𝐈𝐕.
𝚂𝚎𝚙𝚝𝚎𝚖𝚋𝚎𝚛 𝟷𝟽, 𝟸𝟶𝟸𝟸
𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝
Alessia y Hayden estaban sentados en el auto, estacionados en el amplio parqueo frente a la majestuosa mansión de los Marlowe. El jardín verde y extenso se extendía ante ellos, iluminado tenuemente por las luces que adornaban los árboles y caminos. El evento de esta noche no era cualquier reunión. Era la cena anual con las familias más cercanas a los Marlowe, una tradición que sus padres habían mantenido durante años. Una oportunidad para ponerse al día, presentar nuevos proyectos, e incluso, como en este caso, presentar parejas.
Alessia se encontraba nerviosa. Esta sería la primera vez que sus padres presentarían oficialmente a Hayden como su pareja, algo que, al principio, tanto ella como él habían intentado evitar. Pero finalmente, convencidos por la insistencia de los Marlowe, habían accedido. Alessia miró el jardín, sintiendo cómo su estómago se revolvía de nervios.
—¿Estás listo?— preguntó Alessia, girando su cabeza hacia Hayden, quien también miraba el vasto jardín.
—Si tú lo estás, yo también— respondió él con una sonrisa cálida, apretando suavemente su mano.
Se miraron a los ojos por un momento, sus manos entrelazadas transmitiendo una silenciosa promesa de apoyo mutuo. Ambos soltaron un suspiro profundo, se soltaron de las manos y salieron del elegante Mercedes Benz.
Alessia lucía espectacular. Llevaba un vestido azul marino que abrazaba su figura de manera elegante, pero sutilmente seductora. El escote en forma de corazón realzaba su cuello y clavículas, y la falda caía en suaves ondas hasta sus tobillos, mostrando un destello de sus tacones plateados al caminar. El vestido era un perfecto equilibrio entre elegancia y sensualidad, destacando su belleza sin ser excesivo.
Hayden, por su parte, llevaba un traje azul marino a juego, con una camisa blanca impecable y una corbata del mismo tono azul que el vestido de Alessia. Juntos, lucían como una pareja sacada de una portada de revista, y mientras caminaban hacia la entrada principal de la casa, sus manos se encontraron de nuevo.
La puerta de la mansión se abrió y la pareja ingresó a la amplia sala donde se desarrollaría las típicas charlas para ponerse un poco al día. Los altos techos y las lámparas de cristal brillaban sobre las dos parejas que ya se encontraba allí, charlando y riendo entre ellos. Alessia y Hayden estaban nerviosos, pero intentaban mantener la compostura.
—Ah, aquí están— dijo el padre de Alessia, al verlos entrar. —Hayden, ven. Quiero presentarte al señor Mckenzie.
El señor Mckenzie era uno de los empresarios más influyentes de Australia, y no pasó mucho tiempo antes de que él y Hayden empezaran a charlar animadamente sobre temas de negocios y literatura. Hayden, con su estilo calmado y su amplio conocimiento, conectó rápidamente con él, mientras Alessia permanecía de pie a un lado, observando.
—Y tú debes ser Alessia, cuanto has crecido niña— intervino la señora Mckenzie, una mujer elegante, pero con una mirada que transmitía cierto escepticismo. — Siempre escucho hablar sobre ti en algunas salidas con tu madre y algunas amigas... aunque, debo decir, estoy sorprendida. ¿Cómo es que sales con alguien mayor?.
Alessia sintió una punzada en el estómago. Sabía que este tipo de comentarios vendrían, pero no esperaba que empezaran tan rápido.
—Bueno, la edad realmente no es un factor importante cuando dos personas se entienden y se aman —intentó defender Alessia, manteniendo su voz serena.
—Ah, claro—dijo la señora Mckenzie, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. —Pero se nota que él es mayor que tú. Debe ser... difícil, ¿no? Diferentes generaciones, diferentes mentalidades."
