𝐓 𝐑 𝐄 𝐈 𝐍 𝐓 𝐀 𝐘 𝐂 𝐔 𝐀 𝐓 𝐑 𝐎
Veintisiete de diciembre 2018
Lugar desconocido
— Changbin... —murmuró Minho tras cortar la carne de su plato. Aún le dolía que se dirigiera a él de esa forma. Le dolía que su antiguo amo lo tratara como un igual, ¿pero no debería estar contento con eso?—. ¿Cuándo piensas cazar una presa?
— A-ayer lo hice... —respondió con nerviosismo, viendo a Hyunjin y Jisung soltar pequeñas risas a su lado sin entender por qué.
— No me valen animales indefensos, me refiero a un humano.
— Aún no me siento preparado...
— Llevas con nosotros mucho tiempo, Changbin —parecía que su nombre lo decía con resentimiento, recordándole que ya no era nada más suyo—. Debes cazar una presa si quieres seguir aquí, mira a Hyunjin y Jisung, están haciendo bien su trabajo —les dedicó una media sonrisa.
Ojalá vuelva a mirarme así, a sonreírme así.
— Nosotros ya hemos tenido muchas presas —se alabó Jisung, mirándolo con burla.
No lo negaba, él mismo fue testigo de su última presa, un muchacho de quince años que fue despellejado entre alaridos. O la de Hyunjin, la cual fue empalada por un tronco afilado que había dejado la última tormenta eléctrica. Y muchos, muchos más.
Sin embargo, en todas sus presas alegaron que murieron porque eran débiles.
— A ellos no les pondré presión porque han demostrado que pueden ser buenos cazadores —siguió el peli morado.
Yeji apareció en su mente. Sí, él la terminó de matar, pero es que no merecía más sufrimiento. Jisung no la merecía, no debió haberla mutilado de esa forma. Si Changbin pudiera tener el coraje de cazar a un adolescente, lo trataría bien, no le haría nada que aquellos que le rodean hubieran hecho con los suyos.
Y eso quiso hacer con Seungmin. Minho avisó aquella noche que saldrían a cazar, que él ya había encontrado a su nueva presa y Changbin podría aprovechar para cazar la suya.
Cuando vio a Seungmin en la lejanía, supo que sería él. Lo haría su presa, lo retendría a su lado hasta que... ni él mismo lo sabía. No sabría que hacer una vez lo tenga en sus manos. Minho le diría que tendría que hacerlo suyo, destrozarlo para ver si es una presa o un cazador.
Pero Changbin prefería morirse a hacerlo. Sin embargo, no sabe qué pasó exactamente esa noche.
— ¿Te gusta ese? —susurró Minho en su espalda, ocultos tras un árbol. Changbin reprimió un golpe de susto y tragó saliva— Cazalo bien y quizá podamos echar la vista atrás —paseó su puntiaguda nariz por su nuca, poniéndole la piel de gallina.
Si eso era cierto, Minho volvería a él, lo trataría de nuevo como a su pertenencia. Volvería a quererlo.
Así que fue sin pensarlo dos veces, corrió hasta el muchacho, lo agarró tapando su boca y lo arrastró lejos mientras no paraba de retorcerse y llorar.
— ¡Jeongin! —vociferó cuando mordió la mano de su agresor.
— Cállate —gruñó el más bajo agarrando su cabello y empujándolo ladera abajo.
Seungmin no paraba de llorar y suplicar que lo dejara tranquilo, que no quería morirse. Se veía débil, pequeño, incapaz de defenderse. Le daba pena. ¿Acaso él se veía así cuando lo raptaron?
Conforme se va acercando y posándose encima, Seungmin gritando e intentando empujarle mientras llora, él también lo hace. Sus lágrimas caen en el cuerpo del morocho por la culpa. Se ve reflejado en Seungmin y hace lo que ojalá hubiera hecho Minho en su momento: le muerde el cuello, dañando la carótida, todo con el fin de matarlo.
Pero cuando el daño ya está hecho, cuando Seungmin ya no tiene fuerzas para quitarlo de encima y simplemente siente desfallecer, Changbin le pide perdón. Porque Seungmin no se merecía que le arruinara la vida de esa manera.
¿Aman u odian a Changbin?
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