50 |Tornado emocional|
—Josh, Gia, necesito que vayan y se aseguren que nadie salga lastimado. —Marcel les indicó a sus vampiros y ambos asintieron antes de salir de la sala—. No te culpes, se que si pudieras nos sacarías de aquí.
—Se supone que soy la Trihibrida, debería poder hacer un simple hechizo o portal para sacarnos de aquí.
—Si, eres la Trihibrida y la más poderosa de todos los que estamos aquí, pero tambien eres una buena persona que hace lo que sea por sus amigos y eso no te hace débil, te hace buena.
—Finn dijo que mi compasión es mi más grande debilidad.
—¿Hablas del demente que nos encerró aquí dentro? Porque es el claro ejemplo de cordura —dijo con clara ironía en su voz—. No escuches a alguien que solo sabe de ti lo que le dijiste y que solo te utilizó como marioneta por meses para acabar con sus hermanos. Escúchame a mi que soy tu amigo desde hace más de un siglo y que te ha visto evolucionar. Escucha a Davina, a Jason, a Hayley, a Kol, a Elijah, a Rebekah y a Klaus que seguro te dirán lo mismo que yo: Eres buena y que seas compasiva no te hace débil, te hace más fuerte que el resto de nosotros porque tu compasión es un don que no todos poseen y del que deberías estar orgullosa.
—Gracias, Marcel —agracedió lo sinceras que sonaron sus palabras, pero antes de poder decir algo más vieron a Klaus y Kol ingresar en el lugar.
—Las cosas se están poniendo duras allá fuera, será mejor que hagamos algo rápido —murmuró el moreno observando a los lobos y vampiros casi matarse en el exterior.
—El límite de Vincent es muy fuerte, pero lo que Davina y yo podemos hacer es un hechizo de interrupción, neutralizará temporalmente todos los objetos mágicos de este lugar incluido el complejo mismo. Si funciona entonces tendremos 60 segundos para escapar mientras el límite es apagado.
—Está bién, eso suena bién para mi.
—Si él hechizo funciona suprimirá todos los objetos mágicos cercanos, es decir sus anillos —comentó Klaus.
—Y si salimos con el sol estaremos muertos.
—A menos que esperen a que el sol se ponga.
—Todos son nuevos, no podrán soportar el hambre, será un baño de sangre antes de siquiera estar cerca.
—Entonces todos los vivos deberán irse ahora, si Kol se va yo podré deshacer el hechizo fácilmente y sacar al resto. —En el momento en que terminó de pronunciar esas palabras, gritos resonaron en el salón, por lo que los cuatro corrieron hacia ese lugar. Allí vieron a Aiden en el suelo y a Josh observando con ansia su sangre.
—Joshua, alejate de él ahora mismo —ordenó el hibrido y eso lo hizo entrar en razón.
—¡Comiencen el hechizo! —gritó Skylar a los brujos al notar el comportamiento de los vampiros.
Marcel guió a sus hombres lejos del sol justo en el momento en que Kol y Davina comenzaron a recitar el hechizo. Momentos despues un fuerte viento sopló y supieron que eran libres cuando vieron las manos de la pareja juntarse. Sky sonrió al verlos en su burbuja romántica mientras, con ayuda de Hayley, guiaban a todos los lobos hacia la salida para posteriormente cruzar.
—Un pequeño cambio de planes, hermano. —El rubio lanzó a Kol dentro del complejo—. Ya no tengo que tratarte como algo salvo el mentiroso traidor que realmente eres.
—¿Qué crees que haces? —preguntó molesta tratando de llegar a Kol para sacarlo, pero el fué más rápido y la detuvo.
—¿Dónde está?
—¿Estás loco? ¡Lo van a matar! —Lo empujó lejos y luego utilizó su velocidad vampírica para ir a ayudar a Kol a levantarse del suelo.
—Bueno, debió haber pensado en eso antes de traicionar a nuestra hermana. Rebekah nunca llegó a su nuevo cuerpo, ¿verdad? Y viendo que fuiste quien lanzó el hechizo y eres tú, difícilmente lo llamaría casi indescifrable.
