04

CAPÍTULO CUATRO
• VOLDEMORT •

• ────── ☾────── •

— ¿En serio estás pensando en la posibilidad de aceptar ayudarlos?

— Solo iré a hacerle una visita a ese que se proclama señor oscuro.

Alice negó insegura mientras la observa vestirse. No quiere perderla, no cuando es la única persona que le queda y además de que aunque no lo diga jamás en voz alta siente cierta dependencia hacia Selene ya que fue la que estuvo para ella desde que tenía doce años, el momento en que sus caminos se juntaron y ella lo cuidó como si fuera su propia hermana o hija dada la gran diferencia de edades.

Selene por supuesto está muy consciente de cómo se siente así que se colocó su chaqueta de cuero y luego avanzó hasta ella poniendo las manos en sus hombros mirándola fijamente.

— No me vas a perder, además ya te dije que es más probable que tú mueras primero por vejez que yo.

— Eso era antes de que te expongas nuevamente Selene, y meterte con ese sujeto no da esperanza a que sigas viva.

— No me hagas reír Alice — sonrió burlona — Me conoces y ese tipo no es nada frente a mí.

— Nunca subestimes al enemigo.

— Como sea, ya verás que todo estará bien, solo necesito saciar mi curiosidad por Voldemort y ya luego regreso como si nada.

— Regresarás con ganas de ayudarle a esos malditos que te buscaron — habló con un tono molesto.

Ni siquiera le conoce bien a esos cuatro y ya no los soporta porque aparecieron a arruinar toda la paz que había, bueno, eso nunca hay tanto con su amiga, pero a lo que va es que estaban tranquilas sin tener que huir de gente que intenta matarla.

— Nos vemos luego — se despidió la pelinaranja y sin darle oportunidad de responder desapareció.

— Siempre dejando con la palabra en la boca — suspiró y mejor se fue a practicar brujería pero estando preocupada.

Selene observó el lugar detalladamente hasta toparse con una mesa larga lleno de personas y un hombre bastante horrible a su perspectiva. Cada uno de ellos voltearon a verla y los mortífagos al instante se levaron con varitas en mano dispuesto a atacarla.

— Siéntense — ordenó y todos como si fueran marionetas se sentaron al mismo tiempo — Este lugar sí que necesita una limpieza y airear, apesta horrible..y esa decoración..que asqueroso, te recomendaré una buena decoradora de interior para que remodele.

— ¿Quién eres? — preguntó Voldemort.

— Oh disculpa mis modales, soy Selene Sallow, un gusto Tom Riddle, por cierto, antes eras mucho más guapo, que pena que decidiste convertirte en esa cosa.

El hombre se molestó de inmediato por como lo llamó pero lo disimuló bien e intentó controlarse en no matarla ahí mismo ante tal falta de respeto e interrumpir como si fuera dueña de casa y osando controlarle a sus seguidores, aunque eso le causa curiosidad.

— ¿A qué se debe tu inoportuna visita?

— Escuché rumores de ti y me dio curiosidad por conocerte.

— ¿Cómo supiste en donde me escondo? ¿Estás con Dumbledore?

— Esto ya parece una entrevista Tom — se sentó en la otra punta de la mesa mirándolo fijamente — ¿Quién demonios es Dumbledore? No me digas que es otro que se hace pasar por un señor oscuro y es tu secuaz.

Voldemort soltó una risa irónica llamándole a Nagini quien se subió en la mesa yendo lentamente hacia la mujer con una clara intención. Matarla.

— Dumbledore no estará nunca a mi altura.

— Uy, detecto cierto tono de rivalidad — sonrió burlona observando la serpiente entrando fácilmente en la mente del hombre viendo varias cosas — Vaya, vaya, interesante, así que es el hombre que te quitó de un orfanato para llevarte a ese colegio de magos, si tan solo hubiera sabido que años más tarde se arrepentiría de ello. Debió matarte apenas sospechaba, yo lo hubiera hecho, así me desligo rápido de un problema a futuro.

Justo cuando la serpiente saltó con su boca abierto dispuesto a morderla ella hizo un movimiento de mano haciéndola volar por los aires y chocar duramente contra la pared, algo que le enfureció a Voldemort quien se paró de inmediato tirándole un Avada Kedavra pero nuevamente falló en el intento.

— Tendrás que hacer algo más para matarme querido. Vamos, sé creativo — se burló a propósito viendo que ya está bastante molesto.

No está demás decir que le encanta fastidiarle a las personas hasta ver como pierden los estribos y muestran su lado más oscuro, aunque es más divertido hacerlo con esas personas que aparentan ser buenos y tranquilos cuando son todo lo contrario. Es su pasatiempo favorito, crear discordia por donde vaya.

— Dime ahora mismo quién eres — exclamó serio.

— Ya te lo dije, soy Selene, nada más.

Apenas lo dijo comenzó a sentir una leve punzada en su cabeza indicándole que quiere entrar en su mente y solo para jugar con él lo dejó entrar pero le mostró a sí mismo indefenso y siendo torturado de la peor forma mientras grita de dolor, como resultado salió rápidamente de su mente y soltó una risita al ver su expresión abatida ante lo que vio.

— Me imagino que así se deben sentir esas pobres víctimas inocentes que tú torturas sin piedad solo por no ser esa estupidez de sangre pura.

Ya descontrolado se apareció detrás dispuesto a clavarle una daga pero ella fue más rápida y antes de que lo amague a hacerlo siquiera se apareció encima de la mesa riendo.

