𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚-𝒕𝒉𝒓𝒆𝒆. ¡brangwy!
・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙩𝙝𝙧𝙚𝙚.. ✦ ❝ ¡brangwy! ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .
LUGAR DESCONOCIDO.
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𝐔𝐍 𝐁𝐎𝐒𝐐𝐔𝐄 𝐃𝐄 𝐒𝐎𝐌𝐁𝐑𝐀𝐒, de ramas torcidas, donde el aire parece pesar como piedra, un lugar sin tiempo, donde todo se detiene.
Las hojas crujen bajo pies invisibles, el cielo un negro ahogado en ceniza. Ella suspendida en el borde del abismo, mientras las raíces frías la abrazan en silencio.
Aquí, donde las almas se rompen y mueren, donde el mundo está al revés y el horror florece. Un cielo envenenado de un verde letal, nubes de sombras flotando, lentas y densas,
como suspiros de un bosque marchito, como heridas abiertas en la piel del mundo.
Raíces negras se enredan en la tierra, como manos de espectros clamando en silencio. El suelo palpita con vida enferma, una neblina espesa se arrastra y danza, cubre los restos de un mundo en ruinas, un paisaje muerto que nunca descansa.
Débiles cuervos se dispersaron alrededor de aquél tenebroso paraíso, su plumaje desgastado relucía entre las luces brillantes de los truenos que caían como lluvia y se enredaban en el infinito horror.
Un fuerte remolino envolvente se formaba a su disposición y una vil tormenta se aproximaba, una muy oscura y voraz. Las sombras eran silenciadas por una tenebrosa aurora boreal cetrina.
Las ramas de los árboles secos crujían y caían desparramados seguidamente por culpa de los rayos. Los truenos resonaban por todo el tétrico lugar, y, una onda efímera y mortal había recorrido aquél bosque espeluznante.
Los cadáveres en quiebras y bañados de ruinas empolvadas, las almas encadenadas sumergidas en aquél pantano muerto donde se desterraba la maldad.
Brangwy ahogó un jadeo al sentir como caía repentinamente sobre aquél lodoso y familiar lugar que ella recordaba con tanto desprecio.
Su propio infierno.
Se puso de pie con dificultad mientras observaba todo con el terror sobre sus hombros. Su ropa se había ensuciado rápidamente y varios agujeros relucían tras ser atravesados por algunas ramas con las que se topaba en aquella pesadilla.
Trataba de calmar sus pensamientos, y ordenar su mente. Trataba de calmar su respiración, pero le era imposible, una gran presión se instalaba en su espalda, sus fuerzas se desgastaban conforme avanzaban los minutos y sus pulmones comenzaban a fallar.
Temía quedarse ahí por mucho tiempo, temía dejarlo solo.
Sin pensarlo más, corrió armándose de valor, y como se lo esperaba, en sus pies descalzos comenzaban a clavarse espinas y a llenarse de muerte. Fuertes relámpagos iluminaban el oscuro y verdoso cielo, en su cuerpo se formaban pequeñas quemaduras y su cabello rubio comenzaba a oscurecerse.
No debía quejarse, esta vez no.
Corrió sin mirar atrás, sin mirar el pasado y centrándose en enfrentar el presente.
La terrible aurora boreal que destilaba colores verdes y relucientes se hacía cada vez más notoria entre el campo de visión de Brangwy.
Las frías gotas llenas de sangre proveniente del oscurecido cielo escurría por toda su pálida piel, su ropa estaba desgastada y los graznidos débiles que soltaban los lúgubres cuervos posados en ramas a punto de fracturarse resonaban en sus oídos junto al sonido de los truenos invadiendo aquél paraíso.
HOTEL OBLIVION.
El timbre del ascensor retumbó, indicando que finalmente habían llegado al vestíbulo. Las puertas de oro se abrieron, dejando ver en su interior a Sloane y Ben con un Cinco cabizbajo a sus espaldas. Los tres salieron rápidamente, observando como los demás salían de los otros elevadores con la respiración agitada.
