𝐈𝐈𝐈.


𝚂𝚎𝚙𝚝𝚎𝚖𝚋𝚎𝚛 𝟼, 𝟸𝟶𝟸𝟸

𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝

El estadio de Brisbane estaba lleno de energía y emoción. La multitud aplaudía y vitoreaba al equipo local que acababa de asegurar una victoria importante. Isabella, Alessia y Melissa observaban el partido desde la zona de prensa, con los ojos brillando de entusiasmo. Aunque estaban allí para aprender y trabajar, no podían evitar emocionarse al ver el fútbol de cerca y en un entorno tan profesional. Las tres chicas estaban cumpliendo un sueño.

— ¡No puedo creer que estemos aquí! —exclamó Isabella, apenas conteniendo su emoción mientras anotaba algunos detalles del partido.

— Es increíble, ¿no? —respondió Melissa, mientras apuntaba algunos comentarios de los entrenadores. Ambas chicas eran serias y profesionales en su labor, pero la emoción de estar allí era palpable.

Alessia, por su parte, estaba tan entusiasmada como sus amigas, mirando de reojo cada jugada y tomando notas de todo lo que veía. La periodista titular, Taylor, estaba a su lado, observando el partido con una mezcla de concentración y calma, aunque preparada para las entrevistas posteriores.

Alessia sostenía las hojas que Taylor le había pasado, aún sintiendo una mezcla de nervios y emoción. Frente a ella, el futbolista estrella del equipo local, un joven alto y musculoso, le sonreía de manera descarada.

—¡Hey, hola! —dijo el futbolista con una sonrisa seductora—. Supongo que tú eres la encargada de las entrevistas. ¡Qué suerte tengo!

Alessia, sorprendida por el comentario, apenas pudo reaccionar. Taylor, quien había presenciado la escena, iba a corregir al futbolista y aclarar que ella era la periodista titular. Sin embargo, una chispa de astucia cruzó su mirada. Era difícil conseguir entrevistas con ese jugador, y había visto potencial en Alessia.

— Aquí tienes, niña —le dijo Taylor, extendiéndole las hojas con las preguntas—. Aprovecha la oportunidad.

Alessia, emocionada y sin poder creer lo que estaba pasando, tomó las hojas con las manos temblorosas. Era su primera gran entrevista en vivo.

—Sí, así parece —respondió Alessia con profesionalismo, pero notando el tono coqueto del futbolista—. Bueno, empecemos. Felicidades por el partido, jugaste increíblemente bien. ¿Cómo te sentiste hoy en el campo?

El futbolista cruzó los brazos, aún con esa sonrisa arrogante que parecía desafiar a todo el que lo mirara.

—Gracias, guapa. Me sentí en mi mejor forma, la verdad. Aunque, bueno, creo que verte aquí ha sido la verdadera motivación para ganar hoy. ¿Qué dices?

Alessia rió nerviosa, tratando de concentrarse en las preguntas.

—Ah... interesante motivación. Hablemos del segundo tiempo, en el que lograste anotar el gol decisivo. ¿Qué pasaba por tu mente en ese momento?

—Bueno, pensaba en impresionar a alguien, claramente —dijo él, lanzándole una mirada cargada de intención—. Aunque, claro, si me haces más entrevistas en el futuro, quién sabe qué más podría hacer en el campo.

Desde el televisor de su sala, Hayden observaba la escena, su mandíbula apretada mientras el futbolista seguía coqueteando con Alessia. Las palabras del jugador se sentían como puñaladas, y aunque Hayden sabía que todo era parte de su trabajo, le costaba controlar los celos que hervían dentro de él.

Alessia, ajena obviamente a la situación que pasaba en la sala de Hayden, seguía con su entrevista con el mejor de los ánimos.

—Entonces, ¿qué crees que significa este resultado para el equipo? —preguntó ella, intentando mantener el control y alejarse de los comentarios coquetos.

—Creo que significa que tendré que invitarte a celebrar con nosotros. Tal vez en algún lugar más privado —el futbolista guiñó un ojo—. Pero hablando en serio, el equipo está muy bien preparado. Aunque estaría aún mejor si fueras nuestra periodista oficial, ¿no crees?

Del otro lado de la pantalla, Hayden dejó caer el control remoto sobre la mesa, sin apartar la vista del televisor. Su respiración se volvió más pesada al ver cómo el futbolista lanzaba otra indirecta descarada a su novia.

—Vamos, contéstale, Ale —murmuró Hayden, claramente molesto—. No tienes que seguirle el juego.

Pero Alessia, profesional como era, terminó la entrevista con una sonrisa educada y despidió al jugador, quien le lanzó una última mirada mientras se alejaba.

