✿┋𝟏𝟖. 𝐐𝐮𝐨𝐭𝐞.

⥁𝕮𝖔𝖒𝖕𝖑𝖎𝖈𝖆𝖙𝖊𝖉
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[Sábado 08:15 am]

La pelirubia cerraba su mochila con toda la fuerza que creía poder utilizar, su cabello se encontraba mojado ya que había salido de la ducha hacía unos pocos minutos, se colocó un pantalón de jean ajustado en la cintura y holgado en el resto de sus piernas, junto con una blusa manga larga de color blanco que le cubría el estómago. Ella no sabía muy bien a donde iban a ir específicamente, por lo que decidió meter dentro de la mochila la variedad de ropa que tenía. Se colocó las zapatillas blancas y caminó escaleras abajo para adentrarse en la habitación de su madre, la saludó con un tierno beso en su frente y le dejó una pequeña nota en la mesa de luz. Tory había arreglado que Bob fuese quien se encargará de cuidar a su madre aquel fin de semana, para no causarle ningún episodio o siquiera levantarla de la cama, además alguien debía cuidar a Noah.

Iba por su segunda taza de café cuando un bocinazo proveniente de una motocicleta la desconcertó por completo, tomó el casco de arriba de la mesa y se colgó la mochila en la espalda, salió de su casa despidiéndose con la mirada y posó sus ojos sobre el joven ojiazul que se quitaba el casco y la observaba con una sonrisa ladeada.

En cuanto la pelirubia se acercó a la motocicleta, él no perdió el momento para ser el primero en hablar.

──¿Lista para nuestra cita, señorita Nichols?──inquirió mientras ella se subía a la motocicleta detrás de él, para luego sujetarse en su cintura con total seguridad.

──Completamente, señor Moskowitz. Apropósito, me gustaría preguntarle acerca de nuestro lugar de destino──comentó rigurosa colocándose el casco en la cabeza.

──Me temo que no puedo brindarle la información que desea──continuó el juego el pelirubio, para luego cerrarse el casco.

──Creí que cooperariamos el uno con el otro──murmuró pegando su cuerpo aún más al de él.

──Yo no lo creo. Usted ha sido cordialmente invitada por este caballero y deberá respetar el orden del mismo──hablaba Eli sin tener la menor idea de que decir, lo único que sabía era que tenía que sonar formal.

Tory simplemente soltó una disimulada risa y Eli optó por encender nuevamente la motocicleta y emprender camino hacía su lugar de destino.

Luego de dos horas y media de viaje en las que ambos sentían la electricidad recorrer su cuerpo, el viento volar sus cabellos e intentar reiteradas veces un tacto más exigente con el otro, decidieron frenar en una de las estaciones de servicio que se encontraban en la ruta. Allí cargaron gasolina, para luego desayunar entre risas en la pequeña confitería que se encontraba a un lado.

Una vez que obtuvieron lo necesario, se montaron en la motocicleta y continuaron el viaje por otras dos largas horas. De un momento a otro, todo lo que Tory pudo ver fue bosques, una inmensa arboleda y múltiples colores, se habían adentrado por una ruta oculta que al parecer sólo Eli conocía. Ella se encontraba asombrada, todo a su alrededor era un paisaje digno de fotografiarse.

Mientras la pelirubia observaba el paisaje, él iba concentrado durante el camino. Estacionó luego de media hora de haber estado adentrándose en el bosque, frente a una cabaña de roble que se veía alta y espaciosa.

──Entiendo porque no querías decirme nada──habló ella quitándose el casco y observando todo a su alrededor──Este lugar habla por si sólo──se bajó de la motocicleta para luego girar lentamente en el lugar con su vista hacía arriba.

──Pareces una niña pequeña a la que nunca sacan a pasear──se burló él mientras se quitaba el casco para luego bajar de la motocicleta ya estacionada.

──Es tu culpa por no darme la suficiente información──se quejó observando la cabaña.

El pelirubio se acercó a ella y le rodeó la cintura con su brazo izquierdo de forma cautelosa, lo cual logró causarle a ella un escalofrío que recorrió toda su espina dorsal.

──¿Está lista, señorita Nichols?──le sonrió de lado para luego caminar hacía la puerta seguido por ella.

Tory soltó una risa al oírlo hablar de tal forma, él simplemente sacó la llave del bolsillo de su pantalón y tras encajarla en la cerradura, la puerta se abrió dando paso al interior.