Alessia intentó mantener la calma, pero las palabras de la señora Mckenzie seguían apilándose una tras otra, haciéndola sentir cada vez más incómoda. Buscó con la mirada a su madre, esperando que la ayudara a cambiar de tema, pero para su sorpresa, la madre de Alessia sonrió y asintió a los comentarios de la señora Mckenzie, lo que solo intensificó la molestia en Alessia.
Justo en ese momento, la puerta principal se abrió de nuevo, y los Larsson, la familia de Pablo, el amigo de la infancia de Alessia, hicieron su entrada. La señora Larsson y sus dos hijas saludaron con emoción a la pareja, abrazando a Alessia y dándole la bienvenida a Hayden con sonrisas genuinas.
—¡Vaya, Ale! No tenía idea de que tú y Hayden estaban juntos—dijo Pablo, algo desconcertado pero sin malicia. —Aunque, ahora que lo pienso, era tan obvio. ¿Cómo no lo noté antes?.
Alessia rió, aliviada por la actitud relajada de su amigo, y pronto los tres se encontraron charlando sobre cómo mantenían su relación en secreto en la universidad, evitando que los demás sospecharan.
Mientras la conversación fluía entre los dos amigos, Hayden prefirió unirse al grupo de hombres, donde el padre de Pablo también participaba en la charla sobre negocios. La madre de Pablo, la señora Larsson, estaba ahora junto sus hijas, charlando sobre las últimas prendas en tendencia, pero también hablando de su apoyo hacia a Alessia y acordando que la defenderían por si algún comentario era muy fuerte para la Australiana, porque ellas no eran tontas, notaron las miradas de desaprobación por parte de los Mckenzie.
Alessia se encaminó a tomar un poco de vino después de que Pablo le indicara que iría a hablar con su padre, mientras bebía un poco, notó como minutos después, se unieron dos familias más donde Ale no pudo evitar notar las miradas críticas de las madres de las familias Williams y Richards. Susurros y miradas de desaprobación flotaban a su alrededor, hasta que finalmente las mujeres no dudaron en acercarse a la chica.
—Vaya, Alessia— dijo una de ellas, con una sonrisa apenas disimulada.—No sabía que te gustaban los hombres mayores... aunque, claro, uno hace lo que puede, ¿no?—
La otra soltó una pequeña risa, entre burlona y maliciosa. —Sí, imagino que la experiencia debe ser un factor importante... al menos alguien que sabe cómo tratar a una mujer joven, ¿verdad?.
Alessia sintió cómo su rostro se enrojecía ante los comentarios, pero antes de que pudiera responder, La Señora Mckenzie se unió a las dos mujeres y agregó con una expresión de falsa compasión.
—Es natural, querida. Muchas mujeres jóvenes se sienten atraídas por hombres que ya tienen una posición establecida. Pero, honestamente, me sorprende que tus padres lo permitan. Es algo... inusual, por decir lo menos.
Justo en ese momento, tanto como Hayden, la señora Larsson y sus hijas, Amy y Sarah se acercaron, quienes notaron de inmediato la tensión en el aire. La señora Larsson, una mujer fuerte y carismática, no perdió el tiempo en defender a la pareja.
—No entiendo por qué tanto alboroto por el novio de Alessia—dijo con una sonrisa calmada pero firme, mirando directamente a las mujeres que hacían los comentarios. —¿Cuántos años tienes, hijo? ¿25?"
Hayden, sorprendido pero halagado, ladeó la cabeza con una pequeña sonrisa.
—Tengo 32, señora, pero muchas gracias.— respondió con una mirada graciosa.
Alessia no pudo evitar sonreír ante el comentario, sintiéndose de inmediato respaldada por la señora Larsson. Las otras mujeres, sin embargo, no parecían tan complacidas.
—Ah, 32— dijo una de ellas con desdén. —Sigue siendo una diferencia considerable, pero bueno, cada quien con sus preferencias.
Amy, la hija menor de los Larsson, dio un paso adelante, claramente harta de los comentarios.
