Capítulo 12: Arrastrada al Abismo
Guía Básica para Elementalistas: Tomo I - Rangos Elementales
Dentro de los magiers encontramos a los infernis; son nacidos de la unión entre magiers y sombríos. Son los hijos directos de esta peculiar unión, heredando tanto el elemento de sus padres magiers como la esencia oscura de los sombríos. Esta combinación les otorga habilidades más avanzadas, a menudo, los hace destacar en el uso de su elemento. Esta denominación solo aplica para el rango elite.
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Dos días después del extraño encuentro con los draugrs y los daimons, la sensación de inquietud persistía en mí. Me sentía muy observada todo el tiempo.
Segadores y guardianes habían revisado los terrenos de la escuela, y todo volvía a ser seguro. Era algo que llamaban "normal" por estos lados. Los demonios y las criaturas de la oscuridad no eran ajenos para nadie; eran parte de sus legados. Solo para mí era algo raro de ver, crecer fuera de este mundo me hacía sentir una extraña. Además aun las imágenes eran muy vividas porque me hacían pensar en mi madre, sobre todo la de los draugrs acechando en la oscuridad. La cicatriz aún no desaparecía del todo.
Mientras que las de heridas de Thane habían sanado en el mismo instante, las de Caleb habían sido tratadas por su gravedad en la misma enfermería. La sombras del encuentro con el demonio aún se cernía sobre Caleb y yo, Thane era otro asunto. No parecía interesado en absoluto, estaba muy acostumbrado a todo esto.
Me acomodé en nuestro sofá habitual de la sala de descanso junto a Arlenn y Vaugh. Mi condición física había mejorado bastante, aunque mi estado sentimental seguía siendo un desastre.
De alguna manera, había superado el susto del ataque, aunque aún era algo presente. Sin embargo, mi mente estaba ocupada con Tommy. No podía dejar de pensar en él, en su negativa a creerme, en su respuesta a mi especie de declaración, y bueno, el hecho de que hubiera desaparecido de mis días no ayudaba en absoluto.
—No puedo creer que se lo hayas dicho. —Vaugh se veía extremadamente emocionada, mientras aplaudía enérgicamente.
Mis emociones se mezclaban en un torbellino, una extraña combinación de alivio y molestia. No había tenido un buen desenlace para mí.
—No puedo entender tus prioridades, Vaugh. Atacaron a Isi y tú solo le estás dando importancia a la declaración a Tommy, y no digo que no sea importante, pero... —Ari se veía exasperada mientras ponía en orden y daba gravedad a los temas —Estábamos asustadas cuando no te encontramos, y todo se volvió confuso cuando Thane sintió a los demonios. No puedo creer que todo esto pasara dentro de la escuela.
—¿Thane?, ¿fue él? —Tommy me había dicho que "alguien" me encontró, pero no especificó a quién se refería. Ahora entendía el porqué.
Tampoco sabía que ser tan cercano a un sombrío lo hacía sensible a cualquier demonio, aunque no era algo que debía sorprenderme. Desde el inicio de clases, sabía que además del príncipe de la corte de fuego, era un infernis y que tenía gran cercanía con un sombrío de muy alto rango.
—Sí, tiene un radar para los problemas. Cada año le gusta estar presente en ellos... —comienza a explicar Ari.
Mi mente se sumergió en la idea de Thane me había protegido, y no puedo evitar sentir que está errado, no cuando quería correr lejos de él cada vez que lo veía, no cuando los vellos de mi piel se erizaban con su cercanía. Lo odiaba y odiaba a su familia.
—Saltemos lo aburrido. Estamos en una escuela de elementalistas que son descendientes de sombríos, es obvio que hay concentración de magia demoniaca, por eso no es novedad que aparezcan criaturas. Por algo existen los guardianes y segadores. Vienen, ven un poco de demostración de magia elemental y se marchan, no les apetece matarnos, a veces solo jugar un poco; pareciera que nos reconocen como sus familiares, me refiero a los daimons. —interrumpió Vaugh a Arlenn. Ella se acomodó junto a mí, pegando su cabeza a la mía. —Y sí, Isi, es usual verlos, solo que no dentro de la escuela, son más bien solitarios. Y sí, son un peligro para todas las razas, por eso es que se prohíbe la entrada al bosque por las noches, no es que sea inseguro, pero si te pillas con uno de mala, es posible que tu cabeza y manos termine lejos de tu cuerpo.
