xx. the failed mission

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CAPÍTULO VEINTE
LA MISIÓN FALLIDA
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LEONARDO SUSPIRO CON MOLESTÍA, se supone que tendrían una reunión del como trasladarían a Potter y el como Voldemort y un grupo de mortifagos tenía que ir a esa misión.

Normalmente Leo no tenía problemas en seguir las órdenes, pero cuando informaron que Draco era una de las personas que irían quiso maldecir a alguien. No sería una misión fácil. Y temia que el saliera lastimado.

—¿Estamos todos listos?—la voz irritante de Volemort lo saco de sus pensamientos.

La mayoría de los mortifagos que habían sido elegidos gritaron von júbilo así sacándole una sonrisa al calvo.

—Muy bien, en marcha entonces.—con eso dicho despareció del lugar junto a la mayoría de ellos.

Draco le dio una mirada antes de ver a su padre y desparecer con el. Leonardo apretó el puño y se puso junto a Rabastan quién no se veía del ánimo de siempre.

—¿Qué te sucede?—cuestiono viendo a su amigo.

—¿Qué? Por qué supones que me pasa algo.

—Te conozco, no has hablado en ningún momento.

Rabastan suspiro mirando el paisaje de la mansión Malfoy antes de tomar su escoba mágica y darle una a Leonardo.

—He ido a ver a Alex.—confeso.

—¿Cómo por qué?

—He descubierto algo Leo.—la emoción en su voz no paso desapercibida por su amigo.

—¿Quieres contarmelo?

—Tengo una hija.—lo soltó de repente.

Los movimientos de Leo se detuvieron y miraron a Rabastan con incredulidad.

—¿Bromeas?

—Escúchame Leo, nunca he hablado tan enserio en mi vida. La hija de Alex, Alycia es mi hija biológica.

Leonardo miro a su amigo antes de comenzar a atar cabos para abrazarlo, Rabastan no supo que hacer más que sonreír y abrazar más a su amigo. No había mucho que decir. El simple abrazo demostraba todo para ellos.

—Tenemos que irnos.

—Si claro.

Ambos comenzaron a caminar pero la alegría en sus corazones nadie la quitó. No al menos hasta unas horas después.

( . . . )


—¡Crucio!

—¡Ahhhhh!

Los gritos de dolor se escuchaban por toda la mansión Rosier. La misión de capturar a Potter había fallado tal y como Leonardo lo quería. El problema principal ahora mismo, era el que Volemort estaba muy molesto.

—¡¿Cómo se les pudo escapar el maldito mocoso?!—la voz del hombre hizo estremeser a varios.

Draco miraba a Leonardo con temor pero este trataba de darle ánimos a simple miradas.

—Mi señor nosotros....

—¡Avada Kedavra!

El hombre cayó muerto al suelo en un ruido sordo, Leonardo miro a Snape quién ya lo miraba por igual. Estaba siendo todo un completo caos. Y Volemort parecía estar listo para seguir matando gente.

—¡¿Quién fue el inútil quien lo arruinó?!

Sus gritos hacían que la piel de todos se elara hasta la médula. Pero nadie se atrevía a contestar o siquiera a mover un dedo. Para la mala suerte de Draco soltó un suspiro que llegó a los odios de Volemort.

El hombre lo miro directamente y Leonardo se tenso ante eso.

—¡Fuera todos!

Los mortifagos no lo pensaron dos veces cuando la sala estaba vacía. Justo cuando Draco y su madre salían junto a Leonardo el hombre los detuvo.

—Tu no.—la voz fría y arrastrada sonó por las paredes.

Draco miro a su madre en pánico quien estaba llorando silenciosamente. Rabastan miro a Leo con precaución.

—El joven Malfoy se queda, me han dicho que fue el, el que le dio un pase a esos traidores.

—Por equivocación.—la voz de Leonardo sorprendió a todos incluso a Volemort.

—Leo...—Rabastan miro a su amigo con temor.

—¿Que has dicho?

Leonardo se armó de valor y no dejo verse débil.

—Fue una equivocación, mando a un niño que no estaba capacitado para una misión de adultos.—dijo con seguridad ignorando el sollozo de Narcissa.

—¿Me estás contradiciendo?

—No mi señor, simplemente estoy diciendo los hechos.

Volemort soltó una carcajada seca, se podía notar lo falsa que era.

—¿Por qué tanto interés por el bienestar de Draco Malfoy?—cuestiono mirándolo.

Draco se tensó esperando la respuesta de Leonardo.

—No hay interés, solo es un niño en una guerra que no le pertenece. Es todo.

Parecía creíble, sin embargo Volemort no le creyó.

—Rabastan llévate a Narcissa y no la dejes entrar.—sus órdenes fueron claras y el hombre no pudo tibutear.

—¡No, Draco!—grito con horror siendo sacada a la fuerza del lugar.—¡Por favor, no el!

—Te creo, sin embargo siempre es bueno probar un punto.—Voldemort se acercó a Leo mientras veían a Draco.—Quiero que lo tortures hasta que yo diga, niegate y probaré mi punto.

Leonardo quiso llorar al escuchar la órden. Estaba apunto de mandar todos sus años de encubierto por Draco, no había forma de que el lo tortura.

—¡Hazlo!

Draco le dio una mirada que Leonardo entendió como un está bien, házlo. Pero el no podía. Y por primera vez en su vida Leonardo levantó su varita con temor.

La apunto directo a Draco quien cerro los ojos con temor.

—Crucio.

—¡Ahhhh!—el rubio cayó de rodillas al suelo al sentir el dolor en su cuerpo.

—No es lo suficiente, debes sentirlo.—nego Volemort.—Asi, ¡Crucio!

Una vez más Draco gritó con agonía y dolor al sentir miles de cuchillas en su cuerpo.

—¡No dije que pararás!

—Crucio.

Uno tras otro, los gritos de Draco se escuchaban por toda la mansión Rosier al igual que los de Narcissa quien tenía la impotencia de no poder ayudar a su hijo.

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