Para sorpresa de todos, Klaus se encontraba en medio del vestíbulo tirado en el suelo, abriendo sus ojos con un poco de dificultad. Allison y Viktor se acercaron hasta él, la morena tenía su brazo vendado y lleno de sangre mientras que el de baja estatura tenía una herida en su mejilla.
—Por Dios, Klaus —lo intentó poner de pie con ayuda de Viktor—. Creímos que habías muerto...
—Ojalá —susurró apretando sus párpados con fuerza, tratando de mantener el equilibrio—. Hola.
Todos se acercaron más para poder contemplar como el simpático rizado que daban por muerto estaba en medio del vestíbulo luciendo terrible.
Viktor observaba a sus hermanos con cansancio, nadie había encontrado el sello. Su ceño se frunció al darse cuenta de que faltaba una persona entre ellos— ¿dónde está Brangwy? —cuestionó notando como la mirada de Número Cinco se volvía oscura tras soltar un largo suspiro.
—Ella...
—Murió. —soltó repentinamente el pelinegro con la mirada perdida, interrumpiendo a Sloane, la cual solo bajó su mirada ante aquella cruel palabra.
Algunos ahogaron un jadeo con sorpresa y tristeza, como era el caso de Klaus, quién hizo una mueca sintiendo como sus ojos se cristalizaron. El resto solo se habían quedado en silencio, viéndose entre sí.
—Mató a un guardián. —dijo Cinco con firmeza, a pesar de que muy en el fondo se sentía devastado, sin perder aún la esperanza de que volviera.
—Nosotros también matamos a uno. —dijo Viktor señalándose a él y a su hermana.
Sloane tenía una mano en su herida del abdomen, acercándose al rizado— Klaus, creímos que habías...
Este soltó una sonrisa aún con sus ojos vidriosos.
—Sí, estoy vivo y fabuloso a pesar de los intentos de papá por sacarme los sesos, pero... —la interrumpió— dejemos los abrazos para después. Lo que tienen que saber ahora es que... —la intriga comenzaba a invadir el ambiente ante sus palabras— papá asesinó a Luther. Y que no me dejó entrar al túnel, ¡y que tocó esa maldita campana!
La última pieza del rompecabezas había encajado a la perfección en la mente del inteligente Número Cinco, quién solo frunció su ceño llenándose de enojo y se encaminó hacia Reginald, el cual estaba alejado de ellos mientras buscaba algo en su diario.
—¿Qué planeas, anciano? —se dirigió a él arrogante y fingiendo una sonrisa, llamando la atención de todos en el vestíbulo.
Reginald Hargreeves no se inmutó en lo absoluto, respondiendo sin siquiera verlo— no hay tiempo para esto.
—¡Mataste a Luther! —exclamó Sloane llena de ira.
Todos se encaminaron furiosos hacia su padre, deteniéndose al llegar a él. Solo lo miraban con odio y exaltados.
—No tuve opción, Se negaron a venir juntos como equipo. —Reginald se dio la vuelta para verlos, sintiendo como el enojo los invadía.
Ben se dirigió a él con suma frialdad— tus estúpidos mitos e historias. Nunca hubo siete campanas ni nórdicos —su tono de voz era cortante—. ¡Nos llevaste aquí para morir!
—Te equivocas. En algún lugar de este hotel, está la clave para reiniciar el universo —señaló el lugar mientras que las luces amarillentas se reflejaban en su rostro—. Solo debemos encontrar el sello.
—¡Me importa una mierda tu sello! —Sloane verdaderamente estaba hecha furia.
Diego replicó con su tono de voz firme— apenas sobrevivimos al guardián con ese estúpido casco y esa guadaña.
Cinco observaba con su ceño fruncido el suelo con atención, percatandose de algo que los demás aún no lo hacían por el momento. El pelinegro corrió hacia las escaleras del hotel que se dirigen a la sala de billar, recargándose en el balcón tratando de buscar el sello desde una altura prudente.