Al final, mientras Isabella y Melissa la felicitaban, Alessia miró su teléfono. Un mensaje de Hayden apareció en la pantalla.

"¿Eso te parece profesional? ¿Sonriendo y dejando que te coquetee?"

Alessia suspiró y decidió ignorar el mensaje. Aquella noche, no dejaría que los celos de Hayden arruinaran su momento.


..............

Alessia no pudo evitar sonreír cuando Hayden abrió la puerta, con su habitual mirada algo cansada pero profundamente atractiva. Sus ojos azules la observaron con un leve brillo de irritación.

—Traje comida, quise venir contigo para cenar, después de todo, hoy cumplí mi sueño.— informa con una leve sonrisa, mientras que Hayden ríe amargo.

—Si coquetear en entrevistas le llamas sueño, adelante, amor, celebremos —dijo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Ella rodó los ojos, intentando no tomárselo demasiado en serio. Sabía que Hayden podía ser inseguro cuando se trataba de otros hombres, especialmente después de haber visto la entrevista. Sin embargo, no dejaría que esa tensión arruinara su noche.

—Traje comida asiática, me debes esta comida y lo sabes—dijo Alessia, colocando las bolsas en la isla de la cocina mientras intentaba mantener la calma.

 Se volteó para mirarlo, Lawson ingresaba a la cocina también, y  lo primero que notó fue el sudor en su frente, sus labios ligeramente rojos, y esa mirada azul que ardía con una mezcla de deseo y reproche. Sonrió con malicia al darse cuenta.

—No me digas que tú... —murmuró, mordiéndose el labio inferior mientras lo miraba con picardía—. ¿Intentabas canalizar tus celos?

Hayden rodó los ojos, claramente incómodo con el tema.

—¿Qué tonterías dices? —replicó, acercándose a las bolsas de comida, queriendo cambiar el tema—. ¿Qué trajiste de comer?

Antes de que pudiera meter la mano en una de las bolsas, Alessia lo detuvo dándole un pequeño golpe en la mano.

—¡Ugh! No con esas manos sucias, asqueroso —le reprochó, riendo. Pero cuando alzó la mirada, se encontró con los ojos de Hayden, llenos de deseo.

Hubo un momento de tensión entre ellos, ambos sintiendo la conexión que siempre surgía en momentos como ese. Alessia decidió enfrentar lo que realmente estaba sucediendo.

—Dime la verdad —pidió, aunque su tono no era acusatorio, sino casi divertido.

Hayden no dijo nada, solo se acercó más y tocó su mejilla con suavidad. Con una sonrisa ladeada, deslizó su pulgar hasta los labios de Alessia, introduciéndolo lentamente en su boca. Ella, sin apartar la mirada, lo mordió suavemente antes de dejarlo ir.

—¿Es esto lo que querías saber? —murmuró él, con la voz grave.

En un movimiento rápido, Hayden la tomó por la cintura y la levantó, sentándola sobre la isla de la cocina. La distancia entre ellos desapareció cuando sus labios se encontraron en un beso apasionado, lleno de todo lo que no podían decir con palabras. Entre los besos, Hayden se separó un poco, apenas lo suficiente para hablar, su respiración pesada contra los labios de ella.

—No sabes lo que me hizo verte ahí, en la televisión, con él... —murmuró, la voz llena de celos—. Sonriéndole, dejándole coquetear contigo como si no tuvieras novio.

Alessia, aún sintiendo el calor del momento, se rió suavemente, con sarcasmo en sus palabras.

—¿De verdad estás tan celoso? —preguntó, sus labios rozando los de él mientras hablaba—. No tienes por qué. Sabes que lo hice por la entrevista.

Hayden la miró fijamente, sus manos deslizando por su cintura.

—Lo sé. Pero eso no quita que me haya vuelto loco de celos. No quiero que nadie te mire así...

—Nadie más importa, Hayden —susurró Alessia, rodeando su cuello con los brazos y acercándolo de nuevo para otro beso—. Eres tú. Siempre has sido tú.

Los besos continuaron, sus respiraciones entrecortadas llenaban el aire. Ninguno de los dos necesitaba decir más para entender que lo que los unía era esa tormenta emocional, el tira y afloja que mantenía su relación en constante combustión. Ambos sabían que, en medio de esos juegos de poder y provocaciones, había algo más profundo que compartían.


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Alessia comenzó a abrir los ojos lentamente, los rayos del sol la molestaban. Parpadeó varias veces antes de encontrarse con la mirada de Hayden, quien la observaba con una sonrisa suave.

—Buenos días, bonita —dijo él en voz baja.

