✿┋𝟏𝟕. 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐠𝐚𝐦𝐞.
⥁𝕮𝖔𝖒𝖕𝖑𝖎𝖈𝖆𝖙𝖊𝖉
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La puerta estaba cerrada, las luces estaban apagadas, la habitación se encontraba prácticamente a oscuras, exceptuando a la luz de la luna que se adentraba por la gran ventana que daba a la calle. El silencio reinó allí durante varios segundos, hasta que ambos comenzaron a escuchar la respiración agitada del otro.
Sus pasos eran firmes y seguros al acercarse el uno al otro, pero podían sentir como sus corazones latían tan velozmente que parecía que iba a salirseles del pecho en cualquier instante.
──¿Piensas salir por la puerta está vez o debo sacarle el seguro a la ventana?──bromeó ella intentando buscar la forma de escapar de la tensión en el ambiente.
──En realidad, pienso acostarme en esa cama, toda la noche──mencionó señalando con la cabeza la única cama de la habitación, para luego proseguir──Y no hay manera de que no lo haga contigo.
──¿Eso fue una auto-invitación?──elevó una ceja manteniéndose seria.
──Eso fue un.. vas a pasar una increíble noche durmiendo con la persona que más quieres──murmuró él acercándose precipitadamente hacía ella.
Segundos más tarde, le rodeó la cintura con los brazos y acabó lanzándose en la cama con ella.
──Es cansador que siempre hagas el mismo movimiento ¿Sabes?──se burló la pelirubia aún encontrándose sobre él.
──Aún así no te veo negandote.
Ella rodó los ojos, al instante intentó levantarse de la cama, pero notó que unas manos fuertes se mantenían en su cintura reteniendole el movimiento.
──¿Lo ves?──rió Eli guiñandole un ojo con una sonrisa ladeada.
──No me hagas esperar esto de ti cada vez que me acueste a dormir──le murmuró acurrucandose en su pecho──Porque te voy a buscar y no vas a estar.
──Siempre voy a estar──susurró dejándole un tierno beso en la frente──Además, sabes donde vivo. Y ahora..──formó una pausa dramática sólo para que ella lo mirara──Cada vez que me necesites, sólo tienes que usar esto──sacó del bolsillo de su pantalón una llave de color dorado y se la extendió.
──¿Esto es en serio?──sonrió ampliamente mordiendose el labio inferior, acto seguido tomó la llave con una de sus manos──No puedo aceptar esto.. es tu espacio y además no quiero molestarte.
──Mi espacio, es ahora tu espacio──murmuró sin apartar la vista de aquellos ojos verdosos.
Tory no pudo hacer más que sonrojarse y aceptar, sabía que no encontraría una respuesta contraria por parte del pelirubio.
──Entonces..──carraspeó Eli hablando nuevamente──¿Me harías el favor de organizarme una fiesta sorpresa?
──Si sabes que es tu fiesta, no es una sorpresa──habló obvia frunciendo el ceño──¿Por eso haces todo esto? ¿Quieres una fiesta?──se burló riendo.
──En parte, si──admitió riendo junto a ella──Pero también quiero que cuando necesites estar sola o simplemente quieras entrometerte en mi habitación por la noche, ya no tengas que hacerlo por la ventana──ahora quien se burlaba era él.
──Tienes un fetiche con las ventanas, debes admitir eso──lo apuntó ella con su dedo índice manteniendo sus miradas conectadas.
──Lo admitiré.. el día que aceptes tener una cita conmigo──retrucó a forma de broma.
──¿Cuándo y dónde?──le siguió el juego la pelirubia levantando la cabeza del pecho de él, para luego apoyarle una de sus manos en el brazo de forma sigilosa.
──¿Te parece bien.. el sábado cuándo pase por ti para realizar nuestra escapada?──murmuró subiendo su mano izquierda hacía el rostro de ella, segundos más tarde le acariciaba la mejilla con su dedo pulgar mientras el resto de sus dedos se posaban en la nuca de la nombrada consiguiendo acercarla todavía más hacía él.
──Te refieres a.. ¿todo el día?──indago acercando su rostro al del pelirubio de forma lenta y decidida.
──Me refiero a que.. el tiempo que estemos fuera de esta ciudad, serás mi cita──informó con certeza acercando juguetonamente su dedo pulgar a los labios de ella──¿Estás bien con eso?
──Soy difícil de impresionar, no creas que me tendrás en la palma de tu mano con unas simple sonrisa encantadora, Moskowitz──susurró siguiendole el juego mientras él le acariciaba el labio inferior.
