61 |Las venganzas más esperadas|
Klaus se encontraba incrédulo, no podía entender como era posible que el hombre que se la había arrebatado hacia mil años la defendiera con esa fiereza. No sabía cómo, pero Skylar Jones se había ganado el afecto de la persona más cruel y despiadada que el conocía.
—Dijeron que debo hacer un hechizo de vinculación —habló la morena para llamar la atención de ambos hombres que se fulminaban con la mirada—. ¿Que debo vincular?
—Tierra del hogar de Dahlia, lo que la arrastrara a la mortalidad. Junto con cenizas vikingas, las de sus opresores y raíz de su inmenso odio. Y, por último, sangre de su hija adoptiva: mi querida Freya. Lo más parecido al amor que esa miserable bruja ha conocido —indicó Mikael mientras veía a la chica colocar las tres cosas dentro del círculo de sal.
—Todas las fuentes de su poder unidas forman su debilidad —murmuró, comprendiendo todo.
—Exacto, amor. Debes vincular esos ingredientes a un arma.
—Usa esto —sugirió el vampiro sacando una navaja de su bolsillo.
—No serías tú si no llevarás un cuchillo encima, ¿verdad?
—Tal vez deberías robarmelo y afiliarlo con tu destreza artística.
—¿Pueden callarse? —pidió, rodando los ojos con molestia—. Me desconcentran con su pelea.
Skylar tomó la navaja y la colocó dentro del círculo de sal antes de cerrar sus ojos. Comenzó a recitar un hechizo visualizando lo que ella deseaba realizar. La tierra, la sangre y las cenizas vikingas flotaron hacia el cuchillo y se metieron dentro de ese, formando así la única debilidad de Dahlia. Lo que haría que la asesinaran.
—Esta listo —murmuró el mayor.
—Sus seguidores están en la iglesia de Saint Anne.
—Es una trampa —aseguró Sky con obviedad.
—Por supuesto que es una trampa, amor. Lo que ella no sabe es que ahora nosotros tenemos el elemento sorpresa.
—Bien, mandemos a esa maldita bruja al infierno de una vez por todas. —Sonrió antes de tomar el cuchillo con fuerza y levantarse del suelo, dispuesta a eliminar para siempre a la mujer que amenazaba a su hija.
Los tres se encaminaron hacia la iglesia, que no quedaba tan lejos de su ubicación. Al llegar abrieron lentamente la puerta y se adentraron en aquel lugar que las brujas habían matado a Skylar meses atrás, convirtiéndola en una Trihibrida completa.
—¿Y bien? ¿Qué estás esperando, vieja arpía? —interrogó Klaus al ver que no había nadie en ese lugar.
—Ahora que ya están aquí, nada. Empecemos, ¿Quieren? —Dahlia se materializó frente a ellos con una sonrisa macabra. Su actitud confiada, su perfecta postura y su aura la hacían lucir aterradoramente poderosa.
—Hemos acertado —dijo Mikael al ver a cientos de personas poseídas por ella rodearlos —. ¿Están listos?
—Nacimos listos —aseguró por ambos el hibrido
Y esa frase fue lo que detonó la batalla. Los tres empezaron a atacar a las personas. Mikael arrancaba corazones o los mordía hasta la muerte, Klaus rompía cuellos y los asesinaba rápidamente, mientras Skylar los desmayana con su magia porque no quería herir a más inocentes.
De un momento a otro, Klaus y Mikael cayeron al suelo gritando de dolor, ya que los seguidores de Dahlia les estaban provocando un aneurisma. Sky los miró alarmada y su distracción hizo que uno de los hombres clavara un pedazo de madera en su estómago e hiciera que se le cayera el cuchillo.
—Debi advertirles: mis seguidores son luchadores formidables, ya que les he concebido parte de mi propio poder para que estuvieran en iguales condiciones.