—Rebekah está bien, Nik, fué una broma, nada más que algo que tú me has hecho muchas veces, pero supongo que es diferente cuando es de uno de... —Trataron de cruzar al exterior, pero no lo lograron porque Sky comenzó a sentir unas fuertes ansias y debio alejarse, comprendiendo lo que había sucedido.
—La barrera se ha restablecido —murmuró mirando a su novia con preocupación—. Estaba dispuesto a recibirte de nuevo en mi casa, pero tú tenías que volver a tus celos egoístas y mezquinos y arrastrar a Skylar a eso, ¡Bueno, veamos como de bien te ayudan a sobrevivir cuando estés atrapado ahí dentro!
—Yo lo voy a ayudar a sobrevivir y espero que cuando salgamos de aquí tengas la suficiente madurez para hablar tranquilamente acerca de tus problemas con Kol y no lanzarlo a la muerte —dijo irritada antes de llevarse al rubio hacia su habitación y cerrar la puerta, sabiendo que mientras ella estuviera cerca nadie intentaría lastimarlo—. Se que es un terrible momento y esperaba poder decirtelo cuando salieramos de aquí, pero lamento mucho lo que pasó antes, yo jamás te lastimaría intencionalmente, preferiría morir antes de eso.
—No hay nada de lo que debas disculparte, conozco a Finn muy bien y se lo cruel que puede llegar a ser. Estoy seguro que utilizó un muy viejo hechizo que hace que solo desees la sangre que bebiste para convertirte en vampiro.
—Igual lo siento, debí poder controlarme, yo...
—Fui vampiro durante más de mil años, tu lo eres hace ocho meses y es normal que no puedas controlarte por completo y más cuando te están hechizando y pasaste por todo ese dolor de la perdida de tu hija.
—Gracias por no enojarte conmigo. —Le dió un abrazo que fue interrumpido por Marcel que ingresó en la habitación bastante molesto.
—Hay un tal Damon Salvatore afuera que quiere verte y está siendo realmente irritante, ¿te importaría ver que quiere y hacer que se largue?
—¿Hablas del ex de Rebekah? —interrogó burlón.
—No lo escuches, no es su ex —afirmó al verlo mirar enojado a Kol.
—Es cierto, solo se acostaron —comentó siguiendolos fuera de la habitación—. ¿Trajo a su hermano y al mesero rubio? Con esos también se acostó.
—Si no te callas...
—¡Pero miren quién volvió de la muerte y se ve más hermosa que nunca! —La exclamación del ojiazul lo interrumpió.
—¡Damon! ¡Si pudiera te daría un abrazo y también te golpearía por no contarme que estás vivo, idiota! —gritó con una gran sonrisa.
—Bueno, eso tiene solución —aseguró antes de intentar ingresar en el complejo, teniendo que apartarse de la barrera invisible porque comenzó a quemarlo.
—Te dije que no entraras —se burló el moreno y Kol rió también.
—No dijiste por qué —recriminó muy molesto.
—No respondiste ni una sola de las llamadas que te hice para que me contaras que sucedió contigo y la única vez que te apareces es cuándo estoy atrapada —se quejó cruzándose de brazos.
—¿Por qué no solo deshaces el hechizo para que podamos hablar mejor?
—No puedo, gracias a Finn si intento salir mataré a Kol.
—Sky... —La observó como si estuviera loca y ella rodó los ojos—. Finn y Kol están muertos.
—Estoy perfectamente vivo —aseguró el ojiazul bastante ofendido—. No gracias a Elena Gilbert y su hermano, eso está claro.
—Kol Mikaelson —susurró asombrado—. El rubio te queda tan bien como la muerte.
—¿Los demás también están contigo? —interrogó Sky con curiosidad para romper la tensión del ambiente.
—No, solo yo.
—¿Qué hiciste ahora?
—¿Por qué crees que hice algo?
—Porque pareces extremadamente triste. Te ves cómo cuando venías a verme porque Elena se enojaba contigo y diría que incluso peor, ¿está todo bien entre ustedes?
—Algo así, pero no vine a hablarte de eso. Voy a pedirte que te sientes, esto no va a ser nada agradable.
—No necesito sentarme, solo dime que sucede.
—Es Liz... —susurró y eso hizo que una opresión se instalara en su pecho, preparándose mentalmente para escuchar lo peor.