Llevaba muchos años estando ajena a los detalles de nuestro mundo, pero ahora, las palabras de Vaugh me mostraban un poco de comprensión. Asentí con la cabeza a medida que la narrativa se desarrollaba. La revelación de que era algo usual, después de lo que había vivido, me hacía sentir con ganas de volver al pasado y quedarme acostada en mi habitación muy cómoda y sobre todo a salvo.
—La criatura que los atacó es distinta a nuestros demonios de orígenes. No tienen raciocinio, solo instinto y salvajismo, son algo así como perros oscuros del infierno. Pueden llegar a este mundo a través de una invocación o por una fuerte conexión de un lugar con su hábitat, que se cree es el infierno. —continuó Vaugh, estaba pendiente de la historia, nadie lo había explicado así tan claro—. En cambio, los sombríos adoptan forma humana, hablan como ellos, seducen a mujeres por sexo y les gusta el caos, hasta que alguien se enfada y los destierra. Pueden llegar al mundo humano porque se les da la gana; esos son los más fuertes. Por invocación o a través de la posesión del cuerpo de los humanos que pierden su norte y se ahogan en la desesperación, intranquilos de alma.
Mis pies se sentían pesados con el aire recorriendo mi cuerpo; la magia elemental nunca llegaba a mis manos, a veces se sentía más como un escudo que como algo que sirviera para atacar.
—Apaga eso, es molesto contra mi cabeza, hace que me suenen los oídos.
Me disculpé. Cuando estábamos cerca de otro elementalista podíamos hacer que nuestra magia se proyectara o resonaba contra él según nuestras emociones y pensamientos.
—Isi, estamos muy contentas de que estés bien. Digamos que Vaugh se peleó con Leidy y otra de las chicas y terminamos en detención el resto de la tarde. Pensamos que estarías en los comedores o aquí. Cuando no te vimos, fuimos a tu dormitorio y tampoco te encontramos, fue cuando nos preocupamos.
Saber que alguien se había movido buscándome fue conmovedor y me sorprendió. No es algo que hubiera esperado. La calidez de la amistad se filtraba en sus palabras.
—Gracias...
No supe qué más decirles. No estaba segura de cómo agradecer o demostrar lo que sentía; se habían preocupado por mí, y eso no había pasado antes. Era una nueva sensación que debía procesar y aprender de ella.
—No tienes que agradecer. Si no saben dónde estoy, lo mínimo que espero es que me busquen. Podría estar encerrada en alguna habitación luego de meterme en problemas con alguna de las chicas con novio. Pero ahora quiero saber todo lo que pasó con ese sexy segador, anda cuéntanos —ella suplicó mientras que Arlenn hace un sonido de desaprobación—. ¿Qué? No voy a preguntarle si le duelen las heridas, no creo que quiera seguir recordando eso —terminó Vaugh. La ligereza con la que cambiaba de tono me arranca una pequeña risa, una pausa necesaria en medio de la seriedad que había dominado la conversación.
Y tiene razón, lo que menos quiero es seguir recordando lo de hace dos noches. Así que comienzo a contar todo lo que sucedió con Tommy, desde cómo nos conocimos, algo que Vaugh no sabe, hasta lo que pasó ayer.
—¡Es un imbécil! No puedo creer que te dijera que eres su hermanita.
No me gustaba que lo llamara así, pero no quise decir nada algo.
Vaugh tomó mi mano en señal de consuelo; aún me costaba el contacto con los demás, pero era algo que iba superando de a poco.
—Debe ser difícil para él. Es verdad que solo te tiene a ti y a Arth —Arlenn tiene más criterio para decir las cosas—. Cualquier error lo deja fuera de la única familia que conoce. Además, no quiero ser la que arruina la fiesta, pero tiene razón. Es mayor que tú por varios años.
Sabía que la brecha de edad era evidente, pero enfrentar la realidad siempre es un recordatorio duro. La mano de Vaugh apretó suavemente la mía, transmitiendo un apoyo silencioso.