Alessia le devolvió la sonrisa, su piel aún cálida por la cercanía de él, y respondió con un beso ligero en los labios antes de cubrirse con la sábana. Ambos estaban desnudos bajo las suaves sábanas blancas que apenas les cubrían.

—Tenemos que levantarnos ya o llegaremos tarde a la universidad —le comentó Hayden con un tono divertido.

—No quiero levantarme —se quejó ella, escondiéndose aún más bajo la tela.

Hayden se inclinó sobre ella, sus manos hábiles encontrando su cintura para comenzar a hacerle cosquillas. Alessia rompió en carcajadas, su risa resonando en la habitación mientras intentaba liberarse de su novio.

—¡Para, Hayden! ¡Para! —dijo entre risas, tratando de apartarlo.

De repente, el sonido del teléfono rompió la magia del momento. Hayden frunció el ceño, soltándola y cubriéndose la cintura con la sábana antes de tomar el celular de la mesa de noche. Era una llamada del hospital.

—¿Diga? —respondió, con un tono preocupado.

Al otro lado de la línea, la voz informó que su madre estaba en estado delicado. Hayden escuchó toda la información en silencio.

—Voy para allá.— respondió con un tono firme.

Colgó la llamada, su expresión ahora más seria. Miró a Alessia mientras se frotaba la nuca.

—No sé qué hacer... Mi mamá se encuentra grave. Tendré que llamar al decano. No creo que pueda cubrir las primeras clases.

Alessia, que siempre manejaba bien las situaciones bajo presión, se levantó un poco de la cama y lo miró con seguridad.

—¿Y si doy yo esas clases? He visto tus planificaciones. Puedo hacerlo.

Hayden la observó con escepticismo mientras se vestía con lo primero que encontró.

—No lo sé, Alessia, es mucha responsabilidad.

—Confía en mí —insistió ella—. Sé que puedo con esto.

Él suspiró, finalmente cediendo. Se acercó a su maleta y sacó las planificaciones de las clases, entregándoselas a Alessia.

—Está bien, aquí tienes. Estas son las tres clases que tengo hoy. 

Ella tomó los papeles con una sonrisa, mientras Hayden le daba un beso en la frente, agradecido por su apoyo.

—Voy a llamar al decano —le dijo mientras se dirigía a la cocina a por algo para comer—. Gracias, de verdad.

Alessia se levantó de la cama, aún envuelta en la sábana, y caminó hacia el clóset de Lawson, ahí ella tenía ropa que él le había comprado en algunas ocasiones, decidió su conjunto para luego marcharse al baño. Mientras tomaba una ducha, escuchó a Hayden desde el otro lado de la puerta.

—El decano aceptó. Todo está en tus manos.

—Perfecto, en un rato me voy a la universidad —respondió ella desde el baño.

—Gracias hermosa, de verdad —repitió Hayden, antes de salir rápidamente del apartamento, dejando el aire cargado de una mezcla de agradecimiento y preocupación.


...............

Alessia caminaba con paso firme por los pasillos de la universidad, vestida con un estilo que combinaba formalidad y juventud: llevaba un blazer ajustado de color marfil sobre una blusa de seda con un lazo suave en el cuello, unos pantalones de corte recto en un tono pastel, y unos elegantes zapatos bajos que la mantenían cómoda sin perder el estilo. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros, y un par de discretos pendientes dorados completaban el conjunto. A medida que caminaba, revisaba las hojas que el Profesor Lawson le había entregado para las primeras clases, repasando mentalmente el contenido mientras se dirigía a la clase de literatura. Era una mañana atípica, ya que sus compañeros de Periodismo llegarían tarde, así que los primeros en recibir su clase serían los de Ingeniería.

Alessia ingresó al aula, un auditorio con mesas largas y sillas dispuestas en hileras ascendentes. Dejó su bolso sobre el escritorio y comenzó a organizar sus cosas, buscando el libro que los estudiantes de Ingeniería estaban usando para la clase de Literatura. Justo cuando estaba a punto de abrir el libro, su teléfono sonó. Era Hayden. Sin dudar, respondió rápidamente.

—Hola, amor.

—Hola, Leia. —La voz de Hayden sonaba preocupada al otro lado de la línea—. Me temo que si tendrás que dar las clases de hoy para Ingeniería y Periodismo. Mi madre no se encuentra bien y necesito estar con ella.

—No te preocupes, cariño. Todo saldrá bien —respondió Alessia con tono tranquilizador—. Cuida de tu madre, y dale un abrazo de mi parte. Aquí todo estará bajo control.

—Gracias, Less. De verdad, no sé qué haría sin ti.

—No tienes que agradecerme. —Alessia sonrió, sintiendo el cariño de Hayden a través del teléfono—. Todo estará bien, ya lo verás.

