Acto nueve.








Italia Año 1938 - 1939. 





Horas más tarde Junmyeon nuevamente abre los ojos los cuales cierra de inmediato porque el sol golpea contra ellos haciendo que rodee para su lado izquierdo para salir de la cama. Instantes después se dirige a su armario para escoger la ropa del día de hoy, al terminar se dirige a su baño para tomar una ducha y sin ninguna preocupación se deshace de la camisa de su amado junto con su ropa interior para por ultimo cerrar la puerta.

Mientras tanto la Señora Matilde termina de ayudar a Antonella a poner la mesa mientras que Alessia y Bianca lavan la vajilla. Posteriormente Matilde va a las afueras de la granja para llamar a su esposo quien lo ve con Yixing organizando las cajas de las cosechas.


―¡Santino la comida!


El hombre mayor se voltea al escuchar el llamado de su esposa. ―¡Ya voy cariño! ―dice y vuelve su mirada al extranjero.


―Entonces nos tenemos que apresurar antes de que llegue el cargamento de leche, o sea todo lo que tenga ver con lácteos, ¿me entiendes?―dice serio. 


―Si, no se preocupe esto quedara rápido como usted quiere.―sonríe 


―Excelente, confió en ti Zhang. ―dice para por ultimo golpear amistosamente uno de sus hombros y abandonar el lugar.


Y sin más Yixing con ayuda de los demás empleados inician el trabajo. Pasado unos minutos el Señor Santino llega al comedor de la casa grande y da los buenos días a los presentes.


―¿Cómo se la pasaron el día de ayer en las festividades? ―pregunto Matilde posteriormente bebió de su café. 


―Divertido. ―respondieron el abuelo y Junmyeon al mismo tiempo.


―Me alegra. ¿De casualidad no escucharon ruidos extraños horas atrás? ―pregunta la mujer.


―¿Ruidos? ¿Cuál? ¿El gallo? ―expresa Santino desconcertado. 


―No, no fue el gallo. No lo sé, pero sino mal recuerdo venia de la alcoba de Junmyeonnie. ―dijo Matilde y vuelve su vista a su nieto quien tiene una expresión pálida.


―¿En serio? La verdad yo no oí nada. ―afirma el abuelo quien tranquilamente devora su trozo del pastel de frutas.


―Ay querido . ―rueda los ojos.―Bueno el chiste es que ese ruido me despertó.―informa. ― Salí de la casa con todo y rifle y pude jurar que a lo lejos pude ver a alguien alejarse de la casa, estuve dispuesta a disparar pero me abstuve de hacerlo de seguro era una persona que buscaba un poco de comida para su familia y si lo mataba esa familia iba a estar muy desconsolada por la perdida. 


Junmyeon traga a duras penas el trozo de pastel. Su querida abuela pudo a ver matado a Yixing y lo sabe de sobra pues ella posee de una gran puntería. 



―¿Estas bien hijo? ¿Pareces una hoja de papel? ―argumenta preocupado el abuelo.



Por otro lado Matilde reía internamente al ver a su lindo Suho en ese aspecto y también un tanto mal, pero eso les pasaba por andar de pervertidos. Su casa es decente. 


―No, no pasa nada, estoy bien.―responde inmediatamente.― Solo me asusto que la abuela pudo haber dejado a alguien sin familia.


―Pero no lo hice cielo. ―dice de forma tranquila. ―Pero si lo veo nuevamente por aquí podría ya no tentarme el corazón y disparar.―dice seria. 


Matilde sabe que eso es mentira, claro que no acabaría con la vida de la persona que tanto ama su nieto. Junmyeon casi se atraganta con el café pero logra pasarse con éxito el café. Después de unos minutos llega Antonella al comedor y pregunta:


―Joven Junmyeon... ¿Esta camisa es suya?.―dice desconcertada Antonella por el tamaño pues es un tanto grande.


Junmyeon asiente. El coreano desea que la tierra se abra y se lo trague.


―¿En serio es tuya cariño?―pregunta desconcertada Matilde. 


―Así es abuela, me la compre en Corea. ―argumenta. 


―Pero esta grande, bueno es solo un poco.―dice el abuelo. 


―Me gusta, por si llego a creer.―sonríe―Termine, gracias por la comida.―dice y huye del comedor. 


―Bueno aclarado el asunto me dispongo a lavar.  Con permiso señores.


―Adelante. ―responden al unisonó. 



