𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟑
𝐍𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐦á𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐧𝐭𝐞𝐧𝐫𝐦𝐞
𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐯𝐨 , 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐞𝐧 𝐦𝐢 𝐜𝐚𝐦𝐢𝐧𝐨
¿Qué es estar solo? A veces puede ser bueno o malo, pero en algún momento todos reflexionamos sobre nuestra vida, familia o futuro. Para algunos, la soledad significa estar sin pareja; para otros, estar sin nadie más.
Para unos es un momento de paz, mientras que otros no están acostumbrados. Algunos se aíslan de sus sentimientos; otros, de las personas que los rodean.
Kwon sentía desilusión y traición. Creía que las cosas mejorarían, pero solo le recordaron que ella era una estrella y él, uno más. O al menos, eso pensaba. Tras verla con Robby en una escena romántica de reconciliación, su mente se nubló. Salió del acuario y se encontró con Yoon.
-¡Kwon! ¡Kwon! -lo llamaron sus amigos, llevándolo hacia la multitud.
-¿Qué quieren? Si es por Nichols, juro que los mato -dijo Kwon, molesto.
-No es eso, es por la competencia de patadas. Todos los capitanes están participando -respondió uno de sus amigos.
-Tory debería estar aquí. Ella es buena -admitió otro.
-La capitana está ocupada. Yo me haré cargo -dijo Kwon, quitándose la chaqueta y dejando ver sus brazos fuertes.
La tensión aumentó mientras Kwon observaba cómo los capitanes se preparaban. Todos lanzaban sus patadas hasta que llegó su turno.
Kwon recordaba las palabras de John Kreese: "Usa esa ira y dale un propósito." Tenía razón. No debía estar lamentándose por ella; debía demostrar ser el mejor.
Cerca de la zona de competición había un rincón para entrenar. Además de ver animales marinos, los competidores podían distraerse o practicar. Kwon se concentró, dejó fluir su ira y lanzó una potente patada, marcando el lugar.
La gente comenzó a acercarse, entre ellos un dojo de otro equipo. Un chico de cabello rizado y rubio se acercó con actitud desafiante.
-Oigan, ustedes, niños de jardín -dijo, señalándolos.
Kwon lo miró mal, pero mantuvo una sonrisa burlona.
-¿Qué dijiste? -preguntó.
-No podrías hacerlo mejor -respondió el rubio, observando la marca de Kwon-.-Eres solo un chino con suerte. No serías capaz de liderar tu equipo. Ah, y por cierto, la capitana que estaba contigo es muy sexy.
Eso golpeó fuerte en el ego de Kwon. No le molestaba que hablaran de él, pero que mencionaran a Troy de esa forma era diferente. Las personas alrededor murmuraban, aumentando la tensión entre ambos.
-Mira, hagamos algo mejor -propuso el chico con una sonrisa arrogante-. Si supero tu marca, me quedo con tu capitana.
Kwon dio un paso al frente, fulminándolo con la mirada.-Ella no es un objeto para apostar -respondió, serio.
El rubio sonrió aún más.-¿Qué pasa? ¿Te gusta? No te culpo. Esa melena rubia y ese cuerpo enloquecen a cualquier hombre.
Kwon inclinó la cabeza y luego sonrió.-Tienes razón, pero ella no sale con cualquiera -dijo con confianza, atrayendo la atención de los presentes.
-Entonces, esto será simple. Si superas mi marca, tendrás pase libre. Pero si no lo haces, te alejas de ella y de mi vista. Te juro que haré de este viaje un infierno para ti -sentenció Kwon con frialdad.
-Acepto -respondió el rubio, intentando mantener su postura desafiante.
La gente empezó a acercarse, murmurando con interés. Algunos incluso apostaban por quién ganaría. La tensión era palpable y todos esperaban ansiosos el resultado.
Entre tanto, los senseis estaban divididos. Daniel buscaba posibles respuestas sobre el Sekai Taikai y si era verdad que Miyagi tenía alguna conexión con los organizadores.
-Este es un verdadero misterio -dijo Gunther.
Daniel asintió, dándole la razón.
-¿Nunca le habló de esto? -preguntó el señor .
-No, nunca -negó LaRusso.
La mujer a su lado examinaba una banda y notó una mancha.
-¿Esto es sangre? -preguntó.
-Los torneos eran más brutales en ese entonces. Hay un hombre que podría saber más al respecto -confesó Gunther-. El maestro Serrano.
-¿Quién? ¿Quién es? -preguntó Daniel, confundido.
En ese instante, Kim intervino en la conversación.
-Serrano es un campeón legendario -dijo, volteando hacia Daniel-. Todos saben eso.
La mujer junto a Daniel comentó:
-No he oído ese nombre en mucho tiempo. ¿Aún sigue vivo?
