✿┋𝟏𝟗. 𝐓𝐡𝐞 𝐡𝐞𝐚𝐭 𝐨𝐟 𝐰𝐨𝐨𝐝.
⥁𝕮𝖔𝖒𝖕𝖑𝖎𝖈𝖆𝖙𝖊𝖉
⥁𝕮𝖔𝖒𝖕𝖑𝖎𝖈𝖆𝖙𝖊𝖉
⥁𝕮𝖔𝖒𝖕𝖑𝖎𝖈𝖆𝖙𝖊𝖉
▬▬▬▬▬
▬▬▬▬▬
Cuando sus pulmones ya no daban a basto, y sus pies se encontraban cansados, decidieron separarse y acercarse a la orilla para descansar. Ninguno de los dos emitia palabra alguna, simplemente eran reflejados e intentaban conseguir algo de calor por parte del sol.
──Va a ser mejor que volvamos a la cabaña──interrumpió el silencio el pelirubio levantándose del césped.
Ella lo imitó y caminó a su lado durante el regreso a la cabaña, el cual también había sido silencioso. Ambos sabían que todo comenzaría a cambiar entre ellos, y eso, sin dudas les afectaba.
Una vez que ambos estuvieron dentro de la cabaña, la pelirubia se dió un baño de agua caliente, al igual que él. Dos horas más tarde, la noche había caído ya, podía oírse como el viento soplaba las hojas secas que caían de algunos árboles, incluso algún leve cántico de un animal pequeño. Y todo aquello era posible de escuchar, debido al silencio que reinaba en el lugar.
Tory se había sentado al lado de la leña con una manta a su alrededor y un libro en sus manos, disfrutando del calor que le brindaba la misma. Mientras que Eli caminaba de un lado a otro en la habitación de arriba pensando en qué era lo que debía hacer.
──¡Eli!──lo llamó ella estirando su espalda en conjunto con la manta, el pelirubio bajó las escaleras confundido──¿Estás bien? Has estado raro desde que volvimos de nuestra excursión──posó su mirada en él de forma expectante.
──Si, tengo muchas cosas en mente──le restó importancia apoyándose en la baranda de la escalera.
──Oh, está bien──se encogió de hombros y concentró su vista en la lectura del libro. Ella no iba a profundizar si él no le daba la oportunidad.
Un silencio incómodo se formó en la sala, Tory fingía intentar concentrarse mientras Eli fingía tener mucho en lo que pensar, cuando en realidad ambos se encontraban observandose de reojo cuando el otro no lo notaba.
──Estaba pensando en decir algo como; recolecté la cena de hoy──habló él caminando hacia la cocina──Hasta que caí en la cuenta de que lo único que podría haber recolectado fueron nueces.
──Prácticamente íbamos a morir de hambre──se burló ella acostandose sobre la manta y llevando el libro hacía arriba, el cual cayó sobre su rostro segundos más tarde.
──Creo que leer no es lo tuyo──se burló el pelirubio mientras intentaba encender una hornalla de la cocina.
──Y parece que tú tienes problemas con una simple hornalla──rió levantándose del suelo y dejando la manta sobre el sofá.
El pelirubio se negó a seguir intentando y decidió sentarse en la mesada observando como Tory se hacía cargo de lo que él no podía hacer. Rápidamente la llama se encendió y la cocina comenzó a calentarse lentamente a pesar de ser espaciosa.
──¿Y bien..?──elevó una ceja la ojiverde──¿Que tienes en mente para la cena?
Eli abrió una de las puertas pequeñas de arriba y sacó un paquete de macarrones para luego abrir la heladera y sacar el queso.
──¿Macarrones con queso?──señaló esperando a que ella dijera que si──Di que sí──pidió torciendo su cabeza hacía el costado generando que ella se riese.
──Suena bien──asintió con la cabeza para luego observar como él comenzaba a moverse por la cocina sabiendo exactamente que hacer.