Al estar solo en su habitación Junmyeon se maldijo por ser tan descuidado y dejar la camisa de Yixing tirada en medio de la habitación. Y aparte se pregunta como es  que logro sobrevivir al interrogatorio de su abuela y no morir.  Además de poner en riesgo a Lay, que si su abuela hubiese disparado posiblemente esta vez no la contaba y tendría que vivir con el remordimiento de lo sería su muerte. Agradece a Dios que su abuela cambiará de opinión.

Camina tranquilo por el lugar hasta dar con el espejo que se hallaba en esas cuatro paredes, desabotono su camisa de botones para comenzar a estudiarse imaginándose desnudo frente a ese espejo e  imaginar que Lay lo observa desde el otro lado del cristal, admirando sus piernas, sus manos fuertes, sus pezones rosados, su abdomen liso con unos cuantos cuadros adornando en él, línea de vellos negros pintados en su ombligo, sus labios rojos por los besos que él le repartió, su piel blanca con algunas marcas pintadas en ella, imagina el olor impregnado de su camisa asimismo Junmyeon tapa sus oídos para evocar la voz sensual y tan masculina dictándole palabras de amor, su risa tan hermosa que es una dulce melodía que jamás quiere dejar de oír.


―Yixing... mi amor―murmura en el silencio de su alcoba.


Mientras tanto fuera de la granja Yixing acompaña al abuelo Santino al pueblo para hacer entregas en las tiendas de lo nuevo que había producido su granja. Como todo hombre de negocios que era aquel Italiano.


―Tu muchacho te veo como alguien de negocios, tienes visión.―dice de la nada aquel italiano mientras hacen la tercera parada en el pueblo.


Zhang ríe levemente. ―¿Lo cree? ―pregunta.


―Si, tienes ese porte. ―sonríe ampliamente.


―No pues gracias Señor Santino. ―responde. ―Me llama la atención, pero también me interesa la música.


―Puedes manejar las dos. Te vi en el festival junto a mi nieto y sus voces se armonizan bien juntas. ―¿Ya se llevan bien verdad?―pregunta.


―Si. 


―Me alegra, cuídalo mucho.


―Por supuesto. ―eso no me lo tiene que pedir.―pensó. 



Luego de esa diminuta conversación ambos bajan de la camioneta para ir por los productos que se encuentran en la parte trasera de la camioneta y que van a dejar a la tienda de la Señora Cappola quien los recibe armoniosamente. Su pequeño hijo grita de alegría cuando ve al chino entrar por la puerta de esta misma.  Yixing acaricia sus cabellos castaños.


―¿Cómo has estado?―pregunta Yixing.


―¡Muy bien!. ―exclama feliz. ―¡Ya se saltar la cuerda!


―Estoy muy orgulloso de ti pequeño.


―Si, un día vienes a saltar la cuerda conmigo y mis amigos, ¿sí?―expresa mientras le hace ojitos de cachorro al chino.


Yixing muere de ternura ante el gesto del niño y responde: 


―No se tu mama Hugo.―responde para luego mirar a la mujer. 


―Claro que puedes venir Yixing.―expresa sonriente la mujer. 


Nuevamente el niño grito de alegría por la aprobación de su madre. Posteriormente el infante ayudo al Señor Santino y al chino a acomodar las cosas en la tienda. Luego de media hora se despidieron de la Señora y el niño para emprender de nuevo el viaje hacia las demás tiendas lo cual fue tranquilo y muy productivo.  Al término de la entrega de los productos, el abuelo Santino invito a Zhang a disfrutar de un delicioso Bellini, Yixing lo observo un poco desconcertado pero acepto la invitación.  Santino rio divertido.


―Es un exquisito coctel elaborado a base de melocotón con un toque de licor de frambuesa. ―dice para luego sonreír. ―Lo vas a amar. ―afirma seguro.


―No es un tanto temprano para beber alcohol Señor Santino. ―dice el chino.


―Solo era una degustación. ―expresa. ―No es como si fuéramos a pedir millones de Bellini.  Y no nunca es temprano para beber amigo. ―contesta y giñe el ojo de manera amistosa. 


Estacionan el auto. Es un pequeño restaurante de clase media, ingresan con toda la tranquilidad del mundo. Yixing observa el lugar mientras oye la música italiana la cual se reproduce en el mismo sitio.  El restaurante tiene un estilo industrial con tonos envejecidos en las paredes de las cuales cuelgan cuadros con fotografías de paisajes pintadas al blanco y negro ,su suelo, sus mesas y sillas de madera, todo muy hermoso. La voz del abuelo hace que el chino vuelva a la realidad pues el hombre ha encontrado una mesa disponible. Mientras esperaban la bebida alcohólica el abuelo se le hizo de lo mas sensato el saber un poco más de aquel extranjero y no tener un silencio incomodo. 