-Dejó de asistir a los torneos hace unos años, pero sigue con nosotros -respondió Gunther-. Incluso vive aquí, en Barcelona. Podría intentar contactarlo, conseguir su número o dirección.
-Eso sería increíble. Me encantaría hablar con él -dijo Daniel emocionado, desviando la mirada hacia Johnny y Kreese, que estaban frente a frente. LaRusso respondió a Gunther con tono serio:
-Será bueno tener algunas respuestas.
Entre Johnny y Kreese, la tensión era palpable.
-¿Qué haces en este torneo? -preguntó Johnny, con tono desafiante.
-Tengo una revancha pendiente con algunas personas aquí -dijo Kreese. Luego, agregó con una sonrisa amarga-: Siempre fui tolerante contigo, Johnny, porque tenía debilidad por ti. Pero las cosas cambian. Te mostraré el verdadero significado de sin piedad.
-¿Ah, sí? -respondió Johnny.
-Sí -afirmó Kreese con frialdad.
-¿Y si les cuento a todos sobre tu fuga de prisión? -amenazó Johnny.
Kreese no se inmutó.
-Retiraron los cargos. ¿Quién atacaría a un veterano con desorden postraumático? Fui inocente del crimen por el que me condenaron, y tuve que escapar para salvar mi vida.
⁵- La defensa propia toma muchas formas, pero eso ya lo sabes, Johnny. Después de todo, ahora eres Miyagi-Do -añadió, señalándolo con una daga.
Johnny, furioso, apretaba los puños y su mirada lo delataba, pero antes de que algo sucediera, alguien intervino.
-¡Oigan! Lo que sea que pase aquí, se acaba ya -dijo Daniel, poniéndose entre los dos.
Kreese guardó su daga mientras Johnny colocaba los nunchakus de vuelta en su lugar.
-Le estaba diciendo a tu empleado que quiero hablar con sus superiores -dijo Kreese, mirando a Daniel.
-Escucha -respondió Daniel, tratando de calmar los ánimos-. No necesitamos esto. Todos nos jugamos mucho aquí.
-Al contrario. Algunos no tenemos nada que perder, pero tú, LaRusso, tienes mucho que perder. Mucho que te pueden quitar -dijo Kreese, con un tono amenazante.
-¿Me estás amenazando, hijo de perra -Daniel contuvo el insulto mientras daba un paso al frente.
-¡Vamos! -dijo Kreese, provocándolo.
Johnny lo detuvo a tiempo.-Bien, ya basta -dijo Johnny.
Sin embargo, la tensión en el lugar aumentó aún más con la entrada de alguien inesperado. Era Chozen.
-¡Suéltenme! -decía mientras se libraba de un guardia de seguridad que lo sujetaba por los hombros. Con una postura de pelea, Chozen se plantó frente a los tres senseis. Johnny y Daniel lo miraban preocupados, mientras Kreese parecía disfrutar la escena.
-Estoy con Miyagi-Do, ¿recuerdan? ¡Miyagi-Do Karate! -gritó Chozen, atrayendo la atención de todos y causando murmullos entre los presentes.
Luego, Chozen se dirigió a la barra del bar. Saludó al bartender con una palmada en la barra.
-¡Mi amigo! -exclamó alegremente.
-¿Qué le sirvo, señor? -preguntó el bartender, tratando de mantenerse profesional.
-Una bebida fuerte. ¿Sí? -respondió Chozen, haciendo un gesto con los dedos-. Una para este puño, y otra para este puño -dijo, formando puños con ambas manos y soltando una risa.
Mientras los alumnos de Miyagi-Do, especialmente Halcón, se preparaban para dar una patada, habían aceptado el desafío de Kwon y no se dejarían vencer.
-No es una buena idea -dijo Miguel.
Halcón había terminado y tomado postura.
-Oye, ¿el más rudo de la prisión? ¿Tú dijiste eso? -preguntó Halcón, mirando a Miguel con desconfianza.
-No, no dije eso. No estoy de acuerdo con esta idea -respondió Miguel, pero su mirada no cambiaba.
Devon, que estaba en contra, interrumpió.
-Es una tontería -dijo, alejándose de allí. Los demás lo miraron, sorprendidos por el breve momento que tuvo con Kwon. Parecía extraño.
-¿Quién dijo eso? -preguntó Demetri.
-No importa -respondió Halcón, mientras discutían. De repente, Yoon captó la atención de los tres.
-¿De verdad eres lo mejor que tiene tu dojo? -preguntó a Eli, acercándose.
-Sé que puedo patearte el trasero -dijo Halcón, molesto.
-Por favor -respondió Kwon, cerrando los ojos y cruzando los brazos-. Ni siquiera eres capitán.
Halcón lo miró. Kwon tenía razón. En su momento, Halcón había sido uno de los mejores, pero ahora estaba al nivel de Demetri, Devon y Kenny. Un miembro más, pero no capitán.
