III. Red Herrings
CAPÍTULO TRES
PISTAS FALSAS
—Cuando éramos pequeños, había una parte del museo Flash que a Tom y a mi nos daba miedo. Supongo que es normal que los niños tengan miedo de los monstruos. Pero este monstruo era distinto. Nadie sabe de dónde vino ni cómo obtuvo sus poderes ni quién es. Lo único que se sabe es su alias y el último sonido que oyen sus víctimas—explica Taylor bajo la atenta mirada de sus padres, Caitlin, Cisco, Ralph y Jay—Lo que a mi siempre me dio miedo era el echo de que nunca conseguíais atraparle. Ahora mi miedo es que... el sonido que se describía en mi futuro no es el que se oye en la grabación. Lo que significa que...
—El futuro ha cambiado—Jay completa sus palabras, ganándose un asentimiento por su parte—
—Espera, retrocede—pide Tessa, atrayendo su atención—¿Nunca le atrapamos?
—Tú, Jay y Hailey aún lo buscáis. Hailey en particular esta muy empeñada en encontrarle—admite Taylor—Supergirl, las Leyendas, hasta la Liga lo intentó, pero nadie lo consiguió.
—Probablemente porque puede anular los poderes con esa maldita daga mágica—señala Ralph, cruzándose de brazos—
—No los míos—le recuerda Tessa—
—Como Tessa, no todos los superhéroes son metahumanos—señala Caitlin a su lado—¿Qué pasa con...?
—¿Green Arrow?—Taylor completa su pregunta—Si, lo intentó, pero...
—Así que es un Jack el Destripador de metahumanos—señala Cisco. Taylor suspira en un asentimiento—Que bien—murmura de forma sarcástica, apoyando su frente contra sus brazos, los cuales tenía apoyados sobre el respaldo de la silla en la que Tessa se sentaba—
—¿Qué más sabes de él?—inquiere Tessa entonces—
—Solo que... ha llegado antes.
Barry frunce el ceño ante su respuesta.
—¿Qué significa eso?—cuestiona—
—En mi historia su primera víctima fue un metahumano llamado Floyd Belkin. Nunca mató a Gridlock ni a Bloque, ni a ninguno de los otros metas. Son víctimas distintas.
—Porque la línea temporal ha cambiado—asume el velocista—
—Si. Y ahora han muerto... por mi culpa—señala, bajando la mirada al suelo—
Barry la observa con pena antes de darse la vuelta parar mirar a su mujer y a sus amigos.
—Quién sabe los efectos que puede tener este cambio o a qué futuro volverán Taylor y Thomas. Hay que encontrar a ese tipo enseguida—declara con firmeza—
Cisco abre sus ojos, levantando su cabeza para mirarle.
—¿Quieres decir al que nuestros yo futuros no pudieron atrapar?—cuestiona incrédulo, Barry asiente—Genial. Y yo creía que vencer a The Thinker fue duro.
—Podemos hacerlo—asegura Jay, atrayendo su atención—Repasamos los escenarios de los crímenes, preguntamos de nuevo a los testigos y...
—Tengo un plan—declara Taylor, interrumpiéndole—
—¿En serio?—la observa sorprendido—
—Hailey.
—¿Hailey?
—El futuro ya a cambiando así que... no creo que decir esto afecte mucho más a la línea temporal—comenta de forma pensativa, bajando la mirada durante unos segundos antes de volver a mirarles—En algún momento en los próximos 2 años, no sé exactamente cuándo, tú y mamá le contáis la verdad a Hailey. Ella, como todo el mundo que viera el juicio del tío Ollie saben que mamá es StarNight, pero Hailey investiga por su cuenta y descubre la identidad de papá, Cisco y Ralph. Así que acabáis explicándoselo todo y ella se une al equipo—les explica. Jay y Tessa comparten una mirada ante aquella revelación—Desde que tengo memoria, Hailey es la persona más decidida a encontrar a este asesino. Solíamos llamarlo Cicada por el sonido que emitía. Ahora ya no tiene sentido, pero ella es una buena investigadora, nos vendría bien su ayuda.
—Es una buena idea—admite Barry, encogiéndose de hombros—Si confiáis en ella, yo no tengo ningún problema en contárselo.
—Yo tampoco—comenta Cisco—
—No—declara Jay, volteándose hacia Taylor, quien le observa sorprendida—No lo haré. Tiene que haber otra forma. Hailey sabe sobre Tessa, pero no la quiero metida en esto. Perdí a Emma, no la perderé a ella también.
—Lo acabará sabiendo...—señala la joven, confusa por su reacción—
—Tal vez si, tal vez no. Él futuro ha cambiado, ya no lo sabes—señala, frustrado—Como tampoco sabes las consecuencias que puede causar que se lo contemos. Tiene que haber otra forma.
Tessa baja la mirada hacia sus manos ante la mención de Emma. Podía notar el dolor en la voz de su mejor amigo. Hailey le importaba. Tal vez más de lo que él quisiera admitir.