―¿Qué tal la familia Yixing?


―Gracias a Dios todo perfecto Señor.


―Me alegra que este bien la familia. ―expresa sonriente. ―Me comento mi mujer que esa fue la razón por la que te fuiste un tiempo de aquí.


―Si. Mis padres estaban enfermos y no había nadie quien los cuidara. ―comunica. ―La vecina que vive a nuestro lado me llamo para decirme que se iba y no iba a ver forma de que ella estuviese al pendiente.


―Entiendo. Te hubieses quedado allá con tus padres, yo lo hubiera entendido perfectamente la situación y mandaría tu liquidación por correo.―dice tranquilo y serio. 


―Lo sé pero no se preocupe ellos ya están bien y entienden mi fascinación por explorar el mundo. ―contesta tranquilo. ―Mi familia desea que viva feliz.―sonríe mostrando algunos hoyuelos. 


―Todo padre desea eso en sus hijos, felicidad.


Instantes después llegan las bebidas acompañadas de unos platos de comida, exactamente risotto. Ambos hombres miran desconcertados a la mesera.


―Solo ordenamos las bebidas señorita.―informa el abuelo.


―Si lo entiendo pero aquellas chicas invitaron la orden a su mesa. ―expresa la mujer.


Los hombres dirigen su mirada hacia la dirección que apunto la mesera con su vista. Unas hermosas mujeres de cabello negro, piel pálida con unas preciosas cuervas vistiendo atuendos coquetos pero a la vez discretos quienes le sonríen tanto al abuelo como a Zhang. Ellos caballerosamente alzan sus cocteles en señal de saludo y agradecimiento para luego volver su vista a la masera y agradecer por su servicio. Ella se retira.


―De seguro invitaron la comida por ti muchacho porque yo hace mucho que deje de ser un pollito.


Zhang ríe y responde.


―Por supuesto que no. Aún tiene el toque Señor Santino.―informa. 


―Eso mismo me dice mi mujer cuando quiere una noche intensa "aun tienes el toque"―sonrió.


El chino se sonroja y también  se atraganta con la comida la cual lo hace beber del coctel mientras el abuelo suelta una risa elocuente que algunas personas del restaurante dirigen su vista a su mesa.


―Tranquilo muchacho, despacio. ―ríe nuevamente. ―Hare como que te creo.


Zhang se recompone y vuelve su mirada al hombre mayor.


―Lo es, además yo tengo a alguien al cual le pertenece mi corazón.


―Vaya, me parece excelente.


A continuación comen tranquilos hablando de cosas triviales que los hace reír. Una hora más tarde salen del local y emprenden su camino a la granja. Al aterrizar en la granja ambos hombres toman caminos separados. Yixing va a las caballerizas para hacer su recorrido por la granja en compañía de rayo. Desgraciadamente algo asusta al chino que lo hace brincar mientras que la persona encargada de haberlo asustado ríe tiernamente que sus ojos desaparecen formando dos medias lunas. 


―¡Dios mío! ―exclama. ―Junmyeonnie no hagas eso. ―dice mientras puede oír los latidos de su corazón retumbar.


Luego de haber reído lo suficiente, Suho camina hasta donde esta su amado y le planta un beso del cual Yixing se apodera disfrutando del dulce juego que hacen sus bocas. El mayor gime bajito cuando el chino muerde su labio y se despeja un poco para tomar oxígeno y nuevamente se apodera de los labios rojos de su amado. 

Junmyeon disfruta el exquisito sabor a Bellini aun sabiendo que no es muy amante del alcohol pero le es de gran satisfacción el sabor en los labios del chino. Sin saber cómo de un momento a otro Suho esta acorralado contra la pared de una caballeriza vacía con su camisa de botones a la mitad de su espalda mientras tiene a Yixing dejando besos y marcas en su cuello y clavículas.

No es capaz de callar un gemido sonoro cuando ve al chino jugar con sus pezones rosados haciendo secuencias de lamer, morder y succionar. También  puede jurar que sus calzoncillos están húmedos con tan solo esas pequeñas caricias.


―Ah... Yi-Yixing, bésame...