Luego de una de las peores conversaciones que había tenido con el vampiro, Skylar volvió a su habitación muy consternada por aquella revelación y tiempo más tarde se quedó profundamente dormida. Teniendo una extraña pesadilla:
—¿Por qué parece que tu cara está entumecida? —Le preguntó burlona a Jason al verlo ingresar en la biblioteca, el chico solo rodó los ojos y la besó cortarme como saludo.
—¿Te refieres a la encantadora sonrisa que te enamoró?
—Si así se le puede llamar a eso...
—Eres muy mala, pero como estoy feliz lo voy a dejar pasar.
—¿Ya vas a contarme que te tiene tan feliz? —preguntó intrigada y el solo se dedicó a mostrarle unas llaves de un auto—. ¡Wow tienes una llaves! ¡No lo puedo creer!
—Si mis cálculos no me fallan y nunca lo hacen porque soy asombroso has pasado ocho horas en este lugar rodeada de libros polvorientos estudiando para un examen, con razón estás tan irritante y sarcástica.
—¿Me dijiste irritante y sarcástica? Porque lo soy y no me molesta admitirlo.
—Suelta esas cosas horrorosas con letras y formulas extrañas y ten —ordenó antes de lanzarle lo que tenía en la mano.
—¿Para qué me das las llaves de tu auto? Aún no tengo mi licencia porque no se estacionar.
—Para tu suerte, tu asombroso novio obtuvo la suya esta misma tarde y te voy a enseñar.
—Pero el examen...
—Eres posiblemente la chica más inteligente del pueblo, así que salgamos de aquí —La tomó de la mano y la sacó de la biblioteca. Posteriormente se subieron al vehículo y ella arrancó el auto bastante tensa porque temía destruir el auto que a Jason le costó tanto conseguir—. Podemos ir un poco más rápido, si quieres.
—Claro que no, es el límite de velocidad.
—Nadie respeta el límite de velocidad y no tienes que sujetar el volante de esa manera. Mira, pon tu mano así. —Se acercó y la ayudó colocar su mano un poco más abajo, de modo que se sintió más relajada—. ¿Mejor?
—Mejor. —Ambos se sonrieron y continuaron el resto del camino dialogando hasta que llegaron a su destino.
—Tengo que enseñarte a estacionar o jamás vas a tener tu licencia de conducir —afirmó el castaño mientras bajaban del auto y posteriormente ingresaban en la casa.
—Pensé que no lo lograrías, es un milagro que hayas podido sacarla de la biblioteca —comentó Liz al verlos llegar.
—Yo tampoco me tenía mucha fe, pero lo logré —dijo orgulloso de si mismo y justo en ese momento el timbre sonó.
—Deben ser las pizzas que ordené, ¿te quedas a comer, Jay?
—Está bien —susurró con una sonrisa tímida.
—¿Ahora eres vergonzoso? —cuestionó con burla—. Ya te has quedado a comer antes.
—Pero ahora soy tu novio y la Sheriff me amenazó con arrestarme si te lastimo.
—Iré a ayudarla, conociendola seguro pidió demasiada comida para asegurarse de que nadie se quede con hambre.
—Esta bien, grita si necesitan ayuda.
Caminó hacia la puerta que se encontraba completamente abierta y vió que Liz estaba mirando hacia afuera sin moverse. Al notar la presencia de la castaña levantó su brazo izquierdo y con su dedo índice señaló a la vereda de enfrente.
—¿Liz? No hay nada allí más que la casa de Elena. —De un momento a otro comenzó a escupir sangre sin dejar de ver hacia el exterior, Sky intentó ayudarla con sus poderes pero no logró nada y al mirar hacia afuera descubrió a Elise acercándose lentamente con su mano extendida hacia la rubia—. Resiste Liz, voy a ayudarte.
—No lo lograrás, mis hechizos son muy efectivos —aseguró la hereje con una gran sonrisa de victoria.
—¿Qué hiciste con ella? —preguntó furiosa.
—Solo digamos que acabas de perder lo único que te quedaba, a la mujer que te crío como a su propia hija y todo por irte a New Orleans junto con tu asqueroso novio a tener a una niña tan débil que no sobrevivió ni un mísero dia. —La burla en su voz la enfureció tanto que el viento se intensificó y una fuerte lluvia comenzó a caer sobre ellas mientras enfocaba toda su energía en para que la naturaleza la destruyera.
