xxv. last goodbye
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CAPÍTULO VEINTICINCO
ÚLTIMO ADIÓS
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NARCISSA MIRABA A SU hijo con pena, Draco no había dormido nada desde la muerte de Leonardo, tampoco había comido nada. La mujer tenía miedo sobre la salud del chico.
A pesar de que Draco nunca se lo dijo ella era consiente de la relación entre el y Leonardo, era su hijo y lo conocía mejor que nadie, por supuesto que estaba enterada de todo. Y esperaba a que el tuviera la confianza en decirle, pero la guerra no se lo permitió.
Draco estaba pasando por una perdida importante, quería desaparecer del mundo y olvidarse de todo. Deseaba volver en el tiempo y evitar enamorarse de Leonardo Rosier.
Odiaba todo, odiaba que el no lo haya escogido, odiaba el amarlo, pero sobretodo odiaba haber perdido al amor de su vida. El también quería morir, solo era lo único que deseaba.
—Cariño...—la voz de su madre lo trajo de regreso.—Es hora...
Draco no dijo nada y tampoco produjo algún sonido, simplemente se puso de pie y siguió a su madre hasta afuera de su mansión, toma la mano de esta y aparecieron en el funeral de Leonardo. Había muchas personas en el, después de que Harry Potter dijera sobre la inocencia del hombre la gente volvió a mirar a Leonardo de buena manera, incluso como un héroe.
Draco vio la lápida con el nombre de "Leonardo Rosier" y apretó los labios al leer junto a el "Merope Evans" al parecer ambos estaban destinados a estar juntos sin importar que. A lo lejos miro a una mujer que reconoció como la hermana melliza de Leo, Alex. Metió la mano dentro de su saco y apretó la pequeña caja que el hombre le había entregado para ella.
Se encaminó a pasó lento hacia ella y la vio recostada sobre el tronco del árbol.
—Emmm... disculpa—dijo Draco haciendo que la mujer girará su cabeza al escuchar su voz.—¿Eres la hermana de Leonardo, cierto?
—¿Qué es lo que quieres, niño?—exclamo la mujer mirándolo con el ceño fruncido.
«Son iguales Merlín» pensó Draco recordando a Leo, por lo que una lagrima se resbalo por su mejilla.
—Leonardo dejo esto para ti por si algo le pasaba...—dijo Draco mientras sacaba la pequeña cajita negra de su traje, y se la entrego a la mujer.
—¿Qué eras para Leo?—le pregunto la azabache con seriedad.
Eso era una buena pregunta, Draco también se la hacía. ¿Qué fue el para Leo? Tal vez solo un niño. Pero si se lo hubieran preguntado a Leonardo el hubiera contestado que Draco Malfoy era su salvación. Sin embargo eso el no lo sabía.
Por lo que Draco volvió a bajar una vez más la mirada antes de contestar: —Un simple estudiante...—dijo para después darse la media vuelta y volver al funeral.
Camino unos metros más y se detuvo debajo de un cerezo del cual caían ojas, se recargo disfrutando de la brisa pegar. Quería llorar y gritar para sacar el dolor que sentía.
Pero simplemente se quedó viendo a la nada, no hizo ningún movimiento. Pensó en sus últimos momentos con Leonardo y sonrió mientras soltaba lágrimas, cuánto lo iba a extrañar.
Todo sin darse cuenta que cierto hombre lo miraba con tristeza y amor. Si tan solo supiera lo mucho que Leo lo amaba, que tuvo que dejarlo ir.
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