Cortaron la llamada y Alessia volvió a concentrarse en las hojas frente a ella, pasando sus dedos por las páginas que se verían en la clase. Poco a poco, los estudiantes de Ingeniería comenzaron a llegar, algunos la miraban con curiosidad, otros con sorpresa. Derek, se acercó con una sonrisa radiante.

—¡Hola, Alessia! —saludó Derek con entusiasmo.

—Hola, Derek —respondió Alessia, algo incómoda por la intensidad del saludo pero manteniendo la cordialidad—. ¿Cómo estás?

—Bien, mejor ahora que te veo. —Derek rió suavemente, pero Alessia simplemente sonrió, intentando no darle más importancia al comentario—. ¿Qué haces aquí? ¿No tienes clase?

—Estoy cubriendo al Profesor Lawson. Tuvo una emergencia, y el decano me pidió que lo reemplazara hoy.

—Vaya, entonces estamos en buenas manos. Seguro darás una gran clase. —Derek le dedicó una mirada cálida antes de dirigirse a su asiento.

Alessia se organizó en el frente del aula, notando que todos los estudiantes ya estaban sentados y listos para comenzar. Les dedicó una mirada observadora antes de romper el silencio con una sonrisa ligera.

—Veo algunas caras de duda por aquí. —Alessia bromeó mientras miraba al grupo—. El Profesor Lawson tuvo una emergencia y el decano me pidió que cubriera la clase de hoy. No pude negarme.

Un par de chicas suspiraron con frustración, protestando en voz alta.

—¿Y el profesor cuándo vuelve? Solo le ponemos atención a él porque está guapísimo.

Alessia ocultó sus verdaderos sentimientos bajo una sonrisa sarcástica, levantando una ceja.

—Lo siento, chicas, no tengo su cara... pero les prometo que tengo algo más interesante que ofrecerles hoy —respondió con un tono pícaro, lo que arrancó más risas.

Alessia abrió el libro con un gesto decidido, similar al de Hayden, y comenzó a explicar el tema del día: la importancia del contexto histórico en la literatura. Su tono de voz, firme y apasionado, capturó rápidamente la atención de los estudiantes.

—Para entender una obra, no basta con leer las palabras, debemos sumergirnos en el momento en el que fue escrita, sentir lo que los autores sintieron. —Alessia se movía por el frente del aula con seguridad, sus manos gesticulando de manera precisa para enfatizar sus puntos, tal y como Hayden lo hacía—. Por ejemplo, cuando leemos a Orwell, no estamos solo observando una historia distópica; estamos entrando en un mundo influenciado por las guerras y las dictaduras del siglo XX.

Los estudiantes la observaban fascinados, no solo por la claridad con la que explicaba, sino porque sus gestos y pasión les recordaban inevitablemente al Profesor Lawson. Era como ver a Hayden a través de una nueva lente, con el mismo entusiasmo pero un toque fresco y juvenil. Sin embargo, en medio de la atención concentrada, un comentario inadecuado surgió desde el fondo.

—¿Y cuándo se habla de la literatura erótica? Digo, para saber más de lo que disfruta el profesor, ¿no?

La risa incómoda resonó por el aula, pero Alessia no perdió la compostura. Levantó la mirada con firmeza y respondió con una calma cortante.

—Curioso que lo menciones —dijo, mirando directamente al autor del comentario—. Porque, como decía Margaret Atwood, "la literatura nos muestra los deseos y los miedos de la sociedad". Y si tus aportaciones siguen por esa línea, me temo que revelan más de ti que de la clase.

El grupo estalló en risas y aplausos, mientras el chico bajaba la cabeza, avergonzado. Alessia siguió adelante con la lección, ganándose aún más el respeto y la atención de los estudiantes. Para el final de la clase, muchos se le acercaron, pidiendo que volviera a enseñarles.

—¡Fue mucho más entretenido que las clases del Profesor Lawson! —dijo uno de los chicos al final, arrancando risas en el grupo.

—Muchas gracias. —Alessia agradeció con una sonrisa sincera, riendo un poco ante la comparación, sabiendo lo irónico que era que estuvieran pidiendo lo mismo que ella anhelaba: estar más tiempo con Hayden.

Mientras recogía sus cosas, una chica se acercó a ella con una sonrisa brillante.

—Felicidades por la clase, Alessia. Deberías considerar convertirte en Profesora de Literatura, tienes un don.

—Oh, gracias... —respondió Alessia, sintiendo un ligero rubor en sus mejillas—. Lo pensaré.

