ʚ𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐓𝐫𝐞𝐬ɞ

El calor lo refugió mientras los besos del alfa recorrieron su rostro limpiando las lágrimas —Quisiera nunca haberte dejado —susurró sobre oído mientras lo abrazaba con fuerza—. Cada día que me fui pensé en ti, quería estar contigo, pero no podía hacerte daño, no sería esa clase de egoísta, no cuando creía que eras feliz, pero ahora puedo darte todo lo que no pude antes, Jung Kook —sus ojos mieles miraron los suyos—. Ser el alfa que necesitas.

—No puedo involucrarte en mis problemas, no conoces a Chang Bin...

—No importa, y no quiero que le tengas miedo. No le perteneces, tu lobo está rechazando su marca —apartó su mirada mientras que la suavidad de su tacto acarició en su cuello—. Ni siquiera es su marca —sus mejillas se calentaron mientras que la cercanía de sus rostros era casi nula—. ¿Crees que no reconocería mi propia marca? No puedo creer lo distraído que es para no darse cuenta de eso —murmuró sobre sus labios

—Tae Hyung, han pasado diez años desde qué... me ha marcado muchas veces.

—Lo hace porque sabe que no eres suyo, sabe que tu lobo lo rechaza porque ya me ha elegido. Lo entendí cuando intenté marcar a una omega, pero mi lobo me lo impidió, no puede porque nuestro vínculo se ha mantenido vivo.

—¿Pretendías quedarte con esa información para ti? —murmuró entre las húmedas lágrimas que empañan sus ojos.

—Si tú eres feliz no dejaría que lo supieras... siempre me pregunté por qué te rehusabas a dejar ir nuestro vínculo, y aunque débil se ha mantenido.

—Porque eres lo único que verdaderamente he amado... —Tae Hyung besó sus labios despacio mientras que las caricias sobre su cuerpo lo hacían sentir seguro. Lograba escuchar el lobo del alfa en su cabeza como un susurro débil mientras que el suyo se movía inquieto por su tacto con un desesperante frenesí de pensamientos de que Tae Hyung le pertenecía.

Cada día después de que se fue lo deseó de regreso, lo amó como el primer día y lo anheló cada noche, pero el alfa había sido claro cuando se mudó a otro país en búsqueda de sus sueños, Jung Kook no podía ir con él, incluso cuando lo había reclamado como su omega un año antes de la noticia del viaje. Tae Hyung había sufrido mucho cuando supo que su omega se casaría con otro alfa, pero como él mismo le dijo que una vez lejos cada uno seguiría su camino. Sabía que la posibilidad de volver pronto no era opción.

La suave cama lo recibió con Jung Kook entre sus brazos. Podrían tener más privacidad en el hotel donde se hospedaba, y no rompería su promesa de no regresar esa noche, no cuando el que seguía siendo su omega estaba entre sus brazos besándolo como si el mundo se acabara.

Su lobo sintiéndose cada vez más vivo al sentir el del omega buscarlo. Bajó su camisa con suavidad mientras apreciaba el pecho desnudo del castaño, su olor a chocolate blanco aumentó llenando toda la habitación mientras que el alfa acariciaba su glándula de olor donde estaba su marca, la suya y única.

—Muchas noches soñé con estar contigo otra vez —murmuró avergonzado mientras tocaba el pecho del mayor para soltar su ropa—. Aun siento que lo es.

—Jung Kookie —gruñó acercándolo a su cuerpo mientras terminaba de quitar su camisa. Sus labios se rozaron, pero la dominancia de Tae Hyung comenzó a salir cuando recibió el olor del omega más en sus entrañas.

El olor a la menta era tan embriagador que para Jung Kook estaba cada vez más dentro de sí. Terminó de desvestir a su omega mientras lo miraba desnudo entre las sábanas blancas como el ser dulce y puro que era, pero él no, quitó su ropa casi hasta rasgarla mientras que regresaba al cuerpo del omega que se hallaba temblando de placer y miedo al estar entregándose a un alfa que no es su esposo, pero que sin importar le pertenece.

Besó cada espacio de su piel gruñendo lo mucho que lo adora mientras que los quejidos delicados del omega se hacían cada vez más fuertes. Miró sus ojos negros casi brillando mientras que lo veía desaparecer entre su intimidad y le abría las piernas cada vez más.

Sus mejillas sonrojadas y el pecho acelerado sólo lo hacían lucir más dulce. Cogiendo con fuerza las sábanas mientras gemía por el placer que solo había vivo con Tae Hyung, se corrió en su garganta sintiéndose mareado por el orgasmo y el predominante dolor de menta que se mentían en su ser.