—Bueno, está Wells—comenta Taylor, obligándola a levantar la mirada—
—¿Harry?—inquiere, confusa—
Taylor niega.
—Cualquier Wells—señala—Sé que nunca contactáis con ninguno para encontrar a Cicada, tal vez si hacemos las cosas diferentes...
—Vale la pena intentarlo—admite Barry—
Una hora después de mandar un mensaje al consejo Wells, Cisco recibió una respuesta. Un detective Wells de otra Tierra estaba dispuesto a ayudarles a encontrar al asesino de metas. Así fue como el equipo se encontró en la sala de descanso de Laboratorios STAR para reunirse y conocer a este nuevo Wells.
Tessa no estaba especialmente contenta por tener que conocer a otra versión de Harry. Con H.R las cosas no acabaron bien, y en el fondo ella sabía que ningún otro Wells del multiverso estaría a la altura de Harry. Apenas había pasado una semana desde que se había ido y ella aun no se sentía preparada de ver su cara de nuevo en otro doppelgänger.
—Muchísimas gracias por venir, detective.
—Seguro que te gustaría que me fuera, ¿verdad?—inquiere el hombre, bebiendo un trago del té que acababa de prepararse—Así tendrías más tiempo para recuperarte de tu mal de amores.
Cisco frunce el ceño.
—¿De qué estás hablando?
—La hinchazón subcutánea bajo los ojos indica que has estado llorando. La descamación de la piel indica deshidratación, probablemente por el consumo de alcohol—señala de forma obvia—Alcohol mas llanto solo puede significar que te han dado calabazas.
—Pues no, detective, no me han dado calabazas—señala, ofendido—
—¿Ah, no?—eleva sus cejas, observándole con incredulidad—
—Fue una decisión de los dos—aclara el latino de forma nerviosa—Gypsy y yo lo decidimos juntos, en equipo.
—Claro. Por supuesto.
—Y no he estado llorando. Es más, ya ni me acuerdo de la última vez que lloré por eso—su voz comienza a romperse, luchando por no ponerse a llorar ahí mismo—Disculpadme.
Se da la vuelta y abandona la sala, bajo la antena mirada de sus amigos. Barry especialmente estaba sorprendido por las habilidades del detective.
—Y tú eres el velocista local, supongo—señala, observando a Barry—
—¿Cómo...?
—Que siempre frena con el talón derecho a juzgar por el desgaste de tu calzado—señala sus zapatos antes de posar su mirada en Taylor—Un rasgo que tú has heredado de tu padre—observa a la joven con atención—Aunque compartes más lenguaje corporal con tu madre, que no deja de jugar con el collar alrededor de su cuello desde que empecé a hablar—se acerca a Tessa, mirándola con intriga—¿Qué me ocultas?
—Probablemente muchas cosas—admite la joven Merlyn, dedicándole una sonrisa forzada y soltando el colgante—
—Oh, si, una chica misteriosa—señala con una sonrisa—Tu movimiento nervioso denota una búsqueda de confort al jugar de forma distraída con ese colgante. ¿Es tal vez un regalo de alguien especial? ¿Un posible ex amante?
—Dios, no—exclama, sorprendida por su suposición—Es de...
—Tu hermano—completa entonces tras ver su reacción—¿Me equivoco?
La mirada de Tessa se endurece. No sabía cómo había podido averiguarlo, pero eso no eliminaba el nudo en su garganta al oír que lo había descubierto.
—¿Podemos empezar a buscar a Cicada o cómo quiera que le llamemos ahora?—Jay interrumpe su conversación al notar la incomodidad de su amiga—
El detective levanta su mirada hacia él.
—¿Tiene prisa, inspector Halstead?—inquiere con interés—¿Le espera alguien? ¿Una chica tal vez?—Jay le devuelve la mirada casi igual de fría que la de Tessa. El detective sonríe de forma nerviosa—Excelente. Busquemos a Cicada. Pero primero, hablemos de mis honorarios.
—¿Nos vas a cobrar?—Taylor le observa incrédula—
—Este servicio no es gratis, ¿verdad?—señala, agarrando un papel y sacando un bolígrafo de su chaqueta—No trabajo por la voluntad. Y estaremos todos de acuerdo que un villano del calibre de Cicada requiere una cantidad importante. Señorita Merlyn—sonríe, entregándole el papel—
Tessa lo agarra con duda, mirando la cifra escrita en él.
—Tienes que estar de broma—murmura, incrédula—
—Vaya—exclama Taylor a su lado—Eso es mucho dinero incluso en mi época.
—Soy caro, pero merezco la pena—asegura él—¿Qué os parece?
—Podemos vender acciones de Laboratorios STAR—propone Barry, mirando a su mujer—
—No es el dinero lo que me preocupa. Tengo este dinero. Lo que me preocupa es si podemos confiar realmente en que este Wells encontrará a Cicada—responde Tessa—
—La duda ofende, señorita Merlyn—se queja, al sentir su dudosa mirada sobre él—
—Está bien—suspira Tessa—
—¡Si!—celebra, estirando su mano hacia ella—¿Cerramos el trato?