Zhang obedece pero además separa un poco a Junmyeon de la fría pared para estar dispuesto a introducir sus dedos en su pantalón y finalmente dar en su ano haciendo jadear a Suho en medio del beso. Su entrada esta húmeda. 


―Extrañaba tocarte de nuevo. ―susurra y muerde el lóbulo de su oreja derecha.


―Yo igual. Te imagine esta mañana en mi recamara. ―jadea.―Mientras estaba desnudo frente al espejo y me admirabas.


―Eres precioso.


―¿¡Qué están haciendo!?


Ambos brincan asustados, sus rostros se vuelven pálidos como un fantasma al observar a la abuela Matilde a unos cuantos metros. Los dos tratan de hablar pero las palabras no salen. Por su parte Yixing cubre a Junmyeon para que su abuela no lo vea con el pene de afuera. Y él también trata de cubrirse 


―¡Tienen dos minutos para estar decentes y vienen a la casa grande! ¡Entendido!


Ambos están de acuerdo.


―¡Voy a contar los segundos a partir de ahora y si no vienen yo vengo y me los llevo de las orejas!


De nuevo los dos de acuerdo. Matilde se retira molesta de las caballerizas. Por otro lado tanto Yixing como Junmyeon se visten en silencio llenos de vergüenza.


―Tengo miedo que mi abuela te despida y no volver a verte. ―murmura Junmyeon.


Yixing termina de limpiar sus manos con un poco de agua de la manguera que esta cerca de él. ―No te preocupes si eso sucede.―dice para posteriormente tomar el rostro de Junmyeon y besar sus mejillas. ―Hare lo posible por verte. 


Junmyeon sonríe. 


Al estar en la sala de la casa grande ven a la abuela Matilde acercarse y lo siguiente que pasa es ver a la abuela Matilde golpeando  la cabeza de Junmyeon y Yixing con el periódico más famoso de Italia. Ella no se detiene aunque escucha a los jóvenes pedir que lo haga. 


―¡Son unos pervertidos! ―expresa molesta dando el último golpe en sus cabezas. ―¡¿Cómo se les ocurre andar de esa manera!? ¡¿Qué pasa si los ve tu abuelo Junmyeon?! ¡¿Eh?! ¡Contesta!


―Perdóname abuela, yo tuve la culpa. ― murmura mientras tiene la cabeza baja mirando al suelo.


―¡Ambos tienen la culpa!―responde la mujer para a continuación respirar y tranquilizarse. ―Yo sé cuánto se aman, lo supe desde el primer momento que tú, Yixing hijo pisaste estas tierras e igual tú Junmyeonnie. ―expresa ―¡Pero por el amor de Dios tengan decencia! ¡Esta es una casa decente no un prostíbulo! ¡Que sea la última vez que los veo de pervertidos porque soy capaz de... ¡agh! ¡esta juventud de ahora, Dios dame paciencia! ― exclama elevando sus manos al cielo.―Soy capaz de castigarlos a los dos con no verse hasta que aprendan a llevar una relación como se debe de manera adecuada y no exhibirse. ¿Entendieron?―dice.


―Si. ―responden ambos.


―Muy bien, Yixing te puedes ir a trabajar. ―expresa seriamente Matilde.


Yixing asiente asimismo esta por darle un beso a Junmyeon pero la abuela Matilde se lo niega diciendo que ya tuvieron suficiente con lo de las caballerizas. Así que el chino se aleja.


―Me van a sacar más canas de las que ya tengo. ―comunica mientras toma asiento donde estaba aquel chino.


―Cuanto lo sentimos.―dice el coreano. 


Matilde le regala una sonrisa tranquila a su nieto adoptivo para luego abrazarlo y besar ambas mejillas del joven. De un momento a otro Junmyeon se acuna en el pecho de su abuela dejando su cabeza mientras su cuerpo es abrazado por las cálidas manos de aquella mujer. 


―Yo sé que el amor es amor.  Pero su amor no es muy bien visto por esta sociedad por eso mismo les pido que sean discretos, no quiero verlos sufrir. ―comenta en susurro.―Lo que dije anteriormente de sobre separarlos fue algo que dije de la nada pero en verdad no quiero hacerlo. No quiero destruir su amor puro, no quiero que nadie lo haga. 


―Gracias abuela por ser nuestra confidente. ―sonríe.


―De nada mi cielo. ―informa y acaricia los cabellos negros profundos del muchacho.


―¿Cómo crees que lo tome el abuelo?―murmura.


