Capítulo 5: Cenizas Olvidadas
Guía Básica para Elementalistas: Tomo III - Defensores Elementales
Los segadores son los guerreros de élite entre los magiers. Se destacan por su capacidad para controlar y manipular su magia elemental de manera eficiente, perfeccionado el equilibrio entre su destreza física y su maestría en el control de su elemento. Su principal función es la protección de los magiers contra amenazas externas. Además de su papel defensivo, los segadores también son hábiles en el rastreo y la caza de criaturas de la noche, que puedan representar una amenaza para ellos.
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Idalia Abirigor, magier de fuego y temperamento de hielo, era una mujer que no dedicaba ni un segundo de su vida a aquellos que no lo merecían, como por ejemplo mi hermano y yo. Durante cuatro años, nos había evitado, considerándonos una mancha en el perfecto linaje de su familia.
Tenía tantas dudas con ella, pero no iba a preguntar. Eso significaría comenzar a entablar una relación a lo que me oponía. Me negaba rotundamente a cualquier acercamiento. Sin embargo, mi mente insistía: ¿Cuál sería su verdadera edad? A simple vista, no aparentaba tener más de cuarenta años y lucía exactamente igual que la última vez que la vi, lo cual resultaba casi imposible. Si mi madre estuviera viva, tendría esa misma edad. Además de que la gente envejecía independiente si eras un magier o un humano ¿o no?
Me preguntaba cuántos años llegaríamos a vivir Arth y yo. Sabía que eso dependía en gran medida a cuán cerca estuviéramos de un sombrío y de qué tipo, y aunque más o menos conocía mi ascendencia no sabía que tanto aportaba mi padre a esto.
—¿Cómo dormiste cariño? —quiso saber.
Sus palabras me irritaron profundamente. No me gustaba que me llamara "cariño". Ya le había expresado mi disgusto al respecto, pero parecía no importarle. Estaba claro que mi opinión no tenía ningún valor para ella. A todo eso, sumarle que sus ojos celestes fríos me resultaban desagradables. Carecían de vida, lo cual encajaba perfectamente con su actitud siempre perfecta. Francamente, nada de ella me resultaba apropiado.
Me apunto los panecillos que olían increíble, mientras pedía que sirvieran mi desayuno. Estaba muy bien acompañada por gente de servicio. Habían hecho un aseo total en la gran y vieja casa.
Ayer me había visto obligada a tener una larga conversación sobre los últimos años. No hubo emociones intensas como gritos o llanto, ni demostraciones de magia elemental. Y mucho menos demostraciones de afecto. En cambio, solo hubo reproches de mi parte.
Me permití culparla por todo lo que habíamos pasado: por habernos abandonado, excluido de todo y no habernos proporcionado dinero para comer. Su explicación fue vaga y débil, ambas sabíamos que no tenía una defensa sólida. Simplemente insistió en que había perdido el rastro debido al donante de esperma. Según ella, si no fuera por Tommy, seguiría ignorando nuestra existencia. Nada en ella parecía tener sentido, no podías perder el rastro de alguien si ni siquiera lo estás buscando.
Lo único que me pareció agradable de nuestra charla y con lo que me sentí agradecida, fue cuando comenzó a compartir historias de mamá. Me contó cómo era la relación de mi madre y sus hermanos. Ignoraba tener más familiares que ella, nunca los había visto.
Mi madre nació en un momento difícil en la vida de Idalia. El abuelo había fallecido unos meses antes de que ella se enterara de que estaba embarazada de mamá. Pensaba que tal vez esa pérdida había sido una de las razones detrás de las conductas alocadas y suicidas de mi madre. La ausencia de una figura paterna la había afectado profundamente, y aunque Idalia intentó compensarlo de otras formas, nunca lo logró por completo.
Sin embargo, según ella, las cosas cambiaron cuando mi madre cumplió quince años. No se puede decir que la adolescencia solo sea difícil para los humanos. Mamá era en una chica libre y amigable, pero también letal. Tomó la decisión de convertirse en una segadora y completó el entrenamiento en solo dos años en el Nexus. Estaba muy por sobre las habilidades de los demás.