—Que son unos pocos años cuando quizás vivan más de siglo y medio. Cinco años no son nada —replicó Vaugh.
—Siete años, cabeza hueca, y sí, es mucho tiempo cuando Isi apenas tiene dieciséis. Además, de seguro Tommy ha vivido muchas cosas; eso lo deja muy arriba en experiencia sobre muchos temas.
No iba a sumergirme en una discusión sobre eso por dos razones. La primera, no estaba del todo segura de a qué se refería exactamente con "experiencia", y en segundo lugar, prefería centrarme en la fuerza de mis lazos con él, en vez de dejar que las dudas nublaran mi visión. Tenía plena conciencia de que Tommy había vivido muchas cosas, pero elegía centrarme en la solidez de nuestra conexión en lugar de permitir que las dudas socavaran mi confianza en él y en mis sentimientos.
—Yo jamás lo dejaría solo, él es muy importante para mí —finalicé. La firmeza en mi voz reflejaba mi determinación, aunque no sabía a dónde me llevaría esta situación con Tommy. Estaba decidida a enfrentar cualquier desafío que se presentara o eso quería creer.
¿Cómo podía explicar lo que él significaba para mí? No creía que las palabras pudieran expresar completamente lo que sentía.
—No lo harías, pero él no está seguro de eso, Isi. Tommy siempre ha estado solo; si no fuera por tu familia, no tendría a nadie, y debe aferrarse a eso. Tú eres una adolescente que podría cambiar de opinión de un momento a otro.
Entendía muy bien las palabras de Arlenn ¿Pero qué podía hacer? ¿Olvidarme y hacer como si no sintiera nada?
—Eso no le quita ser un idiota. No tiene el derecho de decidir cuáles son tus sentimientos—Vaugh sonaba molesta.
La versión de Vaugh era como un ángel malo, desafiando a Tommy con su postura, mientras que Arlenn encarnaba al ángel bueno, mostrando comprensión hacia él; esto mismo se experimentaba como una montaña rusa emocional en mi vida.
—Estoy muy cansada —quería poner fin a la conversación. Algunos temas me agotaban rápidamente, y en este momento, mi fallido intento de declaración era uno de esos. —Deberíamos ir por comida —sugerí, buscando un cambio de tema.
—¡Sí!, estaba tan preocupada que no pude comer bien estos días —expresó Arlenn con un suspiro cargado de preocupación.
—Arlenn eres demasiado sensible y buena, eso te costará caro en el futuro cuando seas la reina de la corte de tierra.
—Yo no seré reina. Además, soy objetiva. Entiendo que Isi esté enamorada de él, pero es un elementalista de agua, y ya tienes un enredo gigante con tus padres; necesitas buscar a alguien de aire para un futuro —afirmó con una mirada reflexiva hacia mi situación.
—Nadie dice que vaya a tener hijos con él. Es algo del momento, sexo y unos momentos agradables.
Las palabras directas de Vaugh hicieron que mi rostro se sintiera caliente.
—No seas sucia para hablar —la reprochó Arlenn con una mirada de desaprobación.
Vaugh, por otro lado, no dudó en darle un giro más atrevido y bromista a la conversación. Siempre era así y eso me causaba risa, aunque también me avergonzaba.
—Sexo, follar, un polvo... vamos, las tres sabemos que eso es riquísimo, se puede botar mucho estrés.
—Nunca he dado un beso.— Mis pensamientos salieron por mi boca, delatándome.
—Oh dios mío, eso hay que arreglarlo ahora mismo. Me ofrezco para ser tu primera vez —jugo Vaugh con una sonrisa pícara, agregando un tono bromista, o eso creía.
—Preguntaría de quién es la primera vez, pero estoy seguro de que no es de la señorita Haures. De todas formas ¿Puedo ver? Debe ser sexy mirar a dos chicas... —continuó Máximo con un tono juguetón, dejando entrever su expectación.
—Eres un degenerado. No deberías escuchar las conversaciones ajenas; es de mala educación —le reprochó Arlenn con una expresión de desaprobación mientras hacía sonidos con su boca.