—¡Skylar detente! —Sintió como era sacudida por alguien y al abrir sus ojos vislumbró el rostro preocupado de Kol frente a ella.
—¡¿Qué demonios acaba de pasar?! —Marcel abrió la puerta de la habitación muy asustado, bajo la mirada confusa de Sky.
—No lo sé, estaba dormida.
Los observó recordando que la mayor parte de su pesadilla fue un recuerdo que vivió cuando salía con Jason, lo único creado por su subconsciente era la parte en la que la rubia salía herida debido a que esa noche comieron pizza los tres y se divirtieron. Estaba segura que ese giro final tenía que ver con lo que supo la noche anterior: Liz tenía cáncer, era inoperable y no le quedaba mucho tiempo de vida.
Al enterarse de eso deseó con todo su corazón que fuera una broma o un mal chiste porque no podía creer que estaba a punto de perder a la persona que la amó como a una hija, la protegió y crió. Lloró desde el momento en que lo descubrió y no pudo seguir hablando con Damon, así que corrió a su habitación y dejó que Kol la consolara. No se dió cuenta en que momento se quedó dormida, pero supo que el jamás dejó de abrazarla.
—¡Si casi vuelas el Barrio Francés dormida no quiero ni imaginar que harías estando despierta! —exclamó irónico Kol—. Jamas quiero volver a dormir cerca tuyo.
—¿De que hablas? —pregunto sin entender.
—¿Recuerdas cuando Davina sacudió el Barrio Francés porque no habíamos completado la cosecha y casi destruye la ciudad? —cuestionó el vampiro y ella asintió—. Esto fue mucho peor, parecía que iba a haber un huracán categoría seis y eso no existe, ¿estás bien?
—Perfecta —mintió dando un salto fuera de la cama antes de caminar hacia el baño para poder evitar responder con la verdad.
Lo primero que hizo al verse en el espejo fue una mueca porque se veía terrible. Posteriormente hizo su rutina diaria mientras pensaba en que necesitaba salir de aquel lugar. Deseaba ir a ver a Liz, expresarle cuanto la amaba y lo agradecida que estaba con ella. Pensó que tenía toda una vida junto a ella y ahora que sabía que no, quería aprovechar el poco tiempo que les quedaba juntas.
—Tu teléfono no deja de sonar, es Nik. —Al salir del baño notó que Marcel se retiró. Kol le extiendió el aparato y se vió obligada a responder.
—Revise el Barrio Frances entero, no hay rastro de Finn, no puedo quitar la barrera, están atrapados hasta que tenga mis manos en su garganta.
—¿Tienes alguna idea de que podemos hacer?
—Davina aún no lo sabe, pero me ayudará a romper el hechizo. Tu misión es mantener a Kol vivo hasta que sepamos el paradero de Rebekah.
—¿Ahora si quieres que viva?
—¿Podemos no pelear por culpa de mis hermanos? —preguntó hartó, pero ella intentó responder, siendo interrumpida debido a que continuó hablando: —Vi a Damon anoche... Me contó lo que pasó. Está muy preocupado por tí y honestamente yo también, te conozco lo suficiente como para saber que después de enterarte de una noticia como esa no debes estar nada bien.
—Tienes razón, pero si me desmorono no lograremos salir de aquí.
—Voy a sacarlos de ahí, amor, cueste lo que cueste.
—Se qué lo harás.
—Una cosa más: Uno de los lobos mordió a Marcel, necesita tu sangre.
—Ire a ayudarlo, supongo que si todo sale bien nos veremos después —murmuró antes de colgar el teléfono y caminar hacia la cocina para tomar un vaso. Se mordió la muñeca dejando caer su sangre en el y caminó hacia la sala de estar donde se encontró a Marcel sumergido en las alucinaciones por el veneno en sus venas—. Ten, hablé con Klaus y dijo que necesitabas esto.
—Gracias, Sky —dijo antes de beber el contenido del vaso con desesperación, ya que no aguantaba más los recuerdos que estaba reviviendo.
—¿Por qué no me la pediste? Sabías que podía curarte.
—Te vi muy mal, no quería hacerte sentir peor.