—Nunca quise que ella fuera una segadora, no era bien visto, pero fue aceptada. Ella tenía uno de los linajes más puros por familia, todos lo sabían, así que me escucharon cuando intervine en la corte de fuego y evitaron enviarla a misiones peligrosas. Fue un error mi petición, eso solo la alejó y enfureció más. Siempre estaba muy enojada. Se unió a los segadores de la corte de agua, iba y venía constantemente, era una niña frágil de veinte años en un mundo terrible. Fue cuando se embarazó de Arthur, estaba molesta al principio, pero cuando vio a ese hermoso bebé, logro sentar cabeza. Se casó con tu padre, aunque no sé si fue para desafiarme a mí o si realmente se enamoró de él. Tu padre si la amaba, la miraba como si ella fuera su vida. Pero solo era un chico sin cuna, con un linaje apenas capaz de mantener su elemento. A Azahara no parecía importarle. No estuve de acuerdo, ella merecía algo mucho mejor, pero lo acepté. Y luego llegaste tú, tan pequeña y perfecta. La vi feliz con ustedes, pero con el tiempo no con James. Él se marchó poco después, y siento que ese fue el momento en que ella empezó a vivir nuevamente.
Yo era pequeña, pero recuerdo que la presencia del donante en nuestras vidas era agridulce. Había días en los que él era un buen padre, lleno de risas y cariño. Pero también había días oscuros en los que no había alegría en casa. Cuando finalmente se marchó, mi madre retomó su trabajo como segadora.
Me di cuenta de que, a pesar de todo lo que Idalia me había contado, no podía estar segura de sí sus palabras eran verdaderas o no. Sabía tan poco sobre mi madre, solo la conocí siendo una niña. No sabía nada de su trabajo, ni de como se había conocido con papá o cosas que entiendes en la adolescencia.
Mi mente volvió al presente y a mi desayuno. Comencé a ver las posibilidades que tenía para arreglar mis asuntos. Aunque no sabía si había solución para lo ocurrido con Erick, lo más probable es que ya estuviera muerto. Había presenciado toda la sangre que manchaba su ropa y, en un momento de ira, había deseado su muerte.
Probablemente enfrentaría la cárcel por ello. No me sentía orgullosa de mis acciones, pero agradecía que Erick hubiera sido mi catalizador. Él sí merecía las consecuencias de lo sucedido.
—¿Qué te preocupa?, no lo pienses mucho solo dímelo antes que termines mintiendo o inventando alguna loca historia.
Apenas llevaba dos días conmigo y ya creía que me conocía, eso me irritaba profundamente. Porque justamente eso era lo que planeaba hacer, estaba acostumbrada a mentir para salir del paso.
—No voy a volver a la escuela, necesito encontrar un trabajo a tiempo completo.
—No vas a trabajar Iseria, nos iremos de aquí. Entrenaras un tiempo y el próximo año iniciaras en Hestia, igual que tu hermano.
La idea de ser arrastrada a una academia por tener magia elemental, que tenía sus inicios en el fuego, me resultaba algo absurda. ¿Por qué debía aceptar sus planes para mi futuro? Ella no era alguien importante en mi vida como para poder tomar decisiones.
—Esos son tus planes, no los míos —no iba a darle el gusto de controlar mi vida, no tenía ni un derecho.
—¿Por qué? — bajo el periódico y me miro.
—Porque no lo necesito —me concentre en la espuma que se junta en los bordes de la taza. Sus ojos me causaban una sensación incómoda, como si estuviera bajo escrutinio constante.
—Tu cupo está reservado desde que naciste, toda mi familia ha estudiado en Hestia, es lógico que sigas a tu hermano.
—Mamá no fue allí, y ser de tu familia por sangre no significa que realmente lo seamos, menos que vaya a seguir tus reglas —respondí con firmeza. Tenía mis propias dudas y no estaba dispuesta a seguir un camino preestablecido solo por tradición, menos si me lo indicaba Idalia.
Además, dudaba que me recibieran en alguna escuela, aún más en una academia. Yo no era una usuaria de magia elemental experimentada y por mi edad dudaba que tuviera posibilidades de serlo.
—Podemos discutir esto más adelante. Por ahora, date prisa para no llegar tarde a tu escuela.