Tessa asiente, estrechándole la mano. Entonces el detective se gira hacia Barry para estrechar su mano con él también.
—¿Oís eso?—inquiere entonces—A juzgar por esos frenéticos pasos, se aproxima un hombre alto y sensible o un bebé jirafa asustado.
—Hola—saluda Ralph, entrando en la sala—Veréis, tengo un problema, chicos... ¡Hey!
—Hola, bebé jirafa.
—¡Harry!—exclama con alegría—¿Cómo estas?
—Este es Sherlock Wells—señala Barry—
—Loque—corrige el hombre—Sherloque.
—Sherloque—repite Barry, frunciendo el ceño por la diferencia de acento—
—L-O-Q-U-E—deletrea—En francés canadiense.
—Sherlock va a ayudarnos a encontrar a Cicada—explica Jay—
—Sherloque—vuelve a corregirle—
—Oh, eres una especie de detective—asume Ralph—
—Un detective con muchos fans—asegura, agarrando otro papel—¿A nombre de quien firmó el autógrafo? ¿Al de bebé jirafa?
—No, no, no. Yo soy... Yo también soy detective—le informa—
Sherloque le observa sorprendido. Pero cuando se dispone a preguntarle sobre sus casos resueltos, Taylor le interrumpe.
—Cicada—habla la joven—¿Podemos volver a eso?
—Cicada, si—asiente Sherloque—He repasado las pruebas y sé dónde encontrarle. Así que... a ver si acabamos antes de cenar. ¿De acuerdo? Muy bien.
Jay se había ofrecido voluntario para cuidar de William mientras Tessa, Barry y el esto del equipo buscaban a Cicada. Así que, mientras el chico hacía deberes, Jay se encargaba de prepárale la cena. Se encontraban en casa de Barry y Tessa, pero para Jay era como si estuvieran en su casa.
—¿Necesitas ayuda?—inquiere, levantando su mirada—
William niega, concentrado en continuar escribiendo.
—No te ofendas, pero no creo que la física y la aerodinámica sean lo tuyo—señala el joven—Si los deberes fueran sobre protocolos policiales serias el primero al que acudiría.
Levanta su mirada, dedicándole una sonrisa. Jay no duda en devolvérsela, colocando los spaghettis en la olla de agua hirviendo.
—Creía que hacías deberes del colegio—comenta, agarrando el libro sobre la encimera—Esto parece mucho más complicado.
—Son los libros que me dio Barry—le explica—Quiero aprender todo lo que pueda.
—Impresionante—admite—Yo a tu edad apenas aprobaba matemáticas.
William sonríe ante su comentario.
En ese momento dos golpes contra la puerta llaman su atención. Ambos dirigen su mirada hacia allí, confusos. Depositando el libro de nuevo sobre la encimera y tras indicarle William que vigilará la comida, Jay camina hasta la puerta principal.
Sin duda no se esperaba encontrase con lo que se encontró al otro lado. Hailey se encontraba frente a él, una mirada asustada en sus ojos que le preocupó al instante. Buscó su arma en la cintura de sus pantalones, pero esta ya no se encontraba ahí. La había guardado en el mismo instante en el que él y William habían entrado en la casa, no queriendo que el chico la tocara. La frustración le invadió rápidamente, pero no le dio tiempo a actuar, pues en ese instante una figura apareció tras Hailey, una daga brillante en sus manos que le hacía saber de quien se trataba.
Hailey dio un paso adelante al sentir un pequeño empujón en su espalda. Dando pasos atrás, Jay dejo que tanto ella como Cicada entraran en la casa. Sus ojos viajaron hacia su izquierda, esperando encontrarse con un asustado William sentado en el taburete donde previamente se encontraba. Pero el joven ya no estaba allí. Intentando no mostrar confusión, su mirada viajó rápidamente de nuevo hacia la figura de capa negra.
—Haremos esto muy rápido—la voz de la figura suena distorsionada a causa de lo que Jay identificó como un distorsionado de voz parecido al que Sara usaban al aparecer en Star City como Canary—No quiero haceros daño. Solo quiero encontrar a Vibe.
—¿Por qué?—la voz de Jay suena firme, sin ningún rastro de miedo—
—Tengo que acabar lo que he empezado. Toco la daga, ahora debo matarlo—responde sin dar muchas explicaciones. Jay frunce el ceño—Así que vas a llamarle o esto no acabara bien para vosotros. Tiene unos bonitos amigos, detective. No me gustaría tener que hacerles daño—señala, mirando las fotos situadas sobre el mueble decorativo de la entrada—
Jay baja su mirada hacia Hailey. Esta parecía mucho más tranquila. Jay podía sentir que ella confiaba en él, en cualquier decisión que tomara. Estaba preparada para sufrir dolor si con eso salvaban la vida de un héroe como Vibe.
—No pienso ponerle una trampa a Vibe—declara Jay entonces, volviendo a mirar a la figura—Amenázame todo lo que quieras, no tengo miedo.
—Sé que no tienes miedo. Pero deberías.