La chica se marchó con su grupo, dejando a Alessia sola en el aula. Ella suspiró, levantando la mirada al techo por un momento, reflexionando sobre lo que había logrado. Quizás, en algún rincón de su mente, empezaba a considerar la idea de enseñar más en serio. Pero esos pensamientos se desvanecieron rápidamente cuando comenzó a borrar la pizarra, y los sonidos de pasos y murmullos llenaron el pasillo. 

Alessia sentía un nudo en la garganta mientras escuchaba el eco de los pasos de sus compañeros entrando al aula. Cada mirada que recibía estaba cargada de curiosidad y duda. Se acomodó tras el escritorio, intentando mostrarse serena, aunque el peso de la responsabilidad le apretaba el pecho. Cuando Janice y Hanna entraron, no pudieron evitar hacer caras de desaprobación antes de tomar asiento. Alessia las ignoró, centrando su atención en organizar las hojas y el material de la clase. Finalmente, al ver entrar a su mejor amiga, Izzy, su semblante cambió. Ambas se saludaron con una sonrisa radiante, y Izzy se acercó para darle un abrazo lleno de apoyo.

—¡Vas a hacerlo increíble, Ale! —exclamó Izzy, emocionada—. Te prometo que pondré toda mi atención.

Alessia asintió, sintiendo que un poco de su ansiedad se desvanecía gracias a la calidez de su amiga. Una vez que todos estuvieron sentados, Clarice levantó la mano, rompiendo el breve silencio.

—¿Dónde está el Profesor Lawson?

—Tuvo una emergencia —explicó Alessia con calma, proyectando su voz para que todos la escucharan—. El decano me pidió que cubriera la clase de hoy.

Janice, con una expresión de desagrado, no tardó en soltar un comentario ácido.

—Voy a morirme en media clase si el profesor no regresa. Yo solo le entiendo a Hayden.

Alessia respiró hondo, manteniendo una expresión neutral antes de corregir a Janice con firmeza.

—Es Profesor Lawson para todos nosotros, Janice. Y si no crees que podrás aguantar la clase, tienes la libertad de retirarte.

Antes de que la situación se tensara más, Zach se metió en la conversación con una sonrisa burlona.

—¿Y para qué lo quieres ver, eh? ¿Ya se te olvidó que te rechazó porque él tiene novia?

La risa estalló en el aula, y Janice fulminó a Zach con la mirada, soltando un insulto en voz baja. Alessia, sin perder la compostura, alzó una mano para calmar a todos.

—Chicos, por favor, comportémonos como los adultos que somos. Vamos a centrarnos en la clase.

Los estudiantes abrieron sus libros, y Alessia comenzó a explicar con una pasión y claridad que inevitablemente recordaban a Hayden. Sus gestos, la manera en que hacía pausas para enfatizar puntos clave, e incluso el tono firme pero cercano, reflejaban la influencia de Hayden en su forma de enseñar. Izzy, sentada en la primera fila, observaba con atención y no pudo evitar sacar su teléfono para grabar a su amiga, fascinada por lo bien que Alessia manejaba la clase. Mandó el video a Hayden con una nota:

"Mira a tu mini-yo en acción".

Minutos después, el teléfono de Izzy vibró con la respuesta de Hayden, llena de corazones y un mensaje que hizo sonreír a Izzy: 

"Se ve tan hermosa así, enseñando."

En el hospital, Hayden estaba sentado junto a la cama de su madre, Elizabeth, cuando recibió el mensaje. Al ver el video, una sonrisa suave y llena de orgullo apareció en su rostro. Elizabeth, notando la expresión de su hijo, preguntó con curiosidad.

—¿Qué te tiene tan sonriente, hijo?

Hayden miró a su madre con una mezcla de nostalgia y alegría.

—Ya sé con quién me voy a casar, mamá. —Le mostró el video de Alessia, y Elizabeth lo observó con interés.

—Es preciosa —comentó ella, devolviéndole el teléfono—. Y se nota que es la indicada. Me alegra saber que estarás con una mujer tan correcta.

Hayden asintió, su corazón llenándose de calidez ante las palabras de su madre.  Mientras tanto, en la universidad, la clase de Alessia continuaba, y sus compañeros estaban completamente inmersos en la lección. Alessia hacía preguntas abiertas, fomentaba el diálogo, y hasta aquellos que normalmente se mantenían en silencio parecían animados a participar, incluyendo a Izzy, quien por lo general no se destacaba en Literatura. Alessia incluso introdujo un pequeño juego al final, que combinaba elementos de los textos con preguntas de reflexión personal, lo que convirtió la clase en una experiencia interactiva y divertida.

Después de una hora y media, la clase llegó a su fin, y sus compañeros no paraban de felicitarla. Los elogios vinieron de todas partes, y hasta Janice, a regañadientes, se acercó.