—No tengo intención de ir. Ya te dije que la voy a dejar.
—Tenemos una reunión importante a las diez. No podemos faltar, si no asistes, llamarás la atención y darás a entender que eres culpable —advirtió con seriedad —Además, necesitamos saber cuánto saben ellos, y ver si puedo manejarlo sola o debo dar aviso a la corte de fuego.
Asentí consiente de que debía saber que daño había causado. Era hora de saber mi castigo, estaba dispuesta a enfrentar la verdad, por más complicada que pudiera ser.
Media hora después me encontraba en la entrada de la escuela, un coche lujoso nos había traído y un hombre nos estaba abriendo la puerta. Normal era que tus padres te llevaran a la escuela y te dejaran allí, esto que estaba pasando no tenía nada que ver con normalidad, y me estaba molestando, solo que no estaba segura de la razón. Ella notó mis dudas porque rodeo mi hombro con su brazo, claramente no era para reconfortarme, sino que fue para obligarme a caminar en la misma dirección que ella.
Llegamos a la oficina y ni siquiera tuvimos que esperar por ser recibidas. El aura dominante y elegante de Idalia llenaba la habitación de una manera fría. En otro momento de mi vida, tal vez hubiera sentido admiración por ella.
Su mirada se posó en mí como si supiera lo que estaba pensando, y me regaló una pequeña sonrisa. En ese momento, sentí que traicionaba a mi madre. Ella la odiaba, y yo también debía hacerlo.
—No tienes que preocuparte, arreglaré lo que sea necesario.
Dio unas suaves palmaditas a mi mano, como una caricia que las abuelas les dan a sus nietos y pues ¡bingo! La primera similitud de mi estereotipo de abuela.
El director, un hombre regordete con la ropa arrugada, nos saludó cordialmente, aunque sus ojos se posaron en mí con desaprobación. Parecía verme como la peor de todos los alumnos, una delincuente juvenil. Ni siquiera me saludó. Estaba acostumbrada a eso, siempre me hacía sentir pequeña e insignificante.
—¿Está muerto? —mi pregunta rompió el silencio.
No era precisamente hábil con las palabras, pero había estado reflexionando sobre ello desde ayer, no era que me sintiera del todo culpable. Pero, sabía que era bueno y que no, matar a una persona era algo malo.
—Si ese fuera el caso, no estaríamos teniendo esta reunión aquí, señorita Deinally —seguía mirándome con desaprobación.
—Cariño, mantén silencio. Todavía estás conmocionada por lo que te hizo ese chico —advirtió Idalia.
Casi podía cortar el aire con un cuchillo, y no me refería a nada relacionado con elementos. El ambiente estaba muy tenso.
—Esto es un tema complicado para todos— continuo el director —Hay una acusación muy grave contra la señorita Deinally que escapan a un asunto solo de la escuela. Estamos llevando a cabo una investigación...
—¿Acusación? —su voz resonó con una intensidad imponente, casi causando escalofríos en mí —Mi nieta está pasando un momento de mucho estrés por haber sido golpeada y atacada por ese chico, tiene una fractura expuesta y doce puntos en su mano derecha, le quedará una cicatriz y no sabemos si va a recuperar su movilidad total. Pero eso no se compara con el daño psicológico que ha sufrido a manos de ese chico. Y ustedes, en lugar de tomar medidas adecuadas, deciden iniciar una investigación. Permítame resumirle la situación. Van a buscar la forma de remediarlo o yo misma me encargaré que se arrepienta el resto de su vida por no haberlo hecho.
Yo no conocía a Idalia, pero podía entender lo clara que estaba siendo su amenaza. Creo que el director no se esperaba que algo así pasara. Rápidamente me di cuenta de que, si hubiera asistido a esta reunión por mi cuenta, este momento sería muy distinto. La presencia y la voz de ella habían cambiado completamente el curso de los acontecimientos.
—¿Me está amenazando? Sabe que ese no es un buen comienzo —él mira una hoja que contiene mis datos —Is... Iseria, no tenemos ni un reporte o una acusación de su parte hacia el señor Smith.
Casi pareciera que jamás hubiese escuchado mi nombre como uno de sus alumnos.