Celebrando que parecían haber atrapado al asesino de metas, el equipo se encontraba reunido en la sala de descanso de Laboratorios STAR. Todo idea de Taylor, quien había preparado todo para la pequeña fiesta. Barry, sin embrago, no estaba muy seguro de que el hombre al que habían atrapado fuera verdaderamente Cicada. Así que decidió investigar por su cuenta antes de reunirse con ellos.
—¡Papá!—exclama Taylor tras entregarle una copa a Sherloque, quien le agradece con una pequeña sonrisa—
La joven camina hacia él, feliz.
—Estamos celebrando...
—Tay, espera—le pide él, interrumpiéndola—Hersch no es Cicada.
Sus palabras provocan que Sherloque se atragante con su bebida y que Tessa y Cisco dirigían sus miradas hacia el velocista.
—¿Qué? Tiene que ser él—asegura Taylor, confusa—
—No. He revisado la huella de la bota de Cicada en los ataques de Bloque y Gridlock, y es tres números más pequeña que la de Hersch—explica—
—Pues claro que es él—declara Sherloque, depositando su copa en una mesa—Siempre es Hersch. Cada vez que capturo a Cicada tiene el mismo nombre.
—Espera, ¿ya habías pillado a ese tío?—Cisco le observa con confusión—
—37 veces—asiente—He capturado 37 Cicadas en 37 Tierras. Y cada vez que intento atraparle el rastro me lleva al David Hersch de esa Tierra.
—Entonces, ese perfil psicológico que has creado te lo has inventado.
—La primera vez no, solo las siguientes 36–aclara con rapidez—Lo adornó un poco para impresionar al cliente y luego paso al final.
—Y yo que creía que eras un mal detective. Pero no eres un mal detective, solo eres un detective vago.
—No soy vago, soy eficiente, ¿sabes?—comenta, dándose la vuelta para mirar a Barry, Tessa y Taylor—Solo quiero señalar que no hay razón para que el Cicada de esta Tierra sea otro que no sea David Hersch.
Tessa inclina su cabeza de forma pensativa.
—Puede ser que haya una razón—comenta la chica—
—¿Cuál?—Sherloque la observa con curiosidad—
—La línea temporal.
—Si. Desde que llegó Taylor las cosas han cambiado un poco—explica Barry—
—Oh, no. Teníais que... ¿Cómo no me lo habéis dicho? ¿Cómo podéis esperar que funcione si no me dais todas las variables?—se queja el detective con clara frustración—
—No sé. Pero esperamos que nos devuelvas la pasta—señala Cisco, acercándose a él con una mano estirada—
—Eso. Si.
—No, no—niega Sherloque—Ya ha desaparecido
—¿Te has gastado todo el dinero en un día?—Tessa le observa incrédula—
—Si.
—¿En qué?
—Mi exmujer—responde con rapidez—Ex... mujeres. Siete matrimonios, cinco mujeres. Un montón de pensiones. Pero eso no importa, lo que importa es que no es culpa mía. Es culpa de ella—señala a Taylor—Malditas variaciones temporales.
Se queja, pasando por su lado para abandonar la sala. En ese instante Taylor se gira hacia su padre.
—No puedes soltar a Hersch por una huella de bota—declara con firmeza—Es un meta.
—Ya. Esa es la otra cuestión—suspira Barry—Hersch no tiene materia oscura, no es un meta. Nos hemos equivocado de hombre, no es para tanto. Solo debemos...
—No, esta vez no—niega Taylor, interrumpiéndole—¿Sabes lo que haremos? Encerrarle en una celda hasta que hable. Podemos usar el lazo de mamá. Voy a traerle.
Se dispone a usar su velocidad e irse, pero Barry la sujeta de los hombros, frenándola.
—Hey, hey. ¿Qué haces?—inquiere, sorprendido por su reacción—De eso nada. No vamos a secuestrar a un sospechoso bajo custodia policial. Y si no lo entiendes puedes quedarte al margen.
Taylor le observa incrédula, volteándose hacia su madre.
—¿Mamá?—eleva sus cejas, expectativa—
—Taylor...
—¿En serio? ¿Tú también?—la interrumpe al reconocer el tono de su voz y la expresión en su rostro—La temeraria Tessa Merlyn se niega a interrogar a un sospechoso. ¡Es un asesino!
—Has oído a tu padre. Las pruebas...
—¿Desde cuando te importan las pruebas?—cuestiona, incrédula—El siguiente meta al que Cicada mate puede ser vuestro hijo—señala, mirándoles a ambos con dureza antes de usar su velocidad para irse—
Tessa suspira con pesadez, compartiendo una mirada con su marido.
—Y volvemos a punto de partida—comenta Cisco, llenando su copa con el resto de bebida que Sherloque no había tomado—
Barry se pasa una mano por su rostro, caminando hasta la pequeña terraza para poder tomar un poco el aire. Tessa no duda en seguirle, colocando una mano en su hombro en señal de apoyo.
