xvi. celebrations
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CAPÍTULO DIECISÉIS
CELEBRACIONES
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LA MARCA DE LEONARDO en su pecho, ardía como nunca lo había hecho. Aunque el soportaba el dolor, no evitaba que molestará.
Al parecer Voldemort lo estaba llamando, no dudaba en qué ya estaba enterado de los últimos acontecimientos que habían sucedido en Hogwarts. Solo esperaba que Draco estuviera bien.
Levantándose del suelo, se lanzó un hechizo para secarse y se desapareció del cementerio. Había pasado toda la noche en ese lugar. Ya era la mañana del día siguiente por lo que tenía que reportarse.
Poniendo su mejor cara se apareció en la entrada de la mansión Malfoy, suspiro antes de comenzar a caminar a pasó lento pero firme hasta la entrada. Ahí se encontró con varios mortifagos que los felicitaban por haber matado a Dumbledore.
El lugar estaba repleto de hombres y mujeres, parecía ser una celebración, y Leonardo solo quería morir. Una vez más.
—¡Leonardo!—la voz de Voldemort lleno sus oídos. El nombrado se arrodilló ante el "hombre" en modo de saludo.
—Mi señor.—murmuro.
—Puedes levantarte.—dijo sonriendo de una manera no muy linda.—Como verás Leonardo, hay muchas personas aquí.—señalo la sala.
Leonardo asintió mirando a todos los que los rodeaban. Entre ellos Draco quien tenía una expresión de preocupación en su rostro.
—Todos han venido para celebrar nuestra victoria.—explico.—Para aquellos que no lo sepan.—comenzo a hablar alzando la voz.—Leonardo Rosier, mato a Dumbledore.—los murmullos no se hicieron esperar por parte de las personas.
—¡Por el pequeños Rosier!—Bellatrix levantó su copa y las demás personas la siguieron gritando el nombre de Leonardo.
Todos ellos estaban felices de la muerte de alguien, y Leonardo solo podia estar agradecido por primera vez en su vida que Merope estuviera muerta, para que no pudiera verlo en este momento.
—Leo.—hablo Rabastan viendo a su amigo. Este parecía muy asustado.
—Rabastan. ¿Paso algo?—pregunto mirando a su alrededor.
El hombre suspiro mientras asentía.
—Hay algo que debes de saber.—dijo mientras se acercaba más a su amigo y hablaba de manera baja.—Es sobre...
—Leonardo.
Tanto Rabastan cómo el mencionado se tensaron y se dieron la vuelta para encontrarse cara a cara a Voldemort.
—¿Si, mi señor?
—Me gustaría tener unas palabras contigo.—dijo señalando el estudio de Lucius Malfoy.
—Por supuesto.—acepto caminado junto a el.
Se volvió a encontrar con los ojos de Draco quién lo veía con pánico. Leonardo guiño un ojo en su dirección para poder calmarlo.
El estudio de Lucius se veía muy limpió, pero tenía un toque tenebroso que hacía que cualquiera tuviera un escalofrío.
—Primero que nada.—la voz del señor oscuro llamó su atención.—El saber que fuiste tu el que mato a Dumbledore me hace sentir muy orgulloso.—menciono con una sonrisa.—Por lo que pensé que si un Rosier es bueno, dos son mejores.
Eso último hizo que Leonardo se pusiera alerta mientras fruncia el ceño.
—No estoy entendiendo, mi hermano Evan...
—No, no hablo de Evan Rosier.—dijo mientras negaba.—Me refiero a Alexandra Rosier.
Leonardo asintió mientras apretaba sus puños.
—Alexandra dejo de ser mi hermana hace mucho tiempo, también es considerada una traidora.—dijo tratando que olvidara el tema.
—Siempre se puede convencer a la gente.—rio haciendo que la piel de Leonardo se erice.—No te preocupes, yo haré que ella recapacite.—dijo mirándolo a los ojos.—Puedes irte, disfruta de la fiesta.
Leonardo hizo una última reverencia y salió de la oficina a toda prisa. Busco con la mirada a Rabastan y lo encontró a lo lejos en una convención con su hermano mayor y Bellatrix. Camino hacia ellos pero fue detenido por una voz.
—Leo...—la voz de Draco lo detuvo por completo.
Suspiro mientras se giraba a verlo.
—Ahora no puedo hablar niño.
—¿Bromeas?
—Escucha Draco, esto es importante.—dijo mirándolo con molestía.
—Bien, no me importa.—hablo con voz fría antes de dar la vuelta y irse a su habitación.
Leonardo lo miro irse y quiso seguirlo, negó con la cabeza, no era el momento para el drama adolescente.
Retomo su caminó hacia su amigo y este lo miro.
—Leo.
—¡Ah, mira quién viene!—Rodolphus Lestrange gritó levando su copa.—El chico dorado.
El Rosier rodó los ojos y miro a su amigo.
—Tenemos que hablar.—determino haciendo que el castaño asintiera.
—¡Vamos pequeño Rosier, es tu fiesta!—chillo Bellatrix.
—Ahora no Bella.—la detuvo pero ella rodó los ojos.
—No estás siendo divertido.—bufo mientras ella y su esposo se iban del lugar.
—¿Te lo dijo?—pregunto en voz baja Rabastan.
Leonardo asintió.—El lo hizo, al parecer piensa que realmente puede tener a Alexandra de su lado.—se burló.
—Tenemos que decirle.—su amigo le dio una mirada.
—Rabastan.
—Es tu hermana Leo, debe saber lo que se aproxima.—lo miro seriamente.
Leonardo asintió mientras tomaba Bourbon que su amigo le tendía.
—No te preocupes, hablaré con ella.—respondio pasando una mano por su cabello.—Ahora si me disculpas tengo que arreglar un asunto.
Subió a la habitación de Draco sin que nadie lo notará y se colo en ella. Al entrar se encontró con Draco sentando sobre su cama mientras leía un libro.
—Largo.—su voz fría lo corrió.
—Mira, se que estás molesto.—dijo Leonardo.
—Estuve preocupado por ti. No pareces en toda la noche después de que matas a alguien y no puedes culparme por no estar preocupado.—respondio mientras se ponía de pie y lo encaraba.
—Lo se...
—¿Dónde estabas?
Leonardo lo miro y mordió su labio con culpa. No podría decirle que había ido al cementerio solo por qué extrañaba a su novia muerta.
—No importa.—respondio después de un silencio.
—Claro que si. Al menos creo que merezco una explicación.—replico el rubio.
—Estoy bien ahora Draco, eso es lo que importa. ¿No?
—Si, pero quiero saber dónde estuviste.—insitio.
—No puedes saberlo todo. Y no intentes darme órdenes.—hablo molestó y a la defensiva.
—Sabes que, no me interesa donde estuviste. No intentó darte órdenes, solo estaba preocupado por saber dónde estabas.—respondio volviéndose a sentar.—Ahora, ¿Crees que puedas irte de mi habitación?
Leonardo lo miro con enojó y frustración al verlo tan calmado y se dio la vuelta hechando humo. Cerro la puerta y salió del lugar molestó. Bajo las escaleras para encontrarse con un mortifago.
—¡Rosier, hola, yo...!
—Muévete idiota.—lo empujó fuera del caminó y salió de la mansión para desaparecer e ir a un bar muggle.
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