──Te conozco, Nichols. Sé bastante bien lo que te gusta──se agrandó generando que ella riera y echará su cabeza hacía atrás negando.
──¿Realmente crees que me conoces? Nadie me ha sorprendido, jamás──entrecerró los ojos mirándolo directamente.
Él simplemente reforzó el agarre que mantenía en la nuca de ella para acercarla aún más a su rostro, la pelirubia relamió sus labios conteniendo levemente la respiración, estar tan cerca de él le erizaba la piel. Y aquello, Eli lo sabía bastante bien, tomarla desprevenida era una de las cosas que más le gustaban.
──¿Qué decías?──se burló dirigiendo la vista hacía los labios de la ojiverde, ahora quien se encontraba nervioso era él.
──Que nadie me ha sorprendido, jamás──remarcó estando cerca de sus labios──Espero que el sábado no sea otra decepción añadida a mi lista.
──Te prometo que no lo será──le guiñó un ojo mientras con su mano restante comenzaba a acariciarle el cabello.
Tory volvió a recostarse, esta vez escondiendo su rostro en el hueco entre el hombro y la cabeza de él, como si estuviese escondiéndose en su cuello. Mientras él le rodeaba la cintura con los brazos, asegurando que ella no fuera capaz de alejarse sin que él se enterara.
[Viernes 11:40 am]
La clase de Sociopolítica estaba por llegar a su fin, y era algo que, sin dudas, la gran mayoría agradecia.
Aquella mañana fue confusa para Eli, si bien había llegado al Instituto en su motocicleta, nada se sentía igual. En las clases que compartía con la pelirubia, no podía evitar girarse a observarla, no le interesaba ser disimulado, ni aunque Sam lo estuviese mirando. Sin embargo, para Tory el día se complicaba, no tenía motivos, ni razones para comenzar la charla con Robby, por lo que se estaba poniendo tan nerviosa que ni siquiera captaba las miradas del pelirubio.
──Escuche sobre una fiesta este fin de semana──se volteó Sadie para mirar a Miguel y a Eli──¿Quieren que los anote en la lista?──los apuntó con su lapicera de color rosa.
──¿Puede saberse la locación? Si hablamos de ti, puede ser tanto en Los Ángeles, como en Nueva York──se burló Miguel haciéndola reír.
──Les enviaré la dirección por mensaje──afirmó la pecosa enrollado un mechón suelto de su cabello en su dedo índice.
──Yo no puedo, pasaré el fin de semana con papá──rodó los ojos Eli mostrando una pesadez fingida.
──Que mal──habló Sadie sintiendo pena──Porque Tory dijo que vendrá.
──¿Ella dijo eso?──se apresuró el pelirubio antes de que Miguel preguntará.
──No en realidad, pero la convenceré sólo porque quien va a ir es Robby──se burló simplemente con intención de molestar.
──¿No crees que es algo.. inoportuno?──indago el moreno con el ceño fruncido.
──Es una fiesta, mientras más gente vaya, mejor será──sonrió la ojiazul girandose hacía el pizarrón.
A Eli se le hacía bastante extraño el comportamiento de la pelirrojo, un día podía ser una diva total empedernida y al otro podía ser la mejor persona que ha pisado la tierra con respecto a la bondad.
Mientras el pelirubio debatía aquello en su mente, Robby intentaba realizar el esquema conceptual sin distraerse al observar los movimientos de la chica que se encontraba a su lado, él no podía evitar el ansia de estar con ella, después de todo.. era lo único que tenía.
──Ya no puedo soportar más esto──murmuró Tory soltando la lapicera abruptamente──¿Vas a hablarme o no?
Robby continuaba leyendo el libro fotocopiado como si fuera realmente interesante y en verdad, ella no estuviese allí.
──Keene, no me hagas recurrir a mis otras opciones──lo observó cruzando sus piernas, una sobre la otra.
El ojiverde no se dignaba a levantar la vista y aquello lograba estresar aún más a la pelirubia, mientras que a él le causaba gracia internamente.
──Robby..──lo llamó nuevamente acercando su silla a la de él, consiguiendo estar prácticamente pegada a él──¿Sabes quién te va a patear el trasero en técnicas hoy?──se señaló a si misma en forma de respuesta.
──No sabes nada sobre técnicas──le respondió en un susurro.
──Pero conseguí que me hablaras──sonrió ella apoyando su mano sobre el hombro de él.
──Odio cuándo haces eso──rodó los ojos dejando escapar una leve sonrisa.
──Y yo te odio cuando te haces el difícil──retrucó acercándose a leer el texto, sin mantener la distancia de él.