—No entiendo a Taylor—se queja, conectando sus miradas—Parecía estar mejorando con el entrenamiento. Venció a Bloque y estaba progresando, pero de repente quiere colarse en comisaría y secuestrar a un sospechoso que está bajo custodia. Y sé que es tu hija también y las acciones temerarias y algo ilegales van en la sangre Merlyn, pero... Es como si quisiera convertir a Hersch en Cicada.
Tessa suspira, bajando la mirada. Barry no estaba equivocado. Hasta ese momento Taylor había mostrado una personalidad mucho más parecida a la de su padre, pero esa noche se habían visto claramente sus genes Merlyn. Barry ya lo había notado antes ese día. Su cabezonería, deseo de independencia y confianza extrema en si misma era algo que le recordaba a Tessa, pero nada había sido tan determinante como lo que acababa de ocurrir.
—Barry, ¿de verdad no entiendes por qué esa obsesión?—inquiere Tessa. El tono de sorpresa claro en su voz—
—¿Por qué? ¿Debería?—cuestiona, confuso—
—Ha estado oyendo lo de los efectos en la línea temporal desde que llegó—señala con obviedad—Y al principio eran relativamente pequeños, pero con Cicada...
—No lo son tanto—murmura Barry, recibiendo un asentimiento por su parte—
—Es uno de los peores asesinos en serie de la historia y por culpa de Taylor... ha llegado antes y es una persona distinta.
—Y sus víctimas son diferentes.
—Es un peso enorme para una joven que solo quiere pasar tiempo con el padre que nunca conoció—señala—Eso sin mencionar lo de su hermano. Se siente culpable, Barry. Lo único que quiere es arreglar sus errores. Cueste lo que cueste. Y... sé que ambos podemos sentirnos identificados con eso.
Barry asiente, soltando un pequeño suspiro al entender todo con más claridad. Su cabeza comenzó a dar vueltas para pensar en una forma de hablar con Taylor y ayudarla, pero en ese momento su teléfono vibró, llamando su atención.
—Hay una emergencia en la entrada de la galería de celdas—informa, al leer el mensaje que acababa de recibir—
Tessa frunce el ceño, siguiendo sus pasos hasta la entrada del acelerador de partículas. Allí les esperaba Taylor, junto a lo que parecía ser una montaña de polvo con un sobrero encima.
—¿Seguro que esto es...?
—¿Sherloque? Si—afirma Taylor, completando la pregunta de su padre—
—¿Qué ha pasado?—le pregunta su madre, confusa—
—Pues al parecer estaba donde no debía cuando este núcleo de fisión entró en estado crítico—señala el panel de control a su lado, donde unas baterías se encontraban colocadas—Creo que no estaba bien colocando en su sitio.
—Y se ha convertido en cenizas—señala Barry—
—¿Eso es posible?—inquiere su mujer—
—Una trampa—la voz de Cisco tras ellas hace que Taylor y Tessa den un brinco—
—¡Dios!—exclama la joven—
—¡Qué susto!—se queja Tessa a la vez—
—Aquí hay trampa—señala Cisco, ignorando sus relaciones—Veréis, estos núcleos de aquí funcionan con un circuito redundante en cascada. Así alimentan toda la galería. Y si uno explota... explotan todos.
—Si, habría explotado la galería entera—señala Barry, recibiendo un asentimiento por parte de su mejor amigo—
—Exactamente—declara, urdiendo el regaliz en sus manos en la montaña de polvo. Tessa y Taylor le miran con una mueca de asco—Esto sabe... a hojas de té—declara tras probarlo—Barry, se bueno y registra el edifico en busca de un cobarde con sombrero, así de alto y que huele a té.
Sin dudarlo, Barry usa su velocidad, volviendo un segundos después, esta vez acompañado de un muy vivo Sherloque.
—Uh, decidme, ¿quién ha muerto?—inquiere el detective, observando la escena frente a él como si él no la hubiera preparado—
—Tú si no me devuelves mi dinero—le responde Tessa—
—Tenía esto—declara Barry, lanzándole un objeto a Cisco—
—Dámelo—se queja Sherloque—
—Oh, cómo no—suspira Cisco, mirando el aparato para abrir brechas—¿Pensabas que podías largarte a otra Tierra sin devolvernos la pasta?
—Funcionó con mi cuarta mujer—explica el hombre—Y con la sexta. Eran la misma, ¿sabes?
Barry ignora sus palabras, mientras que Cisco se acerca a ellos y agarra a Sherloque del brazo.
—Vamos, tú te quedas aquí a ayudarnos—declara, empujándole hacia el pasillo—
Tessa no duda en seguirles, dejando a Taylor y a Barry a solas.
La joven baja la mirada, comenzando a caminar para ir tras ellos, pero su padre hace que frene sus pasos al sujetarla delicadamente del brazo.
—¿Estás bien?—cuestiona, preocupado—
Taylor levanta la mirada hasta él y asiente.
—Si, si. Es que... por un segundo he pensado que traer a Sherloque había sido su muerte—explica, mordiéndose el labio de forma nerviosa—Al menos ya hay algo que no es culpa mía.
Barry asiente levemente.