A Skylar le pareció que luego de esa oración, las personas se multiplicaron y volvieron más fuertes de lo que eran. Era increíble, pero hasta las personas a las que había dormido habían vuelto aún más poderosas. Los humanos empezaron a herir a Klaus y Mikael a tal punto que ella comenzó a sentirse nerviosa y sus escudos mágicos fallaron. Sus ojos se volvieron color azul eléctrico cuando vió a la bruja utilizar su poder para comenzar a matar lentamente a su novio y decidió terminar con eso de una vez por todas.
Un grito desgarrador salió de su garganta seguido de una avalancha de poder azul que se desprendía de sus manos, ella tenía una sola cosa en su cabeza: acabar con sus seguidores para poder matarla de una vez por todas. Las personas comenzaron a chillar de dolor hasta que cayeron completamente muertas al suelo.
La Trihibrida también cayó contra las frías cerámicas, pero al contrario de la última vez que había dejado fluir su poder de esa forma en Mystic Falls, no se desmayó. De rodillas observó a su alrededor con culpa, no quedaba nadie vivo. Parecían ser al menos cien personas a las que había matado en un segundo.
Las tres personas frente a ella la miraban completamente incrédulos. Mikael no entendía cómo era posible que siguiera vivo cuando la última vez que presenció algo así había terminado muerto, Klaus se preguntaba como era posible que su chica hubiera hecho algo así y Dahlia acababa de comprender que su magia era más poderosa de la que jamás había visto. Quería dejar ir a Freya para quedarse con ella y su hija, que aparentemente eran las personas más fuertes que habían pisado la tierra.
—Que maravillosa actuación, tu técnica es exquisita, Trihibrida —halagó contemplando los cadaveres—. Veo en tu rostro que no logras entender por qué sigo viva.
—No estás aquí físicamente —afirmó intentando levantarse del suelo, pero volvió a caer por lo desgastada que se encontraba. Había requerido más magia de lo que pensaba.
Dahlia la observó con desdén, sabiendo que estaba débil y en el punto exacto que la quería. Iba a matarla, pero después de haber visto eso tomó la decisión de dejarla viva para poder tener un reemplazo aún mejor de Freya.
—Luchas con tanta pasión y para defender a tus seres queridos, una honorable cualidad. —La bruja sonrió maliciosamente antes de extender su mano hacia los hombres que cayeron al suelo mientras su cuerpo comenzaba a tener una tonalidad grisácea como cuando un vampiro estaba muriendo—. Tendré que quitarte eso. No es nada personal, linda.
—¡Dejalo en paz!
Skylar se levantó de golpe al notar lo que estaba pasando e intentó atacarla, pero eso no funcionó porque la mujer aprovechó su debilidad momentánea para atacarla con un hechizo que la hizo gritar de dolor. Obviamente no iba a matarla, pero necesitaba deshacerse de ella por un rato hasta que tuviera la oportunidad de robarle su magia.
—No esperaba esto de ti, dada la reputación que te precede. Aunque es demasiado tarde, lo siento. —Klaus se levantó tomando el cuchillo del suelo para matarla, pero con un simple movimiento de manos lo desmayó antes de acercarse hacia su cuñado y provocarle un inmenso dolor—. A ti... marido de mi hermana, a ti deseo hacerte sufrir.
—¡Ya basta! —chilló cierta rubia aterrada apareciendo en la iglesia.
—Mi Freya... —La observó con seriedad y deseando manipularla añadió: —¿No te das cuenta que esta, a la que llamas tu familia, solo te está utilizando por tu poder?
—No, tu eres la única que me utilizó durante mil años. —La primogénita de Esther se estaba revelando y no había nada que enfureciera más a su tia—. Pero se acabó, no volverás a hacerlo nunca más.
—¡Pues que así sea! —Gritó ofendida antes de comenzar a ahorcarla con su magia, mientras Elijah aparecía para darle de su sangre a Skylar, que yacia en el suelo sintiendose muy mal. Al distinguir el líquido rojizo en sus labios se sintió mejor.
—¡No! —chilló Mikael levantándose del suelo para lanzarse sobre la mujer y clavarle una madera en el estomago—. ¡Alejate de mi hija, para siempre!