-¿Dónde está él? -preguntó Kwon, buscando al capitán de Miyagi-Do.
-Aquí -respondió Robby, quien se acercaba después de una conversación con Tory
-Chicos, nos vamos -dijo Robby, pero Kwon lo interrumpió.
-Siempre le huyes a los desafíos. O tal vez es porque tu novia está en mi equipo -dijo Kwon, provocando risas.
Robby miró a Miguel, pidiéndole que evitara una locura.
-Que yo recuerde, tu novia me eligió a mí sobre ti -respondió Robby, en tono desafiante.
La gente empezó a murmurar. La situación se había extendido, atrayendo más comentarios, algunos a favor de Robby, otros a favor de Kwon.
-Oh, no te creas -respondió Kwon, con una sonrisa burlona-. Ella y yo nunca fuimos novios. Solo somos amigos... buenos amigos que se conocen. ¿Me entiendes?
Robby mantenía la mirada fija y seria. No quería que esto se convirtiera en una pelea, pero tampoco podía retroceder.
-Oye, tú puedes hacerlo. Ánimo, Halcón, demuéstrales -dijo Miguel, con voz de apoyo.
-¿Debo patear sobre esta línea? -preguntó, señalando la marca en el suelo.
Kwon se acercó a Robby, sonriendo de manera desafiante.
-Qué fácil es para ti -dijo, con una sonrisa retadora-. Hagamos una apuesta. Tú pateas primero, luego yo. Si tú ganas, tomas mi habitación; si yo gano, tomo la tuya.
Robby pensó en Tory. Si lo que había escuchado era cierto, debía hablar con ella. Esta sería la oportunidad perfecta para humillar a Kwon por segunda vez.
Kwon soltó una risa burlona.-Esta vez no seré yo el que quede avergonzado. Y recuerda, la venganza se sirve en plato frío.
-Acepto- dijo Robby, sellando la apuesta con un apretón de manos. Kwon sonrió burlonamente al ver la respuesta de Robby.
Miguel no estaba de acuerdo con la idea de pelear. Sabía que no valía la pena, pero no era el capitán, y si Robby aceptaba, ya era su decisión.
Robby se alejó de Kwon y se fue con su grupo. Demetri fue el primero en quejarse.
-Robby, apostaste la habitación. Eso no es una decisión de equipo -dijo, señalando al resto de Miyagi-Do.
-No aposté, gané una habitación -respondió Robby, con firmeza.
-Eso es apostar -insistió Demetri.
Halcón y Miguel miraron a Robby. Aunque al principio Halcón había estado de acuerdo con él, ahora no estaba seguro. Pensó que se trataba de algo más que una habitación.
Tal vez se trataba de demostrar habilidades, ya que fue Robby quien lo convenció.
Tras esa salida, Tory se quedó pensando. ¿En verdad Robby le había confesado eso? Le pidió perdón, pero no sentía que sus palabras fueran sinceras.
Además, no había olvidado a Kwon, quien había sido todo para ella en ese momento. Mientras reflexionaba, recibió una llamada.
-Hola -dijo Tory, sollozando.
-Tory, ¿cómo estás? Soy yo, Brandon -respondió el niño, emocionado.
-Hola, enano. Estoy bien, ¿y tú? ¿Te portas bien con la vecina? -preguntó Tory.
-Sí, ella es muy buena y me cuida mucho -dijo Brandon.
-Qué bueno -contestó Tory, suavizando la voz-. Te extraño mucho, mi niño.
-Tory, te vi en la tele con Kwon. ¿Dónde está él? Quiero hablar con él -preguntó Brandon.
-No, enano, ahora no está conmigo. Está con los chicos -respondió Tory.
-Dile que lo extraño mucho -insistió Brandon.
-¿A mí no me extrañas? -burló Tory.
-Te extraño a ti, pero también a Kwon. Ustedes eran como una familia para mí -dijo Brandon, rompiendo el corazón de Tory.
La vecina se acercó a Brandon y le dijo:
-Brandon, ve a ordenar. Ya vamos a comer.
-Sí, señora -dijo Brandon, antes de despedirse-. Adiós, Tory.
-Cuídate, Tory. Todo está bien, no te preocupes. Aliméntate bien -dijo la vecina.
-Muchas gracias, señora. De verdad, es usted un ángel -respondió Tory, tocada por sus palabras.
-Cuídate, corazón. Besos -despidió la vecina antes de colgar.
Tory volvió al acuario, un lugar que le transmitía paz y tranquilidad, sin rivalidades ni problemas. Se sentó allí, mirando el agua, recordando a su hermano.
Todo lo que hacía era por él, su única familia. Si tenía que hacer lo que fuera por él, lo haría una y mil veces. Sin darse cuenta, alguien la observaba desde la distancia.
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