—Somos amigos desde hace mucho tiempo. Eres mi familia, Marcel, así que si necesitas mi ayuda no importa lo que pase, pídela y te ayudaré sin dudarlo.
—Lo haré de ahora en adelante, lo prometo.
—¿Son las campanas de la iglesia? —cuestionó Kol ingresando en la sala, refiriéndose al sonido que resonaba por toda la ciudad desde hacía algunos minutos—. Siento como si escuchara el preámbulo de mi funeral.
—Es por el Carillón, los locales cubren los ojos de los ángeles para que los muertos puedan caminar entre nosotros por una noche sin ser juzgados. Las campanas despiertan a los muertos y los guían al descanso eterno, así que si estás vivo o muerto puedes unirte a la festividad.
—Voy a vivir, Sky no dejará que nadie me lastime y tú te encargaras de ayudarla porque soy el único que puede encontrar a Rebekah.
—Creo que subestimas lo hambriento que estoy y lo mucho que quiero calmar el hambre de mis amigos al otro lado de la puerta.
—¿Qué crees que pensaría Davina sobre eso? No soy de los que andan hablando, es obvio, pero creo que le gusto.
—Cuida tu boca o drenare tus venas yo solo —amenazó antes de salir del lugar muy molesto.
—Si me dices dónde está Rebekah le diré a Klaus que te perdone y te daré un chocolate —intentó negociar porque sabía que con Kol era mejor ser buena, no funcionaba para nada la tortura o la ira.
—Rebekah está bien, está con otras brujas y creo que está mejor protegida ahí que si estuviera ahí.
—Entonces me comeré el chocolate yo sola, tengo tanta hambre que comería lo que sea —afirmó abriendo la envoltura del chocolate que tenía en el bolsillo.
—Dame el chocolate y te daré un poco de mi sangre —rogó observando con desesperación la golosina, la cual ella le lanzó porque al ser humano la necesitaba más—. Elige el brazo que más te guste y procura no matarme.
—No voy a beber tu sangre. —Negó con la cabeza, horrorizada de perder el control y lastimarlo—. El chocolate es tu regalo de cumpleaños adelantado porque soy la mejor amiga que tendrás, pero si quieres compartirme para demostrar que me quieres, lo aceptaré sin dudarlo.
Kol partió la tableta en dos pedazos, pero antes de poder siquiera darle un mordisco ambos se sintieron desvanecer y lo último que vió Skylar antes de dejar a la oscuridad apoderarse de ella, fue al rubio cayendo a su lado.
Abrió sus ojos e inmediatamente descubrió que se encontraba acostada en el sofá de una cabaña. Sintió la magia desprenderse de cada centímetro del lugar y eso la dejó bastante confundida porque minutos antes estaba dialogando con el brujo, quién ahora se encontraba tirado en el suelo mirándola con extrañeza.
Sky comenzó a detallar el lugar a su alrededor hasta que vió a Elijah parado al otro lado de la habitación. El vampiro no entendía que estaba sucediendo, por lo que intentó decir algo, siendo interrumpido por la repentina aparición de Klaus.
—Niklaus... —Lo observó, desconcertado antes de voltear a ver a las otras personas en el lugar—. Ustedes dos... ¿Qué es esto?
—Es una Chambre of the Chasse, un cuarto de caza al que las brujas traen a sus presas para practicar —Explicó Kol observando a los animales embalsamados colgados en una pared. Se trataba de un ciervo, un zorro, un jabali, un lobo y un oso—. Nuestros cuerpos en el mundo real están dormidos y nuestras mentes están aquí, representadas por estas cabezas.
—Dejenme adivinar quién es el autor de esta pesadilla... ¡Finn, muestrate! —El nombrado abrió la puerta de la cabaña se adentró con tranquilidad.
Totalmente molesta, la chica trató de atacarlo, pero su mano ni siquiera logró tomar su cuello. Él moreno simplemente le sonrió.
—Ahorra tus fuerzas, aquí soy intocable. Mi magia, mis reglas, así que pónganse cómodos, vamos a estar aquí por un rato.
—Asombroso, mi cuerpo está atrapado en una casa y ahora mi mente en esta cabaña —se quejó, indignada—. Lo cual es aún peor porque tengo que ver tu estúpido rostro.