Dahlia lo observó sorprendida, no entendía por qué su hechizo había fallado. Al otro lado de la habitación Skylar la miraba con una sonrisa porque había logrado debilitarla tanto que dejó de ser una proyección astral.
—¿No saben que soy demasiado poderosa para morir? —interrogó molesta, lanzando lejos a su cuñado, para luego sacarse la madera del estómago y levantarse como si nada le hubiera pasado.
Elijah utilizó su velocidad vampírica para tratar de atacarla, pero no lo logró porque lo lanzó por los aires hasta que chocó contra una pared. Al ver esto, la Trihibrida con sus últimas fuerzas tomó el cuchillo y corrió dando un gran salto para poder clavarlo en su pecho, pero Dahlia desapareció junto con la única arma que podría matarla, haciendo que se desplomara sobre el altar.
—Ayudala, hermano —pidió en un susurro Klaus, que había despertado.
El moreno corrió a levantar a la castaña al estilo nupcial al ver que estaba consciente, pero que no podía moverse. En ese momento Dahlia apareció en el mismo lugar en el que había estado anteriormente con una gran sonrisa.
—Todos tenemos debilidades. Han venido aquí juntos con la esperanza de explotar la mía, pero al hacerlo perdieron lo único que podían utilizar contra mi: el arma que crearon ya no sirve para nada. —Con una inmensa alegría, incendió el artefacto que acababa de adquirir.
—¡No! —chilló desesperada Freya, viendo su única posibilidad de ser libre destruirse frente a sus ojos.
—Ya nos hemos deshecho de esa baratija, ahora centremonos en el tema en cuestión. Al fin y al cabo, solo busco lo que es mío, nada más —aseguró disfrutando de sus rostros llenos de tristeza y decepción—. Denme a la niña y todos vivirán. Nieguenmela y bueno... creo que ya conocen mi poder. Dudo mucho que quieran más de eso.
Y sin más, ella desapareció.
La familia Mikaelson partió de la iglesia completamente decepcionada hacia su gran mansión ubicada en el centro de la ciudad. Una vez allí Elijah fue hacia la cocina con Skylar, la dejó en el suelo y la sostuvo con fuerza para que no cayera mientras ella bebía las bolsas de sangre de la nevera.
—¿Cómo estás? —interrogó preocupado Elijah mientras la sujetaba de la cintura.
—Mejor —aseguró ella soltándose de su agarre para tomar otra bolsa de sangre y beberla con desesperación. Luego de eso, repitió el mismo procedimiento dos veces más. Estaba realmente hambrienta y la realidad era que deseaba beber de la vena—. No te preocupes, estoy bien.
—¡Eso ha sido un maldito fiasco! —Escucharon a Rebekah quejarse a unos metros de ellos, por lo que caminaron en esa dirección—. ¿Dónde está Dahlia ahora?
—Pordría estar en cualquier parte —aseguró el trajeado mientras él y su hermana menor fulminaban a su padre con la mirada—. No queda rastro de ella en la iglesia.
—Ha acabado con nosotros por esta noche —afirmó la rubia con seriedad—. Sin duda quiere darnos un tiempo para que nos hundamos en nuestra derrota.
—¿Derrota? No estoy de acuerdo —dijo Skylar acercandose hacia Freya, con determinación en su mirada—. Hemos visto el alcance de su poder. Si eso es todo lo que puede hacer, francamente no me impresiona. No es tan fuerte como imaginaba, solo me venció porque sabía que no dejaría morir a Klaus para matarla.
—Su intención no era impresionarnos, niña —habló Mikael después de tanto tiempo callado.
—¿Y que quería exactamente, según tu? —cuestionó el hibrido con irritación.
—Quería que le revelaramos nuestra única arma y como idiotas lo hicimos.
—¿Es cosa mía o Nik ha intercambiado palabras con nuestro padre? —interrogó anonadada la morena.
—Rebekah, reconocería ese lenguaje donde sea —afirmó viendo a su hija con intriga—. ¿En qué travesura te has metido ahora? No me digas, es cosa del bastardo.
