𝐕 𝐄 𝐈 𝐍 𝐓 𝐈 𝐒 𝐈 𝐄 𝐓 𝐄


Veintiséis de agosto 2019
Lugar desconocido


La respiración de Jeongin es errática siempre que está despierto, más ahora después de la paliza que le dió Hyunjin, dejándolo inconsciente en mitad del salón. Lo último que recuerda es a Felix arrodillándose a su lado desenvuelto en lágrimas y, luego, despertó en su característica habitación sin saber quién o como había llegado hasta ahí.

Cree que aquella noche tuvo fiebre, porque sudaba y tenía frío a la vez, pero no podía exigir algo con lo que taparse porque no podía mover las extremidades del dolor.

Recuerda vagamente a Felix entrar en su habitación en mitad de la noche con un paño húmedo que depositó en su frente, mirando la puerta de vez en cuando por si alguien venía. Ni siquiera pudo abrir la boca de lo rotos que tenía los labios para agradecérselo.

También recuerda a Minho sentado a su lado y acariciándole el cabello y diciéndole lo testarudo que era, pero no le estaba regañando en sí. Antes de irse, depositó un beso dulce en su frente. O quizá fueron imaginaciones suyas. Tal vez estuvo delirando por la fiebre. De ser así, deseó haber delirado con Bangchan allí con él.

La próxima vez que despierta, ya es de día. Los rayos del sol entran por los huecos de las maderas que cubren la ventana, pero sigue sin poder moverse y cree seguir teniendo fiebre, porque el colchón debajo de él está empapado en sudor.

La puerta se abre y entra Changbin procurando no hacer ruido. Lo ve poner una mueca de desagrado conforme se acercaba. ¿Tan mal lo había dejado Hyunjin?

— Jeongin, mierda —maldijo inclinándose y posando una mano en su mejilla y, después, en su frente tomando la temperatura—. Tienes fiebre y Hwang te ha destrozado.

Yang emite un balbuceo que se asemeja a un quejido para luego llorar. No sabe por qué llora exactamente, simplemente siente la necesidad.

Entonces, Changbin lo miró como a un ternerito herido y su frente se frunció. Le comenzó a acariciar el pelo con la intención de calmarlo.

— Siento mucho lo que te ha hecho. Es extraño, no suelen meterse con la presa de Minho porque... porque él nos trajo aquí y se lo debemos todo.

Jeongin no entendía nada de lo que Changbin le estaba diciendo. ¿Ellos fueron como él y ahora estaban del lado de Minho? Tenía muchas preguntas, pero no podía formular ninguna en ese momento.

— Pero no quiero que acabes como nosotros —susurró—. Tú eres diferente, serás diferente, lo sé. Y no quiero eso, porque traerás muchas complicaciones. Puede que no comprendas lo que te digo, pero todos sabemos que romperás la paz de esta casa y el único de acuerdo es Minho.

Changbin parecía contarle un secreto que no debía contarle a nadie, o al menos no debería decir que lo sabe. Sus ojos se iban cerrando por las caricias que le daba, sintiendo algo de calma y la necesidad de volver a dormir para aguantar el dolor.

— Procura comportarte para no recibir muchos golpes y, sobretodo, intenta mantener la cordura, Jeongin. Te sacaré de aquí pronto.

La próxima vez que despierte, no sabrá si había sido un sueño o lo que le dijo Changbin fue real.




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