──Se te ve lindo el cabello, ¿Si te bañaste hoy?──se burló rodeandole los hombros con uno de sus brazos.
──Al parecer eso es algo que tú no conoces──elevó una ceja ganándose una mala mirada por parte de él.
──¿Qué hacía Moskowitz ayer, en tu casa? ¿Han vuelto a ser amigos o algo así?──preguntó el castaño sin vueltas.
──Algo así..──formó una mueca con sus labios──Es complicado.. sólo debes saber que él me ayudó mucho en años anteriores y que Noah lo quiere como si fuera su hermano. No puedo quitarle eso, y menos ahora.
──Y tú.. ¿qué sientes por él?──indago prestandole completa atención.
──No lo sé──se encogió de hombros dirigiendo la vista hacía otro lado, en aquel instante sus ojos se encontraron con los del ojiazul, quien le sonrió de lado.
──Tory..──suspiró el castaño sintiéndose abatido──Puedes confiar en mí, ¿lo sabes, no?
──Claro, por algo somos amigos.
──¿Entonces.. qué es lo que está pasando?──indago nuevamente subiendo su mano izquierda hacía el rostro de ella, para poder acariciarle la mejilla y que ella lo mirase de forma continua.
──Es lo que estoy intentando averiguar, Robby──contestó sinceramente mirándolo a los ojos──Sé que él ahora está en Eagle Fang y que es nuestro enemigo, pero no puedo permitirme perderlo de nuevo.
El ojiverde asintió con la cabeza comprendiendola, le dolía tener que escuchar aquellas palabras y que no fueran correspondidas hacía él, pero tarde o temprano debía aceptar que Tory sólo lo veía como un amigo.
Media hora más tarde, la mayoría de los estudiantes se encontraban retirando su almuerzo en la cafetería o comiendo la comida que traían de sus casas en algún lugar recóndito del Instituto.
Eli Moskowitz jugaba con una pelota de fútbol en la cafetería, mientras sus amigos reían y vitoreaban por él. Parecía fascinarle ser el centro de atención, especialmente porque desde que había terminado su relación con Moon lo veían como el chico inalcanzable.
──Mira esto, Demetri──señaló el pelirubio mientras hacía juegos con sus pies manteniendo la pelota en movimiento──Nunca ganarias este juego..──se quedó en silencio durante varios segundos──Oh mira, otro título para el vídeo de tu cinta sexual──se burló mientras los demás comían el almuerzo hablando de tema triviales.
──Crei que con el nuevo corte de cabello que tienes te llegaría la madurez, pero veo que eso jamás va a pasarte──retrucó Demetri mientras comía su ensalada y Yasmine le acariciaba el cabello.
El pelirubio hizo oídos sordos mientras continuaba jugando sin límite alguno, de pronto la pelota se alejó de sus pies y pateó tan fuerte que acabó golpeando la bandeja de un joven castaño. Su comida terminó en el suelo y su bebida estrellada contra su camiseta, sin dudas, había logrado un espectáculo.
El joven castaño dejó la comida allí y se acercó tan rápido como pudo a Eli, con la pelota de fútbol en su mano derecha.
──Oye, Robby.. fue sólo un malentendido──habló el pelirubio intentando tomar la pelota.
──También lo será cuando te golpee en la cara──afirmó el ojiverde mostrando lo furioso que se encontraba.
──Quisiera ver que lo intentes, Keene──mostró su ímpetu entrecerrando los ojos.
──¿Qué te parece a la salida? De alguna forma deben acomodarse tus neuronas──se burló observandolo de forma amenazante.
──No creo encontrar mejor plan que darte una paliza──sonrió con superioridad el pelirubio.
──¿En qué te has convertido, Robby?──se metió Sam llamando su atención.
Una pelirubia observaba todo desde la esquina de la cafetería, estaba tan cansada de pelear, de sacrificarse y de darlo todo para que la situación sólo acabará empeorando aún más. Se acercó a donde ambos jóvenes estaban y tomó la mano del castaño entrelazado sus dedos. Una vez que la caminata para salir de allí comenzó, Tory sólo se detuvó para dedicarle una mala mirada a Eli y susurrarle;
──Esperaba más de ti.
Ella y Robby se alejaron lo antes posible, dejando al joven Moskowitz con una decepción en su mirada y cierta tristeza reflejada en sus ojos.
Ambos jóvenes caminaron en dirección al vestuario y la ojiverde fue quien rápidamente le consiguió ropa limpia para que él se cambiará.
──Gracias, Tory──le sonrió de lado tomando la ropa para comenzar a quitarse la que llevaba puesta.
