𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 4
Kim Sun-Yung había vio a Tory entrenar, por ese motivo llamó a su nieta, quien le dijo:
-Esa es la chica de la que ha hablado Kreese -indicó el hombre.
-Sí, abuelo. Ella ha estado en Cobra Kai, pero antes de su retiro, logró romper una piedra sólida cuando estaba con Silver -comentó, cruzada de brazos.
-¿Sabes? Sería interesante ver cómo trabaja en equipo -inquirió su abuelo.
-Ya lo he visto. Ella se sacrificó por su compañera -respondió la sensei con firmeza.
-Ese fue el error. Ella ya se conocía con su compañera; tener que pelear con alguien que conoces es predecible. Pero con alguien nuevo, sería un reto. Ver sus sincronizaciones, cómo se enfrentan a lo desconocido, demostrará su fuerza y su capacidad de trabajo en equipo. -Quiero verla junto a Kwon o a Yoon. A la hora de la verdad, deben demostrar de qué son capaces para lograr sus verdaderas ambiciones -dijo Kim Sun-Yung, con determinación.
En ese momento, Kreese se acercó a Tory, quien estaba sentada descansando después de un entrenamiento intenso.
-Perdiste la pelea con LaRusso, ¿verdad? -preguntó Kreese, con un tono que mezclaba curiosidad y desafío.
-¿Cómo lo sabes? -respondió Tory, confundida.
-¿Qué otra razón tendrías para volver aquí? Algo te quebró. Dime, ¿fue tu madre, cierto? -comentó Kreese, con un aire de comprensión.
Tory bajó la mirada en señal de afirmación. No podía negar la verdad a Kreese; lo conocía bastante bien y era una figura paterna para ella. Las palabras de Kreese le llegaron al corazón, haciendo que hiciera un puño con su mano, clavándose las uñas en su piel antes de soltar lentamente.
-Lo fue -admitió Tory, su voz temblando un poco. -Y también quiero demostrar que puedo superar mis debilidades. No solo a mí misma, sino a todos los que alguna vez dudaron de mí.
Kreese sonrió levemente, viendo una chispa de determinación en los ojos de Tory.
-Ahora lo entiendes. Siempre has pertenecido a Cobra Kai. Sacando tu verdadero poder, tienes que demostrarle al mundo, incluyendo a los LaRusso, de qué estás hecha. Eres una guerrera, tal como tu madre hubiese querido.
Tory asintió con firmeza, diciendo:
-Sí, sensei. Iré por lo que es mío. Sin piedad, sin dolor, no hay campeón, como usted dijo.
Kwon observaba intrigado cómo es que ellos dos eran tan cercanos. Creía que tendrían algún tipo de relación además de ser su sensei. Ella se mostraba vulnerable ante él y él mostraba "afecto".
Eso había desencadenado celos y curiosidad en él, preguntándose por qué un hombre que era firme y duro sería blando con ella, siendo él quien lo motivó.
Miguel y Robby le preguntaban a Sam dónde era la casa de Tory. Sam intentaba recordar, aunque había pasado un año.
-Lo siento, chicos, pero no recuerdo. Fui en auto y era de noche -dijo Sam-. Tú, Miguel, fuiste su novio. ¿No recuerdas su hogar?
-Fue hace bastante y nunca nos veíamos más que en lugares como parques o en sus descansos -dijo Miguel, frustrado al no poder recordar. Volteó a ver a Robby para ver si él sabía algo más, pero Robby solo evitaba la mirada.
-Bien, prometí no decirlo -soltó un suspiro Robby-. Tory me dijo algo que prometí guardar, pero-
En ese momento, apareció Johnny, distraído y visiblemente preocupado. Eso no pasó desapercibido para sus estudiantes.
Halcón y Demetri fueron los que más notaron la preocupación, ya que Johnny parecía no notarlos mientras se dirigía hacia dentro para hablar con Daniel. Johnny se dirigió al interior del dojo con su gi puesto y comenzó a cerrar la puerta para que nadie pudiera oír.
-Johnny, perdón, pero hoy yo daré la lección. Espero que no te moleste -comentó Daniel.
-En absoluto -respondió Johnny, sin prestar mucha atención.
-¿Estás bien? Oye, ¿qué ocurrió? -preguntó Daniel, notando la expresión preocupada de Johnny.
-Pensaba en Tory. Ella perdió a su mamá y ni siquiera se tomó días de luto. Solo vino y peleó -comentó Johnny, con una nota de frustración en su voz.
-Amanda intentó comunicarse con la doctora, pero no obtuvo respuestas. Creo que ella era cuidadora de su madre o algo así -dijo Daniel.
-Tory tenía a su madre; era todo para ella. Ni siquiera hicimos algo -añadió Johnny, mostrando su preocupación.
-No podemos hacer nada si ella no acepta ayuda. No se puede ayudar a alguien que se niega -dijo Daniel.
-¿Cómo va a negarse si nunca le ofrecimos ayuda? -replicó Johnny, con un tono de indignación.
-¿Dices que fue mi culpa? -preguntó Daniel, incrédulo.-Oye, ella no estaba bien y casi lastima a Sam.
Esa no es la manera de pelear. El Sr. Miyagi no pudo acabar -dijo daniel, elevando la voz.
-Estoy harto de escuchar el Sr. Miyagi. Me salvó de Kreese, aunque no fuera su alumno, y tú no pudiste hacer lo mismo con Tory porque su madre murió -gritó Johnny, mostrando su frustración.
