𝟏 𝗠𝗲𝗺𝗼𝗿𝗶𝗲𝘀
Desde que somos niños, nuestros padres forjan nuestro camino, guiándonos para ser personas de bien, para no ser torcidos. Pero. ¿Qué pasa cuando ya te han inculcado desde niña: GOLPEAR PRIMERO,GOLPEAR FUERTE, SIN PIEDAD
Hanna estaba con su madre, entrenando para mejorar sus habilidades: la fuerza bruta, el manejo de bloqueos y contraataques. ¿Con quién más lo haría si no con su creadora? Su madre le corregía los movimientos; además del combate físico, le enseñaba estrategias que podía usar a su favor. Mientras Hanna entrenaba, su madre caminaba a su lado, diciéndole:
-Ya estás lista -dijo Kim, observando a su hija con atención-. Vas muy bien, cada vez mejoras más.
Hanna practicaba patadas, moviendo su cuerpo con destreza. Sabía cómo atacar, manejando su cuerpo en distintas direcciones: una patada hacia atrás, una alta y otra a los puntos débiles, golpeando con fuerza la bolsa de boxeo. Sus nudillos estaban endurecidos; los años de práctica estaban dando resultado.
-Tienes la misma mirada fría que tu abuelo -dijo Kim con una sonrisa de orgullo-. Dime, ¿Cuál es tu misión?
-Voy a destruir a Miyagi-Do y acabar con Daniel LaRusso -respondió Hanna con determinación, mientras golpeaba el saco.
-¿A quién debes destruir? -preguntó Kim, con una mirada seria.
-A Sam LaRusso y Eli Moskowitz. -contesto Hanna, sus patadas resonando con fuerza.
-¿Y qué es lo que realmente buscas lograr? -insistió Kim, con un tono de seriedad.
-Voy a ganar el Sekai Taikai -declaró Hanna, su voz firme y decidida.
Esos recuerdos le quedaron marcados. Hanna estaba en el avión dirigiéndose a Los Ángeles, Estados Unidos. Su madre le había comunicado que, con la caída de Silver, necesitaban nuevos reclutas y nuevos aliados.
Si estaba dispuesta a hacerlo, en su viaje, mientras dormía, recordaba uno de sus días de entrenamiento con nuevos alumnos, en especial con él.
Ese día era frío; ¿Qué mejor que entrar en calor entrenando? Hacían calentamiento para iniciar. Entre ellos se encontraban Kwon, un chico nuevo, hijo de una conocida.
Eran niños que entrenaban para mejorar. Tenían 12 años y todos estaban allí: Yoon Kwon y Hanna, quienes seguían las instrucciones de su sensei.
-Listos, empezaremos -comentó el sensei, mirando quién podría ser el elegido. Señaló a Kwon, quien respondió con una sonrisa arrogante.
Luego, señaló a Hanna, que lo miró con seriedad, dándole una mirada desafiante, que él devolvió de la misma manera.
-Al frente -ordenó el sensei. Ambos adolescentes llevaban el gi puesto; eran apasionados por el karate y lo demostraban en los entrenamientos. Y si tenían oportunidad en combate, lo harían.
-Frente a mí -indicó el sensei. Ambos se inclinaron hacia él.
-Frente a ustedes -mencionó, y ambos se inclinaron. Sus miradas ardían con fuego y deseo de poder; ninguno quería ser perdedor o segundo lugar. Tenían ambición de ser verdaderos campeones.
-Empiecen -declaró el sensei, dando inicio al combate.
Los adolescentes, en posición de combate, vieron cómo Kwon fue el primero en atacar, dando una patada.
-Eres lenta -comentó Kwon intentado atacar a su rival con una patada pero se descuido cuando .Hanna respondió con un barrido.
-Eres ingenuo -replicó Hanna, a punto de rematar con su pie en el estómago de Kwon, pero él logró tomar su pie.
Sin embargo, Kwon rodó antes de que ella pudiera hacer su movimiento. Con su pelo despeinado hacia atrás, se le veía bien. Hanna estaba lista para atacar, pero esta vez él fue más rápido.
Ella lanzaba golpes, y Kwon lograba bloquearlos. En un momento en que Hanna intentó darle un golpe, Kwon aprovechó para agacharse y le metió una patada al estómago, haciendo que retrocediera.
Hanna parecía débil; con dificultad se pudo mantener de pie.
-¿De qué sirve la fuerza si no puedes mantenerte de pie? -dijo Kwon, decidido a acabar con ella.
Cuando ella parecía caerse, Hanna usó eso a su favor, tomó el gi de Kwon y lo hizo girar hacia adelante. Kwon, sudoroso, mostró una sonrisa victoriosa.
-Eres débil, Kwon -declaró Hanna, burlándose.
Kwon tomó un salto y continuó peleando en posición, intentando tomarla por los hombros. Hanna se acercó y le metió un rodillazo, haciendo que él cayera. Pero cuando parecía tener la victoria asegurada, dio una patada por detrás.
Hanna, usando su bloqueo, actuó rápidamente con su codo y remató con una patada en el estómago, asegurando su victoria.
Una sonrisa se formó en el rostro de Hanna mientras dormía. Ese recuerdo la mantenía con fuerza. ¿Cómo sería volver a ver a Kwon? Esta vez, ¿sería para derrotarlo de nuevo o tal vez querría revancha? Estaría lista.
En Los Ángeles, en el dojo de Miyagi-Do, Chozen realizaba flexiones, vistiendo su gi marrón. Mientras entrenaba, pensaba en el nombre para el dojo y en Kim Da-Eun, una mujer que había vuelto a cruzarse en su camino.
Recordaba sus técnicas agresivas y se dio cuenta de que debía fortalecerse, siguiendo el legado del Sr. Miyagi.