—Es necesario reportar lo que todos saben y usted ya ha visto. Solo hay unos pocos alumnos, no es como que pueda hacer creer que los profesores o usted no han visto lo que ha hecho ese chico por años —dejo caer mi móvil sobre el escritorio —O cree que esto no existe, porque estoy segura de que hay vídeos en todos lados, a los chicos les gusta usar sus móviles y la red de la escuela.
—Lo lamento señora Deinally, pero no sé de qué vídeos habla ni de lo que ha pasado. Solo tenemos la acusación de la familia Smith por lo ocurrido a su hijo, donde señalan a su nieta como la culpable. Ahora todo está en una investigación interna.
—Me apellido Astoreth, y no puedo entender que tan idiota son para insistir en proteger al chico equivocado.
El director lucía sorprendido, pero no era el único. No podía creer que lo hubiera llamado idiota y a ella como "Astoreth". Yo no había estudiado demonología a fondo, pero sabía que Astoreth era una variante del nombre que recibía el demonio Astaroth, el príncipe derrocado. ¿Qué tenía que ver con ella y por qué usaba ese nombre como apellido?
—La señorita Deinally está suspendida hasta que logremos averiguar qué fue lo que pasó —dijo el director —Ella colgó un vídeo en las redes de la escuela donde aparece agrediendo al señor Smith en días anteriores a esta nueva agresión. El acoso no está...
¡Mierda! Así que el idiota de Erick se refería a eso. Pero yo no había colgado nada, ni siquiera sabía que había un vídeo. No lo había visto.
—¿Suspendida? —estaba sorprendida. Era algo nuevo para mí. Jamás había tenido problemas en la escuela, al menos no de este tipo.
—Que no se le olvide que quizás aquí pueden amar el deporte, pero esto no se quedara en este pueblo. Le costara más que una sanción —dijo Idalia con una voz llena de autoridad —De aquí en adelante, todo lo hablara con mi abogado.
Me hizo un gesto para que la siguiera, indicando que la conversación había llegado a su fin.
—Estuve revisando el expediente de Isabella y, considerando sus calificaciones, podríamos llegar a un acuerdo para cerrar su año en este momento. Parece que ella no interactúa mucho con los demás alumnos, por lo que el comité disciplinario cree que sería una buena opción —expresó el director.
Dejé escapar un insulto en voz baja, consciente de que era posible que me escucharan. Pero sentía que me lo podía permitir, me estaba suspendiendo y cambiando el nombré en una misma frase.
—Claro que no lo hace, nadie aquí es lo suficientemente digno como para pensar en dedicarle unos minutos o un poco de atención —respondí con resentimiento.
Sé que ella sintió que me estaban pasando a llevar, pero querer defenderme no era necesario.
El director pareció dudar por un momento y mencionó algo sobre verificar la identificación de Idalia. Sin embargo, antes de que pudiera decir más, ella lanzó una tarjeta sobre el escritorio
—Con mi abogado.
Con gesto de molestia, salimos de las instalaciones. Aunque su expresión seguía impasible, podía sentir el aura de furia que la rodeaba. Parecía emanar un calor intenso, como si estuviera a punto de estallar en llamas.
—¿Estás enojada? —quería tener esa respuesta e intentar entender a la gente, normalmente no lo hacía tan bien.
—Claro que lo estoy.
—No tienes que preocuparte, este es mi problema y no necesito tu ayuda. Si cierran mi año ahora, no es tan malo. No pienso ir a la universidad, así que da igual.
Ella se detuvo sin avisar.
—No sé cómo más debo decírtelo para que lo entiendas: eres mi responsabilidad, y me molesta que los demás hagan como si nada pasara solo porque ese chico le da trofeos a la escuela. Te hizo daño y estoy aquí para hacer que pague por ello. Sacarlo de tu cabeza, ya no tendrás que preocuparte más por el tema. Iremos a la ciudad para que compres ropa nueva. No deberías estar usando eso, hace mucho frío, y además deberías lucir más como una chica —afirmó, cambiando radicalmente de tema en una conversación incómoda que yo no deseaba continuar.