—Si no quieren que las escuchen, no hablen en medio de la sala común —respondió él, defendiendo su posición de espectador indiscreto. —¿Vaugh podemos hablar?
Tenía entendido que Máximo era el mejor amigo de Thane, también pertenecía a la casa Empyreal. Aunque desconocía su árbol genealógico, sabía que era un buen elementalista. Lo había visto jugando con Thane, básicamente armaban un dragón de fuego que sobrevolaba una de las torres de la escuela, entre los dos. La destreza y coordinación que exhibían al trabajar juntos no dejaban lugar a dudas del tipo de amistad que tenían y sus habilidades como elementalistas.
—Este es nuestro paso para ir por la cena.
Arlenn se puso en pie me tendió una mano para que la siguiera.
Cuando entramos a la cafetería, todas las cabezas se giraron para mirarnos. Intenté hacer caso omiso, pero con todos los susurros, era imposible pasar por alto la situación. Hasta hoy, no me había presentado en público y no creí que alguien estuviese interesado. No después de la charla de que es "normal" dentro de nuestra gente.
—Si quieres, podemos ir por la cena a otro lado —sugirió Arlenn.
Negué, dando a entender que todo estaba bien. Estaba acostumbrada a esto, y no precisamente por razones agradables. Tome mi bandeja y me dirigí a nuestra mesa habitual sin esperarla. No me di cuenta del error que estaba cometiendo hasta que fue demasiado tarde.
—¿Qué crees que haces aquí?—Siobhan fue la primera en atacar.
Ni siquiera me había sentado, y la mesa no estaba completa cuando ella habló. Sabía que no le agradaba y cada vez lo había dejado muy en claro. Pero hasta ahora no había sido tan directa.
—Cenar, ¿qué más podría hacer?— mi respuesta no fue con malicia, pero así fue tomada.
Pareció molestar a todas las chicas en la mesa.
—Como un slave pudo sobrevivir sin ni una herida a un cuadrúpedo, y que Natalie, una magier de verdad casi haya muerto.
Siguió Athena con los comentarios. No sabía que eran tan amigas, me preguntaba desde cuando nacía esa preocupación por una chica del elemento aire.
—La respuesta es simple, ella lo hizo, todas escuchamos cuando amenazo a Natalie. Es claro que fue ella quien intento matarla.—siguió agregando Siobhan a su conversación con las demás chicas.
Era una conversación de mí. Estaba presente. Pero lo hacían parecer como si yo fuese invisible.
—Es una slave es imposible que ella le haya hecho algo, a menos que la atacara por la espalda, mírenla no tiene ni una herida, mientras que la pobre Natalie está aun recuperándose.
Arlenn recién se sumaba a nosotras en la mesa. Algo ajena a lo que estaba pasando.
—Si alguien debiese haber muerto es ella. Después de todo no tienes a nadie que le importe, su madre esta muerta y ¿su padre?, apuesto que ni siquiera sabes donde esta.
Athena fue la responsable de esas palabras. Vi en su mirada cómo había disfrutado decirlas. Y las risas en sus bocas. Eso era un tipo de maldad que no conocía. Que nada tenía que ver con su ascendencia demoniaca o con nuestro mundo.
Ni siquiera lo pensé, el aire se arremolinó en mi piel, en mis manos, listo para ser lanzado hacia ella. Nadie lo vio venir, lo supe porque cuando su plato de comida se elevó nadie se movió, estrellándose contra su pecho y rostro, el impacto hizo que se rompiera. Su botella de jugo de uva no tuvo un mejor final.
Todos parecían asombrados por decir lo menos, y no me quede para que respondiera mi ataque.
—Nos vemos después —le dije a Arlenn y salí del lugar antes que alguien se lanzara sombre mi o peor, intentara quemarme viva.
Tenía mucha rabia contenida; me hubiera gustado desquitarme con cualquiera de ellas de una forma más demostrativa. Una mala sensación se había apoderado de mí, como si no tuviera suficiente con lo de las dos noches anteriores. Sabía que mi madre había muerto y que el donante nos había abandonado; era un recuerdo muy presente en mi día a día. También, el cómo habían sucedido las cosas, pero sus palabras solo lo hacían más real.
El aire fresco golpeo mi rostro, pero no ayudo.
