Capítulo 3: Infierno en la tierra

Líneas de Sangre: Tomo I- Resonancias Ancestrales 

Magiers, seres que tienen una conexión especial con la magia demoniaca de elementos, son capaces de manipularla de diversas maneras. También conocidos como elementalistas o magos elementales. La magia elemental, tejida en la esencia misma de los sombríos, resuena en los usuarios. Al ser invocada, se manifiesta con una pulsación energética única para cada elemento. El fuego danza con fervor ardiente, el agua fluye con serenidad líquida, la tierra se solidifica en fuerza inquebrantable, y el aire se desplaza en corrientes invisibles. Esto siempre puede variar según el usurario.


🍃

Tommy continuaba hablándome, ajeno a la tormenta interna que me consumía. Tenía razón al sentirme humillada y enojada por las palabras de Erick. Pero lo que verdaderamente me había herido había sido escuchar a Tommy llamándome "hermanita".

Aquella simple palabra resonaba en mi interior como una puñalada, empujándome al borde de un precipicio emocional. Ya no sabía si debía; lanzarme al vacío o esperar a que Tommy me empujara con alguna otra frase despiadada.

El dolor y la confusión se entrelazaban dentro de mí, formando un nudo apretado en mi pecho. La furia también me consumía, estaba extremadamente enojada. Si tan solo el estúpido de Erick no hubiera provocado esa escena, Tommy nunca habría pronunciado esas palabras. Lo último que quería era descubrir que él me veía como su pequeña hermana, sobre todo cuando llevaba años deseando verlo.

—No quería abordar la conversación de esta manera, pero necesitamos hablar —dijo seriamente, obligándome a mirarlo.

Su expresión era una versión distinta para mí, más madura y más seria. Me esforcé por no apartar la vista, pero me encontraba ante unos ojos que reflejaban muy poco y que no parecían correctos.

—No quiero hablar ahora —estaba luchando contra el impulso de apartarme y estar sola. Era la primera vez en mi vida que sentía la necesidad de aislarme.

El bajo del coche primero, yo solo atine a dejar los últimos diez dólares que tenía sobre el salpicadero del coche, consciente de que Tommy los encontraría más tarde. Era un pequeño gesto de agradecimiento por todo lo que había hecho por mí ese día. Era lo único que tenía para ofrecerle como pago.

Entré a la casa sin llevar nada de lo que me había comprado, muy consiente que no podía permitirme ese lujo. Y aunque anhelaba los regalos que me había dado, la emoción se había desvanecido por completo.

Tommy me siguió y se dirigió directamente a la cocina para guardar la comida en la nevera. Sin embargo, no me di cuenta de que ese simple acto desencadenaría lo que menos esperaba.

—Sigues sin suministro eléctrico —comentó, al darse cuenta de que la luz de la nevera no se encendía.

Se acercó al interruptor de las lámparas, comenzó a encenderlas y apagarlas.

—Sí, más tarde llamaré para que lo reparen. Deberías marcharte, la carretera puede ser peligrosa —traté de desviar su atención y hacer que se fuera.

Pero entonces, algo inesperado sucedió y el caos se desató. Su teléfono comenzó a sonar con una melodía alegre que, sin saberlo, se convertiría en mi sentencia de muerte.

Tommy activó el altavoz y pronunció un "hola" mientras los sonidos se proyectaban en la habitación. No era una experta, pero supuse que quería que escuchara lo que estaba por venir.

—Hola, Thomas. Me sorprende que me hayas llamado, ha pasado un tiempo. ¿Qué es tan urgente que no puede esperar? —respondió una voz al otro lado de la línea.

Algo en mí decía que la conocía, y si era lo que creía esto no sería bueno.

—He estado tratando de comunicarme usted, pero ha sido difícil, siempre es mucha burocracia —explicó Tommy, pero su tono dejaba entrever algo más —. Tengo noticias, y no sé cómo lo vaya a tomar.

—No me trates de usted, ya no eres un niño. Y por favor, no te andes con rodeos. ¿Qué paso? —la voz sonaba impaciente.

—Necesito que me escuches hasta el final y quizás tomar asiento. Esto va a ser extraño —hubo un breve silencio por parte de Tommy, silencio que indicaba la hora exacta de mi muerte. —Estoy en la cocina de tu casa, esperando a que regreses para que hablemos.

—¿En la cocina?

