𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏5
𝐔𝐧 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐝𝐨, 𝐲 𝐯𝐞𝐧𝐝𝐫é 𝐚 𝐚𝐲𝐮𝐝𝐚𝐫𝐭𝐞. 𝐃𝐨𝐬 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐝𝐨𝐬, 𝐲 𝐯𝐞𝐧𝐝𝐫é 𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐯𝐚𝐫𝐭𝐞.
Mientras la pareja parecía revivir su romance, iban felices, sus manos entrelazadas. No eran de demostrar afecto en público, eran más reservados, pero eso no impedía que se dieran un beso tierno.
Tory buscaba en su bolsillo la tarjeta de su habitación. Parecía que la había olvidado antes de salir.
—¡Mierda! —murmuró Tory.
—¿Qué pasa, risitos? —preguntó Kwon.
—Dejé mi tarjeta arriba —respondió Tory, frustrada—. La bruja va a matarme.
—No lo hará. —Kwon sonrió con calma—. Le diré a los chicos que nos cubran. Te veo arriba. —Se inclinó para darle un beso antes de correr por las escaleras.
Tory quedó con una sonrisa boba. ¿Hace cuánto no se sentía así de enamorada? Solo ese chico podía despertar ese sentimiento en ella.
Kwon estaba a punto de llegar a su habitación cuando se encontró con Kreese, quien lo observaba desde una de las camas, sentado con las manos entrelazadas sobre su pierna.
—Sensei... —dijo Kwon, impresionado, cerrando la puerta detrás de él.
—Ven aquí —ordenó Kreese, señalando que tomara asiento.
Kwon obedeció, dudoso sobre qué trataba el asunto. ¿Por qué su sensei quería verlo?
—Iré al grano. —La voz de Kreese era firme—. Tú y Nichols están juntos, ¿verdad?
—¿Yo...? ¿Cómo lo supo? —preguntó Kwon, sorprendido.
—Que sea anciano no significa que sea ciego. —Kreese esbozó una sonrisa fría—. ¿Sabes? Ella ha tenido varias rupturas. Primero Miguel, el campeón del All Valley. ¿Y sabes qué pasó allí?
—¿Lastimó a la chica Larusso? —aventuró Kwon.
—Ganó la pelea. Bueno, quitando la patada que recibió de ella, Tory fue quien más daño le causó. Luego estuvo Robby. Campeona y él en su mejor momento... Hasta que, claro, cuando ella regresó a Cobra Kai, mostró su verdadero potencial. Y ahora...
Kwon entendía por dónde iba la conversación. Tory era más fuerte con cada ruptura. Tenía que estar rota para sacar su verdadero poder. ¿Eso significaba que él era un obstáculo en su vida?
—Así que no está mal que tenga novio, siempre y cuando no haya distracciones. Recuerda, viniste a ser campeón, no a tener una relación. Ninguno de los dos van de la mano. Un movimiento en falso puede acabar con todo. ¿Entendido? —Kreese lo miró con intensidad.
—Sí, sensei —respondió Kwon, con seriedad.
—Bien. Ten buena noche. —Kreese se levantó y se acercó a la puerta. Antes de salir, añadió—: Ah, y por cierto, dile a Nichols que se apure. Los necesito enfocados.
Mientras tanto, Tory apretó el botón del ascensor para que se abriera. Mientras esperaba, no se dio cuenta de que una chica estaba a su lado.
—Tory —dijo Sam, mirando a la chica que solía ser su amiga.
—Sam —respondió Tory, tratando de sonar tranquila. No negaría que se sorprendió al verla.
Una vez que las puertas del ascensor se abrieron, Larusso no dudó en entrar, pero antes preguntó—¿Esperabas a alguien?
Nichols no dijo nada. Mantuvo su mirada fija en la puerta del ascensor, observando cómo subía al último piso.
—¿Cómo va todo? —intentó Sam, buscando mantener una conversación.
—Bien —respondió Tory, evitando entrar en detalles.
—Oye, ¿qué te pasa? Parece que mi presencia te incomoda —insistió la castaña.
—¿Tú crees? —dijo Tory sin más.
—No tengo la culpa de ser capitana de Miyagi-Do. Tú no estabas peleando bajo las reglas de mi dojo —soltó Sam, cruzando los brazos.
