Capítulo 3: Príncipe.

El sol se filtraba a través de las nubes, iluminando la aldea con una luz suave y dorada. Tn caminaba al lado de Estoico y Bocón, sus pasos lentos y calculados mientras se apoyaba en un bastón que le ayudaba a mantener el equilibrio. El murmullo de la vida cotidiana en la aldea resonaba a su alrededor, un recordatorio constante de la comunidad que lo rodeaba, una comunidad que aún no sabía si lo aceptaría o lo rechazaría.

Estoico, con su porte imponente, caminaba a su lado, su presencia tan sólida como la tierra bajo sus pies. Fue el primero en romper el silencio, su voz profunda resonando con la autoridad de un líder acostumbrado a ser escuchado.

Estoico: Soy Estoico el Vasto, jefe de esta aldea -se presentó con un tono que no dejaba lugar a dudas sobre su posición y responsabilidad-. Y este es Bocón el Rudo, mi mano derecha.

Tn asintió, reconociendo la importancia de aquellos nombres que ahora formaban parte de su entorno inmediato.

Estoico: Bienvenido a nuestro hogar -continuó Estoico, haciendo un gesto amplio que abarcaba la aldea a su alrededor-. Pese a que eres un desconocido, espero que no causes problemas.

Había una advertencia implícita en sus palabras, un recordatorio de que la hospitalidad de la aldea no era incondicional. Sin embargo, también había una expectativa de que Tn, con su extraña conexión con los dragones, pudiera ofrecer algo a cambio: respuestas.

Estoico: Y espero que puedas darnos algunas respuestas respecto a lo ocurrido -añadió Estoico, su mirada fija en Tn mientras seguían avanzando.

El joven sintió el peso de aquellas palabras, consciente de que su presencia allí era más que una mera curiosidad. Había expectativas y temores entrelazados en la bienvenida de Estoico, y Tn sabía que debía encontrar la manera de satisfacer ambas.

A medida que caminaban, Tn observó la aldea con ojos nuevos, consciente de que lo que dijera y cómo actuara podría definir su lugar en aquel mundo que apenas comenzaba a conocer. Tenía claro que las respuestas que ofreciera no solo afectarían a su destino, sino también a la percepción que aquellos aldeanos tenían de los dragones y de él mismo.

A medida que continuaban su camino por la aldea, el sonido de las conversaciones, los martillos golpeando y el viento susurrando entre las chozas llenaba el aire. Tn, apoyándose en su bastón, decidió que era el momento adecuado para presentarse formalmente, consciente de que lo que estaba a punto de revelar podría cambiar la dinámica de su interacción con Estoico y Bocón.

Tn: Mi nombre es Tn Varyen -comenzó, su voz clara y serena-. Soy el hijo menor de la casa Varyen y candidato al trono del reino de Elyria.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire por un momento, haciendo eco en el entorno. Estoico y Bocón se detuvieron, notablemente sorprendidos por aquella revelación inesperada. No era común que un forastero, y menos uno con un título tan importante, llegara a su aldea, mucho menos uno que afirmara tener un vínculo con los dragones.

Tn observó sus reacciones, notando la mezcla de asombro y escepticismo en sus rostros. Era consciente de que, en un lugar donde la desconfianza hacia los extraños era una necesidad de supervivencia, sus palabras podían ser vistas como una fanfarronería o incluso una amenaza.

Tn: Sé que quizás no es humilde de mi parte decir esto -continuó Tn, con una sonrisa que contenía tanto autocrítica como sinceridad-. O muy inteligente, considerando que aún no nos conocemos bien.

Hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran en el silencio que los rodeaba. Luego, con un tono más serio y cargado de intención, añadió:

Tn: Pero al igual que ustedes han demostrado confianza al permitirme estar aquí, yo también la demostraré con ustedes.

Estoico asintió lentamente, sus ojos estudiando a Tn con renovado interés. Había algo en la manera en que aquel joven hablaba que evocaba sinceridad y determinación; cualidades que él, como líder, podía respetar.

Bocón, por su parte, cruzó los brazos, su expresión suavizándose un poco mientras evaluaba al extraño que, en cuestión de minutos, había pasado de ser un simple forastero a un posible aliado con un pasado noble.

Estoico: Bien -dijo Estoico finalmente, su voz retomando la firmeza habitual-. Entonces, volvamos a nuestro asunto. Hay mucho que necesitamos entender, y parece que tú tienes muchas historias que contar.

Tn asintió, preparado para compartir su historia y escuchar la de ellos, consciente de que en aquellas conversaciones podría encontrar el camino hacia la aceptación y el entendimiento mutuo.

El murmullo del salón parecía amortiguarse mientras la conversación en la mesa de Estoico, Bocón y Tn se volvía más seria. El ambiente festivo contrastaba con la tensión subyacente de las palabras que se estaban por intercambiar. Estoico, con su mirada fija en Tn, se inclinó un poco hacia adelante, mostrando un interés más profundo en el joven extranjero.

Estoico: Dime, Tn -comenzó Estoico, su voz moderada pero inquisitiva-, ¿tu gente te buscará?

Tn dejó su tenedor a un lado, considerando cuidadosamente su respuesta antes de hablar.

Tn: En este momento, Elyria está atravesando un mal momento -explicó, su tono sombrío reflejando la gravedad de su situación-. Hay una revuelta en marcha.

Estoico, siempre perspicaz, entrecerró los ojos, buscando más allá de las palabras.

Estoico: ¿Te refieres a una rebelión? -preguntó, su voz baja pero firme, consciente de que el tema no era uno que se tomara a la ligera.

Tn asintió lentamente, reconociendo la percepción de Estoico.

Tn: Algo así -admitió, sus ojos encontrando los de Estoico mientras continuaba-. Mi hermano, Alaric, el hijo mayor de la casa Varyen, está en proceso de asumir el trono como heredero legítimo. Pero...

La pausa de Tn fue breve, apenas un respiro antes de que Estoico interviniera, su voz llena de una mezcla de comprensión y gravedad.

Estoico: ¿tú te entrometes?

Tn asintió una vez más, su expresión seria y decidida.

Tn: Sí. Alaric quiere matarme para asumir completamente el trono de Elyria -reveló, su voz calmada pero con una firmeza que indicaba que había aceptado la gravedad de su situación.

Las palabras flotaron en el aire, pesadas con la implicación de traición familiar y lucha por el poder. Bocón observó a Tn con una mezcla de asombro y simpatía, mientras que Estoico permanecía pensativo, asimilando la complejidad de lo que Tn acababa de compartir.

Estoico: Entonces, no solo eres un viajero, sino también un exiliado -concluyó Estoico, su tono mostrando una mezcla de respeto y cautela.

Tn asintió, su mirada firme mientras observaba a los dos hombres que ahora conocían su verdad. Sabía que esta revelación podría cambiar la forma en que lo veían, pero también sabía que necesitaba aliados, incluso en una tierra tan lejana como Berk.

El salón continuó con su bullicio, pero en aquella mesa, un entendimiento silencioso empezaba a formarse, un reconocimiento de que el joven forastero traía consigo no solo secretos, sino también las sombras de un reino en conflicto.

CONTINUARÁ.

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