―De eso me encargo yo, tu tranquilo. 







Año 1939 - 1940.





El sonido de una cámara hace click y  captura el dulce momento entre Yixing y Junmyeon  donde ambos reflejaron amplias sonrisas  con sus trajes elegantes e impecables. Un chino abrazando a su pareja tan cariñosamente. Posteriormente el señor le entrega la foto a Yixing quien le paga y le agradece con una reverencia.  La voz del abuelo Santino los pone en alerta y en realidad  les hace una seña para que se acerquen a la foto familiar con la abuela Matilde quien cumpleaños. Después de eso los conocidos de los abuelos se acercan a la mesa para comer y luego bailar.

Entre risas, amor, regalos y mucha música  la abuela Matilde disfruto de su cumpleaños quien se encargó de dejar a Yixing muerto del cansancio pues la abuela tenía demasiada energía cuando se trataba de bailar. Junmyeon reía divertido al verlo agotado pero el chino se vengó gritándole a la abuela que su nieto preferido quería bailar. En un dos por tres el mayor fue arrastrado a la pista de baile.

Al caer el atardecer Yixing secuestro a Junmyeon en compañía de rayo y lo llevo al lago, ese lugar donde ambos disfrutaban pasar en casi todas sus citas románticas. Claro que hubo otros lugares pero el lago era especial además de ser muy acogedor. Lo siguiente hizo que  Junmyeon llorara de alegría, siendo el momento más feliz de su vida.


―Kim Junmyeon te casarías conmigo. ―dice un Yixing inquieto, lleno de incertidumbre.


―¡Si acepto! ―exclama tan fuerte que su voz hace eco en el lugar.


Yixing delicadamente coloca el anillo en el dedo anular de ahora su prometido. Posteriormente besa suavemente sus labios. Luego del beso Junmyeon se dedica a sentir la forma y textura del anillo.


―Es hermoso. ―murmura.


―Valió la pena cada centavo y  esfuerzo todo este tiempo. ―dice sonriente y orgulloso. ―Algo precioso se merecía  la persona que me va a acompañar por el resto de mi vida.


―Oww Yixingie no era necesario algo tan caro, con algo sencillo yo me conformaba. ―expresa preocupado al saber que todo el dinero que ahorro su amado se fue en el anillo que trae puesto.


―¡Por supuesto que lo vale! ¡Y más si eres tú, la persona correcta! ―exclama felizmente. ― así que no tienes de que preocuparte era algo que tenía en mente desde hace mucho tiempo. ―dice y nuevamente besa los labios de su amado.


Junmyeon nuevamente se dedica a pasar sus dedos por ese anillo de oro blanco de corte redondo con un diamante natural incrustado en el centro del anillo. 


―Te amo. 


―Yo también te amo.


Horas más tarde en la casa, Junmyeon llama a su abuela Matilde antes de acostarse y le muestra el anillo para a continuación contarle todo lo sucedido. Con cada palabra que sale de la boca de su nieto la abuela es un grito de emoción. Esa misma noche Junmyeon no durmió por la felicidad que lo embriagaba.

Las semanas transcurrieron y todo es felicidad hasta que esa felicidad se apaga cuando un ejército se adueña de la cuidad matando a diestra y siniestra a la gente del pueblo. Otras se las lleva en camiones para despojarse de sus pertenencias y torturarlos aunque ellos no lo saben. Yixing corre a toda velocidad hacia la granja esquivando los balazos  para saber de Junmyeon y su familia pero cuando llega es demasiado tarde, oye gritos de los señores así como el grito de Junmyeon. Ve a los abuelos morir frente a su ojos por un disparo en la cabeza mientras que Junmyeon es llevado por esos asquerosos soldados. Sin pensarlo va tras de ellos.


―¡JUNMYEON!


―¡YIXING AYUDA! ¡MI CIELO AYUDA!



Junmyeon es callado por un fuerte golpe en cabeza por parte de un soldado alemán y Yixing es callado por una piedra que sale de la nada y la cual golpea su cabeza cayendo en medio de la calle. Con la poca conciencia que tiene antes de que sus ojos se cierren oye gritos, balazos y explosiones asimismo puede escuchar los gritos de su amado retumbando en sus oídos antes de haber sido lastimado.




"Junmyeon, perdóname"...













N/A

A un capitulo del final. Gracias por todo el amor a Brave Shine <3 

Los amo :) 





Escrito: 06.12.21. 

Editado: 29.04.22.


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