Ese comentario molestó a Tory. El hecho de que Sam dijera eso solo le recordaba por qué Kreese tenía razón: siempre había favoritismo. Sin embargo, en ese momento, las puertas del ascensor se abrieron, revelando a Kwon. Estaba parado allí con su chaqueta de Cobra Kai, brazos cruzados, esperando a su novia.
Sam miró a Tory y luego volteó hacia Kwon.
—Ahora entiendo... estás jugando con Robby —dijo, en un tono ácido.
Tory se mantuvo en silencio. No quería gastar energía peleando con Sam, pero Larusso no lo hacía fácil.
Kwon, por su parte, no dejaría que alguien hablara así de Tory, mucho menos alguien como Sam. Esa gente no le agradaba.
—Oye, ¿tú quién eres? —preguntó Kwon, fingiendo interés.
—La campeona del All Valley, sí... —empezó a decir Sam, pero fue interrumpida.
—Tú eres la perra que todos odian —dijo Kwon con una sonrisa burlona.
Tory no pudo evitar soltar una risa. Sabía que Kwon era directo, y eso le gustaba de él.
La expresión de Sam era de pura molestia. No podía creer que el novio de Tory, que aparentaba ser sereno, pudiera ser capaz de eso.
—Se merecen. Son el uno para el otro —dijo Sam antes de alejarse.
En el cuarto de Miyagi-Do, los integrantes estaban reunidos. Solo faltaban Demetri, quien arrastraba su maleta y bolsos hacia el cuarto, y Robby. Allí estaban todos los miembros de Miyagi-Do, hablando sobre la apuesta que había hecho su capitán.
—Esto apesta —dijo Miguel, sentado en una de las sillas.
Sam, quien estaba sentada en la mesa, comentó:
—No fue una buena apuesta.
Demetri, acercándose, afirmó—¿Alguien dijo que no era una apuesta? —dirigió su mirada a Robby.
Robby respondió con calma—No quería involucrarme, ¿recuerdan?
Halcón soltó una risa burlona al escuchar las palabras de Robby.
—Les dije, nada de Cobra Kai. Es muy simple —dijo Keene, dejando su bolso.
Esta vez, Halcón fue quien habló de nuevo—Si es tan simple, ¿por qué no seguiste tu propio consejo?
—¿De qué hablan? —preguntó Keene, confundido.
—Te vimos hablando con Tory —dijo Halcón.
La tensión era notable. Todos sabían que ella era parte de Cobra Kai, y se sentía como una traición. ¿Cómo podía Robby seguir a Tory si ambos estaban en equipos diferentes? Esta vez, Devon intervino—Chicos, ella es su ex.
—Sí —afirmó Miguel—, lucha con su decisión igual que nosotros.
—Yo no diría eso así —interrumpió Sam, haciendo que todos la miraran—. ¿Sabías que Kreese buscó a Tory?
Todos miraron a Robby. El primero en hablar fue Miguel—¿Lo sabías?
—Sí, bueno, sabía que Kreese fue con Tory, sí. Pero fue antes de que su madre muriera. Él hablaba mal de Miyagi-Do y le dijo que no tendría una oportunidad. Ella lo rechazó... Vamos, no sabía que haría esto.
—¿De verdad? —cuestionó Sam—. Eso es lo que hace Kreese: jugó con ella, y jugó contigo. Y tú nos mentiste —declaró, señalándolo con firmeza—. Sabías que Tory estaba con él, y en vez de hablar en paz, lo arruinaste todo. Todo esto es tu culpa.
Nadie decía nada. Todos evitaban mirar a Robby. Finalmente, este rompió el silencio:
—Vamos, chicos, eso no es justo.
Pero Sam lo ignoraba, y los demás también. Le daban la espalda, incluso su propio equipo, quienes consideraba sus amigos.—¡Yo no mentí! —dijo el castaño, desesperado. Volteó a ver a Miguel, buscando algo de apoyo—. Miguel...Pero incluso Díaz guardó silencio.
—Si vamos a hablar de mentirosos, tú no te salvas, Lee —dijo Sam, girando su atención hacia Devon.
Todos voltearon a verla. Devon miraba incrédula.—¿Yo? ¿Qué hice?