—Tengo que admitirlo, fue una buena clase. Gracias por subirme los ánimos, Alessia. Has hecho que vuelva a gustarme la literatura.

—No es nada, me alegra que hayas disfrutado. —respondió Alessia con una sonrisa genuina, aunque mantenía cierta cautela con Janice.

Poco a poco, el aula se fue vaciando mientras sus compañeros se despedían. Izzy se quedó con Alessia, abrazándola con entusiasmo.

—¡Lo hiciste genial, Ale! Estoy tan orgullosa de ti. —dijo Izzy, mientras ambas comenzaban a ordenar el escritorio del Profesor Lawson.

—Gracias, Izzy. —respondió Alessia con gratitud, apilando los libros con cuidado—. Ha sido un buen reto.

—¿Y qué pasó con Hayden? —preguntó Izzy, bajando la voz al mencionar a su novio.

—Su madre está grave... —dijo Alessia, su tono volviéndose serio—. El cáncer es impredecible, y ahora están esperando ver cuánto tiempo más aguantará.

Mientras hablaban en voz baja, Alessia no se dio cuenta de que alguien más estaba escuchando desde la puerta entreabierta. La conversación sobre Hayden y su madre, y sobre Alessia cubriendo las clases a petición de su novio, reveló más de lo que ella imaginaba. La persona que escuchaba no pudo evitar arquear una ceja al descubrir la relación personal entre Alessia y el Profesor Lawson, y aunque aún no estaba claro para ellos, una idea comenzó a formarse en su mente. Una idea que podría usar para intentar destruir la reputación de Hayden Lawson.

Las palabras resonaban en el aire, y mientras Alessia continuaba organizando el escritorio, ajena a la presencia de esa figura en las sombras, se percató de la importancia de mantener sus emociones y su relación con Hayden más protegidas que nunca. El aula se quedó en silencio, pero las implicaciones de lo sucedido recién comenzaban a tomar forma.


...............

La castaña de Alessia se balanceaba ligeramente mientras tomaba un sorbo de café en la bulliciosa cafetería de la universidad. Frente a ella, Izzy estaba completamente absorta en su teléfono, viendo una repetición de una carrera de F1. Logan, su novio, se inclinaba sobre ella para comentar sobre los detalles técnicos, mientras Izzy respondía emocionada, como si ella también estuviera en la pista. Alessia, aunque acostumbrada a sus apasionadas discusiones, sentía su mente vagar hacia otra parte, y su atención fue rápidamente interrumpida cuando su teléfono vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Hayden.

Solo voy a la oficina por algunas cosas, pero luego me iré a casa. No me siento bien. "

Alessia frunció el ceño con preocupación antes de teclear su respuesta rápidamente.

  "Voy a dejarte las hojas que me diste esta mañana. Espérame ahí"

—Regreso pronto —le dijo a Izzy, levantándose mientras se colgaba el bolso al hombro.

Izzy le lanzó una mirada rápida, su atención todavía dividida entre la carrera y Alessia.

—Vale, no te tardes —respondió Izzy, sin dejar de mirar la pantalla mientras Logan le explicaba algo sobre las estrategias de los equipos.

Alessia caminó con paso firme hacia la oficina de Hayden, preocupada por él. Sabía que la situación con su madre lo estaba afectando más de lo que él dejaba ver. Cuando llegó a la puerta de su oficina, tocó suavemente. La voz profunda y masculina de Hayden respondió desde dentro, dándole paso.

Con cuidado, Alessia abrió la puerta y se aseguró de cerrarla con llave detrás de ella, sin que nadie más la viera. En cuanto estuvo dentro, se acercó a él y, sin mediar palabra, Hayden la abrazó. Su cuerpo, alto y esbelto, se hundió en ella, como si buscara consuelo en su abrazo. Sus brazos fuertes la envolvieron, y por un momento, Alessia sintió todo su peso emocional caer sobre ella.

—¿Cómo está tu madre? —preguntó en voz baja, con suavidad, mientras le acariciaba la espalda, intentando reconfortarlo.

Hayden respiró hondo, sus labios apenas se movieron.

—Es complicado... no sabemos cuánto tiempo le queda.— murmuró.

La tensión en su voz era palpable, y Alessia lo sintió temblar ligeramente. Con un gesto delicado, le quitó las gafas y las dejó sobre el escritorio cercano, sus ojos ahora libres de esa barrera se encontraban con los de ella. Los ojos claros de Hayden, tan llenos de emociones no dichas, la miraron con vulnerabilidad, algo que rara vez mostraba. Alessia, sin decir nada más, colocó sus manos alrededor de su cuello, acariciando su nuca suavemente.

