𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚-𝒕𝒘𝒐. my little dark age.
・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙩𝙬𝙤.. ✦ ❝ my little dar age ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .
𝐁𝐑𝐀𝐍𝐆𝐖𝐘 𝐑𝐎𝐃𝐀𝐁𝐀 𝐒𝐔𝐒 𝐎𝐉𝐎𝐒 𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑 𝐀𝐕𝐄𝐋𝐋𝐀𝐍𝐀 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐍𝐔𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 tras escuchar varios reclamos por parte de su hermano, Ben.
Era un hecho que Reginald Hargreeves no los alcanzaría, por lo que decidieron continuar siendo los únicos sobrevivientes al apocalipsis por parte de la Academia Sparrow, todos hurgaban en el piso cinco.
—No olvides buscar debajo de las plantas. —soltó con sarcasmo recargándose en la pared mientras observaba el techo.
Sloane y Brangwy se encontraban bajando algunos cuadros del pasillo y moviendo varios muebles— no holgazanees y revisa las paredes, busca compartimientos secretos. —ordenó esta vez la castaña sin mirarlo.
—Bien, eh... —tocó con su puño la pared en la que estaba recostado—. Aquí hay una pared y... —se dirigió a otra columna, volviendo a tocarla—. Oh, aquí hay otra pared.
—¿Qué carajos te pasa? La gente muere a nuestro alrededor y actúas como si tuvieras la edad de nuestra hermana. —Sloane abrió una puerta, revisando una de las habitaciones.
Por su lado, Brangwy levantó sus cejas ofendida, bajando el resto de los cuadros que adornaban el largo pasillo. Debía confesar que su sorpresa era grande al notar como esta vez, la que discutía con Ben era Sloane y no ella.
—Suenas igual que papá. —siguió el asiático, provocando que la castaña se detuviera en seco, observándolo sin poder creer lo que decía.
Ella tomó una pausa enojada— ¿por qué te importa tanto agradarle a papá? Él no te define ni a ti ni a nosotros —cerró la puerta detrás de ella—, dejamos nuestra propia marca en el mundo.
—Como la Academia Sparrow, pero ya no están.
—¡Él nunca fue un Sparrow! Fue nuestro papá y uno muy despreciable. No lo necesitas.
—Es fácil para ti decirlo, ya tienes nueva familia.
Sloane se quedó en silencio, sintiendo como un nudo en su garganta se volvía a formar— la mejor parte de esa familia acaba de morir...
—Es por eso, Sloane, que debes seguir luchando —soltó Brangwy sin verlos, las miradas de sus hermanos se depositaron en ella—. Sé por lo que estás pasando, pero créeme que cuando te digo que sin ti no podemos hacerlo, y te necesitamos, ¿bien?
Brangwy dirigió su vista hacia su hermana, la cual estaba formando una pequeña mueca de felicidad ante sus palabras.
Sin más, la rubia siguió en busca de su objetivo. Lo único que pasaba por su mente era encontrar aquél sello que era la llave de todo, de poder seguir viviendo y mejor aún, junto a la persona que amaba
Estaba lista para cualquier ataque, por si algún demente tocaba la campana y liberara al guardián. Sin embargo, un pequeño escalofrío recorrió su nuca al escuchar unos pasos apresurados en dirección a donde se encontraba.
Supo reconocer aquella grave voz que solía poner su mundo de cabeza en cuestión de segundos— no puedo creer que diga esto, pero me alegra encontrarlos aquí.
Brangwy se dio rápidamente la vuelta, ahogando un jadeo en respuesta. Notó como sus ojos verdes brillaban al hacer contacto con los de ella. No se esperaba encontrarlo y mucho menos en el piso que los Umbrella no habían acordado.
—¡Cinco! ¿Qué...? —estaba contenta, pero algo desconcertada. El pelinegro salió de su pequeño trance, observando como Sloane y Ben se acercaban hacia los dos adolescentes.
—El hotel cambia. He estado caminando en círculos, pero es como si estuviera vivo. —tocó con suavidad la cintura de la rubia a su lado de manera disimulada, pero sus palabras solo los hacía sentir confundidos.
El asiático rompió el silencio— hay que volver al vestíbulo.
—Lo intenté, y sin importar qué dirección tome, termino en el mismo lugar.