—Ya quisieran ustedes que sus hijas salieran con un hombre tan guapo y atractivo como él. En cambio, ellas sí se casaron por dinero, así que mejor cierren sus bocas, porque con tanto labial de Dior, las tienen más parecidas a un desagüe que a algo decente.
Un murmullo de risas se escuchó entre los hombres cercanos, mientras las mujeres críticas fruncían el ceño, ofendidas. La tensión en el aire era palpable, pero a la señora Larsson y sus hijas no les importaba. Se quedaron junto a Alessia, dándole ánimos con miradas y sonrisas de apoyo. Alessia les agradeció en silencio, sintiéndose mucho más tranquila gracias a ellas.
—Gracias— murmuró Alessia a Amy, quien le sonrió con complicidad.
—Estamos contigo, Ale. No dejes que te afecten— respondió Sarah, dándole una palmada en la espalda. —Ellas solo envidian lo que no pueden tener.
En ese momento, justo cuando las cosas parecían calmarse, la puerta principal se abrió de nuevo. La atención de Alessia fue atraída de inmediato hacia el recién llegado: Tom Montgomery, su primer amor, más bien, su primer y único novio antes de Hayden.
El tiempo pareció detenerse para ella mientras lo veía acercarse. Alto, apuesto y con una mirada intensa, Tom caminaba hacia ella sin apartar la vista. Alessia sintió cómo su corazón se aceleraba, sabiendo que este momento era inevitable.
Antes de que pudiera decir algo, Tom la alcanzó y la rodeó con sus brazos, abrazándola con fuerza. El aroma familiar de su colonia la envolvió, y por un instante, Alessia se sintió transportada a otro tiempo, a cuando las cosas eran diferentes.
—Te extrañé tanto, Ale— susurró Tom con una voz cargada de emoción. —Ya estoy de vuelta... ya estoy aquí por ti.
El abrazo fue largo, demasiado largo. Alessia sintió cómo la ansiedad la invadía mientras intentaba procesar lo que estaba sucediendo. Sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera tan pronto ni tan intenso.
Finalmente, cuando logró separarse un poco de él, tomó aire.
—Tom... las cosas han cambiado. Esto... será imposible.— dice con la voz quebrada.
Tom la miró, confuso y herido.
—¿Imposible? ¿Qué quieres decir?— cuestiona sin entender nada.
En ese momento, antes de que Alessia pudiera responder, Hayden se acercó a ellos con una expresión serena pero una sonrisa claramente triunfadora en sus labios. Se colocó al lado de Alessia y, con suavidad pero firmeza, entrelazó su mano con la de ella.
—Hola— dijo Hayden, extendiendo su mano hacia Tom. —Soy Hayden. El novio de Alessia.
El rostro de Tom cambió al instante. Lo que antes era una mezcla de emoción y expectación, se transformó en sorpresa y desconcierto.
—¿Tu... novio?—repitió, incrédulo.
—Sí— respondió Alessia, aún nerviosa pero determinada. —Hayden es mi pareja, Tom. Han pasado cinco años... las cosas ya no son como antes.
Tom se quedó en silencio por un momento, su mente claramente intentando procesar la información. El shock era evidente en sus ojos.
—Pensé que...— empezó a decir, pero sus palabras se desvanecieron, incapaz de completar la frase.
Hayden, mientras tanto, mantuvo su postura relajada, aunque su mirada transmitía una clara satisfacción. Sabía que este encuentro sería incómodo, pero no pudo evitar sentirse triunfador al ver la reacción de Tom.
—Supongo que no siempre las cosas salen como uno espera—dijo Hayden suavemente, pero con un tono que claramente marcaba su territorio.
Tom dio un paso hacia atrás, aún impactado por lo que acababa de descubrir. Lo que había imaginado como una reconciliación, una vuelta a los brazos de Alessia, se había desmoronado en cuestión de segundos. Su rostro mostraba una mezcla de desilusión y dolor, pero también un atisbo de enojo al ver la mano de Alessia entrelazada con la de Hayden.
—Parece que llegué demasiado tarde—murmuró Tom, antes de esbozar una sonrisa forzada. —Espero que... te haga feliz, Ale.—
Alessia asintió, sintiendo el peso de la situación.
