02. rᥱᥴrᥙі𝗍mᥱᥒ𝗍 𝗍r᥆᥆⍴s ── 新兵の部隊
ACT ONE: BLUE EYES ━ CHAPTER TWO,
rᥱᥴrᥙі𝗍mᥱᥒ𝗍 𝗍r᥆᥆⍴s ── 新兵の部隊
AÑO 850
SU CUERPO DOLÍA, un día antes su hermano le había dado una especie de despedida, y vaya despedida, tuvo que limpiar todo el cuartel ella sola para luego entrenar con el, definitivamente entrenar con el soldado más fuerte de la humanidad no la emocionaba.
Había llegado el día que había estado esperando durante todo ese tiempo, iba a entrar a las tropas de reclutamiento. El sol aún no hacia acto de presencia, pues eran las 4 am, tendría que partier hasta el lugar donde empezaría los tres años de entrenamiento. Caminó en dirección al baño para darse una ducha, una vez terminó se miró en el espejo, repasando con cuidado el contorno de su cicatriz, era bastante notoria, abarcaba casi todo el ancho de su rostro. Durante todos esos años, su rostro no había sido un conflicto para ella, se había acostumbrado a despertar viendo la cicatriz en su rostro, sin poder hacer nada para desaparecerla.
Un leve toque en la puerta de su habitación la trajo de vuelta.
── ¡Un momento!
── Maldita mocosa, apresurate.
── ¡Buenos días a ti también hermano!
Sonrió al escuchar las leves quejas del mayor, con rapidez se vistió y acomodó su cabello. Observó por última vez su habitación, sonriendo en sus adentros al recordar las incontables veces que había estado ahí junto a la persona que más quería.
Salió de la habitación, frente a ella, Levi la miraba enojado.
── ¿Acaso te atascaste en el baño para demorarte tanto?
── Ush que amargado, no me verás en tres años así que tratame bien.
── Esos tres años serán los mejores de mi vida.
── ¡Yo también te quiero! ── La menor de lanzó hasta él, abrazandolo.
── ¡Quítate!
Ambos empezaron a forcejear, el para deshacerse del abrazo y ella para mantenerlo.
Al final, la fuerza de Levi era mayor, y bastó un empujón para hacerla retroceder.
── Andando.
Suspiró y siguió al mayor en dirección a los establos, todos dormían y por los pasillos solo se escuchaba el sonido de las botas de ambos. Una vez llegaron Levi fue el primero en subir a su caballo, seguido de Zahira quién iba detrás de él.
── Aún no amanece... ¿A dónde iremos?
── Hoy estás más habladora de lo normal, si no te callas te pondré un bozal.
No respondió y se limitó a observar, pasaron al rededor de 30 minutos cuando el sol empezó a aparecer, sonrió al observar a las aves empezar a volar por todas partes, esa era la razón por la cual nunca se arrepentiría de salir de ese terrible lugar al que antes llamaba hogar.
Había pasado una hora, su cuerpo se estremeció al reconocer el lugar al que Levi la llevaba. Dejaron al caballo en uno de los establos del lugar, sentía la calida brisa sacudir su cabello, recorrió con la mirada las incontables flores tiradas en el piso, algunas secas. Se detuvieron en dos tumbas en específico.
── Isabel, Farlan...
── No pensabas irte sin despedir de ellos.
Sonrió y se sentó sobre el pasto, limpiando con su mano la tierra que se había acumulado en algunas semanas.
── ¿Hace cuanto estuve aquí? ¿Un més y medio? Hermanos... ¿Recuerdan que les conté lo ansiosa que me sentía por entrar a las tropas de reclutamiento? Ese día llegó, y como no admitirlo, extrañaré venir a verlos, extrañaré molestar a Levi. ── Rió al escuchar el tan característico sonido que su hermano hacía cada que algo le molestaba. ── A decir verdad, hay veces en las que todo se siente como si fuera un sueño, como si un día fuera a despertar con los gritos de Farlan, o los ronquidos de Isabel... O simplemente tomar los equipos y recorrer toda la ciudad por que estábamos aburridos... De verdad extraño todo eso, y seguramente, si hace 6 años les hubiera dicho que iba a entrar a la Legión se hubieran reído en mi cara... Ahora, yo prometo que sus muertes no sean en vano, cada esfuerzo será por ustedes, y prometo no defraudarlos.
── Toma.
Giró y observó confundida una pequeña caja que le estaba entregando el mayor.
── Isabel fue tan insistente con Erwin hasta que nos dejaron salir, y compramos esto para ti, te lo íbamos a dar una vez lograramos vivir permanentemente en el exterior, no todo sale como queremos.