Media hora más tarde ambos cenaban en completo silencio, habían revisado sus redes sociales notando que Moon había organizado una fiesta a la que todos habían asistido, exceptuandolos a ellos. Para extrañeza de Eli, él celular de Tory sonaba sin cesar, por lo que ella acabó silenciandolo. El pelirubio logró observar que se trataba de Robby, parecía preocupado.. o al menos aquello fue lo que pensó debido a su insistencia.
──Parece que tu novio quiere saber en dónde estás──se burló intentando ocultar su tono molesto.
──Robby no es mi novio──le sonrió falsamente para luego responder su mensaje.
──¿Estás segura de eso?──llevó el vaso con agua hacía su boca sin dejar de mirarla fijo.
──¿Acaso estás celoso?──se burló ella soltando su celular sobre la mesa para poder continuar con su comida.
──¿Celoso de alguien que nunca me ganaría en una pelea? Jamás──dejó el vaso sobre la mesa, por consiguiente se cruzó de brazos.
──Yo creo que Robby podría ganarte──lo miró desafiante copiando su postura.
──¿Quieres apostar?──sonrió de lado sintiéndose ya victorioso.
──Sólo si quieres perder──le sonrió ella apoyando sus codos sobre la mesa.
──Bien. En el torneo All Valley, si Robby llega a la final enfrentándose contra mí, y yo ganó.. pasarás una semana entrenando en Miyagi-Do──le sonrió burlón en cuanto notó la sorpresa en el rostro de la pelirubia.
──Lo acepto──tensó su mandíbula intentando disimular la molestia.
──Obviamente con el Sensei LaRusso y Sam──sonrió ampliamente disfrutando el momento.
──¿No puede ser con el Sensei Lawrence? Me llevo mucho mejor con él──admitió casi suplicando.
──No lo creo──negó fingiendo sentir pena por ella.
──Bien──rodó los ojos──Si tú pierdes.. no volverás a tener una cita conmigo y──en aquel instante Eli elevó una ceja──Deberás arrodillarte frente a todos los estudiantes de Cobra Kai, suplicando su perdón.
──¿Tendrías otra cita conmigo?──indago apenas ella terminó de hablar.
──Estamos tan sólo a dos semanas del Torneo All Valley, creo que es un buen momento para proponer no tener que volver a salir contigo──le sonrió de lado falsamente.
──Por un segundo había olvidado lo encantadora que podías ser──habló sarcástico.
──¿Aceptas la apuesta?──inquirió esperando una respuesta.
──Acepto──asintió estirando su mano en dirección hacía ella.
La pelirubia lo miró de arriba a abajo con un simple movimiento de ojos y lo siguiente que hizo fue estirar su mano para estrecharla con la de él.
Ahora tenían además de confusiones en el corazón, una apuesta de por medio. Eli se levantó y limpió el desorden de la cocina mientras Tory tomaba asiento en la gigante alfombra de la cabaña con su libro en mano. Ella realmente confiaba en que Robby ganaría, y a decir verdad no pensaba pasar tiempo con Sam. Sumándosele el hecho de que el Dojo ganador se adjudicaría en mejor posición y en que el Dojo perdedor se retiraría del karate para siempre.
Sin embargo, se permitió desterrar aquello de su mente y concentrarse por completo en su lectura, o al menos era lo que estaba haciendo hasta que notó como Eli subía las escaleras.
──Eres pésimo para las citas, eso lo tengo contemplado──se burló ella llamando su atención, generando luego que él se diera la vuelta y entreabriera su boca con sorpresa.
──Tú eres la que no me ha hablado desde entonces──señaló bajando los pocos escalones que había subido, buscando tener la razón para finalmente cruzar los brazos debajo de su pecho.
──Creí que en el camino no me hablabas porque estabas shockeado, ya sabes. No muchos tienen el privilegio de volver a besar estos labios──señaló apoyando su dedo índice sobre su labio inferior.
Eli soltó una risa como si aquello se tratará de un chiste, lo cual a la pelirubia no le causó nada de gracia. Él comenzó a caminar en dirección a donde ella estaba, una vez que sintió el calor de la leña se arrodilló frente a ella acrecentando la diferencia de altura, es decir que, ella tenía que levantar la cabeza para poder mirarlo.