—Lo hace, Tom. Lo hace.
Y aunque la tensión seguía presente en el aire, Tom retrocedió, claramente devastado por la verdad que acababa de descubrir. Las cosas nunca volverían a ser como antes, y tanto él como Alessia lo sabían perfectamente.
La cena había dado inicio. El gran comedor estaba adornado con candelabros dorados y flores frescas en jarrones de cristal que emitían un aroma sutil. Todos los invitados comenzaron a tomar asiento en la larga mesa. Alessia, con el corazón acelerado, ocupó su lugar, y para su mala fortuna, justo en frente de ella estaba Tom, quien la observaba con una mirada cargada de emociones no resueltas.
Hayden también notó la proximidad incómoda, pero decidió concentrarse en la conversación que tenía con Pablo a su lado, hablando de la universidad y las materias que Pablo estaba cursando. Sin embargo, la tensión palpable entre Tom y Alessia no pasó desapercibida para él.
—Entonces, Ale— comenzó Tom, inclinándose ligeramente hacia adelante, su tono amargo, —supongo que esto significa que ya no habrá más nosotros, ¿verdad? Me sorprende... pensé que esperarías.
Alessia se tensó en su silla, sintiendo que cada palabra de Tom iba cargada de una leve acusación.
—Las cosas cambiaron, Tom. Pasaron cinco años... no puedes esperar que todo siga igual.
Tom apretó los labios, su expresión endurecida.
—Claro, claro... porque es tan fácil olvidar lo que tuvimos. Parece que para ti lo fue.
Antes de que Alessia pudiera responder o Hayden interviniera, el Señor Marlowe se levantó de su asiento al otro lado de la mesa, haciendo un gesto para que el resto de los invitados guardaran silencio.
—Buenas noches a todos— comenzó con una voz firme y clara.—Gracias por acompañarnos una vez más en esta cena tan especial. Nos reunimos cada año para celebrar los logros, los momentos felices y, por supuesto, la familia.
Una serie de aplausos cortos resonaron en el comedor.
-—Este año, tenemos muchas razones para celebrar. Comencemos con los Larsson, quienes acaban de lanzar una nueva línea de cosméticos que ya está siendo un éxito rotundo.
Los Larsson recibieron los aplausos, agradeciendo con sonrisas.
—Los Williams también tienen algo de qué sentirse orgullosos: ¡acaban de recibir a su primer nieto! Felicidades a ellos.
Los aplausos se intensificaron, pero las sonrisas de los Williams eran más bien de falsa modestia.
—Y por supuesto, no podemos olvidar la reciente boda de la hija de los Richards con nada menos que un príncipe. ¡Un verdadero cuento de hadas!.
Más aplausos siguieron, aunque algunos asistentes claramente mostraban signos de envidia.
Finalmente, el señor Marlowe sonrió ampliamente y, con un gesto especial, prosiguió.
—Y ahora, con gran ilusión, quiero presentarles a mi yerno, Hayden.
La mayoría de los presentes aplaudieron educadamente, algunos de manera forzada, pero los Larsson y sus hijas fueron los únicos que aplaudieron con verdadera emoción y entusiasmo.
Cuando los aplausos se desvanecieron, comenzaron a servir los primeros platos. Hayden miró el contenido de su plato con cierta duda, inclinando la cabeza como si intentara descifrar de qué se trataba. Antes de que pudiera preguntar, Tom, con una sonrisa maliciosa lo visualizó.
—¿Qué pasa, amigo? ¿No sabes qué es? Este platillo se sirve en los palacios reales... aunque claro— su tono se volvió sarcástico—tú nunca has estado en uno de ellos.
Alessia abrió la boca para defenderlo, pero antes de que pudiera decir algo, Hayden, con una sonrisa tranquila y casi divertida, lo vio.
—Para tu información, soy británico.—Su tono era casual, pero cargado de un leve aire de superioridad. —He asistido dos veces al palacio real y comido ahí junto a la reina. Recibí dos condecoraciones por mis contribuciones a la literatura.