—Hablaste con Tory —acusó Sam—. Tú eres más cercana a ella. Sabías de todo esto, ¿verdad?
Demetri, recordando un incidente, comentó—¡Ahora entiendo! Cuando Kuon no te hizo nada, fue como si fueras intocable. Entonces, claro... tienes algo que ver con Kwon.
—Es Kwon —corrigió Devon.
—¡Ves! Lo conoces y sabes su nombre —siguió Demetri.
—Devon, ¿tú sabías que Tory se uniría a Cobra Kai? —preguntó Miguel.
—No tenía idea, y si la hubiera tenido, no habría dicho nada. Condenan a Robby como mentiroso, pero ustedes también lo han hecho.—la pelinegra
empezó a enumerar a sus amigos y decir
— ¡Tú, Sam, mentiste a Robby al no decirle que besaste a Miguel! Y tú, Miguel, dices ser la cabeza del equipo, pero engañaste a Tory con Sam. Tú, Halcón, hiciste lo mismo cuando robaste la medalla de Miyagi-Do.
— Y tú, Demetri, no eres mentiroso, pero no sabes guardar un secreto. Eres un soplón, y eso es peor. —Así que, si van a condenar a Robby, háganlo conmigo también. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra —dijo Devon con firmeza.
—Dice la chica cuyo primo es un Cobra Kai —murmuró Halcón.
—Dilo de nuevo —dijo Devon, acercándose a él desafiante .
—Ya me oíste, pequeña. Eres igual de mentirosa que nosotros y vienes aquí a juzgarnos —respondió Halcón .
—¡Ahora entiendo! —exclamó Sam—. Por eso nunca te sorprendiste de Tory... y tu primo, claro. Lo sabías todo. Cambiaste de dojo. No conoces la lealtad, Lee.
—¡Ya déjenla en paz! —gritó Robby, furioso—. El culpable soy yo, no ella.
Todo era un caos. En un equipo donde debía haber apoyo y respeto, no existía nada de eso. Todos estaban contra todos, y nadie parecía aliviaba la tensión.
Mientras caminaban de regreso a sus habitaciones, Tory y Kwon iban de la mano, sin decir una palabra. Ambos lo sabían todo.
Tory soltó una risa, mirando a su novio con cierta diversión.
—¿Por qué me miras así? —preguntó Kwon, sonriendo con curiosidad.
—Es que es asombroso —respondió Tory, dejando escapar un leve suspiro.
—¿Por qué? —insistió el asiático, confundido pero divertido.
—Cada vez que se enciende la alarma de mi corazón —explicó Tory con una sonrisa que iluminaba sus ojos—, mágicamente apareces tú.
Kwon la miró, pensativo.
—¿Alarma? ¿Como la que suena en un incendio? —preguntó con cierta seriedad.
Tory asintió, aún sonriendo.
—Entonces hazlo dijo kwon
—¿Hacer qué? —inquirió Tory, arqueando una ceja.
—Déjame ser tu bombero.
Tory se sonrojó al escuchar aquellas palabras. Nunca imaginó que algo tan dulce saldría de Kwon, que usualmente era frío, arrogante y egocéntrico. Pero con ella, era diferente: se convertía en alguien más tierno y sensible.
Kwon no perdió la oportunidad. La acorraló contra la pared, a unos metros de su habitación, y le dio un dulce beso mientras sus manos rodeaban la cintura de Tory.
Poco a poco, deslizó las manos bajo su ropa, buscando sentir su piel. Tory correspondió, acercándolo más hacia ella, dejando que sus dedos exploraran los puntos débiles de Kwon.
Ambos jugaban con fuego, pero ninguno temía quemarse.
En medio del beso, Tory pasó una de sus manos por el cuerpo de Kwon, bajando con un objetivo claro. Él sintió un cosquilleo y murmuró con un tono bajo:
—No es el momento.
Tory, sin inmutarse, continuó recorriendo su torso, tocando sus abdominales y su espalda. Kwon luchaba por resistir, pero entonces Tory lo encontró. Sujetó algo frío y lo deslizó suavemente entre sus dedos. Separándose del beso, Tory sonrió y dijo:
—Esto me pertenece.