Regresó sus labios a los del omega lamiendolos como lo apetecible que le parecían, dejando el recorrido de su lengua húmeda sobre su rostro hasta la glándula de olor donde prenso con suavidad sus dientes haciéndolo gemir tan alto y perdido que la culpa o la vergüenza se habían desaparecido de su mente. Podía escuchar al lobo de Tae Hyung cada vez más fuerte en su cabeza como si fuese a lo único que debería obedecer.

«Eres mío, mío, mío, mío».

Cerró los ojos sintiéndose tan vivo y amado. Tae Hyung lo atrajó a su cuerpo hasta quedar sobre él mientras acariciaba sus mejillas traseras, sumergió su nariz en la glándula de dolor del alfa mientras este lo preparaba.

—Eres mío —gruñó moviendo sus dedos con fuerza—. Siempre lo has sido —asintió mientras que se perdía en el olor embriagador, como si no pudiera tener más de él.

—Mi alfa —había dicho entre jadeos desesperantes al sentir el miembro del mayor jugar en su intimidad—, te necesito en mí —entre gruñidos animales se hundió en él hasta lo más profundo que se pudiera, ambos jadearon combinado sus alientos y olores entre el cálido climax.

El omega se movió despacio sin creer que estaba haciendo, pero no se arrepentía, era Tae Hyung, su alfa, lo protegería. Sintió su cabello ser jalado hacia atrás mientras dejaba su cuello expuesto, Tae Hyung mordisqueó lo que quiso mientras lo follaba fuerte, su omega gemía por más y el maldito instinto de volverlo a marcar como suyo no dejaba a su mente pensar correctamente, escuchaba a su propio lobo pedirselo, pero entre el placer estaba luchando contra sí mismo. Dejó su cuello buscando sus labios para tranquilizarse, nunca lastimaría a Jung Kook.

El omega se recostó en la cama debilitado mientras que su alfa terminaba de complacerlo, su fuerza ahora débil mientras que distinguía el placer de la realidad. Anudado, gimió atrayendo más a su cuerpo escondiendo su rostro en la glándula de olor del alfa mientras lo sentía correrse dentro de él como uno de sus momentos más añorados.

El olor de su esposo no conseguía persistir en su piel más de dos días, pero el olor de Tae Hyung se sentía después de dos semana de haberse visto, le había dejado marcas sutiles con su olor que solo él era capaz de distinguir, Chang Bin siquiera lo había notado, más en esas dos semana si apenas le dirigió la palabra para pedirle ayuda o ordenarle.

—Tengo un viaje que hacer mañana en Busan, puede tardar dos días o más —le dijo mientras cenaban en el comedor, Jung Kook asintió mientras movía su comida con el tenedor.

—Chang... ¿todavía me amas?

—¿Qué pregunta tan estúpida es esa?

—Sé que hay alguien más... —murmuró sin mirarlo.

—Jung Kook, estoy cansado de tu estupidez ¿qué no te he dicho que a veces prefiero que no hables? Este es uno de esos momentos ¡Me acabas de arruinar la cena! —el golpe sobre la mesa lo hizo cerrar los ojos. Cuando el silencio se prolongó los abrió mirándose solo en el comedor. Se quedó allí sentado sin conseguir moverse hasta que la puerta principal fue cerrada de un azote. Esta vez sería valiente, porque necesitaba enfrentarlo y Tae Hyung lo apoyaría en su decisión.

Subió a su habitación cogiendo una maleta mientras guardaba algunas de sus pertenencias. Le había escrito a Tae Hyung que pasara por él y menos de media hora lo recogió. Era lo único en lo que podía pensar cuando estaba solo y Chang Bin ya no le importaba, con Tae Hyung se sentía invencible.

Se veían cada vez más seguido en el hotel donde el alfa se hospedaba, una excusa diferente cada noche de Chang Bin era su entrada libre para verse con su amante y el tiempo no los había perdonado cuando ya después de cuatro meses en su aventura, él estaba notado los cambios en Jung Kook. Aunque lo ignorance su omega siempre lo buscaba, pero ahora su omega solo lo ignoraba y eso lo estaba fastidiando.

Miró a Jung Kook cambiar su pijama y este apartó su mirada avergonzado por su mirada —Necesito marcarte otra vez —pero el menor lo ignoró como si nadie le hablara—. Ven aquí. Obedece.

—Estoy cansado, que sea después.

—Jung Kook, te he soportado lo suficiente estos últimos días. Solo obedece, no quiero pelear contigo. Ya es suficiente que no puedas darme un cachorro.

—Lo sé, soy un inutil que seguramente sea infertil, pero tu doctor se empeña en decirme que yo estoy bien, ¿algo más que quieras agregar?

—Joder —jadeó mirandolo—. De tu dulce boca no deberían salir esas palabras.