-Oigan, eso parece todo menos una charla de entrenamiento -dijo Demetri, intranquilo.
-Deberíamos llamar al sensei Chozen -sugirió Halcón.
-Ustedes vayan. Miguel y yo nos encargaremos de esto -comentó Sam, dirigiéndose hacia sus senseis con determinación.
Robby no soportaba la situación. Se sentía culpable de no haber notado que Tory no estaba bien y por no haberle ofrecido ayuda.
.La situación le pesaba, y se dio cuenta de que había pensado más en su capitanía que en el bienestar de Tory. Decidió tomar impulso y se dirigió a la salida, encontrándose con Devon en el camino.
-Oye, Robby, ¿todo bien? -preguntó Devon, al notar la expresión preocupada en su rostro.
Kwon se encontraba entrenando y quería sacar toda esa ira y convertirla en poder, tal como su sensei dijo.
Tory guiaba a los demás con el entrenamiento, tal como ella aprendió en Miyagi-Do: esos puntos de bloqueo, movimientos precisos les serían de utilidad, además de pelear sin piedad.
En eso, sus senseis los habían llamado a sus alumnos.
-Clase, vengan -llamó Kreese-. Kwon, Nichols, vengan. Llamo a los capitanes para que den un paso al frente y así poder anunciar.
-Habrá un entrenamiento que haremos para ganar el Sekai Taikai. Ellos serán sus líderes, pero se dividirán en grupos. -El equipo de Nichols deberá vencer al equipo de Kwon.
El que logre quitar la bandera del otro, ganará. Cada uno deberá pelear y quitarle al otro. Si no lo logran, mueren. Eso es todo, pueden irse-.
-Oye, Nichols -habló Yoon, llamándola-. Si nos toca, podríamos derrotar a Kwon.
En ese momento, llegó Kwon y dijo:
-Ay sí, como si pudiera. El perrito de la sensei ya te vencí una vez, no sería difícil hacerlo dos veces.
-Eso veremos, chino. Mejor vete a entrenar, que te falta mucho -soltó Tory, acercándose a él.
-Ja, he oído que perdiste la capitanía por otra chica que te superó. Mejor calladita, rubia -dijo Kwon, tocando un mechón del pelo de Tory.
Tory lo miró mal y dijo:
-Quita tus manos ásperas de mí -apartó Tory, molesta.
Yoon se había alejado; ya sabía que entre estos dos se aproximaría una tercera guerra mundial. Prefería vivir que morir.
Tory iba caminando hasta la parada del colectivo cuando se dio cuenta de que Kwon también la seguía.
-¿No tienes algo mejor que hacer? Ve a tu casa -dijo Tory.
-Ay, rubia, no sabía que te divertía seguirme. Sé que te gusto aunque me demuestres lo contrario -dijo Kwon, divertido, molestando y acercándose a ella.
-Tú no me gustas y no saldría con alguien egocéntrico como tú -empujándolo levemente.
-Sé que quieres. Se te nota, Tory -dijo Kwon al casi estar cerca de ella de nuevo. Pero en eso llegó el colectivo; ambos subieron sin dirigirse la palabra. El viaje iba lleno de tensión.
Tory se bajó en lo que era su antiguo dojo, que tenía la tienda cerca. Para mala suerte, Kwon también se bajó en el mismo lugar.
-En serio, esto ya está perdiendo la paciencia. ¿Por qué mejor no te largas y dejas de seguirme? -exclamó la rubia.
-Es divertido ver cómo te molestas porque sé que te provoco algo -comentó Kwon.
-Me provocas molestia -dijo Tory antes de entrar al local para hacer las compras.
Kwon se había dado cuenta de que, por seguir a Tory, se había alejado de su hogar, pero ya estaba anocheciendo, así que no se iba a ir y se dio una vuelta recorriendo el lugar.
Robby, con la mente en blanco, se dispuso a comprar algunos dulces para Carmen, quien mostraba antojos por su embarazo. Eso lo mantendría ocupado de pensar en su ex.
Cuando vio a Tory comprando, creyó que era una ilusión, pero en verdad era ella. Sin dudarlo, se acercó a ella.
-Tory, ¿cómo has estado? -preguntó Robby.
-Bien -dijo Tory, seria.
-Tory, lamento todo lo que pasó. En verdad sé que debí preguntarte -intentó decir Robby, pero fue interrumpido por el castaño.
-Robby, déjalo así. No quiero hablar -dijo Tory, además de estar muy ocupada, pagando las compras para así poder irse.
Robby dejó todo y la siguió. En un momento, Tory ya no podía más, pues se estaba cansando con la bolsa. Entonces, Robby la tomó del brazo y la acorraló contra la pared.
-Tory, solo escúchame, solo eso te pido -suplicó el ojiverde.
-Robby, suéltame. Debo ver a mi hermano -pidió Tory.
-No te dejaré hasta que hablemos, solo eso te pido -insistió Robby.
Ella dijo que lo soltara, comentó Kwon, tomando a Robby por los hombros para alejarlo.
-No puedes obligarme -dijo Robby, mirándolo mientras sostenía a Tory. Además, ¿quién eres tú?
-Soy su novio, así que suelta ahora a mi novia -dijo Kwon.
-¿Eso es verdad, Nichols? -indagó Robby, mirándola con dolor.
-Sí, lo es -dijo Tory. Fue más que suficiente para que Kwon tomará a Tory, quitándosela a Robby y alejándose de él, dejando a Robby sorprendido y con el corazón roto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top