—Ya basta, mi paciencia, al igual que esta farsa de reunión se está acabando.
—Estoy de acuerdo —le dijo Elijah a su hermano antes de caminar hacia su padre con odio en su mirada—. Solo queda una pregunta: ¿Qué vamos a hacer exactamente?
—Este no era mi plan —se quejó Freya—. Se adelantaron y fabricaron solo un arma, y claro que se las quitó. Y ahora perdimos la ventaja que teníamos junto con los materiales que teníamos para matarla.
—Es algo histriónico, tus materiales se consiguen fácilmente —aseguró el hibrido llevándose el vaso de bourbon a la boca que se había servido de la barra que estaba en el piso principal—. Hagamos una lista, ¿quieren? Nosotros contamos con mucha de tu sangre, la tierra noruega no es escasa y, ¿que más? ¡Ah, si! Las cenizas de los opresores vikingos de Dahlia.
—Siendo un poco más específico, las robé de un museo —aclaró el ex cazador de vampiros—. Ahora todo está perdido por tus estrategias inútiles y tú novia casi muere por tu desesperado intento de probarme que eres fuerte. Aunque ambos sabemos que no lo eres y que la única que lo es es Skylar.
—En primer lugar, no estuve a punto de morir —corrigió, molesta de que la utilizará como pretexto para intentar fastidiarlo—. Y en segundo lugar, nadie intentó probarte su fortaleza.
—Está claro que no intentabas demostrarme que eras fuerte cuando peleamos, pero eso solo me hizo ver que si lo eres, pequeña guerrera.
—Te tomó mil años y varios intentos de asesinato entender que lo soy.
Nadie comprendía que estaba sucediendo, ni siquiera Skylar, pero Mikael la miraba con orgullo y compasión.
Klaus, harto de toda la situación, utilizó su velocidad vampírica para estamparlo contra una pared y clavarle la estaca de roble blanco en el pecho, muy cerca del corazón.
—¡No! —chilló Freya intentando acercarse, cosa que no logró porque Elijah la sujetó de los brazos.
—Si siento aunque sea un cosquilleo de tu magia Freya, lo mataré con el movimiento de mi mano —aseguró el hibrido antes de dirigir su mirada hacia los ojos de su padre—. No pareces sorprendido.
—La traición está en tu naturaleza, niño.
—No, yo no nací así —negó observándolo con odio—. Peleaste por ella. La encantadora Freya, la hija que apenas conoces. Hubo un tiempo en que me conocías como tú hijo... Momentos antes de las desilusiones, de las revelaciones de las traiciones. Hubo momentos en los que solo tenías que ser mi padre, pero incluso entonces me despreciabas, ¿cierto? Quiero saber por qué.
—No lo sé —admitió con sinceridad observando como su hijo bastardo dejaba caer las lágrimas por su rostro, observándolo con completo dolor—. Solo lo hice.
—¿Son tus últimas palabras? —interrogó con su mirada llena de desilusión
—Freya... Lo lamento mucho, te amo —aseguró observando a su hija con amor, de una forma que no había visto al resto de sus hijos nunca.
Klaus cerró los ojos con tristeza antes de clavarle la estaca de roble blanco en el corazón, vengandose de todo lo que les había hecho sufrir a él y a sus hermanos durante más de mil años.
—¡No! —gritó la bruja viendo a su padre caer al suelo mientras obtenía una tonalidad grisasea y su cuerpo comenzaba a prenderse en llamas.
—Las cenizas de vikingo son muy raras, pero lo único que necesitas es el cuerpo quemado de un vikingo —se burló antes de alejarse hacia el balcón que daba a la calle de su habitación.
Skylar, que había observado toda la situación con lágrimas en los ojos porque podía sentir el dolor de su novio, salió de la mansión sin querer seguir escuchando los gritos desgarradores de Freya. Había tomado una decisión en el momento en que vió a Klaus atravesar a Mikael con la estaca de roble blanco y es por ello que caminó lentamente hacia el lugar al que había mandado a su madre.