Al sacudir sus pensamientos, vio a Daniel acercándose.
-Daniel-san, ¿viniste a convencerme de algo? -comentó Chozen, sin mirarlo.
-No es eso -respondió Daniel-. Vine a decirte que he cambiado de opinión.
Eso intrigó a Chozen, quien tomó postura y lo miró.
-¿Te refieres a dejar que Johnny gane? -preguntó, con escepticismo.
Chozen frunció el ceño, incrédulo.
-¿Quieres que pierda la pelea? -inquirió.
-No estoy diciendo que no sea necesaria -aclaró Daniel-. Al Sr. Miyagi nunca le importaron los torneos. Su legado era enseñar karate de la manera correcta, y podemos honrarlo bajo cualquier nombre, incluso "Colmillo de Águila".
Hizo una mueca al pronunciar el último nombre.
-Ese nombre suena ridículo -respondió Chozen.
-Eso no importa -replicó Daniel-. Lo esencial es ir al Sekai Taikai bajo una bandera unificada, sin necesidad de pelear.
Suspiró, mirando a Chozen.-¿Puedes aceptar eso?
Chozen se dio por vencido y respondió:
-Sí, puedo hacerlo.
En ese momento, llegó Johnny.
-Debí haberlo sospechado, Larusso -dijo, acercándose-. Tú arbitrarás la pelea para que tu chico gane.
Daniel cambió su mirada, pensando que iba a iniciar un pleito.
-Tranquilo, solo bromeaba -aclaró Lawrence, dirigiéndose a Chozen-. No te patearé el trasero.
-Lo admito -mencionó Johnny.
-¿Te estás retractando? -preguntó Daniel, sorprendido.
-No lo estoy aceptando; hay una diferencia -aclaró Johnny-. He pensado mucho en esto. Al final, "Colmillo de Águila" es solo otra versión de Cobra Kai, y Cobra Kai es el legado de John Kreese. No quiero nada que ver con ese tipo.
-Trabajar con ustedes me ha hecho un mejor sensei -continuó Johnny, mirando a Chozen-. Ha fortalecido a mis estudiantes, y ya no quiero enseñar solo ofensiva.
-Haré lo que sea necesario para llevar a Miyagi-Do a la victoria y asegurarme de que el legado de tu sensei perdure-aseguró el rubio
Chozen se sintió orgulloso de la decisión de Johnny.
-Miyagi-Do tiene suerte de tenerte, Johnny -mencionó Daniel, sonriendo.
-Seguro -asintió Chozen.
Johnny se inclinó hacia Daniel, y este hizo lo mismo.
-Me alegra que no vayamos a pelear -comentó Daniel.
Johnny se rio levemente.
-¿Qué dices? La pelea sigue -anunció, mirando a Chozen.
-¿Espera, por qué? -preguntó Daniel.
-¿Por qué no? -respondió Chozen.
-¿Por qué no? -repitió Daniel, asintiendo para que ambos senséis pelearan. Johnny lucía el gi rojo de "Colmillo de Águila", mientras Chozen y Daniel se colocaban en medio.
-Mírenme venir -dijo Daniel, y Johnny y Chozen lo hicieron-. Ahora, frente a frente, ven -repitió Daniel, y ellos lo hicieron de nuevo, posicionándose de manera divertida.
Mientras tanto, Sam y Tory, quienes ahora podían trabajar juntas dejando de lado sus rivalidades, entrenaban. Sam enseñaba técnicas de equilibrio, y Tory imitaba sus movimientos.
Finalmente, estaban de acuerdo. Entre los chicos estaban Robby, Miguel, Demetri y Halcón. Aunque habían tenido peleas y rivalidades, ahora estaban unidos, mejorando sus habilidades.
Mientras Kenny se unía a Miyagi-Do, observando el lugar. Los chicos se detuvieron al verlo.
Robby, acercándose a Kenny y saludándolo con el puño. Miguel hizo lo mismo, acercándose a él.
Kenny miró a Anthony, quien estaba practicando boxeo. Ambos compartieron un gesto de complicidad.
Mientras tanto, Chozen y Johnny peleaban. Johnny lanzaba patadas, y Chozen las bloqueaba, ambos con rapidez y estilos diferentes. Johnny empujó a Chozen, liberándose de sus agarres y señalando a Daniel.
-Hemos recorrido un largo camino para llegar hasta aquí -declaró Daniel, mirando a sus alumnos.
-Hemos dejado atrás viejas rivalidades -continuó Daniel, con firmeza.
-Es hora de un nuevo comienzo -añadió, enfatizando la importancia del cambio.
-Ahora somos todos parte de Miyagi-Do -afirmó Daniel-, un Miyagi-Do renovado.
-Más fuertes que nunca y más unidos -afirmó Chozen, con una mirada decidida.
-Con un propósito claro -dijo Chozen-. Un equipo, un dojo.
-Y con un nombre que refleja nuestra tradición y honor, además de un nuevo logo -anunció Johnny-. Prepárense para el nuevo gi blanco de bonsái, adornado con una águila en la parte superior, junto a nuestros nuevos estudiantes al frente, apoyados por Daniel y Chozen.
-Hemos resuelto nuestras diferencias, y ahora Miyagi-Do está listo para enfrentar cualquier desafío que se presente -concluyó Johnny, inclinándose junto a los otros dos senséis hacia sus alumnos, quienes llevaban con orgullo el nuevo gi.
En los lugares más oscuros, un grupo de estudiantes entrenaba en una noche sombría. En medio de los arbustos, un hombre apareció. Los estudiantes lo miraron, cambiando de postura al unísono.
El hombre se sacó el puro de la boca y declaró:
-Dile a Kim Da-Eun que Cobra Kai ha vuelto.
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