Ben entrecerró sus ojos frustrado— o quizás no tengas sentido de la orientación. —soltó con sarcasmo, haciendo que Cinco resoplara divertido.
—Bien, guíanos, Magallanes. —fingió una sonrisa ante la insoportable actitud del Sparrow.
Cinco tomó la mano de Brangwy, haciéndose a un lado para que el asiático lidere el camino junto a Sloane, quedando atrás de ellos.
Tiempo después de avanzar desde su punto de partida, los cuatro se encaminaron hacia el vestíbulo con cautela, sin embargo, se detuvieron al sentir como el hotel comenzaba a temblar y unas luces amarillentas muy radiantes se reflejaban en sus rostros.
Todos se miraron entre sí, sus pechos subían y bajaban, sus respiraciones comenzaban a descontrolarse, pero no dijeron ni una palabra a pesar de que el miedo comenzaba a invadirlos.
Habían tocado la maldita campana.
Siguieron su recorrido, esta vez con más lentitud. Al girar hacia uno de los pasillos, se podía apreciar como el guardián con una armadura de samurái manejaba una larga y filosa espada, esperándolos al final del pasillo.
El ambiente se volvía peligroso, muy inquietante. Todos lo observaban con sorpresa en sus facciones, sin saber cómo reaccionar.
—¿En serio? ¿Un samurái? —soltó el asiático, mirando la reluciente espada que traía el guardián entre sus manos.
No se veía para nada contento.
Un fuerte gruñido salió de los labios de Sloane, estaba hecha furia, se mostraba demasiado enojada. Tomó un poco de impulso para correr hacia el guardián, el cual comenzaba a encaminarse hacia ellos.
Gracias a su poder, le pasó por encima, cayendo detrás de él. Aquél samurái se dio la vuelta notablemente lleno de ira, pero antes de que le hiciera daño a la castaña, esta misma usó sus poderes para retener su paso. Usando toda su fuerza.
Ben sonreía, depositando su atención en ella— la venganza le sienta bien.
—Mejor callate y matemos a esa cosa. —Cinco soltó la mano de Brangwy para dirigirse hacia un estante donde habían cosas para incendio, entre estas, tomó un hacha para luego teletransportarse con una expresión seria.
Por su parte, Brangwy no sabía qué hacer, no podía simplemente electrocutarlo, no serviría de nada. Solo observó inquieta junto a Ben la ruda pelea que comenzaban a tener su hermana y su novio con el guardián de gran armadura.
Los cuatro se encontraban en la lavandería del hotel, escondiéndose detrás de las lavadoras con la respiración agitada. El samurái estaba en guardia, preparándose para el siguiente ataque.
—Le haz dado cinco hachazos —murmuró Ben al pelinegro, el cual tenía su respiración agitada—. Ya debería estar muerto.
Brangwy sentía pequeñas gotas de sudor en su frente— se ve que la armadura es como cemento —soltó un jadeo—, es por eso que tampoco puedo electrocutarlo.
—En la espalda... hay una abertura. —dijo Sloane, sus heridas relucían ante la luz amarillenta que se reflejaba en su rostro.
—Debemos atacarlo por la espalda. —finalizó Cinco viendo el hacha en sus manos.
Todos se miraron entre sí con fortaleza.
—Matemos a esa cosa —Sloane se puso de pie, saliendo de su escondite para dar uso a su poder. Corriendo sobre las paredes para atacarlo, sin embargo, el guardián le lanzó un cuchillo que provocó una herida en su abdomen. Cayó al suelo tras soltar un quejido.
El samurái se acercaba lentamente a la indefensa castaña, Cinco se teletransportó detrás de él y cuando estuvo por darle un hachazo en su espalda, el guardián se dio la vuelta, golpeándolo fuertemente.
—Mierda... —susurró Brangwy observando la escena junto Ben, quién parecía querer sacar valor.
—¿No que habías recuperado la desintegración? Debes usarla, Brangwy. —el asiático llamó su atención sin verla, apretando sus párpados cerrados, encarcelado en un debate con él mismo.
La rubia se quedó inmovil al pensarlo, el miedo carcomía su interior, no podía... no esta vez.
—Sabes lo que ocurrió la última vez que usé mi poder... —ahora ella se encontraba en un debate mental, entrando en pánico con ella misma.