—Te tardaste mucho, niña —susurró Elise al verla aparecerse con una mirada sombría. Ella se encontraba en el suelo amarrada por plantas sin poder moverse porque cuánto más lo hacía, más la apretaban—. ¿Que plan macabro tienes para tu madre el día de hoy?
—Cassie está muerta, le arranqué el corazón para que sintieras lo mismo que yo todos estos años —mintió viendo en sus ojos la humanidad que siempre intento ocultar—. ¿Que sucede, Elise? ¿Esperabas poder recuperar a la hermana que perdiste?
—Eres un monstruo, ella era inocente.
—Si soy un monstruo, pero tú me volviste esto —aseguró mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro—. Desde que reviviste no puedo dormir tranquila pensando en que cada día que pasa eres una amenaza para mí hija. Sacas lo peor de mi, me haces hacer todo lo que no quisiera que mi hija viera en su madre.
—Si vas a matarme, hazlo de una vez. Tu dramatismo me hace querer suicidarme.
—No voy a matarte, te haré algo aún peor —aseguró sintiendo el temor acrecentarse en su madre—, ¿Has oído hablar de los mundos prisión?
—No... —Elise intentó soltarse, pero las enredaderas la apretaron aún más, quitándole el aire.
—Cualquier otra bruja necesitaría un evento celestial para hacerlo, pero yo soy uno viviente al igual que mi magia.
Skylar cerró sus ojos visualizando en su mente lo que deseaba realizar mientras el lugar cambiaba totalmente. Al abrirlos notó que estaba en la casa que su madre había crecido.
—Por favor, te lo suplico...
—Eso no funciona conmigo y lo sabes —Skylar con un movimiento de manos la soltó y ella intentó atacarla, pero la traspasó—Soy solo una ilusión, no sería tan estúpida de venir aquí contigo.
—Voy a salir de aquí y cuando lo haga te voy a quitar lo que más amas.
—No podrás salir de aquí, ¿Sabes por qué? Porque solo una Trihibrida podría abrir este lugar, además de que no hay ni una sola gota de sangre o magia porque se que la absorberías.
—Nunca fue mi intención herirte —mintió aterrada de pasar toda la eternidad en aquel lugar.
—Adios, madre —susurró con dolor mientras cerraba sus ojos para volver al lugar del que salió escuchandola gritar: «¡Por favor! ¡No me dejes aquí! ¡Mátame, solo mátame!»
De vuelta en New Orleans caminó hacia la mansión Mikaelson y notó que Freya no estaba ahí y las cenizas de Mikael tampoco. Ella caminó hacia la sala de estar dónde se encontró a Rebekah bebiendo bourbon con la mirada perdida.
—¿Quieres? —le preguntó a Skylar extendiendole la botella—, asumo por tu aspecto que tú madre también está muerta.
—No se merece la muerte, está sufriendo un destino aún peor —aseguró antes de beber un gran trago que alivió momentáneamente sus sentimientos—, ¿Estás bien, Bekah?
—Si, solo necesito emborracharme hasta que no recuerde ni mi apellido —soltó en un intento de hacerla reir, cosa que logró—¿Quieres unirte a mi?
—Por supuesto.
Ambas amigas pasaron la mayor parte de la noche bebiendo, charlando y riendo hasta que Rebekah, al ser humana se emborracho y cayó dormida en el sofá de la sala. En cambio Skylar subió con algunas botellas de bourbon hacia el estudio de arte, ya que estaba muy motivada a pintar. Realizó diversos cuadros que expresaban todas las emociones que había estado atravendo: Tristeza por las perdidas, enojo por no poder estar en paz con su familia y miedo de que algo le pasara a su hija por no ser lo suficientemente fuerte para salvarla.
Cuando amaneció bajo nuevamente y se dirigió hacia el comedor, dónde se encontraban discutiendo Klaus y Elijah discutiendo sobre algo que ella no logró comprender al inicio.
