ʚ𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐨𝐬ɞ
Se había sentado a desayunar esa mañana sin Chang Bin, parecía que el mayor tenía prisa por irse, pero sintió su presencia aun entre el ajetreo —¿Quieres que te preparé algo para llevar? —preguntó con la voz baja mientras lo miraba acomodar su corbata frente a la mesa.
—Regresaré más tarde hoy. Debo estar en la Asamblea también, así que luego de ahí me quedaré en la oficina.
—Está bien, no te espero despierto.
—Jung Kook —su voz dura lo hizo sentir escalofríos mientras que alzó su mirada al alfa—. ¿Te has hecho la prueba de embarazo?
—Ha salido negativo...
—No puedo creer que todavía después de diez años sigas sin darme un cachorro, Jung Kook.
—El médico me ha dicho que estoy bien...
—¿Sí? —preguntó acercándose al menor—. ¿Estás diciendo que soy el culpable? —apartó su mirada ante la intensa voz del alfa, pero Chang Bin lo tomó del rostro—. Mírame cuando te hablo, Jung Kook. Estoy harto de tu inutilidad, pronto ya no podrás tener cachorros, ¿qué se supone que haga entonces? —miró sus ojos castaños brillar entre las húmedas lágrimas que salieron—. Esfuérzate más. No me está quedando más paciencia.
—Lo siento —murmuró asustado mientras que el alfa lo miraba—. Me esforzaré más.
—Es lo mínimo que puedes hacer por mí después de todo lo que hice por ti —dijo al soltar su rostro.
Jung Kook miró su comida mientras esperaba quedarse solo en el comedor. La puerta principal fue cerrada de un golpe y sintió su pecho doler mientras que el nudo en su garganta se quedó tan atrapado que no lo dejaba llorar más, no podía y tampoco lo quería hacer. Chang Bin no valía su olor. Dejó su desayuno en el plato mientras que se levantó de la silla.
Se preparó para ir de compras, Chang Bin le había dejado una lista muy larga de pendientes para hacer, así que quedó con Kai y Jennie para que lo acompañase.
Su amigo miró su mal semblante, pero esa vez no pudo dejar pasar la oportunidad para preguntarle por su estado de ánimo.
No estaba muy contento cuando Tae Hyung le mencionó lo decaído que se veía en la reunión, Jung Kook siempre era muy alegre y tranquilo, pero ese día la sonrisa no estuvo presente.
—Kookie, ¿estás bien? —levantó su mirada de la vitrina hacia él—. Te veo distante hoy —sus ojos mieles brillaron entre el dolor de su pecho, Jennie también lo había notado.
—Solo he estado cansado —mencionó mientras que el timbre de Huening Kai comenzó a sonar interrumpiendolos.
—Ohh, es Yeon Jun. Ya regreso —dijo antes de apartarse. Jennie miró a Jung Kook.
—Kook, dime la verdad, ¿qué te sucede? ¿es tu esposo? Conozco la mirada de un corazón roto —dudó mucho en si debería decirlo o no, Jennie tenía una situación parecida a la suya, ella podría entenderlo.
—Él me está engañando —ella abrió su boca con sorpresa, no podía creer que eso fuera verdad, pero la suposición fue correcta. Chang Bin siempre demostraba frente a todos lo muy enamorado que estaba de Jung Kook, pero ahora sabía que el alfa era igual que su esposo—. Me siento tan avergonzado... —murmuró dejando caer algunas de sus lágrimas.
—Lo siento mucho, Kook, haz lo que yo, si el maldito te traiciona, hazlo tú también.
—Pero yo no puedo...
—Si que puedes, ¿quién le da derecho de lastimarte?, ¿por qué no puedes tener ese derecho? Se los he dicho desde que descubrí a mi alfa con otro omega, no hago nada más que disfrutar de mi vida. Hazlo tú también —Kai regresó mirando las lágrimas en el suave rostro de su amigo, pero Jennie se encargó de decirle lo que estaba sucediendo.
Engañar a Chang Bin no estaba en su vocabulario, pero el dolor que sentía aumentaba cada vez más ¿Y si lo hacía?
—Chang Bin es un idiota, Kook, no puedo creer que te trate así —murmuró Kai mientras que los miraba—. Jennie tiene razón, pero creo que debes tener cuidado.
—Si es secreto no tendrá problema, sé por qué lo digo. Podemos ir el siguiente viernes a un club, te vamos a cubrir.
—No va a resultar, creo que solo dejaré que el tiempo pase, por favor dejemos este tema. Todavía me faltan cosas por comprar —ambos guardaron silencio. No tendrían derecho a juzgarlo.
Parecía que un imán los traía o que la fortuna de encontrarlo ahora en el trabajo de su marido lo mareaba.
Habían pasado tres semanas desde la última vez que lo vio en la cena y aunque nunca se pasaba por la empresa de su alfa, verlo apenas entrar al edificio era el destino.