Sentí el sobresalto en la voz a través del teléfono, y estaba segura de que se había puesto en movimiento hacia lo que imaginaba que era la cocina de su casa. Mi corazón latía acelerado al darme cuenta de lo que estaba sucediendo. Nunca vi venir esto, nunca pensé que hubiera una comunicación entre ellos dos, y mucho menos imaginé esta escena en mi mente.

—Hasta donde sé, no eres un magier mental, así que ¿explícame qué tipo de broma es esta? —la voz se transformó en una de frialdad pura.

—No es una broma, Idalia. Estoy en la cocina de tu casa, junto a tu nieta menor —respondió Tommy, tratando de transmitir la seriedad de la situación.

—¡No puedo creer que juegues con algo así! ¡No vuelvas a llamarme jamás! —finalizo, mezclando ira y rabia en su voz.

Ella no estaba dispuesta a jugar, nunca lo estaba. Empecé a sudar frío mientras observaba cómo el castillo de arena que había construido se desmoronaba lentamente.

—¡Espera!, sé que no lo entiendes y yo tampoco, pero... vamos, Iseria, saluda a Idalia. Supongo que ella estará feliz de oírte —intento aliviar la tensión mientras me hacía señas para que hablara.

Finalmente había ocurrido, había sido pillada. Tommy me miró fijamente, con una expresión de decepción y enojo que me hizo sentir terrible. Me di cuenta de que era posible perder su confianza, eso me hizo sentir una punzada de nervios por no saber lo que vendría.

Pronto sería peor, solo había sido descubierta en una mentira. Me preguntaba que iba a pasar cuando tuviera que explicar todo lo demás. La sensación de que todo se tambaleaba a mi alrededor me hizo estremecer.

—¿Iseria? ¿Qué estupidez dices? —Idalia estaba enojada, pero no cortaba la llamada.

Tommy tiró de mi brazo y me obligó a sentarme nuevamente en la silla. Movió el móvil hacia mí, indicándome que hablara. En ese momento, no tenía muchas opciones, así que reuní toda mi determinación y comencé a hablar, mi voz apenas saliendo de mi boca seca.

—Hola, Idalia. Soy yo... —logré articular con dificultad, sentía un poco de miedo.

Hubo un momento de silencio, como si ella estuviera procesando la información. Luego, percibí un sonido ahogado, como si algo se hubiera caído al otro lado de la línea. Tal vez fue su teléfono.

—Esto debe ser un error —dijo Idalia, su voz cargada de incredulidad. —¿Cómo?

Se escuchó una pausa tensa al otro lado del teléfono. Tommy rompió ese silencio con una pregunta directa hacia mí.

—Aparentemente Arthur está en Hestia —finalizo Tommy, me miraba con una intensidad que parecía capaz de matar.

Tommy continuó con la conversación mientras desconectaba el altavoz y se alejaba de mí. Aún podía escuchar la voz de Idalia en el teléfono, su acento marcado entre irlandés e inglés resonando en mis oídos. Después de esta escena, nunca olvidaría ese tono cargado de rabia y enojo.

Me quede esperando en la habitación por unos quince minutos hasta que Tommy volvió y se sentó a mi lado.

—Supongo que la "fiesta" ha llegado a su fin. Ahora tú y yo vamos a hablar de esto —no aparto en ni un momento la mirada de mí.

—Sé más específico —me sentía abrumada por la falta de ganas de enfrentar la realidad.

Las palabras habían salido apenas como un susurro, sin energía ni convicción.

No tenía ganas de hablar. Sentía una mezcla de emociones abrumadoras: molestia por el hecho de que él se hubiese dado cuenta de algunas cosas, culpa por haber mentido, miedo de perder su amistad o que se alejara de mí cuando recién nos habíamos reencontrado, y una gran vergüenza por no haber sido cautelosa y haber expuesto todo.

Me sentía perdida y confundida, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para responderle, y ni siquiera sabía si realmente quería hacerlo. No estaba lista para enfrentar la realidad de mis mentiras y las consecuencias que traerían consigo. El silencio se apoderó de mí mientras luchaba por encontrar la manera de explicarme.

—Necesito saber por qué me mentiste y porque estás ocultando todas estas cosas —insistió, sin dejarlo pasar. 

Esperaba que estallara en un ataque de ira o que al menos mostrara algún signo de emoción, pero no lo hizo. Su tranquilidad me desconcertó. Esté no era el Tommy que yo conocía, por lo visto convertirse en segador lo había cambiado. Estaba decidido a obtener respuestas y no se dejaría engañar por mis mentiras, no es que me lo dijera, pero podía notarlo.

