —propuso el asiático.

—¿Algo como qué? —preguntó Tory.

—Ven, ya que no tienes trabajo —dijo, intentando animarla—. ¿Qué tal si te vistes, te pones linda y te paso a buscar?

Tory no tuvo tiempo de procesar; solo aceptó.

En el camino, Kwon y Tory se divirtieron; él por su lado y ella por el suyo.

Tory se vistió y se arregló, mirando las flores que había puesto en agua. Estaba fascinada por su belleza. Kwon, por su parte, había preparado una sorpresa para ese día, ya que Tory había perdido su trabajo. Aunque no podía conseguirle otro, sí podía hacerla sentir mejor. Había organizado todo, y solo faltaba que ella llegara al parque.

Tory llegó con una cara de pocos amigos; creía que ese idiota la había engañado. A punto de irse, sus ojos encontraron al chico preparando todo. Le pareció divertido. Él siempre andaba un paso adelante, pero esta vez no se acercó. Se movió despacio y le susurró: "¿No que el líder siempre estaba listo?"

Eso desequilibró al chico, y por instinto agarró a Tory para no caerse. Ambos terminaron en el pasto, cerca de lo que él había preparado, con Tory encima de él. Se quedaron mirándose por unos segundos, hasta que Tory recuperó la compostura, se levantó y le ofreció la mano. Kwon la tomó.

—Lo siento, no tenía dónde más —dijo Kwon, intentando sonar serio.

—No hay problema —respondió Tory, sacudiéndose la melena rubia, dejando ver cómo sus ondas se movían con gracia. Sin duda, Kwon quedó aún más enamorado.

—¡Tarán! Quería sorprenderte —dijo el chico—. Te despidieron y pensé en regalarte flores, pero recordé que se marchitan, así que preparé esto —señaló el picnic que había preparado para ella.

Tory sonrió dulcemente y miró atentamente. Había una canasta, sándwiches, jugos y algunos chocolates, entre otras cosas. También había una manta extendida. Tory procedió a sacudirse el pasto que tenía en la ropa mientras Kwon acomodaba todo para que estuviera perfecto.

Kwon tomó asiento e hizo una señal para que ella también se sentara. Estuvieron sentados viendo el atardecer, solo ellos dos.

Tory probó la comida de Kwon, aunque lo miraba con desconfianza. Probó un bocado y le gustó.

—Eres buen cocinero. Si no resultas ser el mejor en el Sekai Taikai... —dijo Tory con una sonrisa.

—Gracias, Nichols —respondió Kwon.

Se quedaron viendo el atardecer, y uno de los dos habló.

—¿Sabes? Me gusta estar así, sin pensar en mis asuntos. Solo ver el atardecer. Hace tiempo que no hago esto.

—¿Solías hacerlo? —preguntó el chico de cabello oscuro, curioso.

Tory asintió y suspiró.

—Cuando mi madre y yo éramos solo nosotras, antes de que naciera mi hermano, solíamos ver el amanecer desde la ventana. Me sentía como Rapunzel —dijo con una sonrisa melancólica—. Pero todo cambió cuando le detectaron la necesidad de diálisis, su salud empeoró... —Tory empezó a sollozar y las lágrimas corrieron por sus mejillas. Kwon se acercó, levantó su mentón y, con un pañuelo, empezó a limpiarle las lágrimas.

—Tu madre no querría verte así, llorona —dijo Kwon, intentando animarla.

—Gracias —respondió Tory, con una mirada pensativa.

—¿Por qué eres así? Arrogante e irrespetuoso —preguntó la rubia, curiosa.

—¿Quieres saber? —dijo Kwon, y Tory asintió.

—De niño vivía con mi familia, era feliz. Mi padre solía ser peleador, incluso llegó al Sekai Taikai. Ese fue su último combate, porque conoció a mi madre. Ella era de clase alta y solía ir acompañada de mis tíos a verlo, a escondidas. Mi mamá dice que le enamoraba no solo el físico de mi padre, sino su trato. Mantenía una mirada fría ante todos, pero con ella era diferente. Mi madre dejó su herencia, mis abuelos no aprobaban su relación y a ella no le importó, se fue con mi padre.

—Se nota que es una mujer sabia —dijo Tory con admiración.

—Lo es... o lo era. Cuando mi padre murió en un accidente automovilístico, todo cambió. Era el día del padre. Mi madre se volvió fría y perdió su calidez. Un día me presentó a Kim, dijo que tenía potencial. Me entrenó desde pequeño hasta ahora, pero nunca le mostré respeto a esa bruja.

Tory sonrió, de acuerdo con él.

—Así fue como me crié. Empecé a apagar mis sentimientos hacia cualquier persona, veía a todos como enemigos. Peleaba sin piedad hasta ser expulsado de varias escuelas. Esto es lo único que tengo —concluyó Kwon.

—Te entiendo perfectamente —dijo Tory, recostándose en su hombro. Pero Kwon enseguida se levantó, lo que hizo que Tory se sintiera mal, creyendo que lo había incomodado.

Kwon fue hacia su mochila y sacó unas flores.

—¿Qué tienes detrás? —preguntó Tory.

—¿Detrás? ¿Dónde? —respondió Kwon.

—En la espalda —señaló la rubia.

—¿Esto? Si me atrapas, son tuyas, princesa —dijo Kwon, molestándola.

Así comenzaron a perseguirse como si fueran dos niños, corriendo por todo el lugar, hasta que Tory hizo una barrida y él cayó con las manos arriba, dejando ver las flores.

Tory se puso encima de él con la intención de quitárselas, pero Kwon sentía algo más, poniéndose colorado. Tory le quitó las flores y dijo:

—Son mías.

Kwon la miró con ternura. Ella notó la mirada de Kwon y se apartó para ayudarlo a levantarse.

—Gracias, pero... ¿por qué son de plástico? —preguntó Tory.

—Te cuento —dijo Kwon mientras se paraba—. Sabes que las flores más bonitas son arrancadas, pero esta flor permanecerá siempre.

Tory no entendía del todo.

—Mira, prometo quererte y cuidarte hasta que el último pétalo de esta flor caiga —dijo Kwon.

Tory comprendió y lo miró a los ojos.

—Prometo quererte siempre y serte leal —dijo Tory.

—Así que, permíteme ser quien te cuide y te quiera, Tory Nichols —dijo Kwon.

—Acepto quererte, confiar en ti y cuidarte. Y para que haya una prueba... —Kwon sacó un candado de su mochila y un marcador permanente. Escribió su inicial en el candado y le dijo a Tory—: Pon tu inicial, y al igual que las flores, este candado estaremos juntos en el dojo y en la vida.

Tory también escribió su inicial, y así quedó sellado.

Sellaron la promesa con un beso, su primer beso. No les importaba nada, solo ellos dos, contemplando el atardecer, con la promesa de que se amarían para siempre.

Espero que les guste y hayan disfrutado, ya que se viene Cobra Kai temporada 6 parte 2. Ya vi algunos spoilers, pero nada de Kwon aún :( Espero que aparezca. Mientras tanto, ando planeando teorías, etc. ¡Cuídense y feliz primavera y día del estudiante! <3

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