—Solo está bien cuando me lo dices a mí ¿Por qué me quieres seguir marcando? Soy defectuoso, tus marcas nunca se quedan conmigo —los ojos oscuros del alfa lo asustaron, había estado respondiendo y sabía lo mucho que lo odiaba—. Quizá debamos solo fingir que nuestro matrimonio es perfecto como siempre lo hacemos... tú tienes a tu nueva omega, yo solo quiero estar tranquilo —se aproximaba como presa mientras lo miraba fijamente.

—¿Qué has dicho? —gruñó tomándolo del rostro con una sola mano mientras que la fuerza se comenzaba a marcar—. Si tuviera uno, dos o tres omegas, tú sigues siendo mío. Todo lo que eres es gracias a mí. Maldito mal agradecido —con sus manos temblorosas golpeó su pecho para que lo dejara respirar, lo había sujetado tan fuerte que lograba cubrir con la palma su boca y nariz—. Me obedecerás hasta el día de tu muerte —dijo al soltar su rostro al empujarlo contra la cama mientras que el menor acarició su rostro y trataba de respirar, pero las lágrimas comenzaban a salir mientras veía al alfa desvestirse frente a él.

La fiesta corporativa se iba a celebrar esa noche y por primera vez en mucho tiempo la celebración no se realizó en la mansión. Chang Bin había hecho la reservación en un famoso hotel que ya se había encargado de la gestión, pero el aún así tenía un trabajo que hacer. Ser el omega perfecto.

Le sonrió a todo el que pasara a saludar, Chang Bin se mostraba más que cariñoso fingiendo también, nadie podía sospechar, era su noche. Habían invitado a la prensa para que el anuncio de su nuevo proyecto fuera por fin expuesto al país, además de que estaba trabajando un proyecto de campaña para ser parte del gabinete de Kim Seok Jin, un alfa importante que se postulará para presidente del país en las elecciones del siguiente año.

Kim Tae Hyung llegó junto a su amigo y su hermano a la celebración. Dio su mejor sonrisa emocionado de ver a su alfa, encontraría algún momento de la velada para platicar a solas. Kai los miró detenidamente mientras que ambos no fingieron su interés por el otro, aunque creyeran que sí.

—Jung Kook está casado —mencionó Kai mirando a su hermano una vez saludaron y se apartaron. Yeon Jun alzó la ceja al estar perdido en la conversación.

—Lo sé, Kai.

—Como lo miraste parece que se te olvidó.

—Kai —llamó Yeon Jun al coger su mano—. ¿Quieres algo de beber?, quizá un refresco —él entrecerró sus ojos mientras obedecía a su esposo, pero sabía lo que había visto y no le agradó.

Durante la reunión ambos estuvieron texteando ya que solo podían verse en la lejanía. Tuvo oportunidad cuando Chang Bin se distrajo con Seok Jin, para así apartarse. Se encontraron en el pasillo un poco alejado del salón donde se celebraba la reunión.

—Te ves muy hermoso vestido de blanco —murmuró Tae Hyung sobre su oreja antes de besarlo en su mejilla, Jung Kook sonrió con pena mientras lo miraba, él también se veía muy atractivo en su traje dorado al igual que su cabello—. Ahora que el proyecto finalizó, es momento de que regrese.

—No quiero que te vayas...

—Ven conmigo, sabes que te daré la vida que mereces —Jung Kook lo abrazó sin decir una palabra, él no podía dejar a Chang Bin, era incapaz, pero su alfa sabía sobre su angustia. Tocando con sus dedos la glándula de olor del omega para intentar relajarlo—. No puedo quedarme más tiempo, mi trabajo con él terminó y debo ocuparme de mis negocios allá. No quiero dejarte aquí, Jung Kook, otra vez no —el menor lo miró con sus ojos mieles iluminados e ilusionados por irse con él, pero no estaba seguro de que hacer para conseguirlo—. No tengas miedo, sabes que te apoyaría —asintió mientras el alfa acercó su rostro hasta besarlo despacio.

Chang Bin sintió la sangre de su cuerpo arder mientras miraba a su omega, ni siquiera la posibilidad se había cruzado por su cabeza. Kim Tae Hyung estaba ahí por recomendación de Yeon Jun, era un buen arquitecto que aportó grandes ideas a su proyecto, pero ahora de lo único que podía pensar era en asesinarlo allí mismo. Regresó dentro mientras se dirigía a la barra, pensaría en cómo vengarse, en hacerlo lamentar por haberle visto la cara. Lo pagarían.

Se reunieron para escuchar las palabras de Chang Bin quien cogió el micrófono con fuerza mientras decía algunas palabras sobre el proyecto. Jung Kook se abrazó a sí mismo mientras miraba a su esposo con la mirada de rabia posicionada sobre él.