—Define mentir —intervine, consciente de que mi intento de alargar el momento para distraerlo no iba a ayudar en absoluto.

—Tu abuela está en Irlanda, se fue justo después que me visito en la fortaleza luego de que Azahara murió. Sabía que me ocultabas cosas, pero nunca pensé que fuera algo así. No viniendo de ti, siempre fuiste tan dulce y cariñosa, tan correcta. ¿Y ahora?

Tommy no apartaba la vista de mis ojos, su expresión reflejaba decepción y preocupación. Dejando claro que lo que había hecho no era un juego para él.

—No me digas que estás decepcionado de mí —sabía muy bien que su decepción era justificada.

Traté de aliviar la tensión con una broma, pero su reacción dejó en claro que la situación era mucho más grave de lo que yo había asumido. Sentí cómo la decepción se instalaba en su mirada, y me di cuenta de que había lastimado profundamente a quien me importaba.

Tommy se mantuvo en silencio por un momento, como si buscara las palabras adecuadas para expresar lo que sentía o quizás para no matarme. 

—Esto no es un juego. Has estado mintiéndole a Idalia y a tu padre durante años, y no puedo ignorar eso. Necesito entender por qué lo hiciste y qué más me has estado ocultando.

No creía que él fuera a entender que Idalia y el donante no se preocuparon nunca por Arth o por mí. No iba a intentar de explicarlo.

Pude percibir su agitación mientras se removía inquieto, casi imperceptible, pero lo conocía bien. Su tono de voz había variado cuando se refirió a papá, revelando una mezcla de frialdad y una leve pérdida de paciencia.

—No estoy jugando, pero sinceramente no tengo nada que decir —sentía la tensión crecer en el ambiente.

Esta vez, él me miró intensamente, sus ojos reflejando una mezcla de frustración y decepción. Su voz se elevó mientras hablaba con fuerza y agitación.

—¿Por qué Arthur te dejo sola? ¿Por qué te has escondido de Idalia y qué planeas junto a tu padre? ¿Por qué Cassie no está contigo? O mejor aún, empecemos desde el principio. ¡Explícame por qué estás aquí sola! —exigió, dejando entrever su frustración y ansias de respuestas.

Esas eran muchas preguntas, algunas ni siquiera tenían sentido. Su voz resonaba con una intensidad que me dejó sin aliento. Había elevado el tono hasta el punto de gritarme. Sentí una profunda ofensa en su actitud. Me había cuidado a mí misma sin la ayuda de nadie, tal vez no de la mejor manera, pero era lo que podía hacer con los recursos que tenía. Y ahora él venía a exigir saberlo todo luego de haber estado ausente.

—Vete de mi casa, ahora. —Lo quería, pero no iba a tolerar sus exigencias, nadie podía hablarme así.  

—Iseria, conozco métodos bastante efectivos para hacer hablar a las personas cuando se niegan, y no querrás que los utilice contigo —amenazó.

Me reía, él jamás me haría daño. Y aunque imaginaba las formas, y si me intimidaba un poquito, no iba a ceder ante sus exigencias. No permitiría que me amedrentara de esa manera.

—Tus amenazas no me asustan. Si quieres respuestas, tendrás que buscar otra forma de conseguirlas —estaba determinada a no dejarme intimidar.

Sus ojos se estrecharon mientras me observaba, sus emociones luchando por salir a la superficie. Sabía que algo en nuestra vieja relación estaba en peligro, pero no quería permitirle que me manipulara de esa manera. Podía gustarme, pero no por eso estaría a su merced.

Yo era muy consciente de su poder como elementalista de agua y claramente él también. Tommy decidió reaccionar para hacerme entrar en razón y obligarme a hablar. Levantó su mano y, con un gesto sutil, creó una pequeña esfera de agua. Que, en lugar de quedarse quieta, comenzó a girar y se transformó en afiladas cuchillas que flotaban amenazadoramente frente a mí. 

Quedé sorprendida ante esa demostración. Una de ella paso volando cerca de mi cuello y pude captar el mensaje implícito, de que tenía el control de la situación. Ya no estaba tan segura lo de hacer daño.

Sentí cómo mi resistencia comenzaba a desvanecerse. Solo un minuto de diferencia y ya había comprendido que no podía negar más la verdad ni mantenerme en silencio. No quería poner a prueba hasta dónde llegaría Tommy, sabía que, si algo malo pasaba entre nosotros, eso solo terminaría por destruirme.