—¿Qué es lo que te pasa, hermano? ¿Quieres beber un trago, tal vez? —interrogó Klaus, harto de las malas miradas del moreno—. Hola, amor. Te vez muy hermosa hoy —Skylar le dedicó un intento de sonrisa antes de quitarle el vaso de la mano y beberlo todo. El rubio la miró asombrado y añadió—: Y muy sedienta también.
—Necesito que este día se termine y ni siquiera ha empezado aún —se quejó sirviéndose otro trago—. Discutamos la estrategia contra su adorable tía Dahlia, ¿Si?
—Comenzando con Mikael y sus cenizas, son el ingrediente principal del arma contra Dahlia. —Elijah se acercó observando con intriga a su hermano que estaba de un humor extremadamente bueno aquel día—. ¿Te importaría decirme dónde desaparecieron?
Skylar solo tuvo que leer su mente para saber que estaban escondidas en su habitación y dónde planeaba esconderlas, pero obviamente decidió no intervenir en la pelea de hermanos.
—Elijah, Skylar, hipnoticé al mejor pastelero de la ciudad para su satisfacción y aún así ignoran mis esfuerzos por preocupaciones que no van al caso en este momento. Así que, ¿Es mucho pedir que se sienten y coman?
—Si, me cae mal el alcohol cuando como —dijo la chica de mala gana mientras tomaba otra mimosa.
—¿Pueden dejar de hablar tan alto? Me duele la cabeza y prácticamente todo el cuerpo y ustedes no dejan de gritar —se quejó Rebekah haciendo acto de apareció y Skylar casi sonrió al ver que tenía muy mal aspecto por la resaca de su noche de chicas, así que disimuladamente enfocó su energía en ella y curó todo su dolor.
—¿Qué te pasa? ¿Tu nuevo cuerpo de bruja no soportó su noche de fiesta?—se burló el rubio.
—Si, bebimos un poco, pero ya me siento bien —aseguró observando a Sky con sospecha, ya que no era posible que se recuperara tan rápido y tuviera incluso más energía que los días anteriores—. De todas formas, no todos los días pierdes a tu padre a manos de tu hermano.
—¡Ay por favor! Huimos de la tiranía de Mikael por siglos, pensé que el humor de esta mañana sería más jubiloso.
—En circunstancias normales la aniquilación de nuestro padre sería admirable, Niklaus, pero desafortunadamente enfrentamos una gran amenaza.
—Para haber sido invitado a un desayuno de celebración, estás matando el humor.
—Skylar, ¿Por favor podrías participar de la charla como una integrante de nuestra familia y no como un camionero ebrio? —interrogó el vampiro con irritación quitándole el vaso vacío para que no volviera a rellenarlo—. Te ves miserable, ¿Quieres contarnos algo?
—Elijah tiene razón, Klaus —intervino por fin, ignorando la última pregunta de su amigo porque no tenía ganas de hablar de lo que le había hecho a su madre—, al eliminar a Mikael heriste a la única persona que sabe cómo matar a Dahlia.
—Si Freya quiere ser parte de nuestra familia, debería aceptarnos con defectos y todo.
—Ellos tienen razón, Freya amó a Mikael y tú arruinaste todo.
—Que pena, ¿Que debo hacer? —fingió interés antes de sonreír y beber otro trago.
—Lo que quieras, al parecer —dijo molesto Elijah, haciendo que deje el vaso en la mesa con fuerza.
—No confundas mi buen humor con falta de claridad, conozco bien la amenaza que enfrentamos y lidiaré con ella personalmente —Aseguró antes de alejarse de la mesa al oír pasos de alguien ingresar en el lugar, siendo seguido por su novia y sus hermanos que se encontraron en la entrada con Josephine La Rue
—Josephine —murmuró Sky como saludo observandola con desconfianza porque sabía que algo andaba mal con ella por la energía que desprendía su cuerpo.
—Perdon por llegar tan temprano, pero vine a entregar un mensaje de su tía Dahlia. Le deben una deuda y deben pagar.
—Que se pudra en el infierno —escupió molesto el ojiazul.