──No puede ser──murmuró quitándose la mochila de la espalda para dejarla sobre el sofá una vez que puso un pie dentro de la cabaña.

Eli cerró la puerta detrás de sí, sosteniendo la mochila que antes cargaba. Luego de acomodarla sobre el sofá, no pudo evitar centrar su mirada en la pelirubia que observaba todo a su alrededor con total entusiasmo y devoción.

──Si te gusta la sala, deberías probar subir al segundo piso──llamó su atención el pelirubio──Te aseguro que la mejor habitación es la del medio──le guiñó un ojo con disimulo.

──¿Preferirías enseñarmela tú?──se le acerco ella de forma lenta y segura.

──Me gustaría enseñarte todo lo que se encuentra en mi mente, en este instante──asumió posando su vista en los ojos verdosos de la joven.

──¿Y qué esperamos?──frunció el ceño colocándose delante de él.

Eli sintió su respiración comenzando a agitarse, ella se encontraba bastante cerca de él, no es como si aquello no hubiese sucedido ya, pero cada vez que sus miradas se conectaban más de lo previsto o que sus manos se rozaban por un tiempo deslimitado sentía el nerviosismo recorrerle a flor de piel. Y la realidad era que ninguno de los dos quería hacer las cosas mal, ni extralimitarse, ya que no podían volver a perderse.

──¿Qué tienes pensado para nuestra cita?──inquirió ella con una sonrisa maliciosa en sus labios.

──Es completamente una sorpresa──le sonrió él subiendo las escaleras de forma rápida, ella no se quedó atrás y lo siguió cargando su mochila.

Tory le siguió el paso y quedó aún más impresionada al observar la habitación en la que se había adentrado el joven Moskowitz. Podía observarse un inmenso ventanal con vista hacía el bosque, una pequeña hamaca blanca acolchonada en forma circunferencial, diversas plantas colgadas cuidadosamente para ser observadas, estanterías con libros de todo tipo, alfombras sintéticas y un pequeño cuadro familiar.

──A mi madre le agrada venir a la cabaña──habló él observando como ella recorría la vista por todo el lugar──No creas que hice un viaje de cinco horas sólo para ordenarlo todo──soltó una risa bajando la vista, lo peor de su comentario fué que en realidad si lo había hecho.

──¿Todavía crees que tengo expectativas sobre ti?──se burló apoyando la mochila sobre uno de los sofás individuales.

──Tus comentarios me lastiman──se llevó una mano a su pecho fingiendo estar adolorido.

Ella rodó los ojos divertida, segundos más tarde, unos brazos la rodearon por completo dejándole un beso en la mejilla.

──¿Estás completamente lista para lo de hoy?──elevó una ceja tomandola de la mano.

──Llevo esperando esto desde que lo nombraste──comunicó la pelirubia con una sonrisa, lo cual era bastante inusual en ella.

Ambos bajaron las escaleras prácticamente corriendo, sin soltarse las manos, luego abrieron la puerta y ella fue guiada mediante el pelirubio por un sendero de rocas riguroso que se adentraba por completo en el bosque.

──¿Ves ese sendero que va cuesta arriba?──señaló Eli──Si recorres unos veinticinco kilómetros hacía arriba, doce hacía la derecha y otros treinta hacía arriba, encontrarás una confitería con cien pies de alto del suelo, que desde los inmensos ventanales que ofrece, puedes ver gran parte del bosque.

──¿Todo ese recorrido.. por una confitería?──elevó una ceja continuando por el camino de rocas pequeñas.

──Tampoco es una simple confitería──agregó mientras tomaban el sendero de rocas──Mi padre y yo solíamos ir allí cuando era niño, yo crei que era porque le gustaba que pasaramos tiempo juntos. Pero luego se separó de mi madre y comenzó a salir con la camarera que trabaja ahí.

──Otra razón más para no ir jamás──alentó ella observando la mirada perdida de Eli, rápidamente comenzó a observar su alrededor buscando algo que llamará su atención──¿Sabías que sólo un dos por ciento de la luz que atraviesa los árboles, llega al suelo?

Eli frunció el ceño intentando no reírse, ¿Cómo y por qué, Tory sabía aquello?

──¿Te estás riendo?──le recriminó la pelirubia atónita dándole un golpe en el hombro.

──Para nada──habló sarcástico continuando el camino.