Tomó la pequeña caja entre sus manos, apretó la caja y sintió sus ojos picar al observar lo que contenía. Era un anillo con 4 estrellas.
── Isabel dijo que éramos nosotros, la estrella más pequeña es rodeada por las otras tres, como si estuvieran protegiendola.
Sonrió y miró a ambas tumbas, sintiendo un cálido sentimiento recorrer todo su cuerpo centrándose en su pecho, haciendola sentir más calmada.
Los siento conmigo todo el tiempo.
APENAS LLEGÓ la hicieron cambiarse de ropa, podía jurar que estaba roja debido al fuerte sol que estaba haciendo en ese momento, podía calcular que eran al rededor de las 10 am, habían demasiadas personas, claro, solamente cadetes, pero era increíble la cantidad.
Los habían hecho formarse en filas mirando hacia el norte, en dirección a quién sería su instructor durante esos años.
Sonrió en sus adentros, observando aquel rostro que jamás olvidaría.
Keith Shadis.
── ¡Ahora son miembros oficiales de la unidad de formación no. 104! Y por desgracia para ustedes, yo, Keith Shadis, estarán a mi cargo.
Se nota que le afectó la edad, pero sigue gritando como un idiota.
── No estoy aquí para darles una cálida bienvenida, todos ustedes son el ganado a la espera de ser comidos por los Titanes. ¡Son peores que ganados!
Observó a la chica a su lado, rubia y más baja que ella, de ojos azules, bastante bonita, a decir verdad.
── Para los próximos tres años, los voy a entrenar yo, inútiles. ¡Les voy a enseñar como luchar contra Titanes! Cuando se enfrenten a un Titán dentro de tres años, ¿seguirán siendo comida para ellos? ¿O se convertirán en el muro glorioso para proteger estaras murallas?
Dejó de escuchar todo lo que decía para empezar a jugar con una piedra que estaba a su lado, siendo observada por la chica rubia con curiosidad.
── ¿¡Quién diablos eres!?
Dejó de lado la roca para prestar atención a lo que haría el mayor, sus ojos se abrieron con sorpresa, frente a ella, un chico rubio de cabello largo, un poco más alto que ella, no podía observar su rostro y eso la frustraba.
── ¡Soy Armin Arlet! ¡Soy de Shinganshina, señor!
¿Armin?
── Ya veo, un buen nombre para un retrasado mental. ¿Tus padres te llamaron así?
── ¡Me lo puso mi abuelo, Señor!
── ¡Arlet! ¿¡Por qué estás aquí!?
── ¡Para contribuir a la victoria de la humanidad, señor!
── ¡Eso es espléndido! ¡Apuesto que matarás muchos Titanes! ¡Línea tres! ── Había tomado la cabeza del chico. ── ¡Media vuelta!
Sintió el aire escapar de sus pulmones cuando pudo ver su rostro, tenía los ojos azules, un flequillo que cubría toda su frente, pensó que se desvanecería cuando sus ojos chocaron con los de el, un inmenso brillo que la hizo estremecerse de emoción, el chico la observó impresionado, causando que se ruborizada, pero su vista fue oculta por alguien mucho más alto que ella.
Empezó a gritarle a uno de los chicos a su lado hasta que ordenó que su columna se volteara, miro por última vez al chico frente a ella, quien aún la observaba confundido, una pequeña sonrisa se formó en sus labios hasta que giró, perdiendo por completo el choque de sus ojos.
Durante el resto de la hora solo ignoró por completo el escándalo que se provoco cuando un chico realizó mal el saludo, o cuando una de las chicas fue regañada por haberse robado una papa de la cocina.
Luego de esa "bienvenida" fueron separados, los rechazados fueron llevados hasta otro lugar, mientras que a ellos los dividieron en hombres y mujeres para mostrarles las cabañas donde dormirían, eran alrededor de 8 chicas por cabaña, terminaron de mostrarles el lugar, al igual qué darles los horarios de comida, entrenamiento y a que hora las duchas estarían disponibles.
Todos se habían cambiado a ropa civil, empezando a salir para la cena.
El siguiente día empezó temprano, lo primero que hicieron fue cambiarse de ropa e ir a comer. Tuvieron 30 minutos para hacerlo, enseguida los llevaron hasta un lugar apartado de las cabañas para iniciar el entrenamiento con los equipos de maniobra.
── ¡Comenzaremos con las pruebas de aptitud, si fallan los convertiré en gusanos de cebo!
Observó asombrada los grandes pilares que usaban para mejorar su equilibrio, «Privilegiados» pensó, pues ella había tenido que aprender con el equipo puesto desde un principio.