Kwon, por un momento, sintió un escalofrío, pero al darse cuenta de que ella se refería al candado que llevaba colgado del cuello, suspiró aliviado.
—Ah, era por eso.
Tory lo miró, divertida, y negó con la cabeza.
—Mejor vámonos. Es tarde. —Le dio un último beso y ambos se separaron, dirigiéndose a sus respectivas habitaciones.
Además del toque de queda, debían cuidarse de que sus senseis no los atraparan.
Kwon entró en su nueva habitación, una de las VIP con camas dobles. Se acostó abrazando una almohada, listo para descansar. Mientras tanto, Devon se dirigió a la habitación que debía compartir con Sam. Ambas estaban visiblemente incómodas con la situación.
Los chicos se acomodaban como podían, haciendo camas improvisadas en el suelo.
Tory, sin embargo, no lograba conciliar el sueño. Se daba vueltas en la cama, con una sensación inquietante. Todo parecía demasiado perfecto, y eso solo podía significar una cosa: el caos estaba por venir.
Mientras tanto, los chicos de Miyagi-Do intentaban dormir.
—¡Ay, amigo! —dijo Hawk, culpando a uno de los demás por el mal olor que llenaba la habitación, aunque había sido él.
Sus amigos se taparon con las mantas, intentando conciliar el sueño. Pero no era fácil en esa habitación. Robby, acostado entre Demetri y Miguel, daba vueltas, incapaz de relajarse.
En un momento, alguien soltó una flatulencia, y las risas contenidas hicieron aún más difícil que alguno pudiera dormir.
Robby, sin embargo, estaba demasiado perdido en sus pensamientos. Se preguntaba si Tory realmente estaba con Kwon o si todo era parte de un plan para desequilibrarlo. Molesto y agotado, decidió salir de allí. Sin darse cuenta, Miguel notó su ausencia.
Robby salió de la habitación en busca de aire fresco. Caminó por los pasillos hasta llegar a la puerta de una rubia en pijama.
Tory, quien también sufría de insomnio, no había recibido mensajes sobre la abogada y estaba agotada de tanto sobrepensar.
Cuando escuchó el golpe en su puerta, se levantó y la abrió. No esperaba encontrarse a su ex parado frente a ella después de su última conversación en el acuario.
—Pensé que era un buen momento para hablar —dijo Robby, cruzando los brazos.
Tory miró su habitación por un instante y, decidida, cerró la puerta tras de sí.
—La verdad, no sé si lo es —respondió, con una mezcla de cansancio y frustración—. Solo empeoro las cosas para ti y para todos.
—No está bien —insistió Robby.
—No, no lo está. Por eso creo que deberíamos enfocarnos en el karate —dijo Tory con firmeza.
—¿Qué significa eso? —preguntó Robby, frunciendo el ceño.
—Nuestros equipos. Lo sabes. Debo asumir mi decisión de estar aquí.
—Esto es una locura.
—No, es lo mejor. Tú y yo no volveremos. El beso en la fiesta no debió pasar. No cumplimos la promesa de estar juntos en el podio, pero espero que te vaya bien.
—Quería estar ahí para ti, Tory. Pero, ¿y nosotros? Yo habría estado ahí, pero no confías en mí. Ni en Sam. Ni en nadie que no seas tú misma.
Tory lo miró, incrédula.
—No, no es verdad. Yo confío en alguien más.
—No me digas que es ese idiota —respondió Robby con desdén—. Mira, Tory, no puedes estar en ambos lados. ¿A quién eliges, a él o a mí?
Mientras hablaban, Kwon, quien estaba durmiendo plácidamente en su habitación con una sonrisa, despertó al escuchar las voces. Su expresión cambió.
Se levantó bruscamente, tirando las almohadas al suelo, con el cabello despeinado y una mirada furiosa.
Caminó hacia donde estaban Tory y Robby. Sin decir palabra, rodeó a Tory con un brazo por el cuello, acercándola a él.
Robby se rio con desprecio.
—Oye, si no te importa, quiero hablar con ella —dijo, mirando directamente a Tory, quien mantenía la mirada fija en Robby, visiblemente incómoda.
—¿Celoso, Keene? —preguntó Kwon con una sonrisa burlona.