—Estoy aquí... No tienes que cargar con esto solo —murmuró, acercándose más a él, sus labios rozando suavemente su mejilla.

El control que Hayden había mantenido durante todo el día pareció desmoronarse en ese instante. Un sollozo silencioso escapó de sus labios mientras bajaba la cabeza y apoyaba su frente en el hombro de Alessia. Ella lo atrajo hacia sí, abrazándolo con fuerza, sus cuerpos fundiéndose en el silencio compartido de su dolor.

Sin previo aviso, los labios de Hayden buscaron los suyos con desesperación. La besó con una necesidad cruda, como si intentara encontrar alivio en su cercanía, en su amor. Alessia correspondió, sosteniéndolo con la misma intensidad. Las manos de Hayden se deslizaron por su cintura, atrayéndola aún más cerca, sus dedos apretándose sobre la tela de su blusa mientras el beso se profundizaba.

—No me dejes, Ale —murmuró Hayden entre beso y beso, su voz rota, rasgada por la angustia.

—Nunca lo haría —susurró ella contra sus labios, su respiración acelerándose, mientras sus manos se enredaban en su cabello, tirando de él suavemente para calmarlo. Lo necesitaba tanto como él a ella en ese momento.

Las manos de Hayden, grandes y fuertes, subieron lentamente por su espalda, deteniéndose un momento en la curva de su cintura antes de volver a atraerla con firmeza hacia su cuerpo. Alessia dejó escapar un suspiro entrecortado, entremezclando el dolor y el deseo en cada respiración. Él la miró a los ojos, los suyos nublados de lágrimas aún sin caer, su rostro mostrando un cansancio y una tristeza profundos, pero también una pasión incontrolable que lo empujaba hacia ella.

—Te necesito —dijo con voz baja y grave, sus labios apenas rozando los de ella, como si las palabras fueran demasiado pesadas para decirlas en voz alta.

Alessia no respondió con palabras, sino que lo besó nuevamente, esta vez más suavemente, con una ternura que contrarrestaba la urgencia anterior. Sus manos seguían acariciando su cuello y bajaron hasta su pecho, sintiendo el ritmo acelerado de su corazón bajo sus dedos. Sabía que este momento no era solo físico, era una conexión emocional en la que ambos encontraban refugio en medio del caos.

Hayden la miró fijamente, su rostro, tan joven pero marcado por el peso de sus experiencias, con una tristeza que lo hacía aún más irresistible. Las lágrimas que no había derramado antes comenzaron a deslizarse por sus mejillas, y Alessia, conmovida, las limpió con la suavidad de un susurro.

—Todo va a estar bien, Hayden —le prometió, aunque ni ella misma estaba completamente segura. Pero en ese momento, lo único que importaba era que estuvieran juntos.

Hayden dejó caer su cabeza sobre su hombro nuevamente, su respiración entrecortada, mientras la abrazaba con fuerza, aferrándose a ella como si fuera su ancla en medio de la tormenta.

Alessia acariciaba suavemente la mejilla de Hayden cuando su teléfono vibró en su bolsillo. Con un suspiro, sacó el móvil y vio que era Izzy llamando.

—¿Ya vienes? —preguntó su amiga con tono ansioso.

—Sí, ahora llego —respondió Alessia, apretando el hombro de Hayden en un gesto cariñoso. Al cortar la llamada, se inclinó hacia él y le dio un beso corto—. Me encantaría quedarme contigo, pero hicimos planes con los chicos hace días, y no puedo negarme ahora.

Hayden asintió, comprensivo, aunque su sonrisa era algo cansada.

—Está bien, lo entiendo —dijo, devolviéndole el beso.

Alessia le colocó las gafas de nuevo y le acomodó la camisa, dándole un último vistazo antes de ponerse de pie. Con un suspiro, salió de la oficina de Hayden, sabiendo que aunque su novio intentaba mostrarse fuerte, la preocupación lo consumía por dentro.

Mientras tanto, Hayden se quedó en la oficina, recogiendo lentamente sus cosas. Estaba agotado, tanto física como emocionalmente. Entre su madre en el hospital y la presión de mantener en secreto su relación con Alessia, su mente no paraba de dar vueltas. En medio de sus pensamientos, la puerta se abrió sin previo aviso, y entró Alex, su amigo y colega, profesor de cine, con una sonrisa despreocupada.

—Te ves agotado, amigo —dijo Alex, tomando asiento en la silla frente al escritorio de Hayden.

—No es para menos —respondió Hayden, dejando caer los papeles que estaba guardando.

—¿Así que Alessia dio la clase hoy? —Alex arqueó una ceja, visiblemente divertido—. No lo vi venir. Aunque, siendo honesto, siempre sospeché que tu alumna estrella estaba para más que solo tomar notas.