──¿Estás seguro de que no estamos perdidos?──inquirió confundida perdiendo estabilidad──Porque yo estoy segura de que no tengo idea de como volver a la cabaña.

El pelirubio se volteó a mirarla, ella se tambaleo ante la rapidez y él no dudó en rodearle la cintura con uno de sus brazos, prácticamente la lejanía no existía entre ellos.

──¿Dudas de mí, Nichols?──indago elevando una ceja, sin quitarle el brazo de la cintura.

──¿Debería?──retrucó acercando disimuladamente su rostro al de él.

──Le aseguro que no──le sonrió de lado para luego tomar su mano y continuar el camino.

Minutos más tarde de caminar por el sendero rocoso que iba hacía arriba, habían llegado al final del recorrido. Tory no podía creer lo que veían sus ojos, se trataba de una vista espléndida desde lo alto del lugar; donde podían verse tanto el bosque, como las cataratas y el arrollo de agua con diversas especias a su alrededor.

──A decir verdad, estoy bastante sorprendida──admitió ella sintiendo la brisa de otoño recorrerla por completo.

Eli observaba como ella se encontraba fascinada, podía admitir incluso que jamás había visto aquel lado de la pelirubia. Se la veía completamente liberada, sonriente y sin preocupaciones. Desde aquel momento juró que intentaría hacerla feliz en cualquier lugar al que fueran, o en cualquier lugar en el que estén.

──Eli, ven a ver esto──lo llamó con completo entusiasmo, por lo que él no dudó en acercarse──Encontré una ardillita──le mostró que en sus manos acunadas se encontraba una pequeña ardilla──¿No es lo más lindo que has visto?──sonrió acariciando el pelaje de la ardilla de forma atenta.

──¿Después de ti? Si, tal vez lo sea──rió observando como las mejillas de ella se enrojecian.

¿Qué había pasado con la Tory de ciudad? ¿Acaso alejarla de todo el drama y los problemas conseguía hacerla más feliz? Se preguntaba Eli internamente.

──Ven, tengo que mostrarte algo──él le tomó la mano, luego de que ella soltará a la pequeña ardilla.

Ambos se acercaron al borde de la cornisa en donde se encontraban, justo debajo de ellos podían ubicarse las inmensas cataratas. Y Eli no tuvo mejor idea que acercarse de tal forma a observar la distancia que existía.

──¿Tienes sed?──le preguntó de golpe generando una mirada confusa por parte de ella.

──¿Qué? No──negó caminando un paso hacía atrás.

Aunque aquel movimiento fue bastante tardío, ya que le permitió a él tomarla de la cintura y saltar desde allí hacía la inmensidad de agua formada por las cataratas.
Ella se abrazó por completo al pelirubio, ambos estuvieron debajo del agua durante varios segundos hasta que salieron a tomar aire. Tory mantenía sus brazos alrededor del cuello de él, prácticamente parecía imposible el querer separarlos.

Ambos se observaron el uno al otro con la respiración agitada, pegaron sus frentes y sintieron el lento choque de narices, lo siguiente que pudieron hacer fue bajar la vista hacía los labios del otro. La intensidad de la situación los hacía olvidarse del frío, puesto que sus cuerpos se encontraban experimentando el calor que irradabia el del otro.

Segundos más tarde, Eli presionó el agarre que mantenía en la cintura de ella y con su mano libre se dirigió hacía el rostro que se encontraba observando desde que se habían sumergido allí. Lo siguiente que hizo fue acercarse hasta rozar sus labios de forma lenta y sigilosa provocándole un escalofrío, a pesar de aquel movimienro, él no iba a ser quien daría el primer paso, quería estar seguro de que a ella le sucediera lo mismo.

La pelirubia sentía como sus cuerpos comenzaban a pesar debido a la ropa mojada que llevaban, sin embargo, poco le importó aquello, ya que en cuanto sintió los labios de Eli rozando los de ella, decidió que era el momento de dejarse llevar. Sin importarle el frío que hacía allí y la cantidad de agua que caía por segundos, decidió acortar la poca distancia existente entre ambos y lo besó.

Sus labios se movían de forma coordinada y precisa, al igual que sus pies debajo del agua. A pesar de que sus ojos se encontraban cerrados, sabían muy bien el movimiento que debían realizar para no separar sus labios del tan precipitado y anhelado beso.

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Adjunto imagen de la cabaña y de su interior junto a los lugares del alrededor;

Espero que les haya gustado!

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