—Por lo menos esta prisión es más cómoda que en la que Klaus me puso por 900 años.
—Preferiria estar durmiendo en un ataúd 900 años que estar aquí contigo un minuto más —aseguró, irritada.
—Que bonita decoración, déjame adivinar: soy el gran lobo malo, Kol el zorro astuto, Elijah es el noble ciervo, Skylar es el fuerte oso y tú evidentemente eres el jabalí. Algo obvios tus simbolismos.
La castaña observó las asquerosas cabezas de animales pensativa. Se había considerado a si misma un lobo, ¿pero un oso? Eso jamás.
—¿Te parezco un oso? —le susurró a Kol, que la miró pensativo—. ¿Por que soy un oso y no un lobo?
—No lo se, te considero más un lobo, pero recuerdo haber leído en algún libro que el oso simboliza la capacidad de liderazgo y protege a aquellos que lo necesitan gracias a la fuerza y valentía que representa a su figura de poder. Tal vez sea por eso.
—¿Qué hacemos aquí? —cuestionó Klaus, interrumpiendo la conversación—. ¡No me digas! ¿Es sobre madre? Yo no la obligué a beber sangre y traicionar todo lo que más ama, fue su elección.
—Esto no es sobre madre, es sobre ti. Quiero que sepas lo que es no tener poder, así que te quitaré lo que más te importa: La ciudad que aprendiste a amar y tu novia.
—Si piensas que puedes apartarme de su lado entonces estás muy equivocado —exclamó molesta, tomando la mano de su novio que la miró aliviado—. Jamás vas a lograr separarme de Klaus.
—Creo que terminamos, vas a liberarnos ahora mismo —ordenó con cansancio Elijah.
—Lo haré, después del anochecer porque al anochecer, cuando la posesión del Carrilon tome las calles, mis barreras caerán. Marcel y sus vampiros hambrientos escaparán para matar en el barrio. Después de sus atrocidades, la comunidad sobrenatural de New Orleans se verá forzada a encontrar otro hogar.
—No me importa la ciudad —aseguró Kol desesperado—. Lo que me importa es que mi cuerpo humano está a los pies de vampiros muy hambrientos, tu pelea es con ellos, no conmigo.
—Lo único que te importa es tu fragil mortalidad pero, ¿y si fueras vulnerable? ¿qué entonces? —Finn extiendió su mano hacia su hermano, haciendo que sangre gotee de su nariz.
—Esta bien, lo entiendo, nadie disfruta de las bromas más que el zorrito, pero si pudieras regresarme a mi cuerpo...
—Debo confesar, me gusta el giro que le diste —comentó con seriedad Elijah, sacando un pañuelo de su traje con mucha elegancia—. Parecido al que le diste a Rebekah, supongo.
—Si, ¿Qué le hiciste a Rebekah? —preguntó el moreno.
—¡Por Dios! Ella me traicionó así que la traicioné, si me regresas a mi cuerpo les diré a todos lo que quieran saber acerca de... —Kol no logró terminar de hablar porque Finn lo calló con su magia.
—¡Que ingenuo soy! Rebekah... No saben dónde está y lo único que se interpone entre ustedes y nuestra hermana es este tonto egoísta. Tal vez es hora de que disfrutes tu vida mortal mientras puedas —dijo serio antes de hacerlo desaparecer—. ¿De que hablaremos mientras esperamos la noche? Ya se, hablemos de nuestros padres.
—Imagine que no serías amable con nuestra madre, pero imagina mi sorpresa cuando supe que Mikael tuvo la misma suerte —observó con asombro el rubio—. ¡Bravo, hermano!
—El padre del que quería hablar era tu padre, el verdadero. Quisiste conocerlo toda tu vida y en la primera oportunidad que tuviste lo mataste, ¿Por qué? Quiero saber.
—Tal vez por la misma razón que tú con Esther, los fuertes lazos parentales se rompen cuando comprendes tu propio potencial.