El comentario dejó a Tom sin palabras, su rostro pasando de la burla a una incómoda incredulidad. Pablo no pudo contener la risa, dándole una palmada a Hayden en el hombro.
—¡Maestro, usted sí que es la onda!— exclamó Pablo, disfrutando del golpe certero a Tom.
La sonrisa de satisfacción de Hayden era evidente mientras Tom bajaba la mirada, sin saber cómo responder. Sin embargo, la tensión apenas había comenzado. El Señor Williams, siempre entrometido, decidió agregar su propia dosis de incomodidad.
—No entiendo, Alessia— comenzó el señor Williams con un tono crítico, mirando directamente a ella. —¿Por qué no esperaste a que Tom volviera? Después de todo, Tom es un mejor partido. Tiene linaje, herencia... Es el tipo de hombre con el que una joven debería estar.
Alessia sintió que todas las miradas se posaban sobre ella. Antes de que pudiera responder, Hayden intervino, con su calma característica.
—Con todo respeto, señor Williams—dijo —el amor no entiende de linajes ni herencias. Se basa en algo mucho más profundo, algo que usted tal vez no comprendería.
Pablo sonrió de lado, saboreando el golpe indirecto.
—O tal vez usted se casó por conveniencia, pero los que amamos... amamos de verdad.
El señor Williams frunció el ceño, claramente molesto, pero antes de que pudiera replicar, Tom volvió a intervenir, esta vez dirigiendo un comentario hiriente a Hayden.
—Vaya, Hayden, qué romántico. Lástima que no todos tengan la suerte de escribir libros para ganarse la vida.—Su tono era condescendiente, cargado de desprecio.
Pablo, que había estado observando el intercambio en silencio, decidió aprovechar el momento.
—Tom— comenzó Pablo con una sonrisa afilada—tal vez si hubieras terminado tus estudios en lugar de pasar tanto tiempo en viajes 'exóticos', también podrías haber logrado algo parecido.
El comentario de Pablo fue como una daga, directo al orgullo de Tom, quien claramente se sintió humillado. Un murmullo se extendió por la mesa, algunos reían discretamente mientras otros trataban de disimular su incomodidad.
La conversación había alcanzado un punto crítico, y aunque todos fingían que nada estaba fuera de lo común, la tensión en el aire era evidente. Los Larsson seguían apoyando a Alessia y Hayden con sonrisas de ánimo, mientras que los demás invitados volvían a sus temas habituales: negocios, política y moda, como si nada hubiera pasado.
La cena continuó, pero la incomodidad seguía flotando en el ambiente, especialmente para Tom, quien no podía ocultar su frustración. Mientras tanto, Hayden y Alessia compartieron una mirada cómplice, sabiendo que, a pesar de todo, habían salido airosos de aquella tensa situación..
.......
El motor seguía su suave ronroneo mientras las luces del Mercedes Benz se deslizaban por la carretera. Alessia, aún mirando por la ventana, dejó que la música de fondo llenara el espacio entre ellos, pero sus pensamientos iban y venían sobre la noche que acababan de vivir. Había sido, sin duda, una velada llena de tensión, momentos incómodos y un sinfín de emociones. Tras unos minutos de silencio, decidió hablar.
—No puedo creer cómo mis padres insistieron tanto en presentarte esta noche... —comentó Alessia, rompiendo el hielo, su tono entre cansado y resignado. Giró su cabeza hacia Hayden, esperando su reacción.
Hayden soltó una breve risa, aunque su mirada permanecía en la carretera.
—¿Te refieres a esa insistencia en que seamos "la pareja perfecta" frente a todos? Sí, fue... intenso. —Su voz cargaba una pizca de ironía, pero con un toque de comprensión hacia ella.
Alessia suspiró, encogiéndose de hombros.
—Siempre ha sido así con ellos. Quieren mostrarle al mundo que todo está bajo control, que somos perfectos... aunque no siempre sea cierto. —Hizo una pausa, recordando cómo su madre había provocado a la Señora Mckenzie en lugar de ayudarla— No sé si te diste cuenta, pero mi madre hizo las cosas más incómodas con sus comentarios. A veces siento que le gusta meterme en situaciones así.