—Quiero que sepas que jamás olvidaré esto — siseé las palabras con mucha rabia. —Cassie no regresó a casa después del funeral de mamá, no tengo idea de lo que le sucedió. El donante nos trajo aquí y contrató a alguien para que nos cuidara, pero ella se fue cuando Arthur partió a Inglaterra. No he tenido contacto con Idalia desde hace mucho tiempo, pero eso ya lo sabes— Mi frustración se hizo presente y añadí—. Y bueno, también vivo sola, no tenía donde más ir así que me quedé aquí— sentí ganas de romper algo.

Vi muchas emociones en sus ojos, y sorpresa fue una de esas.

El grifo del lavabo empezó a salpicar agua en todas direcciones, haciendo que todo el lugar fuese mojado. Furiosa, solté un suspiro de enojo y fui rápidamente a buscar un paño para taparla e intentar arreglarlo.

—Mierda —exclamé, dejando escapar mi irritación sin pensar.

—No digas malas palabras eres una niña no deberías usar ese lenguaje— hizo un pequeño movimiento con su mano y el agua deja de salir —Está hirviendo.

Sus palabras solo aumentaron mi enojo. Me sentí obligada a hablar, forzada a revelar cosas que prefería mantener ocultas, y ahora también era reprendida por mi lenguaje. No podía contener mi frustración.

—¡¿De verdad te importa más que diga una mala palabra que el hecho de que me estés obligando a hacer algo que no quiero?! —cómo podía sorprenderle eso y no que él estaba siendo abusivo.

Tommy, percibiendo mi palpable enojo y decidió cambiar ligeramente de tema, intentando suavizar la situación, cosa que no funciono para mí.

—Claramente todo de ti me importa por algo estoy aquí. Ya no seguirás viviendo sola, llamaré a James ahora mismo para hablar sobre tu custodia — saco su móvil. Sin embargo, en lugar de hacer la llamada de inmediato, se tomó un momento para evaluar la situación.

No pude evitar preguntarme si era una amenaza o si esperaba que me acusara de algo. Ante su silencio, solo pude lanzar un comentario cargado de frustración.

—¿Realmente crees que algo cambiará si lo haces? ¿Crees que le importo lo suficiente como para que asuma la responsabilidad de nosotros? Nos abandonó Thomas, no le importamos en absoluto, pensé que eso estaba claro.

Tommy movió y arrastró mi taburete hacia él, como si no hubiera ocurrido nada, y luego cruzó el espacio entre nosotros para abrazarme. Sentir el calor que irradiaba su cuerpo era una sensación reconfortante y agradable, pero dado el momento y la situación me sentí incómoda. Era la única persona que se había acercado a mí de esa manera en años, haciéndome sentir querida y apreciada en un momento en el que me encontraba enojada.

—No me gusta que me digas Thomas, lo sabes, Isi...— tanteo.

—Es tu nombre. Y ya estoy acostumbrada a esto, logre vivir todo este tiempo así, además solo queda este año y todo mejorará. Arth debe volver de Hestia y se hará cargo de todo.

Lo empuje lejos de mí, no quería que invadiera mi espacio.

—No puedo creer que no me haya dado cuenta. Has estado sola todo este tiempo y yo sin saberlo. ¡Pensé que los había perdido!

—Bueno, nunca me has perdido realmente, solo estábamos separados— sabía que jamás podría apartarlo de mi vida, pero era ilógico que quisiera contenerlo.

—Isi, de verdad vamos a arreglarlo. Vendrás conmigo —mostró una chispa de esperanza en sus ojos, lo que los hizo ver cálidos.

Negué enérgicamente moviendo mi cabeza en varias direcciones.

—No, no iré contigo, soy una humana, estoy bien aquí, no encajo en el mundo de magier, solo seré una presa. — No iba a permitir que Tommy se hiciera cargo de mí como un padre o un hermano mayor. Prefería seguir por mi cuenta a que él asumiera ese papel.

—Crees que voy a escuchar algo de lo que digas, tú siempre has sido eres parte de mis planes. Necesito saber que estás bien y que no te falta nada. Y no eres humana, Iseria. No puedes estar aquí, no con lo que ha pasado con ese chico —insistió queriéndome hacer entrar en razón.