—Si, pero Esther no era tonta. Ella precisó tus faltas y sabía que tu verdadero padre estaba al principio de la lista. —Sky oyó el corazón del rubio latir cada vez más rápido y con solo ver su rostro notó que estaba nervioso—. No, algo más estaba en la lista de tus deseos y no es tu ciudad favorita o tu novia, porque estoy a punto de quitartela usando a tus vampiros y a penas te hago enojar. Pensé que sería Skylar o Rebekah, pero aún así seguiste calmado incluso cuando la única persona que conoce su destino tal vez ya conoció el suyo.
—Estoy luchando contra el deseo de colgar tu cabeza en una de estas paredes. —Elijah intentó desviar la conversación para distraerlo.
—Después pensé que sería tu hermano favorito, pero madre lo rompió en mil pedazos y en vez de arreglarlo, lo dejaste para que lo haga solo en Dios sabe dónde. Si te conociera mejor diría que me ocultas algo... Algo grande, algo oscuro. Tal vez tu verdadero padre lo descubrió y tuviste que matarlo.
—¿Quieres saber por qué maté a mi padre? Cuando las relaciones de sangre me traicionan no razono con ellas, las elimino.
—Entonces el secreto es que no hay secreto, a ti no te importa nada —determinó desconfiado, a pesar de que Klaus había estado actuando muy bien—. Lo que pasa hermano es que no te creo, es claro que escondes algo y como aquí yo controlo tu presencia tengo todo el tiempo del mundo para descubrir que es.
Skylar observó la cabaña sabiendo que necesitaban salir de ahí lo más rápido posible y comenzó a pensar: En ese lugar, ya no estaba Kol, así que ya no podía lastimarlo. Sin contar que horas antes había hecho magia inconscientemente estando dormida y no trajo consecuencias, por lo que solo debía hacer un simple hechizo para desestabilizar todo.
—Hay algo que nunca comprenderás, Finn —afirmó caminando hasta quedar justo frente a él—. Sin importar cuan listo seas y que consideres que el amor que siento por mi familia y mi amigos es mi debilidad. Esa es mi más grande fortaleza.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó preocupado cuando todo comenzó a temblar.
—Tu magia no es nada comparada con la mía.
—¡Ya basta!
—Tu confianza en ti mismo falló al igual que la percepción que tienes de tus hermanos porque Klaus no es el gran lobo malo, tiene un gran corazón que solo se lo muestra a los que lo merecen, Kol es mucho más que el zorro astuto porque hace travesuras solo por atención y Elijah tampoco es el noble ciervo porque a lo largo de los siglos no siempre se comportó bien. Ninguno es completamente bueno o completamente malo, pero eso es lo que los hace quienes son, y te aseguro que son perfectos así.
Sus ojos se volvieron de color azul eléctrico mientras una sonrisa adornaba de su rostro porque las cabezas de los animales comenzaban a prenderse fuergo. Sintió como la magia que se desprendía de cada rincon del lugar desaparecía hasta que finalmente despertó en el mismo lugar donde había caído.
Se levantó rápidamente y se dedicó a buscar a Kol en la casa que estaba completamente vacía, pero como no lo encontró caminó hacia afuera, viendo que el desfile no había sufrido ningún altercado.
—Marcel y sus vampiros inexplicablemente desaparecieron, no encuentro a Kol, Rebekah sigue desaparecida y Finn sospecha de los secretos que guardamos. —La voz de Klaus sonó tras ella y suspiró frustrada porque en la prisión del brujo psicópata el tiempo pasó demasiado rápido—. ¿Podrías perdonarme?
—Si, no estoy enojada. Solo me molestó que no me dejaras hablar con Kol y lo lanzaras hacia su muerte —aseguró tomando su mano mientras volvían a entrar en el complejo—. Klaus, tenemos que hablar de algo. Tengo que...
—Tienes que volver a Mystic Falls. Lo se, necesitas despedirte de Elizabeth.
—Me alegra que lo entiendas, pero también quería preguntarte si estás de acuerdo en que lleve a Hope. Tal vez creas que es estúpido, pero quiero que tenga la oportunidad de ver a su abuela aunque sea una sola vez.
—No me parece estúpido, amor. Creo que es una gran idea. Te acompañaría, pero creo que si me voy Finn va a destruirla en el momento en que tenga un pie fuera de la ciudad.
—Lo entiendo, tú protege la ciudad de tu psicótico hermano para que podamos traer a nuestra hija a casa.
—Lo haré, amor. Te lo prometo.
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