Hayden sonrió levemente, manteniendo los ojos en la carretera, aunque podía sentir la frustración en la voz de Alessia.
—Lo noté... pero también lo manejaste bien. —La miró un segundo— No fue fácil, pero estuviste a la altura.
—Gracias. -Alessia se sonrojó un poco, recordando las miradas inquisitivas y los juicios que había soportado. —Y luego estaba la Señora Mckenzie... ¿Qué le pasa? Nunca antes había sido tan insistente con el tema de la edad. ¿Es que acaso no hay otra cosa de la que hablar?
Hayden asintió, su rostro mostrando una leve molestia.
—Parecía más interesada en hacerte sentir incómoda que en tener una conversación real. Pero no me sorprendió. Es algo que sucede con este tipo de eventos. La gente no sabe dónde parar.
Alessia rió con amargura.
—Lo sé, pero aún así... no esperaba que fuera tan... personal. —Se mordió el labio, recordando cada comentario con más claridad. —¿Crees que se dieron cuenta de lo nerviosa que estaba?
—No creo —respondió el británico, con un tono tranquilizador. — Si alguien lo notó, no lo hizo evidente. Además, la mayoría estaba más preocupada por sus propios logros y problemas.
Alessia asintió, agradecida por sus palabras. Hubo una breve pausa, antes de que ambos compartieran una sonrisa cómplice, recordando los momentos más ligeros de la noche.
—Pablo estuvo increíble, como siempre —dijo Hayden, rompiendo el silencio.— Me alegra que estuviera allí para aliviar un poco la tensión.
—Sí, es el mejor en eso. —Alessia sonrió, relajándose. —No sé cómo lo hace, pero siempre encuentra la manera de cambiar el tema justo a tiempo para que no todo se desmorone. Fue un salvavidas esta noche.
—Sin duda. Aunque también fue gracioso cuando comentó sobre nosotros dos y la universidad. —Hayden rio suavemente.— Casi le delata todo a los invitados.
Alessia rió, recordando el momento.
—Sí, ¡ese Pablo! Casi muero del susto cuando mencionó cómo manteníamos nuestra relación en secreto. ¿Te imaginas si los Williams y Richards lo hubieran escuchado?
—Bueno, creo que habríamos tenido una conversación muy distinta en la cena... —bromeó Hayden, con una sonrisa irónica.
La conversación fluyó con naturalidad, ambos compartiendo comentarios sobre los demás invitados, sobre los momentos incómodos que habían vivido, y cómo algunos amigos y conocidos habían intentado hacerles sentir más cómodos. Pero inevitablemente, la charla se desvió hacia Tom, y la incomodidad regresó al ambiente.
—Y luego estaba Tom... —dijo Alessia, bajando la voz.
Hayden mantuvo su vista en la carretera, pero notó el cambio en el tono de Alessia.
—Sí, vi cómo te miraba -respondió, con un tono más serio. —Estaba claro que no esperaba verte... conmigo, más bien, con una pareja.
Alessia suspiró, mirando sus manos nerviosamente.
—Fue raro. No lo había visto en años, y cuando me abrazó, fue como si todo ese tiempo no hubiera pasado. Como si él esperara que todo volviera a ser como antes, como si nada hubiera cambiado. —Sus ojos se oscurecieron un poco, reviviendo el momento.— Pero las cosas cambiaron. Yo cambié.
—Y él no lo ha entendido todavía —dijo Hayden, con un tono protector.
Alessia asintió, mirándolo de reojo.
—No lo ha entendido, y no sé si lo hará. Esta noche casi me culpó de que ya no fuéramos pareja. Como si yo fuera la única responsable.
—Eso es absurdo —intervino Hayden, con una ligera frialdad en su voz. —Tú no eres responsable de sus decisiones ni de cómo se siente. Él es el que se fue, y tú seguiste adelante. Lo que tenemos ahora no es algo que debas justificar.