—¿Por tomar lo que tu madre le prometió? Si quieres odiar a alguien, ¿No sería mejor hacerlo a la persona que vendió a tu hija hace miles de años atrás? Culpa a Esther, si debes pero yo solo deseo completar una venta. Una venta que en consecuencia resultó en su propia existencia, tal vez deberían agradecerme.
—Dahlia —afirmó Elijah mirándola fijamente.
—Mi niño, prefiero "tia Dahlia".
—¿Te atreves a entrar en nuestra casa? —interrogó furioso el híbrido.
—Solo vine por lo que es mío. Ya es momento de añadir el poder de la niña al mío, aunque no la detecto aquí... Veo que usaron un hechizo para ocultarla. No importa, el hechizo va a ceder igual que ustedes, así que mejor despídanse mientras puedan porque tienen hasta la medianoche de mañana y luego la niña será para mí. Hay razón para ser incivilizados sobre esto.
Skylar en un ataque de ira se avalanchó sobre ella y le arrancó la cabeza del cuerpo utilizando su mano como si fuera una cuchilla bajo la mirada sorprendida de los hermanos. Elijah le extendió un pañuelo que utilizo rápidamente antes de observarlos con impaciencia.
—No me mires así, Elijah, eso lo aprendí de ti... ¿Te suena Mystic Falls? ¿Trevor? No teníamos memoria, me secuestraste y luego... —El nombrado sonrió, pero no por haberle enseñado una forma de asesinar a alguien, sino porque recordó ese momento.
—No te secuestré, intentaba tener una charla civilizada —se defendió sin borrar la sonrisa de su rostro—. Creo recordar que me golpeaste y lánzaste por la habitación.
—Y tú me estampaste contra una pared. Además, a este lugar le faltaban flores. —Elijah rió, fue una carcajada breve que salió desde su interior y no pudo reprimir. Sus hermanos lo observaron incrédulos porque eso no solía pasar.— Volviendo al tema, Josephine estaba muerta antes de siquiera entrar a la casa. Su cuerpo era todo lo que quedaba.
—Estas de mal humor, veo —observó el híbrido con una sonrisa al ver su mueca de fastidio cuando dirigió su mirada al cuerpo muerto—. Me he estado preguntando algo desde anoche, ¿Que has hecho con tu madre? No la vi en el lugar al que la mandaste, imagino que la mataste.
—La muerte era un destino demasiado bueno para ella, así que le dí uno peor.
—¿No la mataste? —se quejó con molestia—. Dime dónde está, la mataré yo mismo.
—No te metas en mi venganza, Klaus. Ella está pagando por todas sus acciones.
—Elise representa una amenaza para nuestra hija, solo mátala.
—No me digas si debo o no matar a mi madre — ordenó haciendo brillar sus ojos color azul eléctrico por un breve segundo—No haría nada que pudiera poner en peligro a Hope. La encerré en un mundo prisión del que no hay forma que escape.
—Amor...
De mal humor subió las escaleras a su habitación para poder tomar su teléfono, encontrándose a Aiden que la observó aterrado.
—¿Que se supone que haces en mi habitación? ¿No deberías estar vigilando a mi hermana e hija?
—Si, es solo que Hope necesitaba su juguete favorito —aseguró mostrándole el lobo que le había regalado Klaus a su hija—. Lamento molestarte.
—No, está bien —dijo con un intento de sonrisa—Gracias por todo lo que estás haciendo por nosotras, Aiden. Eres un gran hombre y amigo.
—Lo que sea por la reina de la ciudad. —El hombre lobo le hizo una reverencia antes de salir de la habitación y soltar todo el aire que no sabía que estaba conteniendo.
Skylar no lo supo en ese momento, pero los dos collares que Katherine le había entregado habían sido robados por el hombre al que acababa de halagar para poder reprimir la magia de Hope y evitar que Dahlia la encontrara si se iban de la ciudad.
Lo que tampoco supo era que Hayley y Jackson planeaban hacerle algo terrible esa noche para poder irse de la ciudad con Hope y "salvarla" del destino que se le impuso mil años atrás.
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