❛ 𝘅𝗶𝗶. 𝗌𝖾𝗇𝗍𝗂𝗆𝖾𝗇𝗍𝖺𝗅𝗂𝗌𝗆𝗈.




❛ 𓄼 CAPÍTULO DOCE 𓄹 ៹




          REGRESAR A LA ESCUELA ESQUIVANDO LA DEFICIENTE SEGURIDAD DEL COLEGIO NO FUE PROBLEMA PARA CARMEN, Sofía y Raúl, mezclándose con los alumnos que ya se encontraban de salida. Continuaron su camino a través de los corredores, mirando de soslayo en caso de ser atrapados en el acto cuando Raúl volvió a hacer uno de sus trucos de los cerrojos, forzando el casillero de Javier para hurgar en él.

—Sigues sorprendiéndome —las dos le sonrieron mientras Sofía rebuscaba, siendole fácil al hallar a primera mano un periódico con el titular del accidente del amigo de Javier, también consiguiendo encontrar su brazalete antes de que el dueño del casillero llegara hecho una furia.

Raúl silba volviendo a colocar todo en orden, con Carmen golpeando sus costillas para que se alejara del casillero del castaño, abochornada de haber sido atrapada hurgando.

—¿Tú tenías esto? —susurra incrédula y herida.

—No —Javier miró a Raúl, Carmen tomando al chico por los hombros para retroceder un paso y así la conversación solo se centrara en Javier y Sofía.

La castaña rubia sentía que ella no pertenecía a la conversación, tal vez porque Javier era más cercano a Sofía que a ella, o tal vez porque se encontraba en un dilema moral con respecto a la inocencia o culpabilidad. Definitivamente tomar esa clase de decisiones, bandos, no era su fuerte.

—Me la quitó el hacker.

—Y qué cagado, apareció en tu locker —mencionó el ojiazul metiendo cizaña a la tensa situación, pretendiendo sonar casual.

Carmen le chista. —Calladito.

—No mames.

—Mira, ya sabemos lo que hiciste, Williams. Vimos el video.

—¿Qué video? —miró a Carmen, la chica observando a simple vista cómo su respiración se detuvo.

—El de Guillermo Garibay. Cuando saltó.

—Más bien cuando tú lo hiciste saltar —ambas lo miraron.

—Yo no lo hice saltar —niega, seguro de sus palabras—. Chicas, yo no fui.

—Digo, es que, uno puede pensar que... —Javier agarra a Raúl de la chaqueta impactando su cuerpo contra los lockers.

—Javi, ya —Sofía y Carmen lo separan, la segunda golpeando al ojiazul en las costillas deteniendo su risa.

Carmen rodó los ojos, incrédula de la lengua viperina de su pareja. —Te dije que te quedaras calladito.

—Sofía, Carmen, vengan —las alejó unos centímetros de él, acercando su cuerpo y rostro a los suyos—. No mamen. ¿No me van a creer a mí? Chicas, ustedes me conocen. Ustedes saben quién soy yo.

Sofía negó. —No sé.

—¿Cómo?

—No sé —repite—. No sé quién eres.

—¿Carmen? —la adolescente se encogió en su lugar, sintiéndose insignificante bajo las miradas de Javier y Sofía, balbuceando y negándose a sí misma cualquier cosa que tratara de salir de sus labios.

—Lo siento, pero —parpadea indecisa, jugando con sus anillos—, no te conocemos, tampoco sabemos quién eres realmente —arrugó el ceño acercando su rostro al muchacho—. Javi, llegaste recién y todo esto se tornó confuso de pronto. ¿Cómo quieres que te creamos? No fuiste completamente honesto con nosotras.

          RAÚL SE OFRECIÓ EN SER QUIEN LLEVARA A SOFÍA A SU CASA, Carmen asintiendo distraídamente mientras se subía a su auto mordiendo su labio inferior y jugando con sus anillos por segunda vez en el día, el ojiazul deteniéndola antes de encender el motor.

—Dejaré a Sofía y regresaré para estar contigo, ¿Si? —pareció salir de su mundo, parpadeando varias veces para asentir nuevamente, besando la comisura de sus labios como despedida.

El transcurso a su hogar fue rápido, estando a diez minutos del colegio, dejando caer su mochila junto al sofá para derribarse sobre la figura de su tía.

—¿Mal día? —cuestionó dejando de lado el celular, mirando atentamente su rostro.

