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FINAL ALTERNATIVO
MARIPOSA AZUL
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Klaus Mikaelson se sintió muchas veces en soledad. Aunque estuviera rodeado de toda su familia, un sentimiento lo inundaba de manera profunda, un vacío que abarcaba su pecho por completo. Cómo si algo o alguien le hiciera falta.

Vacío que intentó llenar con Verónica, la chica humana que había conocido accidentalmente, si bien los primeros meses fueron geniales, el vacío volvió a aparecer y Klaus sintió la soledad de nuevo. Dio por terminada su relación con la chica y siguió con su vida como normalmente era.

Ahora mismo recorría las frías calles de Londres a pasó lento, disfrutaba de mirar el arte urbano que había por el lugar, la gente parecía feliz y contenta charlando entre ellos. Había viajado para poder despejar su mente y aclarar sus pensamientos. Su familia había insistido en acompañarlo pero el se negó por completo queriendo tener tiempo solo para el mismo.

Se acercó a lo que era un puesto de café para poder pedir uno, cuando esté fue entregado degusto la bebida con satisfacción, el sabor en su boca lo hacía despertar. Lo caliente de la bebida bajaba por su garganta sin quemarlo. Comenzó a caminar hacia una pintura que llamó su atención en particular.

Era una mariposa de muchos colores, lo más extraño de esta era que parecía que estuviera llorando. Se quedó mirándola unos momentos. ¿Que es lo que quería transmitir el artista con esta pintura? ¿Por qué lloraba la mariposa?

Sin darse cuenta que alguien más se posicionaba junto a el por estar tan sumido en sus pensamientos, solo escucho el murmullo de la otra persona que fue lo que lo hizo girarse.

Se encontró con una chica rubia que parecía estar igual de confundida que el con la obra de arte que tenían enfrente. Miraba la pintura con la cabeza de lado y una mueca en sus labios.

—Parece que no soy el único que no lo entiende.—hablo Klaus mirando a la chica.

La joven pareció darse cuenta de sus muecas y miro al hombre quien sonreía levemente.

—No tengo idea de por qué llora.—admitio ella.

—Ya somos dos.—solto una risa y ella hizo lo mismo.—Soy Nik por cierto.—se presentó estirando su mano hacía ella.

—Anastasia.—sonrio mientras ambos entraban en un silencio. No era incómodo, los dos parecían estar cómodos con la presencia del otro.

Cómo si estuvieran acostumbrados a ellos mismos.

—¡Oh! Veo que disfrutan de mi pintura.—un hombre de estatura baja llegó con una gran sonrisa junto a ellos.

—¿Usted la ha pintado?

—Por supuesto.—asintio a lo dicho.—Es una de mis primeras obras.

—Es muy linda.—admitio Anastasia, no mentía.

La mariposa que estaba plasmada en el lienzo era realmente hermosa, los colores llamativos eran tan luminosos y hermosos.

—Muchas gracias,—el hombre le sonrió y se giró a mirar a Klaus.—¿Usted que piensa de ella?

Klaus se tomó un momento en contestar antes de mirar a Anastasia quién parecía interesada en su respuesta.

—Es una pintura hermosa, los colores son muy llamativos, hacen que la gente la observe. — comenzó a hablar.—Pero por alguna razón que no logró comprender la mariposa está llorando.

El hombre sonrió y se acercó más a la pintura.

—Cuando era joven conocí a una mujer increíble, su belleza era deslumbrante. Su cabello era rojo como el fuego, eso era lo que más destacaba de ella.—empezo a contar. —Fue un hermoso verano, pero cuando terminó ella tuvo que regresar a América. Éramos dos jóvenes enamorados que se perdieron tan rápido como se encontraron.—soltó un suspiro antes de mirar a Klaus y Anastasia.—Nunca más la volví a ver. En ese entonces pensaba en pintar, vi una mariposa azúl, sin darme cuenta de lo que hacía le conté mis penas. Cuando termine, está parecía que lloraba.

Anastasia escuchaba todo de manera atenta, Klaus a su lado también lo hacía. Por alguna razón el vacío que siempre estaba, desaparecía lentamente.

—Entonces comprendi que las mariposas también lloran.—termino el hombre mirando a los dos jóvenes.—He aquí mi bella mariposa.—sonrio mientras miraba la pintura con nostalgia.

Anastasia sintió pena por el hombre, no imaginaba encontrar a alguien que amase y perderlo. Se giro a mirar a Nik quién ya la miraba.

—Esta ha sido una buena historia.

—Supongo que no siempre tienen que tener un final feliz.—contesto ella caminando junto a el.

—Si...—susurro antes de detenerse. —¿Estás ocupada Ahora?

—No realmente, tengo tiempo libre hasta las 8—confeso sonriendo levemente.

—¿Te gustaría ir a cenar algo?

—Claro, ¿por qué no?—tanto Klaus cómo ella sonrieron y el rubio extendió su brazo para que ella lo entrelazara con el de el.

El señor que veía la escena sonrió, siempre podía ver cuándo las personas estaban destinadas. Les deseaba lo mejor a ellos dos y el que no tuvieran que ver a su propia mariposa llorar.

FIN

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