—Buen día —dijo esperando una respuesta que por parte de Jung Kook no existió, solo sonrió y siguió su camino, pero él no parecía tener prisa—. Olvidé darte mi contacto, por cualquier emergencia, ya sabes.
«Una emergencia de sexo», vaciló para sí mismo en su utopía donde podría imaginarse con Tae Hyung, pero no se atrevería, no era tan valiente.
Entonces vio a esa omega pasar a su lado —Buen día, Jung Kook-ah, el señor Chang Bin está disponible —dijo tan informal que Jung Kook sintió su estómago revolverse, tan sonrojado y cansado de tanta humillación. Su ropa estaba desarreglada, la dirección de donde caminaba no era más que la oficina de su marido, por que sí, ella era con quien la engañaba, Kim Sana.
—Me gustaría saber cómo has estado después de todo, una plática tan corta como ese día no fue suficiente —dijo Jung Kook mirando al alfa, Tae Hyung le sonrió apuntando su contacto en el móvil del castaño—. Te escribiré después —su lobo estaba inquieto, pero mantuvo la apariencias, estaba en un lugar donde todos sabían quien era.
Tocó la puerta de la oficina antes de entrar. Chang Bin se extrañó de verlo mientras que el omega caminó hasta quedar frente al escritorio.
—No he pedido que vinieras, Jung Kook.
—¿Necesito permiso? —preguntó molesto mientras que lo miraba.
—¿Qué te has creído al responderme? No seas insolente. Regresa a la casa.
—Es la única vez que se me ocurre venir a verte y me tratas... —un golpe sobre la mesa lo hizo callar.
—Estoy ocupado ¿Por qué no te consigues un novio al cual molestar? Vete ahora, no quiero que vengas si no te lo ordeno —respiró profundo, una humillación más que sin duda dolió. Su voz baja y grave lo hicieron molestar, se lo hacía en ese volumen para que nadie escuchara como le hablaba.
—Solo vine a dejarte esto. Me tomé el tiempo de preparar algo para que cenaras porque regresarías tarde, lo siento por venir sin tu permiso —dejó el pequeño bolso sobre el escritorio mientras se apartaba.
—Jung Kook —miró hacía el alfa, pero su esposo tenía la mirada en la monitor—. Llévate eso contigo —mantuvo sus ganas de llorar mientras que el sonido de las teclas era lo único que ambientaba la oficina. Dio dos pasos para coger el bolsito y se lo llevó consigo. No entendía por qué merecía tanto dolor.
Llegando a casa decidió escribirle a Tae Hyung para que también tuviera su número.
Él había sido muy importante en su vida, lo conoció porque es el hermano mayor de Kai por dos años. Cuando se fue a estudiar a los Estados Unidos dejaron la comunicación, el alfa no iba a permitir que Jung Kook no hiciera su vida por su culpa, así dejando claro que ambos debían seguir tomando caminos.
Estuvo chateando con Tae Hyung por horas. No se había percatado de lo tarde que era. Luego de cenar subió a su dormitorio sintiéndose caliente, había dejado de escribirle porque su mente no estaba reconociendo la realidad de la fantasía, su celo se estaba aproximando más agresivo que otros días.
Fantaseaba que sus manos sobre su piel eran las suyas, que las marcas sobre su piel eran hechas por otro alfa y que sus jadeos eran provocados sólo por él, pero fantasear era tan malo —Cielos —casi gimió al contenerse y respiró profundo sobre la cama y sin una prenda encima, el mareo en su cabeza no lo dejaba detenerse, necesitaba un alfa, no Chang Bin, deseaba a Tae Hyung en lo más profundo de sus fantasías.
Gemidos ásperos sonaron despacio al tocarse ¿era eso engañar a su marido? Sonrojado se corrió fuerte con sus dedos, pero necesitaba más.
La puerta del dormitorio lo distrajo, miró a su esposo a los ojos quien lo miró detenidamente. Estaba desnudo complaciéndose a sí mismo pensando en otro alfa, sus mejillas se calentaron mientras que el mayor cerró la puerta y caminó hasta él.
—¿Qué sucede cariño? —murmuró soltando los botones de su camisa—. ¿Me necesitas? —Jung Kook lo miró confuso y emanando su olor por toda la habitación—. Jung Kookie —subió a la cama besando su cuerpo desnudo, oliendo el chocolate blando que enloquecía a su lobo, pero el suyo no estaba contento—. Es otra oportunidad para buscar a nuestro cachorro —susurró sobre sus labios, pero él omega apartó su mirada ¿Cuando fue la última vez que se besaron fuera del sexo? Ni siquiera puede recordarlo. Cerró los ojos fingiendo que no era Chang Bin, pero su olor a café no lo dejaba imaginar, no era Tae Hyung, era el alfa con el que se había casado. Los afilados dientes pasaron sobre su piel haciéndolo asustar entre el nublado éxtasis—. No me había dado cuenta que tu marca está tan poco visible —Jung Kook parpadeó mirándolo—. Tengo que volver a marcarte como mío —lo empujó para quitarlo de encima a pesar de su fuerza y peso.
