ADVERTENCIA:
ANTES DE COMENZAR, QUIERO ACLARAR QUE, CANÓNICAMENTE, ESTE CAPÍTULO NO SUCEDIÓ. DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MI CORAZÓN, AUNQUE ME DUELA DECIRLO, REALMENTE NO VEO NINGUNA FORMA EN QUE MARE Y CORYO PUEDAN VOLVER A ENCENDER SU AMOR. DESPUÉS DE TODO POR LO QUE HAN PASADO Y LO QUE CORIOLANUS HA HECHO, SIMPLEMENTE NO PUEDO CONCEBIR COMO MARIAN PODRÍA PASAR POR ALTO ESO Y DEDICAR SU VIDA A QUERER A CORIOLANUS.
PERO PODEMOS VIVIR DE LAS ILUSIONES Y AFIRMAR QUE MARIAN Y CORIOLANUS TERMINARON JUNTOS, AUNQUE EN REALIDAD NO FUE LO QUE SUCEDIÓ.

𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐀𝐋𝐓𝐄𝐑𝐍𝐀𝐓𝐈𝐕𝐎 𝟐: 𝐂𝐎𝐑𝐈𝐎𝐋𝐀𝐍𝐔𝐒 & 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐀𝐍
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CINCO AÑOS DESPUÉS

─ 𝐀𝐇Í 𝐄𝐒𝐓Á 𝐋𝐀 𝐃𝐀𝐌𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐇𝐎𝐑𝐀 ─me saluda Festus, abrazándome.

─ La dama del día ─corrige Clemensia con una mueca, ganándose una risa por mi parte y dos brazos levantados en defensa por parte de Festus.

Festus no pierde su sonrisa mientras me mira, de hecho, parece que aumenta. 

─ ¿Alguna duda? ¿Algún arrepentimiento? Si quieres, puedo objetar en el altar.  

Quiero sonreír, pero mis nervios me están carcomiendo.

─ Entonces... ¿el chico de oro y tú ya estáis listos para organizar la luna de miel? ─pregunta, cambiando su posición hacia la pared. 

Respiro profundamente, intentando calmar mi corazón acelerado.

─ En realidad no estamos planeando tener una luna de miel ─respondo, evitando la mirada de Festus─. Solo nos vamos a centrar en la mudanza. 

Clemensia me mira, incrédula. 

─ ¿Sin luna de miel?

Encogí los hombros, sintiéndome un poco a la defensiva, pero me mantengo en silencio. 

Festus se aleja de la pared y se acerca a nosotras, notando rápidamente mi incomodidad. 

─ Deja que hagan lo que les haga felices ─dice, encogiéndose de hombros─. No todos quieren gastar todo el dinero de sus padres, Clemensia. 

Clemensia mira entre nosotros, su expresión suavizándose. 

Se queda en silencio por un momento antes de que Lysistrata aclare su garganta. 

─ ¿Estás nerviosa?

Estar nerviosa era quedarse corta. Estaba siendo devorada desde adentro por ese monstruo llamado ansiedad. 

Pero no podía reconocerlo. En su lugar, puse una cara valiente y encogí los hombros de nuevo, tratando de aparentar. 

─ No, solo emocionada ─respondí, forzando una sonrisa. 

Los tres intercambiaron miradas, su preocupación era evidente en sus ojos. Me conocían demasiado bien como para creerse mi fachada. Sin embargo, no dicen nada.

Ojalá lo hicieran.

Ojalá alguien me disuadiera de esto porque creo que voy a vomitarme todo el vestido. 

─ Respira profundamente, Mari ─se rio Festus, sus dedos trazando suavemente mi pequeña espalda─. Respira profundamente. 

─ No me estás ayudando ─digo, casi hiperventilando.

Lysistrata viene y se une a mi lado, y con mucho debate con Clemensia y Festus, quien apenas logra calmarme. 

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𝐀𝐋 𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄𝐑, siempre pensé que las bodas estaban sobrevaloradas. Nunca podría entender por qué alguien querría lógicamente gastar un montón de dinero en un solo evento, una cantidad que podría equivaler al pago inicial de una casa.

Eso fue hasta que caminé por este pasillo, imaginando a Sejanus a mi lado, guiándome hacia el altar donde Coriolanus estaba con sus ojos azules llenos de lágrimas. 

Ya no estaba nerviosa; ya no lamentaba este día. Estaba completamente en paz. 

En la mano llevaba un ramo de rosas blancas que replican la flor que Coriolanus me regaló en nuestra primera cita. 

De repente, todas mis preocupaciones desaparecieron, ya no me preocupaba tropezar con este vestido y hacer el ridículo frente a la docena de personas que había aquí. No me importaba. 

Observo cómo el torpe cuerpecito de Janus baja lentamente por el pasillo antes que yo, con los pétalos de flores en mano, esparciéndolos alrededor. 

Y finalmente llego al altar, donde Coriolanus está parado y sus ojos azules llenos de lágrimas se encuentran con los míos. 

Mientras estoy parada allí en el pedestal elevado, con mi corazón latiendo fuertemente en mi pecho, puedo sentir el peso de este momento. 

Coriolanus extiende una mano y toma las mías temblorosas entre las suyas, una pequeña sonrisa jugando en las esquinas de sus labios. Puedo ver el amor y la adoración brillando intensamente en sus ojos y, de repente, es como si nada más en el mundo importara. Solo él. 

El oficiante comienza a hablar, pero sus palabras parecen distantes, ya que mi atención está completamente centrada en Coriolanus. Sostiene mi mirada con una intensidad inquebrantable y, en este momento, todo lo demás se desvanece en segundo plano. 

Voy a pasar el resto de mi vida con este hombre. 

Él será a quien despierte cada mañana cuando el sol se asome por las persianas. El hombre que sostendrá mi cabello cuando haya bebido una copa de más. 

Coriolanus Snow, el hombre al que nunca pude entender completamente, quien me volvía completamente loca y aquel a quien juré odiar durante tanto tiempo, está parado ante mí y eso es todo. 

Y aunque no puedo escuchar claramente nada con lo difusa que se ha vuelto mi mente, observo cómo sus labios dan forma al molde de las palabras que yo también tengo que pronunciar. 

Sé que me está haciendo la misma pregunta, y lo escucho débilmente, pero miro hacia el lugar, a las filas de sillas donde están cada una de las personas. 

Janus, Festus, Lysistrata, Clemensia, y posiblemente la única persona que apoyó nuestra relación desde el principio, Tigris. 

Me enfrento a Coriolanus y miro eternamente a sus ojos.

─ Sí, acepto.

© 𝑭𝑨𝑰𝑺𝑻𝑺𝑳𝑼𝑽𝑹𝑹