Al principio, tuve la intención de negarme, pero luego me di cuenta de que podría obtener algunas cosas bonitas y sorprender a Tommy cuando nos encontráramos nuevamente. No era una mala idea después de todo. ¿Estaba mal que me aprovechara? O acaso lo merecía después de todo el pasado.
Idalia me llevó a varias tiendas en la ciudad y compró ropas que yo no quería, faldas, vestidos y tacones. Sin embargo, también me permitió elegir prendas que siempre había deseado tener: tops y camisetas de diversos estilos, pantalones anchos y ajustados, botas de combate y pantalones cargo. Aún no definía un estilo, no había tenido que pensar en ello hasta ahora.
Después de las compras, me llevó a un salón de belleza para un corte de cabello. Me preguntó por mis opciones para cortarlo, eso fue lindo de su parte, pero a la vez inútil para mí. Habían pasado muchos años desde mi última visita a un salón y no sabía las cosas que estaban de moda o que me quedaría bien. Idalia tomó la decisión por mí: solo cortar un poco las puntas y aplicar tratamientos para que mi cabello luciera brillante y sedoso. Además de eso compró productos recomendados para mantener el color poco atractivo y descolorido de mi cabello rubio.
—Porque no le diste el favor al director, yo le hice daño al idiota, pensé que estaba muerto —era mi manera de dar las gracias, solo decir unas cuantas palabras que esperaba se pudiesen entender.
—No voy a permitir que te culpen por defenderte. Él merecía mucho más. Además, así es la magia elemental, la primera vez no puedes controlarla completamente. Deberían agradecer que no pusiste tus ojos en su cuello. Yo lo hubiese hecho. Me sorprende que esté bien, revisé sus resultados cuando estuve en el hospital. Hay algo extraño en su situación ni un humano resistiría como él lo hizo.
Idalia suspiró y colocó una mano en mi hombro, transmitiéndome una extraña calma.
—Yo no quería hacerle daño así —no estaba tan segura de ello. Aquella violencia que se había desatado era algo completamente ajeno a mi naturaleza, había tenido un sentimiento que ahora no podía describir, pero me había gustado —. Me di cuenta de que, si su brazo no funciona, no podrá volver a lanzar eso lo deja fuera de los próximos juegos y su futuro. Creo que es mejor opción que cortar su cuello. Debería venir Arth, quizás pueda borrar la memoria de todos y se acaba este asunto.
—Cariño, puede que vivas en un pueblo, pero hay mucha gente en el lugar. Aunque Arth tenga la habilidad de borrar memorias, si es el caso, no es tan sencillo como parece. Sería difícil que él saltara entre cien personas para crear la misma historia sin dejar lagunas. A largo plazo podría causar aún más problemas, por eso es mejor resolverlo lo más rápido posible. No queremos que ningún segador o miembro de la corte se entere.
—¿Por eso necesitamos un abogado? —pregunté, confundida por su elección.
—Sí, un sabueso sabe dónde atacar. Necesitamos alguien astuto que pueda destrozarlos antes de que se den cuenta. Además, Damien debe encargarse de arreglar tus papeles y la custodia, más si vamos a salir del país. Quiero que sea de una forma más tradicional para no manchar tu historial. No quiero encontrarme con sorpresas más adelante, así que es mejor que él esté presente y se haga cargo.
Ella hablaba de una manera muy casual. Pero todas sus palabras llamaron mi atención, levantando una preocupación inmediata.
—Cuando mencionas "un sabueso", ¿te refieres a un sabueso infernal un HellHound? Esos que se alimentan de los intestinos de las personas —la sola idea de que alguien así estuviese involucrado me aterraba.
Los sabuesos eran una aberración en nuestro mundo. Poseían una fuerza descomunal, una sed insaciable de sangre y poder que no debería existir en ninguna forma, y mucho menos en demonios de esa naturaleza.
—Damien Balysthos es un viejo amigo. Llegará mañana por la tarde para arreglar todo esto, así que tenemos que estar preparadas para darle toda la información posible — la mención de ese nombre me resultaba familiar, como si lo hubiera escuchado en alguna parte, pero no podía recordar dónde, no conocía abogados y menos a otros demonios.
—¿Cómo es él? ¿Va a intentar matarnos? —pregunté, imaginando a un hombre con dientes y orejas de lobo.