—Oye, quería hablar contigo un momento—le pide, sentándose en uno de los lados del pasillo. Taylor le imita, sentándose al otro lado, frente a él—Creo que entiendo como te sientes. A veces nuestros poderes son tan extraordinarios que hacen que nuestros errores se amplifiquen. Y también la culpa.
—Es que debo sentirme culpable—asegura ella con rapidez—Siempre he metido la pata, pero nunca así. No pensé que echaría de menos no tener estos poderes. Al menos los errores que cometía con mi arco y mis flechas no eran tan grandes. Y Tom siempre estaba ahí para solucionarlos. Mamá, William...
—Si cada vez que cometes un error te precipitas a arreglarlo, solo vas a empeorarlo—señala Barry tras escuchar sus palabras con atención—Créeme, lo sé mejor que nadie. Ten un poco más de paciencia. Para un momento, piensa antes de actuar y después soluciona el problema, ¿vale?
—Vale.
Cicada les había obligado a él y a Hailey a atarse a unas sillas para evitar que se movieran. Su figura caminaba por el salón de la casa, observando cada objeto, cada foto con interés. Con su espalda contra la de Hailey, Jay juraba que podía oírla pensar. Llevaban casi dos años trabajando juntos, se conocían mutuamente, tal vez más de lo que cualquiera pudiera llegar a conocerles. Hailey entendía cosas de él que ni Tessa ni el mismo entendían. Y él podía leerla a ella sin intercambiar palabra.
Su mano buscó la suya, agarrando su muñeca en señal de apoyo. La respiración de Hailey se relajó casi al instante.
—Esto es por Tessa, ¿verdad?—su voz suena como un susurro, esperando que Cicada no pudiera oírla—Porque es StarNight.
—Es más complicado que es. Pero si. Ese es el resumen—le responde él—
—¿Quién es esta mujer?—la voz de Cicada le obligó a levantar la mirada, volviendo a ponerse alerta—
La figura caminó hacia él, una foto en su mano izquierda, la daga en su derecha. Jay no pudo evitar fruncir el ceño al ver a quien señalaba.
—¿Por qué?—inquiere, buscando los ojos de la figura frente a él—
—¿Quién es?—insiste—
—Nadie.
—No me mientas.
—No lo hago.
En ese instante, un movimiento tras Cicada llamó su atención. Su mirada se desvió levemente, observando como William caminaba hacia la puerta de forma sigilosa. Sin embrago la figura frente a él no tardó en darse cuenta del movimiento de sus ojos, dándose la vuelta con rapidez.
Su daga voló directa a la figura, clavándose en la madera de la puerta, junto a su cabeza. En ese instante, asustado, William no duda en apretar el botón del pánico de su móvil, mandando una alarma a Laboratorios STAR.
Esta alarma fue recibida tanto por Cisco, quien se encontraba en su taller, como por Tessa. La expresión en su rostro cambió por completo al ver quien la había mandado, sintiendo el miedo recorrer su cuerpo.
—¿Qué pasa?—la voz de Barry la obliga a levantar su mirada, viendo como tanto él como Taylor entraban al cortex—
—William.
Su respuesta hace que Barry no espere ni un segundo para ir en su auxilio. Sin embrago, Cisco había sido más rápido, pues nada más recibir la alerta había usado una brecha para llegar a la casa.
—Tiene a Cisco—informa Jay al ver llegar al velocista—
Barry frunce el ceño, observando como el policía abrazaba a William contra su cuerpo.
—Cicada se ha llevado a Cisco—informa entonces a través de salas comunicaciones—
—¿Que se lo ha llevado? ¿A dónde?—inquiere Tessa desde el cortex—
—No lo sé. Se han metido en una brecha cuando yo llegaba.
—Puede llevarles a cualquier lugar—señala Taylor, preocupada. Tessa se gira hacia ella—
—Cisco, ¿puedes oírme?—inquiere entonces a través de las comunicaciones—
—Chicos, ¿me oís?—la voz de Cisco suena casi a la vez que la suya—
Soltando un suspiro de alivio, Tessa vuelve a hablar.
—Cisco, ¿dónde estás?
—No lo sé. Mi brecha se ha roto y nos ha dejado tirados en un bosque.
—¿Puedes abrir otra?—cuestiona Barry—
—No funciona.
—Cicada anula sus poderes—asume Taylor en el mismo momento en el que la daga pasa volando junto a Cisco—
—Sin el satélite no puedo localizarlo—se queja Tessa—Y solo en este estado hay cinco millones de hectáreas de bosque.
—Black Forest y Roanoke están cerca. Empezare por ahí—le informa Barry—
Jay se separa de William para mirarle a la cara y asegurarse de que se encontraba bien. Una vez seguro de así era, se giró hacia su compañera. Hailey terminaba de desatar la cuerda alrededor de sus tobillos en el mismo momento en el que Barry uso su velocidad para ir en busca de Cisco.