Se dividieron en grupos, formándose para utilizar aquellos instrumentos con la ayuda de otros soldados. Varios fracasaron, sin embargo su sorpresa fue ver a una de las chicas lograrlo a la primera. Era su turno, y nerviosa espero a que le colocarán las correas para poder subirla.
Se sorprendió un poco, pero sonrió al sentir la brisa del día mover su cabello, desde la altura en la que estaba podía divisar perfectamente el rostro de quienes estaban frente a ella, el aire se escapó de sus pulmones al reconocer esos ojos azules que la cautivaron el primer día.
El la miraba impresionado, sin poder apartar su vista de ella, cuando sus ojos chocaron Zahira sonrió al notar que las mejillas del rubio se sonrojaban. Esperó hasta que la bajaran y pudiera quitarse las correas para correr detrás del chico rubio que se había alejado para ver el entrenamiento de su amigo, sin embargo se detuvo.
" ── Tan sólo mira tu rostro, esa asquerosa cicatriz, ¿en verdad crees que le llegaras a gustar a alguien con ese rostro? "
Apretó sus puños, mirando hacía el suelo solamente escuchando los pasos alrededor de ella.
Ya era de noche, había tomado un baño y ahora iba hasta el comedor, era su segundo día y a la vez la segunda vez que llegaba tarde a la cena. Algunos estaban afuera hablando entre ellos, le sorprendía lo rápido que podían hacerse amigos entre ellos, mientras que ella no había cruzado palabras con nadie.
Entró al lugar, dentro era bastante ruidoso a diferencia de afuera, todos hablaban animadamente y comían bastante felices. Tomó su plato y empezó su buscar un lugar desocupado, se decepcionó al notar que los únicos asientos que habían era junto a unos chicos bastante ruidosos, inmediatamente descartó aquel lugar.
Resopló y salió del lugar, prefería comer afuera, se alejó hasta encontrar un tronco caído y se sentó allí, empezó a comer el pan y a la vez observaba con atención el anillo en su dedo anular. Suspiró y dejó su plato de comida a un lado, escuchando las voces de sus demás compañeros a lo lejos.
── ¿Está comiendo sola?
Se sobresaltó al escuchar que alguien le hablaba, no se había dado cuenta de que alguien se había acercado hasta ella. Se levantó y miró a quién le había hablado. Una chica un poco más alta que ella, pelo cobrizo y ojos color café.
── ¡Diculpame, te he asustado!
«¿Por qué habla así? »
── No importa, no sabía que te habías acercado a mi.
── Soy Sasha Blouse, dormimos en la misma cabaña.
── Un gusto, soy Zahira Bonneville.
── ¡Lo sé! Todos en el comedor hablan de usted, la chica de la cicatriz que logró cumplir el entrenamiento en el primer intento, todos se preguntan a que alineamiento irá.
── ¿Hablan de mi?
── ¡Si! ¡Ven!
La más alta tomó su mano arrastrandola hasta el comedor, los cadetes que ya estaban afuera las observaban con asombro, especialmente por que la chica patata se encontraba con la pelinegra. Se habían acerado hasta una de las mesas, donde una chica rubia y otra chica morena las observaban.
── ¿Ah? ¿Quién es ella?
── ¡Ymir! Sé más respetuosa, un gusto, son Krista Lenz y ella Ymir. ── Presentó a la morena.
── Zahira Bonneville, un gusto...
Agradeció internamente a la chica patata por no haberla dejado sola.
HABÍAN PASADO DOS AÑOS en los cuales los entrenamientos aumentaron considerablemente, ya podían manejar el equipo de maniobras correctamente y a la vez practicar con los Titanes de madera, había días en los que odiaba a Shadis por sus entrenamientos, durante la mañana practicaban entre ellos combate cuerpo a cuerpo, mientras que en la tarde practicaban con el equipo de maniobras, y si contaban con mala suerte en durante la noche llovía, tenían que correr con unas maletas bastante pesadas bajo la lluvia.
Durante esos meses ya no comía sola, la presencia de Sasha y algunos como Jean, Krista y Connie la motivaban, claro que ellos se sorprendieron al descubrir la actitud animada de la azabache, debido que en un principio era bastante callada y solo hablaba cuando le preguntaban algo, pero una vez la conocieron mejor, la chica se desenvolvió con más facilidad.
«Maldito viejo decrépito, me aseguraré de que Sasha te deje sin cenar. »
Y vaya, hoy era uno de esos días en el que contaban con mala suerte, un día lluvioso.
── ¡Corran malditos inútiles!
La respiración agitada de todos junto con el sonido de los cascos del caballo de su instructor era algo que realmente odiaba, especialmente por el lodo que se adhería a sus botas y ropa, incluso a veces en su rostro.
── ¿Qué sucede, Arlet? ¡Te estás quedando atrás!