—No, no va a intentar nada de eso, no si no lo provocas.
Provocar, era una palabra que tenía muchos significados y dependía de la clase que habláramos. Si solo lo miraba ¿sería provocarlo?, o era algo más como decirle ¡buen chico, la pelo la pelota! y luego unas palmaditas en la cabeza. Me estremecí imaginando mis posibilidades de salir con vida, yo siempre metía las patas sin querer.
De regreso a casa, pregunte lo que había estado deseando saber desde la mañana.
—Cuando y por qué cambiaste tu apellido, dijiste Astoreth, mamá era Abirigor, acaso ¿te casaste? —pregunté, tratando de entender la historia detrás de los apellidos. Abirigor era una variante del nombre real del demonio Abigor, mamá estaba orgullosa de ello y siempre lo contaba.
Ella no me miro de ni una forma especial, y en realidad yo no la hubiese juzgado si lo hacía, era una pregunta tonta.
—Mi esposo era descendiente directo del demonio Abigor. Cuando me case con él perdí mi apellido y tome el de su familia. Pero cuando Darían murió, decidí volver a mi linaje, y fue el nombre que le traspasé a mi última hija. Azahara era Astaroth no Abigor, no sé por qué te dijo eso. Pero tengo su registro y puedo mostrártelo más adelante.
Sus palabras fueron una total sorpresa, algo que jamás hubiese imaginado escuchar. Mamá jamás dijo nada sobre eso. Eso significaba dos cosas: o Idalia mentía o mamá había omitido algo en su historia. Tenía que ver ese registro de nacimiento, no había forma de que Idalia tuviese razón en nada.
—No quiero que seas mi tutora, Idalia. No te necesito.
Idalia se quedó en silencio por un momento, sus ojos reflejaban una mezcla de emociones no dichas.
—A veces, no puedo evitar pensar que te pareces tanto a ella... a Azahara."
Golpearon la puerta, lo cual resultó muy extraño. No esperaba a Tommy, e Idalia se había ido después del desayuno. No sentí nada extraño que me dijera peligro, pero la verdad es que tampoco era muy perceptiva con las cosas. Trague las galletas que tenía en la boca, y me limpie la mano para abrir la puerta.
Tres hombres de imponente presencia estaba parados en la entrada de la casa. Eran enormes, tal vez medían alrededor de dos metros de altura, y su mera apariencia infundía temor en mí. Desde su impecable forma de vestir hasta sus rostros, todo en ellos me hacía sentir atrapada en una situación completamente diferente a cualquier cosa que hubiera experimentado antes. Sabía lo que eran, las historias eran ciertas.
—Busco a Idalia —su voz fue demandante, pero a la vez suave y atrayente. Como una suave caricia a la que tenías que obedecer.
El hombre era muy guapo, extremadamente en realidad y de una forma varonil. Había aprendido que las personas no deberían tener todas esas características juntas. No era justo para los demás y era peligroso. Debía haber un equilibrio, ser amargado y guapo, o agradable, carismático y poco agraciado.
—Ella no vive aquí y lamento no invitarlos a pasar, pero bueno... no quiero aparecer en las noticias, ya sabe, esos casos en los que una chica deja entrar a desconocidos y luego desaparece para siempre, o la encuentras repartida en trozos por todos lados... sin vida, por si no quedo claro —quise pensar que era una broma, pero solo estaba demostrando lo aterrada que estaba —¿Galletas? —alce el paquete en ofrecimiento como si eso cambiara algo.
Creo que Idalia se refería a exactamente eso, cuando dijo no provocar. Que tonta había sido ahora solo me faltaba rascarle tras las orejas. Uno de los hombres mostró una pequeña sonrisa en su rostro, mientras que otro soltó una risa audible. No me agradaba su reacción, pero no podía negar que la risa resultaba agradable, atrayente.
—Nuestro Alfa ha venido para ayudar a Idalia. Espero que no nos des razones para "hacerte trocitos", a menos que, por supuesto, no quieras cooperar
Aquello me puso sumamente nerviosa. No era el abogado quien hablaba, pero estaba segura de que sus pensamientos no diferían demasiado de sus compañeros.