—Chica de aire, por fin te veo— Caleb apareció en mi visión y corrió hacia mí. —Te acompaño.
No esperó una respuesta, él solo caminó conmigo, muy ajeno a todo lo que había pasado allí adentro y de lo que yo estaba sintiendo.
Athena me había quitado las ganas de intentarlo por hoy. Cada palabra que había pronunciado había sido como un puñetazo directo a mis vulnerabilidades. Cerré los ojos por un momento, tratando de recuperar la compostura, pero no pude calmarme.
—¡Ey!, estaba preocupado por ti, por todo lo que paso y luego de anoche no he sabido nada...—se calló en medio de su frase —¿Te paso algo?
La única opción que me quedaba era retirarme, alejarme de la situación antes de que la rabia que sentía estallara en un torrente de palabras o acciones contra Caleb, algo que más tarde lamentaría.
—Estoy bien— mi voz sonó molesta, y yo sabía que él no era culpable, pero no podía evitarlo.
—Supongo que es una pregunta repetitiva, entiendo que no quieras hablar. Te veo luego —dijo.
Cuando lo observe, era casi igual que cachorro que acababa de ser lastimado, y sentí remordimiento instantáneo.
—No es eso Caleb, no tiene que ver contigo. ¿Cómo está tu brazo y tus heridas? Quise saber de ti, pero luego de salir del centro de enfermería no me dejaron volver a entrar. —
Él no tenía la culpa, y yo lo intentaba a diario; hablar, compartir. Pero hoy no podía.
—Bien, estaré bien en unos días.— él movió su brazo que estaba en un cabestrillo —Si, ese lugar tiene mucha seguridad, me pregunto que esconden allí.— Se veía realmente interesado en querer hablar, y dudaba que el tema de conversación fuese importante para él.
—No lo muevas así que te puedes hacer daño. —Di algunos pasos lejos de él, debía mantener distancia —Creo que iré a la cama.
Me siguió, haciendo caso omiso a mis palabras de ir a dormir. No lo hacía como alguien molesto. Solo estaba siendo amable y amigable, como siempre. Caleb era un buen chico.
—¿Te preocupas por mí? Eso es muy lindo. —Sonrió de una forma que podría eclipsar a todas las princesas del mundo. Sus hoyuelos se marcaban haciéndolo ver muy infantil y su cabello caía en un mechón sobre uno de sus ojos viéndose como una versión perfecta de un príncipe en las películas de Disney. —Yo también estaba muy preocupado por ti Isi, cuando paso todo eso en los camarines de chicas, le pregunte a todos por ti, pero nadie sabía nada, me asuste.
Su expresión me mostró una real preocupación y algo más que preferí no entender.
—Eres mi amigo, me preocupo por ti— era primera vez que llamaba así a alguien en mucho tiempo. Sentí una especie de vergüenza que hizo que mi rostro se sintiera tibio.
—¿Pero viste colmillos, así como esto? —Volvió a mover su brazo frente a mí —Debió ser una mierda, estar sola en la oscuridad sin poder hacer nada, una suerte que no te hicieran más daño.
—No puedo ver en la oscuridad Caleb, yo no tengo esas habilidades es algo que me cuesta mucho.
Asintió enérgicamente entendiéndome, eso es lo que me agrada de Caleb. Ambos estamos en un nivel similar, no queríamos demostrar nada a nadie. Solo ser amables con los demás y hacer amigos.
—La oscuridad es una mierda, cada vez que salgo de noche tropiezo en todos lados —metió las manos a sus bolsillos y su expresión cambió a una más suave — Sé que quieres ir a dormir, pero ¿Te gustaría ir a dar una vuelta conmigo antes?
Se veía algo avergonzado, lo que me hizo poner atención en lo atractivo que era más cuando me estaba mirando de esa forma. Estuve tentada a decir que si, pero me guie por ir a un lugar seguro antes que las rango elite me siguieran.
—No puedo, quede con las chicas para ver una película. —Eso era una mentira, yo no había planificado nada más que comer algo e ir a la cama.
Me mira como si lo hubiese herido nuevamente. Creo que era algo sensible para ser descendiente de un sombrío.