—No vamos a encontrarle a tiempo—se queja Tessa, mirando a su hija—
—Bueno, antes de rendirnos. ¿Qué clase de árboles?—inquiere Sherloque, entrando en el cortex. Ambas se giran hacia él, una mirada confusa en sus rostros—En ese bosque, ¿qué clase de árboles hay?
Tessa frunce el ceño, pero decide prestarle atención.
—Cisco, ¿qué clase de árboles hay?—inquiere entonces a través de las comunicaciones—
—No lo sé. Estoy en un bosque—responde el latino de forma agitada, pues se encontraba corriendo—
—Ya, hasta ahí nos ha quedado claro.
—¿Qué clase de árboles ves?—insiste Sherloque una vez Tessa abre las comunicaciones para que Cisco y Barry puedan oír a todos los presentes en el cortex—
—Pinos, creo—responde entonces—Algunos tienen hojas puntiagudas.
—Puntiagudas. ¡Fresnos! Claro—celebra su descubrimiento—Bien, ahora quiero que aguantes el aliento.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque necesito oír el bosque.
Aunque confuso, Cisco decide hacerle caso. Aguantando su respiración los sonidos a su alrededor haciéndose mucho más claraos.
—Grillos—escucha Sherloque—Grillos de campo, viven en el suelo. En fin, coteja grillos de campo con altas concentraciones de pinos y fresnos en campo abierto y obtienes...
—Bosque Collins—completa Tessa tras hacer la búsqueda—
—Ya voy—declara Barry—
Cisco sintió un gran alivio crecer en él al saber que sus amigos habían encontrado el lugar en el que se encontraba e iban en su auxilio. Sin embrago, ese alivio despareció rápidamente al sentir la daga de Cicada clavarse en su hombro derecho, sacando el aire de sus pulmones. En ese instante Cicada le trajo hacia él, pero la llegada de Flash atrajo su atención, sacando la daga del hombro de Cisco para acercarse al velocista, quien ante la proximidad de tal arma se había quedado sin sus poderes.
Los golpes que Cicada le daba se oían de forma demasiado clara por las comunicaciones. El miedo, la preocupación y la ira crecían en Tessa al oír los quejidos de dolor de su marido. Cicada era mucho mejor en la lucha cuerpo a cuerpo de lo que era Barry. Por lo que Tessa había visto estaba a la altura de Oliver y de la Liga de Asesinos.
—Necesito una brecha móvil—declara, buscando por todo el cortex—Cicada sabe pelear. ¡Barry, sal de ahi! ¡Barry!—exclama a través de las comunicaciones—
Taylor la observa correr de un lado a otro. Su rostro lleno de angustia y preocupación. Todo esto era su culpa, su padre estaba sufriendo por su culpa, su madre estaba sufriendo por su culpa. Todo era su culpa. Tenía que encontrar una forma de arreglarlo.
Sintiendo la ansiedad crecer en ella, la joven decidió usar un truco que su hermano le había ensañado, Flashtime. Todo a su alrededor se paralizó, iba a tal velocidad que el mundo a su alrededor parecía haberse congelado. En ese instante solo estaban ella, sus pensamientos y los acelerados latidos de su corazón. Recordó las palabras de su padre, piensa antes de actuar.
—¡Lo tengo!—exclama, volviendo al mundo real. Tessa levanta su mirada hacia ella—Puedo arreglarlo. Lo he pensado bien. Esta vez no meteré la pata, te lo prometo.
Tessa asiente levemente, mirándola a los ojos.
—Confío en ti—le asegura—Ve.
Sin dudarlo un instante más, Taylor usa sus poderes para dirigirse al bosque Collins.
Ella era un experta arquera, había aprendido de su madre. Conocía los ejes de trayectoria de una flecha, su aerodinámica y física. Conocía el peso de sus flechas, la fuerza necesaria para dispararlas, el balance de su arco. Si sabía todo eso, debía saber también cómo lanzar un rayo. No era una experta en la materia, pero tenía buena memoria, y recordaba los consejos de su hermano. Así que, esta vez, cuando lanzó un rayo, éste fue en la dirección adecuada hasta impactar contra Ciscada.
Viendo a su padre caer al suelo, Taylor se giró hacia Cisco, lanzándole uno de los núcleos de la galería de celdas.
—¡Usa esto!—exclama—
Cisco lo atrapa entre sus manos, observando el objeto. Entonces, tras dedicarle una mirada rápida a la joven, el latino activa el núcleo y lo lanza hacia Cicada.
—¡Hey, Michael Myers! ¡Anula esto!
Como si de una raqueta se tratara, Cicada uso su daga para devolver el núcleo hacia Cisco. Fue entonces cuando éste explotó y los datos vitales de Cisco desaparecieron por completo.
—No. No, no no—se lamenta Tessa al ver aquello—Cisco ha desaparecido. Dios mío.
Sherloque la observa con pena, colocando una mano sobre su hombro.
Aturdido por la explosión, Barry se pone en pie, caminando hacia Cicada tras ver las gafas rotas de su amigo en el suelo. Sospechaba lo mismo que su mujer. Cisco había muerto.