Miro hacía tras, encontrándose con el rubio con el cual no había hablado durante esos dos años, podía notarse bastante cansado, podía incluso decir que estaba pálido. A diferencia de ella, quien estaba hasta delante, el era el último.
── ¿Es demasiado difícil para ti? ¿Quieres ser el único que no lleve su equipo?
Desvío su atención de el chico, puesto que alguien la había empujado haciéndola caer. Maldijo para si misma en el momento en el que su cabello se manchó de tierra, algunos pasaban por al lado de ella mirándola incrédulos.
── ¡Perdón! ── Inmediatamente miró a quien había sido el causante de su caída.
── No tienes ni idea de las ganas que tengo que patearte en la cara, Jean. ── El más alto tembló, sabía perfectamente los hábitos de higiene que llevaba la chica, y claramente cuando alguien provocaba algo como lo de ese momento, no se lo dejaba pasar.
── ¡Bonneville levantate o haré que todos pasen por encima tuyo!
Enojada intentó volver a pararse, pero para su mala suerte alguien volvió a chocar con ella haciendo que cayera por segunda vez. Más enojada que antes, observó a quien había sido el causante de su segundo caída, chocando con los ojos apenados del rubio en el que no paraba de pensar. Este simplemente la miró apenado, pidiéndole disculpas silenciosas.
Jean sonrió al notar la boba sonrisa que se había producido en el rostro de su amiga por el gesto del rubio, suspiró aliviado, ahora ya no recibiría una paliza por parte de la pelinegra.
La noche había caído, la lluvia continuaba por lo cual muy pocos se encontraban fuera de las cabañas, por otra parte, Zahira junto con Ymir y Krista se encontraban hablando dentro de la cabaña en la que dormían ellas, Sasha se encontraba en la Oficina de Shadis, pues había entrado una vez más a la cocina a robar un poco de comida y fue descubierta por el moreno.
── Siempre tuve la duda del por qué querías unirte a le Legión de reconocimiento. ── De inmediato se avergonzó. ── ¡No digo que tal vez no seas útil en la Legión! Simplemente me dió curiosidad, después de todo es seguro que quedaras entre los 10 mejores pero aún así prefieres unirte a la Legión antes que a la policía militar.
── No, nunca consideré como una opción unirme a la policía militar, todos ahí son unos malditos cerdos... Además mis tres hermanos pertenecieron a la Legión, dos de ellos murieron.... Pero aún uno me espera y quiero honrar la memoria de mis otros dos hermanos.
Se arrepintió de inmediato al haber dicho eso, pues la rubia empezaba a mirarla con lastima mientras que Ymir solo la observaba con una cara de incredibilidad.
── Creo que fue imprudente de mi parte pregun...
── No. ── Interrumpió. ── Me alegra tener amigas de mi edad con las cuales pueda hablar sobre mi o cualquier tontería.
── Zahira...
── Yo de verdad les agradezco por haber estado a mi lado todo este tiempo...
── ¡Me perdí de la cena! ── Todas las chicas que se encontraban en la cabaña miraron a Sasha sonriendo al verla. ── ¿¡Como no pudieron guardarme un poco!?
── Pero si te comiste la cena del vie...
── ¡Eso era un bocadillo! ¿¡De verdad no me guardaron ni siquiera un pan!?
── ¿Tan malas amigas crees que somos?
Tanto Krista como Zahira sacaron un pan de sus bolsillos, claro que Ymir en un principio no estaba de acuerdo pero terminó accediendo.
── ¡Son mis Ángeles!
Soltó el pan apenas Sasha se abalanzó a ella, ya había sucedido alguna vez que la chica patata casi le arrancaba un dedo por morderla.
── ¡Ahora lo recordé! Zahira, cómo es posible que hayan pasado dos años y nunca hayas hablado con Ar...
── ¡Krista no lo menciones!
── Es increíble ver como te pones roja por ese enano, eres la mejor usando el equipo pero no puedes hablar con él, quién iba a imaginar eso de la increíble Zahira Bonneville. ── Rió Ymir.
── Ay ya basta, lo he intentando varias veces pero siempre está con Mikasa o con Eren...
── No creo que Eren muerda, Mikasa por su parte es bastante tranquila.
── ¡Está decidido! Tú, Zahira Bonneville, mañana le hablarás a tu amor platónico, Armin Arlet.
── ¡Callate, Ymir! ¡Te van a escuchar!
── ¡Oh! ¡H-Hola Mikasa!
Las tres chicas giraron al escuchar a Sasha mencionar a Mikasa, Zahira quiso esconderse debajo de la cama, Ymir estaba muerta de risa y Krista intentaba callar a la morena.
── Maldición.
snxsut
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