—No necesito que hables por mí, Maddox. Aquí no hay nada que ver, vayan a dar una vuelta y estén atentos —les dijo, despidiendo a los dos hombres que lo acompañaban. Sin embargo, su presencia imponente no se desvaneció. Aunque ahora estuviera solo, seguía resultando igual de intimidante —. No voy a hacerte daño, ellos tampoco.
Tuve que dejarlo entrar a casa, sabía que si a Tommy no le había podido impedir la entrada menos podría ahora.
—Pensé que usted era mayor, busqué información sobre quien era, pero no encontré fotos. Solo sus casos y Manhattan, pareces ser alguien importante. ¿Cuánto le cobra a Idalia? —pregunté con curiosidad, aun sintiendo un poco de ese miedo inicial.
—¿Por qué? Piensas adelantarme el pago —él fue sutil para decirme que no fuera una metiche —es difícil que los sabuesos nos dejemos fotografiar o exponer tanto, después de llegar a nuestra edad adulta no envejecemos. Nadie quiere una cara que no cambia, eso resulta inquietante para los humanos.
—Encontré una foto suya en internet —lo vi tomar asiento, no dijo nada de las condiciones de la casa, aunque parecía ser un hombre de mucho dinero — ¿Cree que hay forma que me emancipe de ella?, quiere adoptarme, pero no es lo que yo quiero. La verdad es que no la conozco y quiero estar lo más lejos de ella — explique de una forma que me pueda entender.
Me miró fijamente y parpadeó. Sus ojos pardos eran realmente llamativos, diferentes a cualquier otro que hubiera visto antes. ¿Sería debido a sus genes de mitad demonio, mitad humano?, ni siquiera estaba segura si ellos tenían algo de humano.
—Estoy aquí para arreglar que Idalia sea tu tutora, no para ayudar emanciparte. A menos claro, que puedas pagarme por ello o quizás un trato.
—Preferiría no hacer tratos o negocios con su clase.
—En eso estamos de acuerdo. No pareces saber mucho de este mundo, aunque apestas a demonio.
Quise olerme, pero no creía que fuera a captar lo que él se refería, yo olía normal, me había bañado hace unas horas.
—Mi magia elemental se mostró hace unos días y soy muy hábil, he estado entrenando, puede que sea eso —mentí, dando a entender que podría defenderme de ser necesario.
—Antes de discutir cualquier cosa, necesito saber los detalles sobre la pelea que tuviste con ese chico. ¿Puedes explicarme qué sucedió?
Después de transcurrir media hora, concluí mi relato desde el principio. Resultaba extraño, pero experimenté una sensación de confianza que no había sentido hace tiempo. Jamás me hubiera imaginado compartir todos los datos, del acoso y abuso que Erick me había infligido. Pero de alguna manera, el hellhound me había escuchado pacientemente. No me observó con lástima ni compasión, tampoco intentó invadir mi espacio personal para consolarme, menos interrumpirme.
—Sabes si llevaba un arma... el chico que llego ayudarte.
Como podría saber si Micke llevaba un arma o algo, no quería que lo culparan por algo que no había hecho.
—No lo sé, la verdad. No me quedé para preguntarle a Micke si estaba tratando de matarlo y si los demás estábamos incluidos en el paquete. Simplemente salí corriendo de allí y no he sabido nada más al respecto. Nadie me ha contado nada y tampoco soy muy habladora, lo cual a veces me mete en problemas.
Su falta de reacción especial ante mi respuesta me hizo cuestionarme si estaba acostumbrado a tratar con adolescentes o si simplemente ya no se sorprende por nada en esta vida.
—Él está bien, va a salir del hospital pronto. Tuvo muchos cortes y perdió sangre, su brazo estará bien, o por lo menos en su lugar. Aunque sus tendones fueron rebanados, no creo que su movilidad vuelva a ser la misma. Me encargaré de que no tenga ayuda divina.
Suspiré con alivio y una risa escapó de mis labios. Sonaba extraña incluso para mí, hacía tanto tiempo que no me reía.
—Es bueno saberlo —sonreí ampliamente, permitiendo que la felicidad se reflejara en mi voz.
Queridos lectores,
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