La pelirubia se volteó avergonzada y le pidió que le avisará en cuanto terminará de cambiarse.
──Todavía no lo entiendo──susurró ella con cansancio──Es como si fingiera ser alguien que no es frente a los demás.
──No tienes que intentar comprenderlo──negó el castaño.
──Es lo único que anhelo en este tiempo──se sinceró tomando asiento en uno de los bancos──Tú no lo entiendes Robby.
El ojiverde tomó asiento a su lado y apoyó una de sus manos sobre la rodilla de la pelirubia en forma de consuelo.
──Explícame──pidió él, a pesar de saber que en cuanto ella comenzará a hablar a él se le rompería el corazón por completo.
──Cuando ambos estamos a solas.. pareciera que sólo somos nosotros jugando a ser unos adolescentes sin problemas──confesó tras pasar saliva de forma rápida──Es como si, él tuviera la capacidad de hacerme olvidar de todo lo malo, cómo si él en verdad fuera la persona que me hace feliz.
Un gran silencio se formó en el vestuario, Robby asintió con la cabeza acariciandole la rodilla mientras que ella mantenía la vista baja. Lo siguiente que él hizo fue abrazarla, la abrazó tan fuerte, como si se encontrará uniendo todas sus piezas rotas.
──¿Eso es un sentimiento válido?──le preguntó Tory con el ceño fruncido.
──Todos los sentimientos son válidos, aunque sean o no correspondidos──le respondió el ojiverde apretando sus ojos con fuerza.
──Gracias, Robby──ella levantó la cabeza y le sonrió para luego dejarle un beso en la mejilla.
Aquella muestra de afecto demostraba la relación que había entre ambos, Tory jamás había tenido una amistad verdadera y Robby jamás se había sentido tan conforme y comprendido como lo hacía con ella. Se habían encontrado el uno al otro, por lo que sería difícil intentar ponerlos en contra.
──¿Crees que me den otro almuerzo?──indago Robby sintiendo crujir su estómago.
──Creo que probablemente no lo hagan──rió ella buscando dinero en el bolsillo de sus pantalones.
En cuanto el timbre sonó cada uno fue a su respectivo salón de clases. La asignatura de Filosofía, era una que ambos no compartían, por lo que la pelirubia tuvo que sentarse sola en uno de los bancos. A su lado, tomó asiento el mismísimo Eli Moskowitz, que minutos antes había tirado la comida de su amigo al suelo, y no sólo eso, sino que había dormido con ella durante la noche y la había despertado de la forma más cautelosa y romántica que su imaginación jamás le hubiese permitido presentar.
──¿Qué estas haciendo?──murmuró ella acomodando disimuladamente los útiles que había en su cartuchera.
──Sólo quería estar cerca de ti──le susurró en el oído con la excusa de estar buscando su lápiz en el suelo y haber tenido que bajar la mirada.
──¿No crees que tu respuesta es algo insulsa?──se burló sin dignarse a mirarlo a pesar de ser lo único que quería en aquel momento.
──Creo que eres tú la que se está quedando sin respuestas──susurró nuevamente apoyando su mano sobre la de ella por debajo de la mesa.
──No podías tener un pensamiento más erróneo──rodó los ojos mostrándose molesta, a lo que él sólo le sonrió.
──Te extrañe tanto──murmuró divertido, sólo para que fuese ella quien lo oyera.
Tory sintió como su mano y la de él se entrelazaban con sigilo, como si aquel simple acto se tratará de un tacto prohibido, corrupto y banal, como si no estuviese permitido. Ambos sentían como el corazón les latía de forma abrupta, ya no podían negar que aquella situación les generaba adrenalina pero a su vez les encantaba.
──¿Quieres que me aleje?──le preguntó él en un susurro débil, como si realmente no fuera capaz de hacerlo.
El profesor aún no se hacía presente en el salón y los demás jóvenes estaban cada uno en su propio mundo. Por lo que, Tory y Eli ya no se sentían tan descuidados al sentarse el uno junto al otro, al acariciarse las manos con el dorso de la misma y a observarse juguetonamente como si nadie más le prestara atención al juego interno y caluroso que mantenían avivado desde hacía tiempo.
──No──musitó la pelirubia generando una amplia sonrisa en el rostro de él.
Sus piernas se encontraban una sobre la otra, sus manos entrelazadas y sus miradas conectadas avivaban cada vez más el calor que desprendía de sus propios ojos. Cualquiera que los estuviese viendo podría confirmar que ambos se deseaban más de lo que alguna vez podrían admitir.
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Espero que les haya gustado!
Creo que es hasta ahora el capítulo más largo que he escrito.
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