—Lo entiendo, debes estar cansada. Supongo que te veo mañana—él comenzó alejarse, pero algo lo hizo voltearse hacia mí. —Y al baile de sombras de otoño ¿Quieres ir conmigo?, sé que aún quedan algunas semanas y bueno, seguramente muchos te lo han pedido, pero de todas formas no pierdo nada con preguntar.
Nunca nadie me había invitado para ser su pareja en nada. Tampoco había pensado en esa posibilidad porque dudaba que alguien me lo pidiera. Mi idea inicial siempre era ir y estar con Tommy, pero desde que él era un segador y yo una alumna era bastante difícil que eso sucediera, más ahora.
No sé cuál fue mi expresión porque solito agrego;
—No es necesario que me respondas ahora; esperaré por ello. Prometo que no te aburrirás ni un momento estando conmigo.
Esta vez no espero una respuesta y se marchó tal como había llegado. Me quedé mirando su espalda mientras corría hacia un grupo de chicos para irse con ellos.
Caminé un poco en dirección al área de descanso al aire libre. Aún no quería ir a dormir y esperaba poder encontrarme con las chicas un rato antes de que nos obligaran a ir a nuestras habitaciones. Hoy no quería estar sola.
—¡Ey, Iseria! —Me llamó con énfasis alguien desde mi costado.
Mis pasos se detuvieron abruptamente al reconocer mi nombre. Con una mezcla de curiosidad y anticipación, me giré hacia el sonido. Sabía que cuando alguien llamaba así significaba que algo estaba pasando. El tono de voz tenía un matiz de urgencia, y mis pensamientos empezaron a especular sobre las posibles razones.
—¿Qué pasa, Máximo? —pregunté, intentando ocultar la intriga que estaba segura se podía reflejar en mis ojos. No creía que la respuesta a lo de Athena fuera tan rápido por parte de sus amigos, pero si no era eso no había más de lo que se pudiese tratar.
Máximo se acercó rápidamente, seguido de cerca por otro chico a quien no reconocía por nombre, pero creía que estaba dos cursos más abajo que nosotros.
—Necesitamos hablar contigo sobre algo. ¿Puedes acompañarnos? —Pidió Máximo, con una seriedad que aumentó mi desconcierto. En sus ojos, sin embargo, asomaba un rastro de interés.
—No lo creo, voy a verme con Vaugh y Ari—dije a la defensiva. Intentando seguir mi camino, no estaba dispuesta a ser castigada por algo en lo que no tenía la culpa.
El otro chico intervino siendo más directo. —Es por las buenas o por las malas, tú puedes elegir.
Mis manos se tensaron involuntariamente, con ganas de golpearlo por amenazarme así. Pero también sentí un nudo en el estómago, una combinación de enojo y ansiedad por no entender completamente lo en lo que me había metido al atacar a Athena. Mi mente empezó a divagar entre posibles escenarios, preguntándome cuál sería el castigo por haberle aventado la bandeja de comida a su amiga.
—No elijo ni una opción porque no iré a ni un lado. — Es todo lo que salió de mi boca; no pensaba ni por un momento ir junto a ellos. Ya había pasado por cosas así en el pasado, sabía como terminaban.
—Vamos Isi, solo queremos hablar.
Toco mi cabello de forma sugerente, algo que me molesto mucho. No lo pensé, simplemente actué. Mi puño conectó con su mejilla y sentí satisfacción por ese pequeño acto de defensa.
—No me toques —escupí las palabras. Mientras pensaba que la abuela estaría orgullosa de ver que no podía usar magia, pero que sí había aprendido a dar algunos buenos golpes.
Mi mano se resintió por el golpe, solo esperaba que no respondiera porque no quería intentarlo una segunda vez. Intente rodearlo una segunda vez, pero Máximo me agarró por la cintura, y tapo mi boca. Esto no era nada bueno. Pateé mientras intentaba morderlo, pero no hubo forma de que me soltara. Intenté gritar, pero solo fueron sonidos ahogados. Luche mientras era arrastrada exactamente a donde me habían pedido ir por las buenas o malas.
—Ayúdame, Gabriel. ¡Aquí no está tan fácil! ¡No es una dulce gatita como dice Thane!