—No quiero.
—¿No quieres? —dijo casi riendo—. Jung Kook por favor, eres mío, debo marcarte.
—¡No quiero! —gritó con desespero mientras lo intentaba empujar, Chang Bin cubrió su boca con su mano.
—No me grites —miró los ojos mieles soltar lágrimas—. Te voy a marcar y lo vas a aceptar —cerró sus ojos con fuerza cuando los dientes del alfa mordieron su glándula de olor, sintió como su cuerpo se sentía más sensible y mareado, sus olores se combinaron mientras que el nudo se hacía más grande en su interior. Suspiró cuando la mano del mayor soltó su boca y lo besó con rudeza—. Eres mi omega, no puedes estar sin tu marca, es peligroso ¿Lo entiendes? —asintió cerrando sus ojos mientras que el calor de su alfa lo cubrió en una cálida mentira.
Un mes desde que su alfa lo marcó y su lobo se ha negado a permanecer con la marca, se veía igual que la primera marca apenas una cicatriz visible, pero él no sabía porque sus marcas no duraban en su piel o su olor no permanecía en su cuerpo.
Mientras que Chang Bin no se entera que otra vez su marca se esfumó, no tendría que volver a pasar por ello. Él nunca se detenía a mirar su cuerpo en el sexo, ahora tendría cuidado cuando se diera placer a sí mismo.
Estaba trabajando desde casa, ahí tenía su pequeño estudio fotográfico, deseaba tener su propio lugar, pero Chang Bin no le dio permiso y como siempre lo obedeció.
Una llamada de Tae Hyung llegó como todas las tardes ese último tiempo, habían pasado platicando todos los días, pero Jung Kook no se atrevía en aceptar una salida, no quería envolverlo en su horrible vida ¿Qué sería capaz de hacer Chang Bin si supiera de su pasado? Ya había sido suficiente que lo aceptara con la marca se otro alfa.
Recibió un mensaje de su esposo diciendo que no regresaría hasta mañana, no le importó, era un alivio. Se alistó para salir por un trago, pensaba en llamar a Jennie, pero estando en el lugar consideró despejar su mente.
No iba a solucionar nada estando ahí besando a cualquier alfa o follando con quién sabe cuántos, podría ser una venganza, pero cuando iba por su segunda copa ya se sentía triste. Rechazaba a todos los que se acercaban porque "espero a alguien".
Entonces un mensaje de buenas noches de Tae Hyung le llegó. Esperaba no arrepentirse cuando le escribió la dirección del bar donde estaba, pero él aceptó verlo ahí. Su cuerpo tembló cuando miró al alfa acercarse a su mesa, casi temblando ansioso.
—Viniste —le dijo al sonreír.
—Si necesitas compañía estaría para ti.
La conversación se volvió tan amena recordando los viejos tiempos donde él era feliz. Recordando sin querer que sus padres habían fallecido en ese vuelo y que Chang Bin, el mejor amigo de su padre decidió recoger al pobre muchacho desamparado. A uno que educó para que fuera su esposo perfecto. Ahora tenía treinta y si acaso podía hacer cosas por su propia cuenta.
Tae Hyung no sabía cómo se habían conocido, solo conocía que gracias a Jung Kook, Yeon Jun había tenido directo su entrada en la empresa de Chang Bin. Ahora que el omega le había platicado toda su historia estaba convencido en ayudarlo.
—Quisiera no volver esta noche, estoy cansado de fingir —dijo sin mirar al alfa mientras este acariciaba su rostro—. Que lo amo...
—Entonces no lo ames —ambos rieron suave hasta que Jung Kook lo miró a los ojos—. Quisiera cumplirte el deseo de no volver esta noche.
—Eso me gustaría.
El auto de Tae Hyung olía a su delicioso aroma a menta, deseaba que se quedara penetrado en su piel por siempre. Había estacionado en un lugar apartado de la carretera. Recostando los asientos traseros para mirar las estrellas desde la ventanilla del techo del auto.
Se acostaron mirando el cielo mientras que solo platicaron más de sus vidas. Se sentía tan celoso de todo lo que Tae Hyung había hecho, tantos viajes y experiencias que para Jung Kook estaban prohibidas.
Se había acercado más al alfa buscando el olor que lo comenzaba a marear, no entendí el motivo exacto, pero lo necesitaba. El mayor lo abrazó mientras que el omega paseaba su rostro sobre la glándula de olor de Tae Hyung, su pecho dolió al recordar los hermosos momentos de su pasado mientras el olor se sumergía dentro.
—Te extrañé mucho —lo dijo tan lastimado que cuando sintió los labios de Tae Hyung besar sus mejillas lloró avergonzado entre sus fuertes brazos.
—Llora cariño, llora todo lo que necesites —lo abrazó más fuerte desahogando el llanto en la oscuridad del auto donde los consuelos eran acompañados por la luna y las estrellas.
-: ✧ :-゜・.FairyWinB
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