𝐕 𝐄 𝐈 𝐍 𝐓 𝐈 𝐃 𝐎 𝐒
Veintitrés de agosto 2019
Lugar desconocido
Pasó un trapo quitando los restos de sangre y carne cruda de los platos que usaron para comer ese día. Está ayudando a Felix después de haberle pedido a Minho si podía hacerlo. Se ve que el pecoso es el que se encarga de limpiar, ordenar la casa y hacer la comida. Aunque duda que Felix llegue a cocinar así en su vida, pues la comida seguía prácticamente cruda. Supone que sólo sigue órdenes, porque lo ve comer despacio y evitando hacer muecas de asco.
El mayor por unos meses enjabona los platos y él los lava y los seca con un trapo. El rubio no dice nada, simplemente hace su labor.
Jeongin cree que Felix todavía sigue enfadado con él y más aún después de haberlo intentado curar y que, al parecer, ambos hayan sido castigados por sus dueños. El suyo era Minho pero, ¿y el suyo? ¿Hyunjin o Jisung? ¿Pero qué está diciendo? Ellos no tienen dueños, son personas libres, solo que están retenidos en contra de su voluntad.
No puede exteriorizar ese pensamiento pues sólo empeoraría las cosas con Felix.
— ¿Quién es tu dueño?
Felix lo mira desconcertado y perdido, había estado demasiado concentrado en sus propios pensamientos— ¿Qué?
— Qué quién es tu dueño.
— Ah —balbucea volviendo a su trabajo—. Hyunjin y Jisung.
— ¿Por qué tienes dos? ¿No deberían tener cada uno una... presa? —Felix tan solo se encoge de hombros, pasándole un plato.
— Ambos me querían y decidieron compartirme. Al fin y al cabo, me cazaron entre los dos.
Cómo en las películas románticas, donde la chica tiene dos pretendientes y luchan por ella, pero este caso es un poco tétrico y Jeongin no puede romantizar la situación de Felix.
— ¿Se portan bien?
— Supongo —responde tajante—, se portan cómo deben.
Jeongin gira el cuello, topándose a sus espaldas con el pasillo oscuro que lleva a una puerta solitaria. Es demasiado curioso y no puede sacarsela de la cabeza.
— ¿Qué hay tras esa puerta? —señala con la barbilla.
Felix mira dónde dice y después se vuelve.
— No deberías ir nunca, es privado para nuestros amos.
Jeongin frunce el ceño y no coge un plato que le extiende Felix. El pecoso lo observa intrigado por su repentina acción, ahora el enfadado parecía ser el pelinegro.
— No son nuestros dueños, Felix. ¿Por qué les dices así? No somos de su pertenencia.
— Ahora sí, ahora somos de ellos.
— ¿Qué dices? —sus manos se mueven exageradamente y se aleja de él como si estuviera loco— Ellos te hacen daño —señala con la mano su pecho que queda prácticamente descubierto por el cuello ancho de la camiseta que lleva.
— Me dejan seguir vivo, no puedo pedir más —no le mira mientras habla, concentrado en sus quehaceres.
— ¿Te estás escuchando? —Jeongin se acerca peligrosamente para verlo de cerca. Intenta ver algo que le diga que está fingiendo— ¿Y qué hay de tus padres y tus amigos?
— No recuerdo mucho de ellos ya.
Yang retrocede, ¿eso era cierto? Si mal no recuerda, Felix desapareció en mayo, casi dos meses antes que él... ¿y ya no recordaba a sus padres? Seguramente fuera por las atrocidades que les hacen a diario pasar esos caníbales, pero Jeongin jura por su vida que eso no le pasará a él.
Se afianzará a los recuerdos que tiene con su familia, con Seungmin y con Christopher hasta que este último venga a rescatarlo de su miseria.
— Pues ahí hay gente que todavía sigue esperando que regreses. Aún te están buscando.
Felix eleva por un segundo la mirada y los músculos se tensan más de lo que ya lo están.
— Si los dos cooperamos, tal vez podamos salir...
— No empieces otra vez con el tema —adopta la misma posición de antes, impasible y desinteresado. Le queda un plato por limpiar y a estas alturas está haciendo todo él solo.
— Podemos escapar y volver con nuestras familias.
El rubio suelta bruscamente el plato sobre la pica, mirándolo con un ápice de amenaza en sus ojos.
— Basta, Jeongin, me das dolor de cabeza.
Con esas bruscas palabras sale de la cocina con rapidez. Jeongin intenta apoyarse en el encimera, pero sus piernas flaquean y acaba sentado en el suelo de madera.
Sabe que debe salir de ahí, pero sus opciones de salida se agotan y el tiempo también.
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