—¿Por qué debería estarlo? Ella fue la que te engañó conmigo —respondió Robby.
—Hicimos un gran show, ¿no, amor? —dijo Kwon, mirando a Tory con complicidad.
—En efecto —respondió ella, con un tono seco.
—¿Cómo que sucedió? —preguntó Robby, confundido—. ¿Ustedes estaban juntos? Tú me besaste, Tory.
—Ay, Keene, ¿no entiendes? Tory y yo fingimos estar juntos para desequilibrarte un poco. Y funcionó, porque en la primera oportunidad que tuviste, la besaste. Eres tan desesperado.
—No es cierto. Tory, dime que no es cierto —pidió Robby, con un tono de incredulidad.
—¿Quieres una prueba, Keene? —intervino Kwon, con una sonrisa cínica.
Se volvió hacia Tory, quien lo miró con molestia. Kwon la sujetó de la cintura y la atrajo hacia él. Tory, sin dudar, lo tomó por el cuello. Justo antes de que sus labios se unieran
Para Robby fue suficiente; solo bastó con largarse de allí. Tory, una vez separados, intentaba mantener una sonrisa, pero no lo logró. Parecía molesta y se apartó de Kwon.
—Oye, Nichols, ¿qué ocurre? —dijo Kwon, mirando a Tory.
—Gran show, ¿eh? Suficiente para molestar —respondió Tory, su tono marcado por la frustración.
—No me digas que estás de su lado —dijo Kwon, levantando una ceja.
—No lo estoy, pero solo volvimos para eso, para que te sientas con poder de molestarlo —cuestionó Tory—. Ya le quitaste su habitación y ahora esto.
Kwon la miró, sin saber qué decir. Finalmente, la tomó de la mano y la llevó hacia su cuarto.
—Entra —dijo él. Ella lo hizo y cerró la puerta detrás de ella. Kwon se sentó en la cama, mientras Tory permaneció de pie.
—Ven aquí, Nichols —dijo Kwon, con una mirada intensa.
—Es que no quiero —Tory suspiró—. No quiero que solo volvamos para molestarlo o hacer que te sientas superior a él. Solo por eso. No quiero volverme a sentir usada.
Kwon la miró fijamente, de pie frente a ella.—Oye, no eres un objeto, eres mi novia —dijo Kwon, acercándose un poco más—. Mira, sé que no soy el más amoroso, pero créeme cuando te digo que te amo, Tory. No sabes cuánto.
Tory se quedó en silencio, pensativa. No había sentido eso de nuevo y deseaba poder creer en sus palabras. No quería que la lastimaran. Finalmente, susurró—Te amo, Kwon.
Se acercó más a él y, sin decir una palabra más, lo besó. El beso parecía inocente, dulce, pero Kwon no tardó en tomar su rostro con delicadeza y guiarla a sentarse sobre él.
Ambos se besaban con pasión, sin ninguna inhibición. Las manos de Kwon la atraían más hacia él, y antes de que pudieran detenerse, Kwon murmuró—¿Puedo?
Tory, aún entre besos, asintió. Él desabrochó rápidamente su ropa, disfrutando cada contacto, acariciando su espalda. Tory no pudo evitar sentirse cómoda con las manos de él en su cuerpo.
Sin perder tiempo, Tory bajó sus besos hacia el cuello de Kwon, como un vampiro dejándole marcas en la piel. Era lo que ambos querían, liberando finalmente sus emociones reprimidas.
—Te deseo —murmuraban al unísono.
Así, la noche cayó sobre Barcelona, marcando el comienzo de algo nuevo entre ellos.
Al día siguiente, ambos estaban dormidos. Tory descansaba sobre el pecho de Kwon, acurrucada, mientras la ropa de ambos estaba esparcida por la habitación.
Kwon fue el primero en despertar. No podía creer lo que había pasado. Al verla allí, en sus brazos, besó suavemente su frente, admirando su belleza, preguntándose cómo alguien podría lastimarla.
Tory despertó lentamente, con los ojos entrecerrados. Miró a Kwon y él le sonrió.
—Buenos días, risitos —dijo él con una sonrisa.
—Buenos días, chinito —respondió ella, aún adormilada.
Ambos se sentían cómodos, pero Kwon no podía dejar de pensar en lo que había dicho el sensei.