──Si estuviera shockeado.. ¿Podría hacer esto?──con su mano izquierda tomó el mentón de la pelirubia y le dejó un beso en los labios.
El cual tomó intensidad en cuanto él quiso alejarse y ella se lo impidió arrodillandose también. Ambos pegaron sus cuerpos en cuanto notaron que sus labios continuaban en movimiento, él posicionó su mano restante en la cintura de ella, evitando así que pudiera alejarse. Por consiguiente la pelirubia rodeó el cuello de Eli con sus brazos.
El calor de la leña irradiaba e iluminaba la sala, aunque aquello parecía ser un factor externo debido a la intensa llama que comenzaba a tomar forma entre ellos. Notando en aquel instante que se necesitaban más de lo que creían y que a su vez, se deseaban el uno al otro.
Deseaban cada caricia proporcionada, cada roce indebido e ignorado que conseguía erizarles la piel, cada circunstancia en la que conseguían mirarse a los ojos con lujuria y cada beso robado con anterioridad.
Y aunque a simple vista pareciera tratarse de la ilusión del primer amor, para ellos, el continuo beso en el arrollo y ahora, el beso a un lado de la leña, significaba mucho más que el comienzo de un sentimiento. Se trataba de la oportunidad que ambos se estaban brindando, la oportunidad de volver a amar y esta vez no arrepentirse, porque lo darían todo por el otro.
──¿Aún crees que no sería capaz de volver a besarte?──indago él con la respiración agitada separándose unos pocos centímetros de los labios de ella.
La pelirubia relamió su labio inferior mirándolo directamente a los ojos e intentando normalizar su respiración, sin embargo, el deseo y la tensión del ambiente los hizo nuevamente volver a unir sus labios, esta vez, de forma lujuriosa, como si necesitarán más del otro.
Las manos de ambos viajaban sin prisa por el cuerpo del otro, ansiaban descubrirse y explorarse de una forma que jamás olvidarian. Las prendas de ropa pasaron de ser un amplio detalle a desaparecer por completo de forma lenta y precisa, sus besos comenzaron a intensificarse y pronto ambos besaban más que sus labios.
La pasión se apropió de sus cuerpos, tanto como un niño se apropia de un juguete nuevo. Y tan pronto como el estremecimiento, los gemidos y la vigorosidad aparecieron inundando el salón por completo, asumieron que la noche sería tanto apacible como deleitable y placentera.
[Al día siguiente 10:40 am]
La pelirubia estaba recostada sobre el pecho de él, frente a los ojos de Eli aquello parecía casi un deja vú, salvo que en veces anteriores dormían vestidos. Para él, estar durmiendo en la alfombra de la cabaña frente a la leña, calentados por el cuerpo del otro y siendo tapados simplemente por una manta, era algo que no sería capaz de olvidar jamás. Menos aún la incomparable y fogosa noche que habían pasado juntos.
──Buen día──murmuró ella levantando levemente la cabeza para poder mirarlo.
──¿Sabes? Estoy muriendo de ganas por darte un beso pero tengo un increíble mal aliento en las mañanas──comentó el pelirubio generando que ella soltara una risa──Estoy hablando en serio, no te burles.
──Sé como solucionarlo──asumió colocándose encima de él para luego comenzar a besarlo.
Eli no desaprovechó la ocasión y continuó el fogoso beso de la mañana, una vez que sus labios separaron decidió hablar.
──¿Sinceramente? No sé cómo voy a ser cuando llegue el lunes──admitió llevando una de sus manos al rostro de la pelirubia──Te ves increíble desde aquí abajo, ¿te lo han dicho?──elevó una ceja mientras le acariciaba la espalda con su mano restante──Mejor no contestes esa pregunta.
Tory soltó una risa dejándole pequeños besos tanto en la mejilla como en el cuello, a su vez él no podía evitar pensar que todo este tiempo, lo único que necesitaba era a ella.