—No soy usuaria de un elemento así que no hay mucha diferencia con un humano. Dado mi condición, envejeceré igual que ellos así que viviré como tal. Y Erick es un idiota puedo con él. Además, ¿qué diferencia hay entre vivir sola y que me vaya contigo? —respondí, dejando notar cierta amargura en mi tono de voz—. ¿Vas a llevarme en cada uno de tus viajes o salidas a misiones, para que no vuelva a estar sola? Sabes que no puedes, ni siquiera puedes decirme que es lo que haces a diario.

Tommy frunció el ceño, visiblemente frustrado por mi terquedad en la situación.

—No sé cuándo te has vuelto tan obstinada en tus decisiones. Aquí no tienes opciones Iseria yo decido por ti y por Arthur. Maldición, tengo que resolver las cosas con Arthur, y si no vienes conmigo, serán enviados con tu abuela o a la Corte de Fuego. Tienes tiempo para pensar en qué opción prefieres.

Vivir con Idalia, después de que nos había despreciado, no era una opción que considerara. Ir a la Corte de Fuego tampoco era una alternativa. Mi madre había trabajado para ellos y era por su culpa que ella ya no estaba con nosotros.

—Idalia nunca nos quiso no es como que no supiera que Arth está en Hestia, todos deben saberlo. ¿Y una  corte?, eres un tonto si crees que podría ir a ese lugar, ellos son los responsables que mamá no este conmigo. No creas que esas son buenas opciones —volví a perder el control, era una rabia pensar —No iré a ese lugar, y a ni ninguno relacionado con ellos. No pertenezco allí.

Tommy suspiró, tratando de razonar conmigo.

—Nadie tiene la culpa de lo que paso con Azahara, fue una emboscada, esas cosas pasan. Este es un mundo riesgoso, no fue culpa de ni una corte —explico. —Idalia si los quiere, a ambos y estará muy feliz de que vivan con ella, solo quedan algunas cosas que explicar por qué tampoco las entiendo. 

—Thomas entiende esto, no iré a ningún lado con nadie. Y no quiero seguir hablando de esto —concluí, dejando en claro mi negativa.

Él lucía frustrado por la falta de avance en la discusión, sus músculos tensos se notaban a través de su camiseta, algo en lo que no debería fijarme demasiado para poder mantener la concentración.

—Está bien eso lo veremos luego. Ahora háblame de quien es ese chico del centro comercial y ¿por qué te dijo eso?

—¿Por qué? ¿Ahora vas a insinuar ahora que me vendo por dinero? —respondí con un tono sarcástico. —Es solo un idiota, no creo que necesite razones para serlo. 

Sentí el impulso de alejarme lo más rápido posible a pesar de mis palabras.

—Isi, yo jamás insinuaría algo así ni en broma. Estás siendo infantil y creando una mala situación —me respondió con seriedad, se veía muy cansado.

—Aún no lo has dicho, pero es lo que quieres saber, ¿verdad? —respondí con un dejo de desconfianza.

Estaba muy temperamental, el enojo iba y venía.

—No crees conflictos innecesarios donde no los hay... —trato de calmar la situación. —¿De dónde sacas dinero?

Noté cómo su expresión se suavizó, y en ese momento me di cuenta de que mi habilidad para leer a las personas no era la mejor, tampoco quería gastar mi tiempo y energía tratando de interpretar sus emociones.

—Sabías que existen los trabajos de medio tiempo, como empacar cosas en la tienda de comestibles, o cortar el pasto de los vecinos, que tal sacar a pasear sus perros. Seguro de mi madre y dinero que ocasionalmente ha enviado el donante. — Esto no estaba yendo a ni un lado, solo causaba más molestia y dolor sus sugerencias—Jamás pensé que prostitución estuviese en la lista de lo que opinas de mí.

—¡Hey!, yo no he dicho nada, no he imaginado nada de eso así que no vayas por ese lado. Me di cuenta cuando vine aquí que has desvalijado este lugar, siempre fuiste muy astuta. No necesito preguntar para saber que Arthur no sabe nada de esto—tomo una pausa para agregar —Pero has mentido desde que llegue aquí y por años, no sé con qué otra sorpresa me voy a encontrar, quiero estar preparado para lo que sea.

Eso fue lo último que escuche.

—Si he mentido o no, fue para proteger tus sueños y el futuro de mi hermano. No me arrepiento y jamás lo haré. ¡No necesito que cuides ni te preocupes por mí! Estoy bien y seguiré estándolo.