—¿Qué ocurre, amor? —preguntó Tory, preocupada al ver la expresión seria de Kwon.
Kwon suspiró, decidido.
—Creo que deberíamos mantener distancia —dijo rápidamente.
—¿Qué? ¿Y ahora lo dices? —preguntó Tory, intentando alejarse de él.
—Escúchame —Kwon la detuvo—. No solo en combate, sino para cuidar de Kreese. No quiero que vuelvas a pasar por algo así. No quiero que te lastimes.
Tory lo miró fijamente, aferrándose a la sábana mientras recogía su ropa.
—Entiendo —dijo, caminando hacia el baño.
Kwon se dejó caer en la cama, comenzando a cambiarse. No podía dejar de pensar en ella.
Tory se vistió rápidamente y salió del baño.
—Entiendo que me quieras proteger, pero no lo hagas solo porque soy mujer —dijo Tory, con una mirada firme.
—No te protejo porque seas mujer —respondió Kwon, levantándose—. Te protejo porque eres mi mujer.
Tory no pudo evitar sonrojarse. Una sonrisa boba apareció en su rostro.
—De día enemigos, de noche amantes, ¿eh? —dijo Tory, antes de alejarse de él.
Se alejó lentamente, dejando a Kwon con una sonrisa triunfante mientras ambos intentaban procesar los cambios en su relación.
Al día siguiente, después de tanto entrenamiento, todos estaban listos. En especial ellos, que habían entrenado toda su vida para esto. Algunos lo hacían por obligación, otros por gusto, pero todos compartían el mismo objetivo.
En el lugar, las luces se encendían, las banderas ondeaban, todo tenía que estar perfecto. Era un gran día para los competidores. Cobra Kai había descansado lo suficiente y allí estaban, listos para darlo todo.
Debían estar vestidos con las banderas de capitán. Una vez se reunieron todos, fueron con sus senseis, pasando entre la multitud.
Ahí estaba Gunther, dando un anuncio antes del gran comienzo.
—¡Bienvenidos a nuestro primer evento! —exclamó con entusiasmo. Allí estaban Cobra Kai, Tory, Kwon y Yoon, junto a su equipo. De espaldas, estaban Kreese y Kim. Gunther continuó—: Espero que todos estén descansados y listos para la competencia.
Miguel volteó a ver a Robby.
—Para una nueva competencia, única —dijo Gunther—, la llamamos "La Guerra de Capitanes".
Sam sonrió emocionada, mirando a su padre. El presentador siguió.
—Ya les dijimos lo importante que serán sus capitanes. Veamos qué tan bien los van a proteger.
Miradas compartidas entre Miguel y Robby.
—Cuatro dojos irán a la lona. Solamente uno quedará en pie. Si alguno de los capitanes cae, todo su equipo queda fuera de esta ronda —anunció Gunther con voz firme.
Tory y Robby compartían miradas. Ambos eran capitanes de diferentes dojos, estaban de pie, pero no al mismo lado. Ella ya había tomado su elección y él optó por quedarse. Todos voltearon a verlos, interesados.
—Revisen los tableros para ver su grupo —dijo Gunther. En la pantalla apareció un grupo de cuatro dojos, entre ellos Cobra Kai y Miyagi-Do.
Kwon, al ver que competirían contra Miyagi-Do, esbozó una sonrisa. Robby no podía creerlo.
—cobra kai —murmuró Daniel, dándose cuenta de que era lo esperado—. Debían suponerlo.
Eso bastó para que cada equipo se reuniera entre ellos. Debían planear la estrategia, ver cómo serían sus movimientos. Reunidos, allí estaba Cobra Kai. Kwon volteó a verlos y se dirigió a su equipo.
—Iremos por Miyagi-Do, son los más débiles. Que vengan a nosotros —dijo Kwon.
Pero Tory volteó a verlos, luego dijo:—Luego vamos por los otros.
—No funcionará —dijo Tory, haciendo que Kwon volteara a verla—. Los conozco, protegerán el huevo. Tenemos que atacar, romper su primera línea y llegar a los capitanes.
Kreese observaba con orgullo a su mejor estudiante, sabía que estaba en lo correcto.