Mis pensamientos se mezclaban con la desesperación mientras la voz se apagaba en mi garganta. La sensación de rabia me llenó nuevamente.
El chico amordazó mis piernas con algo invisible, sentí el aire como si fuera una soga; no era mi elemento y no podía romper el agarre de él. Máximo me cargó sin problemas mientras cantaba la canción del Rey León y se introducía en el bosque, como si no acabara de cometer el delito de secuestro.
—¡Me golpeó!, ¡ella me golpeó!. —se quejó con énfasis.
—Sí, Gabriel, la gente también usa las manos, ya sabes, no solo su elemento. —Máximo uso un tono de burla para su amigo.
—¡Somos magiers! Usamos un elemento, no somos incivilizados para pelear como los animales.
Escucharlo hablar me daban ganas de golpearlo nuevamente. La indignación se sumó a la mezcla de emociones en mi interior.
—Eres un idiota, tú te lo buscaste, yo también te hubiese golpeado. A las chicas no les gusta ese tipo de toqueteo. Si no eres un sexy galán como yo, lo tomarán como acoso y no coqueteo.
Podría haber pensado que Máximo era agradable con esa personalidad divertida y juguetona, ahora dudaba de mi segunda impresión. Intenté concentrar mi elemento hacia las amarras de aire, pero nada pasó. Una vez más me sentía muy inútil sin poder defenderme; ni siquiera podía gritar por ayuda. Además de Ari y Vaugh, no tenía amigos reales que me quisieran defender de los infernis.
Muchos pensamientos pasaron por mi cabeza y solo sabía que no quería ser utilizada como un saco de box. Estuve muy cerca las noches anteriores, y aunque me había recuperado físicamente un poco, no lo suficiente.
No fue mi intención lanzarle la cena a Athena, no quería hacerle daño, pero ella se había metido conmigo y había sido su consecuencia. Ahora era llevada a algún lugar para ser castigada por ellos. Mis amigas no sabían dónde estaba y nadie me esperaba.
Me sentí observada.
Moví mi cabeza en busca de algo que me indicara por dónde debía volver en caso de que pudiera hacerlo, pero solo pude ver pasar arbustos y ramas. La oscuridad me impedía distinguir dónde estábamos; ni siquiera conocía el bosque de la escuela.
Luego de un rato sentí los pies de Máximo detenerse, y mi cuerpo se tensó esperando encontrar a Athena y su grupo de amigas. Si ella quería hacerme daño, nadie la iba a detener. Me sorprendió solo ver a una figura esperando en un lugar con poca visibilidad a mis ojos.
—Explícame en una sola frase qué fue lo que pasó para que la traigan así. Les pedí que le dieran un recado, ¡no secuestro! —esa era la voz de Thane, la conocía bien, siempre me causaba escalofríos y esta no fue la excepción.
—Golpeó a Gabriel y lo puso difícil, tú la querías aquí y aquí la tienes. Sana y salva, solo que un poco molesta y claramente a la fuerza. —Máximo se sintió orgulloso de lograrlo.
Sonaba relajada, pero en su cuerpo podía sentir algo de tensión. ¿Le tenía miedo a su amigo? Yo lo tendría, Thane estaba a otro nivel de maldad, lo había visto actuar con sus "juegos" a otros chicos.
—No era la forma Max, pero supongo que gracias. Ahora libérala —pidió —Y váyanse, me quedaré a solas con ella, tenemos un par de asuntos de los que hablar.
Mis ojos se encontraron con los suyos, pero en ellos no había piedad ni compasión, solo una determinación que me hizo dudar.
Había sido una petición sutil, pero los chicos actuaron como si fuese una orden. Mis pies tocaron el suelo y el agarre de aire se desvaneció. No me quedé a preguntar para qué me querían; solo di media vuelta e intente correr, lanzando la mordaza de mi boca lejos. Gabriel me alcanzó por el hombro, el movimiento envió una ola de dolor. Aunque no se veían marcas en mi cuerpo, no quería decir que estuviera al cien.
Rompí su agarre como el instructor de casa me había enseñado y golpeé su estómago, dejándolo sin aire. Él podía tener magia elemental, pero no podía usarla si estaba fuera del juego.