Ben resopló enojado ante su silencio, y sin más, sacó varios tentáculos de su estómago. Se recargaba sobre las lavadoras, flotando en el aire gracias a las extensiones que le brindaba su poder.
Cinco observaba con sus ojos bien abiertos al chico detrás del samurái. Ben soltó un gruñido, alargando más sus tentáculos, envolviéndolos sobre el guardián de armadura fuerte.
Un grito desgarrador salió desde lo más profundo de la garganta del asiático al sentir como el samurái se liberaba de su agarre cortando sus tentáculos con su espada. Rápidamente Ben cayó sobre la lavadora, observando como aquél guardián estaba dispuesto a atacarlo.
Los tentáculos de Ben estaban esparcidos por el suelo lleno de sangre, Cinco estaba indefenso, su hacha estaba muy lejos de él, y Sloane estaba luchando contra el peso de su cuerpo para ponerse de pie completamente adolorida.
Brangwy sentía una fuerte presión sobre ella en aquél momento, sus hermanos estaban débiles y frágiles, y sabía que Cinco no resistiría mucho.
Antes de que el guardián clavara su filosa espada en el pecho de Ben, quedó inmovilizado cuando una fuerte energía comenzó a envolverlo.
Brangwy estaba sobre unas lavadoras, extendiendo sus manos al frente mientras soltaba un grito lleno de furia. Sus ojos se habían tornado de un blanquecino tétrico y escalofriante y un fuerte resplandor brillante salió de su cuerpo en forma de onda.
Las luces de la lavandería se rompían y explotaban velozmente, su piel se había vuelto mucho más pálida de lo que ya era. Algunas columnas se hacían polvo, y por último, la rubia sintió como de su alma se reflejaba una luz verdosa y cegadora.
El gran cuerpo del samurái comenzaba a desintegrarse mientras se escuchaban los fuertes gritos que salían llenos de dolor de los labios de la rubia. Su cabello flotaba como si un fuerte aire lo manipulara, en su mente no había otro objetivo más aparte de destruir aquél samurái.
—¡Brangwy! ¡No! —gritó Cinco al ver cómo a pesar de que el guardián estaba por desaparecer, pequeños cristales verdes se desprendían del cuerpo de su chica, como si de una muñeca de porcelana rota se tratase.
No quería perderla.
—Descuida... —dijo aún con su mirada vacía, soltando una pequeña lágrima al verlo. Estaba enfrentando su más grande temor... por él—, esta vez sé como volver a casa.
Su hermana observaba aquella escena con el dolor invadirla, sabía todo lo que Brangwy había sufrido gracias a aquella acción, por lo que solo negaba mientras sentía su corazón quebrarse, ella no merecía volver a pasar por eso.
Cuando la tormenta dio su fin, Cinco sacó todas sus fuerzas para ponerse de pie. Un gran vacío se instalaba en el fondo de su corazón y alma al ver como el samurái y la rubia, su rubia, habían desaparecido.
Ella había aceptado la muerte de nuevo para salvarlos, para salvarlo a él.
—Ella se... —dejó la oración al aire cabizbajo, trataba de controlar su respiración pero le era imposible, no sin ella a su lado, pero ya no estaba.
—Se fue. Pero no fue en vano. —soltó el asiático bajándose de la lavadora, acercándose hacia su hermana y al adolescente.
—Ella se sacrificó por ti —Sloane puso una mano en el hombro de Cinco, el cual tenía la mirada perdida—, por nosotros.
El pelinegro lucía tenso a pesar del apoyo que brindaba su cuñada, su estómago se revolvía y una pequeña grieta había destrozado su corazón tan solo de recordar aquél momento en el que ella se iba sin dejar rastro.
Solo intentaba convencer a su cerebro de que ella volvería antes de lo que se esperaba, pero de solo pensar en que ella había muerto por él solo le demostraba una cosa.
El amor tan intenso y lleno de caos que sentía por él.
LUGAR DESONOCIDO.
0000.
Separó sus párpados pesados lentamente, abriendo sus ojos color avellana mientras observaba una pequeña hoja arrugada quemándose en el aire, notando aquél familiar desastre infernal lleno de ruinas quebradas que la envolvía.
Regresando al recuerdo de su pequeña edad oscura.
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