Taylor no le dejó acercarse más a la figura enmascarada, interponiéndose entre ambos, lanzando una patada contra Cicada. Este la esquivó con rapidez, devolviéndole el golpe. Ahí fue donde Barry pudo ver el verdadero talento de su hija. Taylor tal vez no fuera la mejor con la velocidad, pero sin duda era buena luchadora. Sus movimientos eran un claro ejemplo de un entrenamiento de lucha digno de ser comparado con el de su propia madre, Oliver y Sara.
Pero los de Cicada también era así. Aquella pelea no parecía inclinarse hacia ninguno. Sin embrago, cuando Taylor consiguió golpear su cabeza, Cicada se tambaleó hacia atrás. No parecía dolorido o herido, si no confuso y aturdido. Entonces atrajo su daga hacia su mano y como si del martillo de Thor se tratara lo uso para salir volando de allí.
Taylor toma una bocanada de aire, girándose hacia su padre. Fue entonces cuando una brecha se abrió a su lado. Barry suspira aliviado la ver la figura de su mejor amigo aparecer por ella.
—Está vivo. Está vivo—informa por las comunicaciones, lanzándose a sus brazos para envolverle en un abrazo—¿Cómo lo has hecho?
—Tu hija—responde Cisco, separándose del abrazo y posando su mirada en Taylor—Recordó que hay más de una forma de abrir una brecha.
Le enseña el pequeño aparato de brechas móviles en su mano, el cual Taylor había pegado junto al núcleo que le había entregado segundos antes.
—Sabía que Cicada no se rendiría hasta que Vibe estuviera muerto—explica la joven bajo la mirada orgullosa de ambos—Así que... le he dado lo que quería.
—Gracias, preciosa—sonríe Cisco—Me has salvado la vida.
Taylor le corresponde la sonrisa.
—Parece que has muerto de verdad—señala Tessa, observando las noticias dónde daban la exclusiva de la supuesta muerte de Vibe—
—Si. Y casi es así—suspira el latino—¿Cómo vamos a atrapar a ese tío?
—No con nuestros poderes, eso lo sabemos—señala Taylor—
—Pero no sabemos mucho más—comenta Sherloque—Las variaciones de la línea temporal han cambiado los elementos y han complicado la ecuación.
—Si, y ese misterio es todo tuyo—declara Cisco—Porque tú te quedas hasta que nos devuelvas hasta el último centavo.
—Bueno, la posibilidad de resolver otro misterio con Cicada me ha puesto las pilas. Y esa aparatito para abrir brechas y entrar y salir de sitios supongo que está bajo llave.
—En el fondo del océano, por lo que a ti respecta—declara Tessa, dedicándole una sonrisa falsa—
—Pues entonces me quedo. Genial—celebra el detective—
—Te estaré vigilando, Holmes—comenta Cisco, saliendo del cortex junto a él para indicarle dónde pasaría la noche—
—Ya, ya. Pues aprenderás mucho. Bien por ti.
Tessa rueda los ojos, divertida.
—Deberíamos irnos a casa. William...
—Él estaba bien la última vez que le vi. Asustado, pero bien—señala Barry, interrumpiéndola. Tessa asiente de forma nerviosa—Pero tienes razón.
—Podríamos ver una película, cenar juntos. Distraerle de todo lo que ha pasado—propone Tessa—Y les debemos una a Hailey y a Jay por lo que han pasado.
—Suena como una muy buena idea—señala Taylor, entusiasmada—Iré a por mi mochila. Os veo en casa.
Sonríe y sale corriendo del cortex para ir a la sala de descanso. Allí Sherloque se encontraba preparándose un té y acomodando el lugar para pasar la noche.
—Ah, hola—saluda Taylor al verle—Estaba buscando mi mochila. Me voy a cenar con mis padres.
—En una silla. En el cortex, junto al maniquí—le responde, sin molestarse en mirarla—
—¿Si? No la he visto—admite, pensativa—Gracias. Disfruta del sofá.
—Taylor, ¿me ayudas con una cosa?—inquiere, obligándola a frenar sus pasos. La joven se gira hacia él, asintiendo—Estaba pensado que has viajado por todos esos grandes momentos de la vida de tus padres, ¿verdad? Algunos maravillosos, otros peligrosos. La mayoría no tan peligrosos como darle un puñetazo a un satélite cayendo. Y aún así, ese fue el momento en el que tomaste la decisión de actuar alterando el curso de la historia. Esa decisión, ¿la tomaste por tu cuenta?—se acerca a ella, observándola con intriga. Taylor le mantiene la mirada, notando como los nervios comenzaban a invadirla—¡Claro que si!—exclama Sherloque antes de que ella pueda responder—¿Verdad? No, claro que si. Hija de tus padres, la tentación fue demasiada sin duda.
—Pues si—suspira—
—Por favor, perdóname, tienes que irte a cenar—se disculpa, dedicándole una leve sonrisa—Buenas noches.
—Buenas noches—murmura, abandonado la sala—
tardo más en escribir capítulos tan largos como este, pero me gusta como están quedando
¿os gusta que sean así los capítulos?
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