Ninguno de los dos quería que aquella visita en la cabaña se terminará, debido a que significaba que volverían a donde realmente el tiempo los consumía y los volvía enemigos al acecho. Ambos sabían que su tiempo juntos era limitado y que debían intentar disfrutarlo al máximo.
Aquella tarde, luego de darse un baño y cambiarse la ropa, pasearon por el bosque, sacaron fotos, visitaron más allá del arrollo en el que todo había comenzado e intentaron recrear imágenes graciosas con animales pequeños. Treparon árboles y embarraron sus pies más de una vez, recolectaron flores y piedras en forma de corazón, en las cuales grabaron sus iniciales. Una de aquellas piedras la lanzaron en el arrollo, uniéndose en el fondo, así por lo menos mantendrían en el recuerdo el sello de su amor.
──¡Eli, hay una increíble vista desde aquí!──lo llamó ella con total emoción sosteniendose de la rama de un árbol.
Él llegó a su lado y la sostuvo de la cintura por si acaso se le ocurría soltarse y sentir el aire pasar sobre ella. La realidad era que si se soltaba probablemente caería de aquel precipicio boscoso. En cuanto Tory sintió las manos envolventes del pelirubio, se soltó del árbol, sabía que él la sostendria y que jamás la dejaría caer.
──Estás completamente loca──le susurró Eli viendo como ella estiraba sus brazos hacía arriba.
──Sabes que me encanta la naturaleza, fue tu error traerme──rió volviendo a sostenerse del árbol.
En cuanto notaron que el sol comenzaba a bajar, regresaron a la cabaña, tomaron sus mochilas y se montaron en la motocicleta para comenzar la vuelta a la ciudad.
Tenían un largo viaje de cinco horas en el que debían concentrarse al completo en la ruta. Ella le avisó a su madre y a Bob que llegaría en la noche, mientras que Eli no tenía razones, ni motivos para informarle algo a alguien.
En cuanto llegaron a la ciudad sus ánimos decayeron y sólo podían pensar en organizar otra escapada juntos. Al llegar a la casa de Tory, ella se quitó el casco y bajó de la motocicleta una vez que él había frenado, acto seguido también se quitó el casco y bajó de la motocicleta.
──Te no veo el lunes, reina cobra──rió burlón dejándole un beso en los labios.
──Te no veo el lunes, águila──se burló ella dejándole otro beso en los labios.
──Espero no tener que cruzarte en el pasillo, contrincante sibarítica──le retrucó el pelirubio dejando un beso más largo en los labios de ella.
──¿Qué me dijiste?──rió la pelirubia entreabriendo su boca con completa sorpresa──Espero no tener que verte, oponente epicúreo.
──Parece que alguien hizo su tarea de filosofía──volvió a burlarse Eli.
──Tal vez──se encogió de hombros intentando evadir la mirada de él──Va a ser mejor que entre, además está refrescando.
──Nos vemos el lunes──le sonrió de lado para luego darse la vuelta hacía la motocicleta.
──Eli..──lo llamó ella en un susurro generando que él se diera la vuelta.
En aquel instante, el pelirubio sintió como unos brazos lo rodeaban y una cabellera rubia se escondía en su cuello, él no dudó un segundo en corresponderle el abrazo y disfrutar de cada segundo en el que sus pieles se chocaban. Ninguno de los dos quería separarse, pero luego de varios minutos ella fue quien tomó distancia lentamente.
──Nos vemos el lunes──pronunció ella con una sonrisa de lado separándose de él, segundos después caminó en dirección a la puerta siendo observada por él.
Eli no se movió de allí hasta que vió que ella entró y le dedicó el simple saludo de mano, esta vez con un beso. Por consiguiente encendió su motocicleta y manejó rumbo a su hogar con una amplia sonrisa en su rostro. Tenía a Tory Nichols, y ella lo tenía a él, ya nada les haría falta y nada se les interpondria en el camino.
O al menos eso era lo que él creía.
▬▬▬▬▬
Espero que les haya gustado!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top