—Quiero agradecer a mi esposo Jung Kook —el menor se sintió observado por los invitados. Miró al alfa acercarse a él—. Mi amor, te he amado desde el primer día en el que te vi, sin tu apoyo en mi vida no estaría donde estoy ahora, cada día malo siempre me recibes con una sonrisa —el omega lo miró a los ojos que no encajaban con su expresión y sus palabras—. Pero ya lo sé todo —dijo con el micrófono en mano, su otra mano libre subió por su cuello hasta tomar su rostro con fuerza—. Sé que me engañaste —los murmullos a su alrededor se sentían fuertes en sus oídos. Tae Hyung se acercó a ellos tomando a Jung Kook del brazo e interponiéndose para que lo soltara, pero ni siquiera lo retuvo cuando Chang Bin vio a Sana, su amante acercarse a él.

—¡Eres un infeliz! ¿Cómo te atreves a humillarme así? Ni siquiera soportas a Jung Kook, he estado contigo todo el tiempo ¿Cómo te atreves a darle mi lugar? —Tae Hyung lo tomó entre sus brazos mientras intentaba recomponerse, eso no podía estar pasando, miraba los flashes de la cámara y las miradas sobre él.

—Sana callate, y vete.

—¡Te voy a dar un hijo! —el lugar se quedó en silencio cuando miraron el golpe que Chang Bin le propició a la omega que ahora estaba en el suelo. Los flashes comenzaron a ser irresistibles ante lo que miraban, pero el fuerte sonido de un disparo mal dado hacia Chang Bin fue lo que desató el caos en la reunión. El alfa cayó al suelo desorientado mientras que Sana en el suelo con el arma fuera de su bolsa de mano lo seguía apuntado.

Tae Hyung protegió a Jung Kook mientras que los hombres de seguridad se encargaron de que soltara el arma, pero la mirada de ella hacia a Jung Kook parecía una advertencia.

Su cuerpo temblaba y no pudo evitar mirar el cuerpo de Chang Bin entre la sangre, a su esposo le habían disparado, era real, pero cada vez se sentía débil y mareado, lo último que miró fueron los ojos de su alfa Tae Hyung.

Nam Joon miró al bello Jung Kook vestido de negro dos semanas después de que la amante de su esposo lo asesinara, había sido tarde para él, pero no para el omega viudo que aún sentía miedo de que Chang Bin apareiciera por la puerta y lo agrediera.

El castaño miró los documentos que su esposo había dejado a su nombre, toda su fortuna para él junto a una carta que escribió cinco años después de haberse casado. La última actualización del testamento se había realizado hace dos años donde aun lo tenía inscrito.

—No puedo creer que me lo haya dejado a mí.

—Lo hizo, y aunque por ley su fortuna es heredada, ha dejado todo sin excepción —el omega dejó salir sus lágrimas sin poder creer que en realidad todo había sucedido, aún seguía soñando con ese día, con los maltrato, humillaciones, el dolor y con su esposo fallecido—. Puede retirar el dinero si gusta, pienselo, y me pondré en contacto con usted para ayudarle a hacer el cambio —mencionó su abogado mientras dejaba la carta de Chan Bin frente a él.

—No la voy a leer... puede llevarsela —asintió mientras regresaba el papel a su portafolio. Se despidió mientras miraba la mansión vacía, después del funeral el hermano mayor de Chang Bin quiso llevarse todos los muebles y él no lo detuvo, no quería que la casa, no podría importarle menos.

Subió a su dormitorio para terminar de recoger sus pertenencias, desde el suceso había estado viviendo con Huening Kai y Yeon Jun. Tae Hyung había aplazado su estadía en Corea para acompañar a su omega en el duelo.

Abrió su mesita de noche donde le sobre con las fotografías de la traición se ocultaban, las miró una última vez mientras que recordaba las palabras de Chang Bin en su mente, sobre ser suyo hasta su muerte.

Lo atormentaba día y noche su recuerdo desde que murió, la traición y el dolor que había causado, pero él Chang Bin no estaba dolido, estaba furioso por su mentira, y no sabía cómo sentirse al respecto.

Tae Hyung estaba a su lado porque lo amaba, pero ahora sin Chan Bin, siendo libre aun se sentía atado. Soltó las últimas lágrimas en la mansión y dejó las fotografías a un lado.

Su estómago estaba revuelto, solo pudo correr hasta el cuarto de baño donde vomito lo poco que traía en su estómago frente al váter.

Frotó su abdomen, los malestares se sentían extraños y desde hace un tiempo eran cada vez más claros. Llevaba el cachorro de Tae Hyung en su vientre, él no era un infértil inútil.

Recogió su última maleta mientras que su alfa Tae Hyung lo recibió en la escalera para ayudarle a bajar.

Miró una última vez la mansión vacía y esperaba por la luna que una vez afuera del infierno todo sería diferente para él.






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Muchas gracias por leer😘❤

-: ✧ :-゜・.FairyWinB

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