No alcancé a ir más lejos; Máximo me alcanzó, agarrándome por el brazo derecho y devolviéndome a la zona.
—De verdad, nadie quiere hacerte daño. —Máximo hablaba con una mezcla de calma y serenidad. —Eso creo —sonrió con gracia.
Giré mi cuerpo bajo su agarre, el ser más pequeña que él me daba ventaja, lance un golpe, pero él me bloqueo hizo lo mismo con próximos que intente. Me sorprendía que siendo tan hábil como infernis supiera bloquear cuerpo a cuerpo. Yo estaba cansada y él se veía como una lechuga casi feliz de ser más competente que su amigo.
—Déjenme ir, y no se lo diré a nadie. —Ni siquiera sabia para qué lo intentaba, ellos no lo permitirían.
—No hay nada que decir. Aunque parezca algo malo realmente no lo es, fue tu culpa ponerlo difícil. Y cuanto pesas chica, mi hombro se resintió —se tocó la zona y la masajeo.
Di un último golpe dirigido a su rostro, más por la molestia generada por su arrogancia que por otra cosa. Estaba a punto de alcanzarlo cuando mi brazo fue detenido por Thane. El agarre era firme, pero no me causó daño. Sentí el fuego en él; era un mar de ascuas que no tenía nada que ver con mi propia magia. Mi recipiente no era nada parecido a lo que podía sentir en él. Su elemento avanzó, envolviendo mi cuerpo como si quisiera quemarme o darme un susto. El calor iba desde mis pies hasta mi cabeza, calentando el aire en una sensación que no podía descifrar. Sus verdes ojos se posaron en los míos, y por su expresión pude entender que él también estaba sintiendo algo similar.
Desagrado, asco, molestia...
—Hay algo entre ustedes que yo no sepa y tenga que saber. Parecen dos tortolitos en un contraste.
Las palabras de Máximo rompieron ese incómodo momento. Mi mano libre se cerró en un puño que conectó con su ojo izquierdo. Él gritó y se quejó por el dolor y la sorpresa mientras lo tapaba. Su mirada iba de Thane a mí y luego volvía a su amigo.
—Te lo merecías.—dijo Thane —Estamos bien aquí, pueden volver. —Las palabras resonaron con una mezcla de agotamiento y frustración, mientras aún mantenía su agarre sobre mí.
—¡Ella me golpeo! —Máximo parecía no entender lo que había pasado.
—Si sabes... también se lucha con las manos.— repetí las palabras que le había dado a su amigo hace un rato atrás.
Fue todo lo que pude decir antes de verlo darme la espalda y caminar hasta perderse en la entrada del bosque, tal como lo acaba de pedir Thane. Volví a mirar en todas direcciones, pensando que las infernis ya habían aparecido, pero no se veían por ningún lado. Eso me hacía pensar en qué diablos estaba haciendo con Thane en medio del bosque. Vi mis opciones: moverme rápido, intentar golpearlo y luego correr; actuar agresiva también era una opción.
Thane finalmente soltó su agarre y retrocedió, observándome con una intensidad que me incomodaba.
—No sabes en qué clase de problemas te has metido, Iseria —murmuró, como si estuviera pensando en voz alta.
—Supongo que veremos... —Sin embargo, detrás de esa fachada de valentía forzada, la preocupación se hacía presente. ¿Era este el escenario de algún castigo, algún ajuste de cuentas por lo sucedido con Athena?
En la penumbra, cada crujido de hojas y cada sombra cobraban vida propia, alimentando la incertidumbre que se cernía sobre mí. Estaba inmóviles, aprontándome a lo que Thane tenía para mí. En cualquier momento esta escena tranquila se tornaría siniestra.
Queridos lectores,
Es mi primer capítulo del año 2024, espero lo disfruten y cualquier duda o comentario pueden ir dejándolo por aquí.
¿Qué creen que pasara con Tommy e Iseria? ¿Y ya es momento que Caleb entre al juego?
Su apoyo es fundamental para dar vida a esta historia. Cada voto cuenta y es un impulso invaluable para continuar explorando este mundo de fantasía.
¡Gracias por ser parte de este viaje y por hacer que HellBound cobre vida!
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