—Lo sé, pero... —Alessia titubeó, buscando las palabras.— No puedo evitar sentirme mal por él, aunque sé que no debería.
Hayden se volvió hacia ella, aunque solo un segundo, antes de regresar su atención a la carretera.
—Tienes un gran corazón, Alessia. Pero no te dejes manipular por lo que él siente. Tú y yo estamos juntos, y eso es lo único que importa. ¿Entendido?.
Alessia iba a responder, pero en ese momento notó que la mirada de Hayden se había suavizado, completamente centrada en ella. El auto comenzó a desviarse ligeramente hacia la derecha, demasiado cerca del borde de la carretera.
—¡Hayden, cuidado! —gritó Alessia, extendiendo su mano rápidamente hacia el volante.
En un movimiento brusco, giró el volante hacia la izquierda, haciendo que el Mercedes derrapara ligeramente antes de que Hayden lograra recuperar el control. Los neumáticos chillaron contra el asfalto, y el coche volvió a estabilizarse en la carretera, mientras ambos respiraban con dificultad.
Hayden miraba con ojos muy abiertos al frente, su pecho subiendo y bajando rápidamente. Alessia, con una mano aún temblando, la retiró del volante.
—Lo siento... lo siento mucho.—La voz de Hayden era grave, cargada de culpa.— No debí distraerme.
—Está bien —dijo Alessia, aunque todavía trataba de calmarse.—Solo... mantén los ojos en la carretera, por favor.
—Prometido—-murmuró Hayden, su voz más suave, pero con el peso del susto aún presente. Ambos permanecieron en silencio un rato, mientras el auto continuaba avanzando por la carretera oscura.
La cercanía entre ellos era palpable, pero el incidente les había recordado lo rápido que todo podía cambiar en un instante. Y sin embargo, mientras avanzaban, se dieron cuenta de que, a pesar de las dificultades, lo que compartían seguía siendo fuerte. Más allá de los comentarios y las miradas ajenas, lo que tenían era real, y eso los mantenía unidos.
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𝚂𝚎𝚙𝚝𝚎𝚖𝚋𝚎𝚛 𝟸𝟷, 𝟸𝟶𝟸𝟸
Días después, Alessia caminaba por los pasillos de la universidad, el bullicio de estudiantes y el murmullo constante creando una atmósfera vibrante y familiar. Llevaba en la mano su teléfono móvil, escribiendo un mensaje a su doctora para confirmar su cita de la tarde. La doctora le respondió con un mensaje confirmando la hora y deseándole buen día.
Mientras Alessia se enfocaba en su teléfono, escuchó su apellido mencionado entre el ruido de los estudiantes. "Señorita Marlowe," llamó una voz familiar. Se giró y vio al Profesor Hayden Lawson, que le sonreía desde el otro extremo del pasillo. La sonrisa de Alessia se amplió al verlo, y se acercó con una actitud amigable y profesional.
—Profesor Lawson, hola —saludó ella, extendiendo la mano para un saludo formal.
—Hola, Alessia —respondió Hayden, con una sonrisa que mostraba su aprecio—. Justo te estaba buscando. Necesito un favor. Hay un poema de una de mis alumnas que siento que le falta algo, y pensé que quizás podrías ayudarme a darle un poco más de sentimiento y pasión.
Alessia, aunque algo dudosa, aceptó el reto con un asentimiento.
—Claro, déjame ver el poema.
Ambos se detuvieron en un rincón del pasillo, y Alessia comenzó a leer el poema, haciendo anotaciones y sugiriendo algunos cambios mientras el flujo constante de estudiantes pasaba a su alrededor. Hayden la observaba con atención, claramente impresionado por la forma en que ella abordaba el texto.
La conversación y el intercambio de ideas entre ellos eran animados y llenos de entusiasmo, pero su momento fue interrumpido por la llegada de la Profesora Charlotte, una mujer con una actitud autoritaria y elegante, conocida por su papel en el Departamento de Literatura Inglesa.