—Sí, podría decirse —bufó.

—Nora me llamó hace un rato —Carmen asintió, escuchándola mientras se levantaba para comenzar a rebuscar comida en el refrigerador, Gemma siguiendo sus pasos—. Te vio irte de la escuela con Sofía y un chico.

—Era Raúl —corrige, cerrando la puerta del refrigerador y apoyando ambos brazos sobre la barra, mirando a su tía—. ¿Fuiste a la reunión de padres hoy?

—Sí. ¿Estás intentando cambiar de tema? —frunce el ceño en confusión.

—No. Es por eso que nos fuimos de la escuela. Ya sabes cómo es Sofía, quiere atrapar a el hacker y honestamente está siendo más útil que Quintanilla.

—Eso te lo puedo creer —se mofa.

—Entonces, ¿Recuerdas a Javier? El nuevo del que te he contado —Gemma afirma—. Descubrimos, o no lo sé, la verdad es muy confuso, que él podría ser el hacker.

—Cam, deberían dejar de jugar a los detectives —la adulta suspira tomando sus manos—. Si esto es tan serio como todo el mundo lo pinta, deberías dejarlo estar.

La chica mira directamente a los ojos de Gemma, sobrepensando la situación y soltando un sollozo de pronto. —Tengo miedo de lo que pasará cuando se sepa mi secreto —murmura.

—¿Cuál? —Carmen no responde, mirándola con ojos cristalizados.

—No quiero... —ella niega con la cabeza.

¡Por favor, soy tu tía! No hay nada de ti que no sepa —rodea la barra posando las manos sobre los tensos hombros de Carmen.

—Gemma, ya es mucho con los rumores —es lo único que murmura, Gemma comprendiendo el dolor.

          VE A TRAVÉS DE LA VENTANA LA MOTOCICLETA DE RAÚL DETENERSE FRENTE A SU CASA, lanzando el libro que se encontraba leyendo sobre la cama y despidiéndose de su tía a la par en que bajaba las escaleras corriendo, pero siendo lo suficientemente cuidadosa para no caer. Abrió la puerta, después cerrando de ella de un azote para correr a los brazos del ojiazul.

—¿Estás bien? —pregunta, dejando suaves y adorables besos en su mejilla, rodeando su cintura.

Carmen sonríe, asintiendo, pegando su cuerpo al suyo, sus labios a la oreja de León. —Tan bien como para terminar lo que debimos de hacer ayer.

A duras penas Raúl logra guardar su motocicleta, tentado a las provocaciones de Carmen entrando a la casa del castaño. Cierra la puerta detrás de él, siendo sorprendido por la chica agarrando la parte posterior de su cuello, besando sus labios con fuerza, chocando su espalda contra la pared detrás de él.

Ella ríe, separando al castaño a un par de centímetros. —¿Vas a atraparme? —murmura contra sus labios, sacándose su blusa de encima para quedar en sujetador y desabotonando hasta quitar el último botón de la camisa de Raúl, dejándolo caer en el suelo.

Tras decir aquello, corrió hacia la habitación de Raúl siendo interceptada al subir las escaleras por el mismo, pegando él esta vez su espalda contra la pared. Los dedos de Carmen bajaron a su pantalón, bajando de ellos mientras Raúl observaba con deseo haciendo lo mismo con su ropa.

Estando ambos en ropa interior volvieron a besarse, las manos de Raúl moviéndose a su trasero y las de ella enredándose en su cuello. De un movimiento, la hizo saltar a su cuerpo, las piernas de Carmen afirmándose en su cintura.

Raúl los guía a su habitación, subiendo cuidadosamente sus dedos, desabrochando el sujetador y dejándolo caer, sus labios bajando hacia el cuello y pechos de la castaña. Ambos, hipnotizados por el otro, se dejan caer sobre la cama, respirando erráticamente.

—Carmen —Raúl pasa a besar su cuerpo delicadamente mientras habla.

—¿Si?

—No me importa cuáles sean tus acciones a futuro, te quiero —los ojos de la chica se enternecieron, agarrando las mejillas del ojiazul entre sus manos para besarlo con delicadeza, apartando el salvaje ambiente.

—Te quiero —murmura despojando la ropa interior de ambos, sintiendo al minuto siguiente a Raúl hundirse dentro suyo, empujando a un ritmo lento pero tortuoso, envolviendo las piernas alrededor de sus caderas, sintiéndolo golpear con profundidad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top