Kwon cerró los ojos de frustración, sonando firme. Miró a Tory y dijo—Cállate, solo apárate del camino y no caigas.
Mientras tanto, en Miyagi-Do, estaban planeando su estrategia. Miguel fue el primero en tomar la palabra.
—Que vengan hacia nosotros, protejan el huevo. Mantengamos a Sam y a Robby a salvo —dijo Miguel, captando la atención de todos.
—¿Puedo estar en primera línea? —preguntó Robby.
—No, quédate atrás y enfócate —dijo Miguel.
—¿Por qué no me enfocaría? —respondió Keene.
—¡Saliste del cuarto anoche! —dijo Miguel, lo que hizo que todos miraran a Robby, tomando en cuenta lo que había dicho Miguel y siguiendo sus instrucciones.
En Cobra Kai, Tory se dirigió a Kim diciendo:
—Esto es lo que debemos hacer, pero no me escuchan. Estoy lista para ganar, sin distracciones.
Kim se le acercó y dijo:—¿Por qué me lo dices a mí? Ve y hazlo, no les des más opción que seguirte.
Tory volteó a ver a Kreese, y él la miró diciendo:—Es todo tuyo.
En Miyagi-Do, Daniel daba palabras de aliento:—No la hemos pasado muy bien últimamente, pero nadie nos va a descartar. ¿Entendido? Hagan esto por ustedes.
Todos asintieron. Esta vez, Johnny fue quien habló.
—Es momento de darles una lección.
—¿Listos? —preguntó Gunther, antes de dar inicio.
Tory estaba lista y decidida. Si Kwon quería jugar a ser líder, ella le demostraría por qué la llaman la reina Cobra. Pasó por el medio, rompiendo el círculo que formaba su novio y su equipo.
Kwon preguntó, molesto—¿Qué haces?
—No te dejo opción —dijo Tory.
En ese momento, Gunther dijo—¡Comiencen!
Tory, acercándose a Miyagi-Do, ordenó:
—Demetri, protejan el huevo.
En cambio, Kwon murmuró:—Rayos.
Al ver que ella no obedecía, Kwon entendió que si eran un equipo, debían seguir órdenes. Sabía que debían fingir que se llevaban mal, pero llevar la contraria en ese momento era otra cosa.
En ese instante, Tory hizo una patada, rompiendo la brecha entre ellos, dando inicio así a su equipo para atacar primero. Kwon siguió, no iba a dejarla sola contra Miyagi-Do. Así, como Kwon, siguió el resto.
El capitán de Cobra Kai fue el primero en atacar a Demetri, dándole una patada al pecho. Lo había descalificado. Todos atacaban a Miyagi-Do.
Miguel y Robby estaban a la par, peleando contra Cobra Kai.
—¡Demetri está fuera! —dijo Miguel.
Robby, quien estaba peleando con Miguel, dijo:—¡Diaz, retrocede!
Robby lo protegió mientras Miguel se deshacía de Cobra Kai. Tocaba pelear contra el capitán de Cobra Kai. Kwon lanzaba golpes, pero Miguel tenía buen manejo de bloqueo. Kwon sostuvo la mano de Miguel, intentando darle un codazo, pero Miguel logró esquivarlo.
—Chicos, protejan a Sam. No dejen que caiga —dijo Daniel.
Sam, quien peleaba contra otro de Cobra Kai con Halcón a su lado, lo defendía.
Mientras tanto, Tory peleaba contra Devon. Una serie de golpes y bloqueos fueron intercambiados por ambas.
—¡Tengo a Tory! —dijo Devon.
Tory intentó darle una patada. Devon se agachó, esquivándola.
—¡Ayuda! —pidió Devon.
—Olvídate de él, ve tras el capitán —dijo Kwon a su compañero, que peleaba contra Halcón.
Por Cobra Kai y Miyagi-Do, ambos daban todo. Nadie quería ser descalificado.
En un momento, Yoon llegó a pelear con Devon. Yoon lanzó un golpe, pero Devon logró esquivarlo. Sin embargo, no se percató de Tory, quien aprovechó para lanzarle una patada y dejarla fuera.
—¡Lee está fuera! ¡Halcón, protege a los capitanes! —dijo Johnny.
