𝐂 𝐈 𝐍 𝐂 𝐔 𝐄 𝐍 𝐓 𝐀 𝐘 𝐒 𝐈 𝐄 𝐓 𝐄
Seis de julio 2020
Lugar desconocido
Al escuchar los disparos siguió corriendo tal y como le decía su instinto. Metros más allá empezó a divisar en la lejanía figuras que andaban hacia él y hablaban entre ellos. Uno de ellos señaló en su dirección, era Seungmin, quien corrió hacia el.
— ¡Es Jeongin! ¡Está ahí!
No importaba si Jeongin estaba irreconocible, Seungmin lo conocía tan bien que lo reconocería aún cuando tiene la piel desfigurada. Podrían pasar años que esos mejores amigos se distinguirán entre la multitud.
Yang no perdió el tiempo en abrazarse fuertemente a su amigo y derrumbarse nuevamente. Ambos lloraban abrazados con el miedo de perderse otra vez.
Los policías se acercaron, corroborando que Jeongin no suponía ninguna amenaza para Kim y para ellos mismos. Los disparos se hicieron oír y el grupo de policías avanzó en dirección a ellos.
— Es mi culpa —lloriqueó Jeongin, rompiendo el corazón del morocho—. Todo esto es mi culpa.
— Nada de esto lo es —murmuró—. Me alegro de que estés vivo.
— Le he hecho daño.
— ¿A quién?
— A Chris —sollozó.
Seungmin jamás lo había visto llorar con tanta intensidad. En realidad, nunca en su vida había visto a alguien en ese estado. Estaba destrozado, tanto física como psicológicamente.
— Ya estás a salvo —susurró sin dejar de abrazar fuertemente el delgado cuerpo del pelinegro.
— T-tengo que volver...
— No, no. Debemos ir hacia la carretera.
— Pero Chris... —su voz sonaba gangosa cuando se separaron—. Necesito saber que está bien.
— Enseguida vendrán con nosotros —el intento de Seungmin en sacar a su amigo del bosque fue en vano.
El tercer disparo que irrumpió la tranquilidad del bosque fue el detonante para que Jeongin saliera disparado de vuelta a la casa.
Seungmin, aunque no quería ir a ese lugar, siguió a Jeongin a regañadientes intentando seguirle el paso. Ahora no podía dejarlo solo, sería capaz de arriesgar su vida por él. Jeongin le protegió y dio su vida para que él pudiera seguir vivo en su momento, así que haría lo mismo si hiciera falta.
Jeongin empujó la puerta entreabierta de la cabaña y retrocedió unos pasos paralizado. Un policía estaba atendiendo a Felix y comprobando sus constantes, otros estaban reteniendo a Jisung e inmovilizandolo contra el suelo. Por otro lado, Hyunjin estaba tendido boca arriba con un disparo en el pecho.
Han Jisung miraba al que había sido un verdadero hermano (para él) sin vida a su lado, con lágrimas en los ojos. Esa bala perdida nacida del forcejeo entre Minho y Chan iba para él, pero Hyunjin se interpuso en medio. La segunda bala perdida dió en su hombro, pero no es lo mismo.
La tercera bala acabó en el pecho del inspector que pretendía detener a Minho. Luego, el mismo que los trajo a este lugar escapó dejándolos allí tirados.
Jungsu, el fiel ayudante de Christopher, le estaba haciendo la reanimación a su superior. Las manos llenas de sangre y sudor que caía por su frente.
— Jeongin, no mires —Seungmin se puso en medio, pero ninguno de los dos pudo dejar de mirar.
Los dedos de Seungmin tamborilearon sobre su muslo. Recordaba tres siluetas a parte de Changbin, pero no estaba. Los había contado siete veces, más no eran imaginaciones suyas. Faltaba uno de ellos.
— ¿Dónde está el otro? —cuestionó a los policías. Estos le miraron con sorpresa, observando a su alrededor—. Falta uno, ¿alguien ha ido a buscarlo?
Jeongin sintió como tiraban de él hacia atrás y ahogó un grito cuando la boca de una pistola fue colocada sobre su sien. Podía sentir el olor de Minho y su respiración sobre su cuello. Uno de sus brazos se pasaba por el cuello impidiéndole el escape. Los policías rápidamente apuntaron hacia el sujeto.
— ¡Suéltalo y deja el arma!
— Le dispararé —gruñó Minho decidido—, es mío.
— No lo hagas —pidió Jeongin en un susurro—. T-te matarán.
— ¿No es eso lo que quieres? —vaciló, presionando la pistola— Yo te quería, zorro —apretó más el agarre en su cuello.
— Si alguna vez me quisiste... —jadeó— déjame ir.
— Jamás.
— ¡Suelta al chico! ¡No nos obligues a disparar!
— Te dije que serías mi zorro hasta que yo quisiera dejarte con vida —la voz de Minho sonaba nerviosa y forzada—. Tú estás en mis manos y así será, ¿me oyes? Aunque después me mate esa gente.
— No lo hagas —lloriqueó Yang.
— Eres mío. Lo serás para siempre.
Oyó como retiraba el seguro de la pistola y, seguidamente, se escuchó un disparo.
VAYAN A LEER SOLIPSISM!!! HYUNLIX Y TEMÁTICA PARANORMAL
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