Intenté salir de la habitación, pero Tommy me agarró con fuerza antes de que pudiera dar más de dos pasos. Mi enojo y frustración alcanzaron un punto crítico. Forcejeé con él, luchando desesperadamente por liberarme de su agarre.

—Cálmate, Iseria —me instó con voz tensa.

—¡Suéltame! 

Su agarre no cedió, ni siquiera ante mis movimientos más bruscos. Sentí impotencia y rabia, una combinación explosiva que hizo que mi determinación de alejarlo se intensificara. No permitiría que me dominara de esa manera. No iba a dejar que me controlara ni él ni nadie.

—¡No me toques! —vociferé, mis palabras cargadas de furia y desafío.

La sensación de ser invadida, de tener mi espacio personal violado, estaba presente una vez más. Desde que llegué a este pueblo, el contacto físico no había sido algo bueno. ¿Cómo debía sentirme cuando alguien me tocaba? Solo podía pensar en defenderme.

Tommy siempre había sido un chico amable y protector, ahora estaba ejerciendo su conocimiento de lucha para contenerme. No pretendía lastimarme, eso lo sabía. Pero las imágenes de mis encuentros con Erick se agolparon en mi mente. Recordé cómo siempre terminaba con alguna parte de mi cuerpo dañada después de sus ataques.

—¡Suéltame! —volví a exclamar con voz entrecortada, desesperada.

—Te voy a soltar, pero no salgas de esta habitación, ¿entendido? De verdad, necesitamos hablar —dijo Tommy, tratando de imponer su autoridad.

Solo quería que se marchara y me dejara en paz.

—No tengo nada que decir. Solo vete —trate nuevamente de alejarlo de mí.

—Niña boba.

Tommy soltó su agarre y retrocedió, dándome espacio para respirar. Me tomó varios minutos calmarme y recuperar la compostura. En ese tiempo, él no dejó de mirarme.

—No vuelvas a hacer eso, o no me haré responsable de lo que pueda suceder —advertí, rompiendo el silencio que se había formado.

Tommy mantuvo una sonrisa en sus labios. Pero en su mirada, no había burla ni malicia. Él no era como Erick, no era un idiota insensible.

—Gracioso que repitas mis palabras —respondió, su sonrisa disminuyendo ante mi enojo.

Aunque sentía la necesidad de mantenerme alejada de Tommy, era consciente de que él había venido hasta aquí por mí. Había una conexión especial entre nosotros que no podíamos ignorar.

Por ahora, necesitaba tiempo y espacio para calmar mis emociones y reflexionar sobre mis propios sentimientos.

Tommy se había marchado por una hora, para volver con bolsas llenas de comestibles. No quería que las cosas entre ambos se desarrollaran así, no se suponía que él tuviese que saber que yo era una pobre chica abandonada y sin dinero.

—Eres una niña, no es tu responsabilidad resolver todos estos problemas, Isi. Además, como tu familia, puedo cuidar de ti, así como ustedes cuidaron de mí cuando no tenía a nadie —su voz transmitía una mezcla de protección y preocupación en su voz.

—Puedo cuidarme sola, he logrado sobrevivir desde que Arth se fue, y ya nos las arreglábamos desde la muerte de mamá. Él terminará la escuela y nos iremos a vivir juntos, Arth encontrará la solución a todo esto —me aferraba a la esperanza de que mi hermano pudiera sacarnos de esta difícil situación.

Tommy se mostró decidido, negándose a entender mi punto de vista.

—No lo entiendes, nunca te dejaré sola. Eres mi pequeña hermana y, sí, tengo la responsabilidad de cuidar de ti —afirmó con determinación.

—No —respondí, mi voz sonando demasiado alta mientras recordaba esa frase—. No, no soy tu hermana. No tenemos un lazo de sangre y no quiero que lo tengamos. ¡No quiero que pienses y me veas como tu hermanita pequeña! —declaré, dejando en claro lo que él significaba para mí.

Tommy frunció el ceño, como si no comprendiese del todo mis palabras. Parecía estar desconectado del significado, o como si estuviera decidido a no entenderlo. Simplemente a ignorar lo que intentaba transmitirle.

—Lo eres, lo somos. Vamos, Iseria, no vamos a pelear por eso. Crecí junto a ustedes, recuerdo tus berrinches, las cosas que te gustaban y las que no. Tenía un cuarto junto al tuyo —insistió, buscando establecer ese lazo familiar que él veía tan claro.