Halcón estaba listo para pelear contra Yoon, adoptando una postura alta. Lanzó un golpe, pero Yoon lo esquivó y luego pateó a Halcón levemente, dándose vuelta para derribarlo, burlándose de él.
Así quedó Kwon contra Robby. Kwon, con una sonrisa, dijo:
—¿Dormiste bien? Solo para molestarte. Vamos.
—¡Vamos, Robby! —alentó Johnny.
Sam fue la primera en atacar, iba directo a dar un golpe, pero Tory logró bloquearlo. Sam intentó otro movimiento, pero Tory bloqueaba. Tory intentó levantar su pierna, pero Sam la bloqueaba. Sam intentó darle una patada, pero Tory la tomó de la pierna. Larusso, sin rendirse, hizo maniobras para zafarse, y finalmente logró pelear desde abajo.
Tory, safándose, dio leves patadas que no afectaban mucho, pero continuó con una patada. Nichols evitó la patada, pero Sam también equivocó el movimiento.
Esta vez, Miguel peleaba contra Cobra Kai. Halcón , atrás, advirtió a miguel detrás de ti miguel
Eso fue útil para Miguel, dando una patada al otro chico y otra a Yoon. Miguel seguía con el chico, derribándolo con un golpe y un barrido. Mirando a su alrededor, vio a Robby contra Kwon y le preguntó:
—¿Robby está bien?
—Yo me encargo —dijo Robby, quien parecía tener el control. Kwon solo se reía.
Robby intentó levantar su pie, pero Kwon fue más rápido, bloqueando el movimiento. Al ver que no podía, intentó darle una patada, pero Robby la atajó. Esto no fue impedimento para el peleador negro, quien dio un movimiento para hacer una patada, la cual Robby pudo esquivar.
En cuanto a Tory y Sam, Larusso daba golpes, Tory bloqueaba, Sam insistía, pero en un momento se agachó, evitando la patada de Tory.
Kwon intentaba pegarle a Robby, pero Robby bloqueaba, logrando así aprovechar la oportunidad para darle un golpe a Kwon, aunque este no causó mucho daño. Kwon esquivó el siguiente golpe y usó eso a su favor para darle una serie de golpes.
El primero le dio sin causar impacto, pero al insistir, Robby usó sus manos para bloquear. Al bajar la guardia, Kwon logró golpearlo nuevamente. Kwon dio una patada, la cual Robby pudo bloquear.
En un intento de golpear a Robby, Keene aprovechó usando su mano como bloqueo, tomando el brazo de Kwon para darle unos rodillazos. Volteó a Kwon y siguió con la ofensiva, pero al ver a Tory pelear, perdió la concentración. El peleador negro aprovechó y dio un golpe con su mano libre.
A pesar de que Keene tenía su mano bloqueada, usó la otra para hacer una llave hacia el cuello de Keene, causando dolor. Robby usaba codos para liberarse. Cuando pudo, el castaño estaba listo para dar un golpe, pero el capitán de Cobra Kai aprovechó para tomar a Robby con una mano y derribarlo, dejando fuera a Miyagi-Do.
—¡No! —dijo Daniel, maldiciendo.
—¡Mal decisión! —dijo Johnny, viendo cómo habían perdido todo por la caída de Robby. Miyagi-Do estaba fuera, anunciaron la frustración de Robby golpeando la lona y la burla de Kwon.
Miguel, molesto, pasó seguido de Robby, yendo con su equipo.
Kwon, con una sonrisa victoriosa, dijo:
—Vamos, no estuvo muy fácil.
—¡Imbécil! —murmuraba Johnny a lado de Daniel.
Miguel, tomando su lugar al lado de Halcón, le dijo:
—Oye, hiciste lo mejor que pudiste, el capitán cayó.
—Los halcones de la noche están fuera, solo Cobra Kai y los Dragones de Hierro siguen de pie —anunció Gunther.
Allí estaban parados los tres: Kwon Jae-Sung, Yoon Do-Jin, de Cobra Kai, y Tory Nichols. Kwon, con una mano en su cintura del lado izquierdo, Tory al centro, y Yoon del lado derecho, representando su dojo.
aprecien nuevo gif banner cobra kai , hecho por : mmcloiden💕
gracias por la idea: AlfaAH31🙌🏻
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