—Hola a ambos —saludó Charlotte, su mirada fija en Hayden—. Profesor Lawson, necesito hablar contigo en privado.
Hayden alzó una ceja, un poco sorprendido por la interrupción.
—Ahora mismo estoy ocupado con Alessia. Estamos revisando un poema que necesita algunos ajustes. —Señaló la hoja con el poema que Alessia estaba editando.
Charlotte esbozó una sonrisa que no llegó a sus ojos, claramente disgustada por la respuesta del rubio.
—Creo que lo que tengo que decirte es más urgente.— dijo con un tono ligeramente impaciente.
Hayden, reconociendo la seriedad en el tono de Charlotte, animó a Alessia a continuar con el poema mientras él atendía a la profesora.
—Está bien, puedes decírmelo ahora si es tan urgente ¿Qué es lo que necesitas, Charlotte?
Con una mezcla de nerviosismo y determinación, Charlotte extendió una invitación a Hayden.
—Bueno, como parte del programa cultural, estamos organizando una salida para ver una obra de teatro. Me preguntaba si te gustaría acompañarme... acompañarnos, junto con algunos otros estudiantes.
Alessia, mientras escuchaba, trataba de concentrarse en el poema, pero sus manos comenzaron a temblar ligeramente. Tragó saliva con dificultad, sintiendo cómo la incomodidad y los celos comenzaban a surgir.
—¡Claro! Me encantaría —respondió Hayden con entusiasmo—. Las obras de teatro siempre me han fascinado.
Charlotte le dedicó una sonrisa que bordeaba lo personal.
—Perfecto. Nos veremos el sábado a las ocho en el teatro.— le indica la hora y el día de la salida.
Después de una breve charla llena de bromas sobre el teatro y su aprecio por las obras, Charlotte finalmente se despidió de Hayden con un toque de familiaridad que no pasó desapercibido. Se giró hacia Alessia en una manera profesional.
—Nos vemos luego, Señorita Marlowe.— se despide de la universitaria.
Alessia, sintiendo un torbellino de emociones, miró a Hayden con un destello de celos y frustración en sus ojos. Mientras Charlotte se alejaba, Alessia extendió la hoja del poema hacia Hayden de manera brusca.
—Disfruta de tu cita con Charlotte.—dijo con un tono mordaz, casi despectivo.
Hayden alzó las cejas, sorprendido por la repentina agresividad de Alessia.
—¿Qué? —intentó decir algo, pero la marea de estudiantes comenzó a rodearlos, y no pudo continuar la conversación.
Alessia dio media vuelta y se alejó rápidamente. Hayden, con una mezcla de irritación y preocupación, decidió seguirla, pero el pasillo estaba tan lleno que le resultó imposible alcanzarla. Finalmente, se dio por vencido y se dirigió a la sala de clases para encontrarse con una de sus alumnas.
En el aula, la alumna estaba de pie frente al profesor, recitando el poema en voz alta, el poema que Alessia había editado. Hayden, sin poder sacarse de la cabeza la reciente discusión con Alessia, se sentó al borde de su asiento. La estudiante notó la distracción en el rostro de Hayden.
—Profesor, ¿estoy recitando mal o algo?— preguntó en un tono confundido.
Hayden, sacudido de sus pensamientos, se dio cuenta de su distracción y se disculpó.
—No, no es nada. Continúa, por favor. —Su voz era un poco vacilante, pero hizo un esfuerzo por volver a concentrarse en la clase.
A medida que la alumna continuaba con la lectura, Hayden luchaba por mantener su mente enfocada en la lección, mientras las palabras de Alessia seguían resonando en su mente. La noche de la obra de teatro y las implicaciones de la invitación de Charlotte ahora se sentían como una nube persistente sobre sus pensamientos.
Continuará.............................
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¡Estoy segura que en el próximo capítulo tendremos dramaaaaa!.
¿Les gustó el cap?.
Amo que estos dos sean celosos jaja.
Sin más..........
¡Nos leemos prontoooooooooo!.
L@s amoooo
xx Ali <3
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