Hayden sonrió de lado, aunque no pudo evitar sentir la tensión en sus hombros.

—Fue algo improvisado. Mi madre está... no muy bien, así que Alessia me ayudó.

Alex se inclinó hacia atrás, relajado, mientras balanceaba la silla.

—Lo siento por lo de tu madre, de verdad. Pero oye, en cuanto a Alessia, ten cuidado. Ya sabes cómo son las cosas en este tipo de relaciones. Mucha gente podría sospechar. Mantén un poco de distancia, al menos en público.

—Es más difícil de lo que crees —respondió Hayden, suspirando—. Este sábado tenemos una cena con sus padres y amigos cercanos a la familia. Nos van a presentar oficialmente como pareja.

Alex soltó una risa y luego lo miró con una mezcla de diversión y advertencia.

—Bueno, espero que disfrutes el espectáculo. Aunque, Hayden, no te voy a mentir... ¿Estás seguro de que eso es lo que quieres? Ser presentado en la alta sociedad, comprometerte de esta manera... no es algo fácil de llevar.

El comentario dejó a Hayden pensando, una sombra de duda cruzando por su mente. ¿Estaba realmente listo para ese nivel de compromiso? Alex siguió haciendo bromas, pero las palabras ya habían dejado una huella.

Mientras tanto, Alessia llegó al McDonald's con sus amigos. La atmósfera era relajada y llena de risas. Izzy y Logan estaban sentados juntos, compartiendo sonrisas mientras charlaban sobre el último partido del Fc Barcelona. Riley estaba inmerso en una conversación con Pablo sobre una película reciente, y Andrew discutía sobre algún caso interesante con Amanda.

—¡Mira quién llegó! —exclamó Izzy al ver a Alessia—. La profesora estrella.

Todos en la mesa se unieron para felicitarla por haber dado la clase, haciendo bromas y chistes al respecto.

—Así que, ¿Cómo fue eso de dar clase? —preguntó Pablo, con una sonrisa pícara.

—Honestamente, fue más divertido de lo que pensé —admitió Alessia, riendo—. Aunque tengo que decir que hubo más de un comentario sobre la ausencia de Hayden... ya sabes cómo es la gente.

—Claro, claro, pero seguro que tú lo hiciste mejor —dijo Logan, guiñándole un ojo.

Poco después, el grupo se dispersó, hablando entre ellos de diferentes temas. Alessia se quedó con Pablo, quien aprovechó la oportunidad para tocar un tema que le rondaba la cabeza.

—Estoy emocionado por conocer finalmente a tu novio —dijo Pablo con una sonrisa—. ¿Sabes? Cuando nuestras familias cenaron juntas, insinuaron que deberíamos salir, pero tú soltaste que ya tenías pareja. ¡Invitarlo a la cena fue toda una sorpresa!

Alessia rió, aunque un poco nerviosa.

—Seguro te caerá bien. No es tan malo como todos piensan.

La conversación fluyó con más bromas hasta que Amanda arrastró a Alessia hacia las máquinas de refrescos para rellenar los vasos. Mientras esperaban, Amanda aprovechó para tocar un tema más serio.

—Por cierto, ¿cómo vas con las vitaminas que te recetó la doctora? —preguntó Amanda, bajando un poco la voz.

Alessia, algo sorprendida por la pregunta directa, asintió.

—Voy bien, no te preocupes. Sigo tomándolas como me dijo.

Amanda, ajena al nerviosismo de Alessia, sonrió despreocupada.

—Me alegro. aquí entre nos, estoy segura que será un de tal palo tal astilla pero físicamente.— dejó caer un comentario ingenioso que solo ellas e Izzy entenderían.

Alessia sonrió nerviosamente, apartando la mirada.

—Seguro que sí —respondió, intentando sonar natural mientras un torbellino de emociones la atravesaba por dentro.

De vuelta en la mesa, los amigos seguían charlando animadamente, haciendo chistes y poniéndose al día sobre sus respectivas carreras y vidas. Alessia se sentó en silencio por un momento, perdida en sus pensamientos. Aunque intentaba no pensar demasiado en la cena y en las expectativas que eso traería, la realidad comenzaba a asentarse. Además de que tenía el tiempo en su contra, tenía que relevarle la verdad si o si a Hayden.

Continuará..................






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¡Y buenoooo!. ¿tremendo capítulo no?.

El Profesor celoso >>>>.

¡Por cierto!. ¿Qué creen que esconde Alessia?.

¡Sin mássss!.

Nos leemos prontooooo.

L@s amoooo

xx Ali <3


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