— ¿Es todo lo que tienes?

Con eso comenzó a tirarte hechizos tras hechizos a lo que ella se escapaba riendo y lo molestaba a propósito con palabras haciendo que la rabia del hombre crezca. Lo único que está causando todo eso es que destruya el lugar y sin querer mate a algunos mortífagos que siguen petrificados y desesperados por salir de eso viendo el desastre que arman pero es imposible, no tienen control sobre su propio cuerpo.

— Ya ríndete — susurró detrás de él y esquivó rápidamente otro hechizo — No puedes matarme, ya deja de intentarlo.

Antes de detenerse Voldemort le tiró otro hechizo más y finalmente este le rozó al menos dejándole una pequeña cortada, aunque no duró tanto ya que vio claramente como se curó y eso fue la clave para controlar su molestia de momento con el fin de conocerla al ver una potencial mortífaga. Nunca antes vio alguien desligarse tan fácil de él, si bien eso hiere su orgullo también ve el lado beneficioso de tenerla de su lado.

— Hasta que te calmas Voldy, ya estaba a punto de matarte, pero ese no es mi objetivo de momento — se subió a la mesa sentándose mientras lo observa — ¿Por qué le persigues a un bebé? Es muy ridículo, ni siquiera es una amenaza ¿o tienes miedo que te vomite y cague encima?

— Así que vienes de parte de Harry — comenzó a caminar lentamente sin apartar la mirada de ella.

— No realmente, solo que me contaron un buen chismesito de lo que pasa entre ustedes y me dio curiosidad de conocer al gran y poderoso Voldemort que muchos temen, me decepcionas debo admitir — sonrió divertida al ver su expresión de molestia — Sin ofender pero eres el típico villano que tuvo una mala infancia convirtiéndose en esto y blah blah.

— Eres tan irritante — refunfuñó y otra vez se abstuvo en no intentar matarla ante tanta falta de respeto hacia él — Libéralos.

La pelinaranja volteó a ver a los que se hacen llamar mortífagos dándose cuenta que siguen petrificados y algunos muertos.

— No lo haré aún que ambos sabemos que apenas lo haga intentarán matarme y en respuesta yo le mataré a cada uno de ellos antes de que puedan hacerlo conmigo. ¿Estás dispuesto a perder a tus perros fieles?

El hombre no dijo nada al respecto y es que en realidad ni le importa que mueran pero no puede permitirse perder a sus más fieles seguidores, además ese no es el objetivo que tiene en mente ahora, sino tenerle a ella en sus filas.

— Únete a mí y dame tu completa obediencia.

Selene se rió en su propia cara ante tal propuesta que considera muy estúpido.

— Como se nota que no me conoces — sonrió de lado — Yo no sigo ni obedezco a nadie. Soy la bruja del caos, creo mis propias reglas y soy mi única autoridad.

A propósito creó el ambiente más oscuro y pesado volviendo sus ojos en naranjas mientras lo observa seria y con superioridad elevándose un poco en el aire sobrepasando su altura.

— Juntos seríamos buenos aliados.

Selene negó y se apareció detrás de él agarrando su cabeza empujando bruscamente hacia atrás y presionando su daga en su cuello acercándose a su oreja para susurrar.

— Yo no soy aliada de nadie y no intentes buscarme o te mato.

Antes de retirarse se metió en su mente rebuscándose y lo hizo revivir sus peores temores solo con el fin de dejarle un mensaje de que no se meta con ella, después de eso se desapareció pero no sin antes deshacer la petrificación del resto.

Alice al verla aparecer en la casa se levantó de inmediato acercándose a ella.

— Ya puedo ver que te hiciste un nuevo enemigo.

— No sé de qué hablas.

Siguió su camino siendo seguida por la morena que la conoce lo suficiente como para saber que ella nunca podría hablar en paz con una persona y menos si ese alguien es como ella le contó que es el tal Lord Voldemort.

— No me mientas, estoy segura que te burlaste de él y le hiciste otras cosas, lo suficiente como para ganarte su odio.

— Quizás.

— Cuéntamelo todo mientras tomamos un té especial que hice.

— Bien.

Las dos se dirigieron a la cocina y se sentaron mientras Alice sirve el té, por parte de Selene ella ya comenzó a contarle todo lo que pasó con lujo de detalle haciendo que la morena la escuche con atención y suelte algunas risitas en ocasiones.

— Y así fue todo mi gran visita a ese tipo.

— Ni creas que no te buscará ahora.

— Lo sé, pero no importa, solo es un enemigo más, ya estoy acostumbrada a ello.

Y vaya que lo sabe, la ha visto acabar con personas como si fuera lo más normal del mundo desde que estuvo con ella, incluso de pequeña. Recuerda perfectamente la primera vez que vio algo así y se llevó un gran susto, incluso le tuvo miedo por un corto período de tiempo pero luego ya se acostumbró e incluso le pidió que le entrene para saber defenderse y también que le enseñe brujería, y ahí está, teniendo ciertos pensamientos y opiniones de acuerdo con los suyos.

— Ahora la pregunta que más deseo saber es si vas a ayudarle a esos chicos, ya pasó tres días de que te lo pidieron.

— No sé, lo pensaré.

— Está bien.

— De todas formas los haré esperar como un mes sea cual sea mi decisión, es que quiero que sufran un poco — sonrió de lado.

— Tan malvada — bromeó riendo.

— Ya sabes como soy querida.

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