Sus palabras solo aumentaron mi deseo de que comprendiera lo que realmente sentía. Aunque admitía que me aterraba la posibilidad de que pudiera rechazarme o distanciarse de mí, me sentí agotada e incapaz de seguir discutiendo en ese momento. Este era uno de esos "silencios" que podría perseguirme toda la vida, pero estaba dispuesta a correr el riesgo.

—Cierra la boca o tendrás que irte—intentaba ocultar el torbellino de emociones que me embargaba.

Él reaccionó como si no me escuchara y siguió con su discurso de hermano mayor.

—No te has estado alimentando bien, no puedes simplemente dejar de comer. Todas esas cosas son factores importantes de porque tu elemento no se ha presentado— insistió Tommy

—Soy un recipiente vacío —susurré, sin ganas de retomar esa conversación una vez más—. No quiero discutirlo, Thomas. Estoy bien así. Es mejor mantenerme alejada de ese mundo. ¿Quién querría vivir entre personas que dan la espalda a dos niños que acaban de perder a su madre?

Tommy quedó en silencio por un momento, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.

—Las cosas no son como crees, Iseria. ¿Con esa fuerza piensas que eres humana? Una cosa es no tener aun afinidad con un elemento, otra es hacer caso omiso a que podrías fácilmente partirle la cara al idiota de hoy en la tarde.

—No necesito seguir discutiendo esto, Tommy. Estoy bien, lo prometo. Estoy cansada de tener que insistir en que todo está bien. Vete

Un breve silencio llenó el espacio entre nosotros. Sentí la tensión entre ambos, la brecha que se estaba formando nuevamente.

—Basta, deja de echarme, no nos vemos hace cinco años, trátame con más ternura pequeña Isi.

Ignorando por completo mis palabras, Tommy siguió adelante y comenzó a buscar ollas y utensilios de cocina. Se tomó su tiempo para preparar una sopa reconfortante, pasta con una deliciosa salsa de carne y una refrescante ensalada de frutas picadas. Aunque no era un gran esfuerzo por su parte, el aroma que emanaba de la cocina era simplemente increíble.

Hacía años que alguien no cocinaba para mí, alguien a quien le importara y no le estuvieran pagando, ver la dedicación de Tommy resquebraja mi determinación para tenerlo alejado, sabía que lo necesitaba y lo quería demasiado como para saber que ahora que era libre, era yo quien lo estaba alejando de mi lado.

—Vas a comer, y me contarás nuevamente esta historia de cómo llegaron aquí, desde el punto del incendio.

Lo próximo que supe, es que había comido algo caliente recién preparado, mi porción y la de él. No sé si era el sabor delicioso de la comida o el significado simbólico de ese acto, pero me sentía abrumada por una mezcla de emociones. Era como si estuviera al borde de reír y llorar al mismo tiempo. Estaba feliz de compartir este momento con Tommy, pero también triste de que algo tan simple como una comida pudiera desencadenar una avalancha de sentimientos ocultos.

No me di ni cuenta cuando comencé a hablar de todo, de cómo habíamos abandonado la ciudad esa noche, de cómo llegamos aquí, de mi padre inscribiéndonos en una nueva escuela y dejados a nuestra suerte, para que después de un tiempo mi hermano mostrar su elemento papá se enterara y lo obligara a marcharse.

Cómo había engañado a mi propio hermano con esas historias locas que nadie podría creer si me viera. Pasé por los detalles de cuando Arthur se fue, de cómo mi miedo a la oscuridad se intensificó, de mi primer año en esa escuela. Hablé de mis días solitarios, de las navidades y cumpleaños en los que me sentí tan sola, de cuánto extrañaba a mamá a Arth y a él. Y de todo lo que había contenido durante años.

Fue una revelación abrumadora para Tommy, quien me escuchaba atentamente. Me sentí liberada al compartir todo eso con alguien, pero al mismo tiempo, tristeza invadió mi ser al revivir esos recuerdos dolorosos.

—Todo va a arreglarse, lo prometo —sonrió con una expresión que conocía muy bien.

Aunque el intentaba transmitirme calma, no logró apaciguar mi angustia. Sabía en lo más profundo de mi ser que no había solución para todo, que no podíamos volver atrás en el tiempo para arreglar las cosas.

En ese momento, me di cuenta de que, en esa cocina, no era la única mentirosa.


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