—El matamos tenía un hacha. —soltó Viktor repentinamente tratando de recordar al samurái que había enfrentado junto a Allison.
Sloane tomó un poco de aire, haciendo presión en su herida— el nuestro, una espada.
Un pequeño silencio sepulcral los invadió. Diego y Lila compartieron miradas antes de susurrar— falta uno.
Número Cinco observaba con precisión el diseño del suelo del Hotel Oblivion, percatándose de unas formas singulares de estrella que seguían un mismo patrón. En su mente, los recuerdos recorrían cada rincón, aquél patrón era el mismo que había mostrado Reginald en su libreta. Un recuerdo fugaz de cuando Pogo les había mostrado aquél patrón la vez que lo buscaron junto a Brangwy también llenó su mente.
No era una coincidencia.
—¡Encontré el sello! —.
Antes de que su familia reaccionara, los cristales del techo se rompieron, dejando caer al último guardián, el cual lanzó una piqueta en dirección hacia él. Número Cinco no tuvo tiempo de quitar su brazo izquierdo del barandal, por lo que aquella filosa arma cortó todo su brazo. La sangre comenzaba a caer como si de una cascada se tratase.
LUGAR DESCONOCIDO.
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Brangwy corría despavorida, sus piernas estaban por flaquear. Sentía el humo en su camino, mientras se adentraba a un pantano, salpicando toda su ropa de sangre muerta.
Los rayos caían en su camino y una neblina grisácea comenzaba a presentarse ante sus ojos. Sus pulmones le fallaban cada vez más, su rostro era invadido por la preocupación y el miedo.
Era un mundo sumergido en un verde venenoso, una herida abierta que sangraba en silencio. El cielo era un páramo de luz enferma, un reflejo distorsionado de todo lo vivo.
Entre los musgos, se encontraban dedos esqueléticos, retorcidos, agrietados, apuntando al vacío. Sus sombras caían largas y pesadas. Era una tierra oscura, cubierta de polvo antiguo, como cenizas de pesadillas.
Las raíces se enredaban en sus pálidos tobillos como serpientes hambrientas, las ruinas desmoronadas se dispersaban a lo lejos, encarceladas en un tiempo olvidado. Un lugar donde el aire olía a descomposición y a las tinieblas del olvido. De lo que no debe ser.
Corría por el reino de sombras atrapadas, donde sobrevivir allí parecía imposible, y la muerte era una presencia que lo abarca todo.
—Mierda, mierda, mierda...
Es un suspiro, el recuerdo comenzaba a desvanecerse, todo se disolvía en un verde espectral, pálido y moribundo. Las columnas de aquél páramo se encontraban en un humo flotante.
El suelo bajo tus pies se desvanecía lento, las cenizas de su legado se borraban junto a la oscuridad. Las raíces, antes vivas y retorcidas, se deshacían en hilos finos que el viento disipaba, bajo un cielo que apenas es sombra de sí mismo.
Sus murmullos se volvían eco, un eco que moría en silencio, como si las voces hubieran perdido su dueño, como si el dolor mismo se esfumara junto a las ruinas difuminadas a la distancia.
Y finalmente, todo había acabado.
"¡Brangwy!"
—¡Cinco! —.
Una sonrisa se pintó en su rostro.
Aquella parálisis se esfumaba, sus ojos se tornaron de un blanco poderoso y dominante. Dando preámbulo a tomar en uso su poder, aquél poder al cual nunca desvío tenerle miedo. Una sonrisa viva se pintaba en sus labios mientras atravesaba aquél caos. Una sensación de libertad invadía su cuerpo.
Todo lo que alguna vez fue, se convertía en polvo, en un recuerdo tirado en el olvido. El bosque se esfumaba, aquél espacio donde nada persistía, deshaciéndose en sombras verdes, hasta que solo quedó el vacío... un vacío eterno.
HOTEL OBLIVION.
Número Cinco hacía presión sobre su antebrazo ensangrentado con su corbata negra, se teletransportó cayendo sobre una de las estrellas del suelo. Cada Hargreeves se había posicionado sobre una a excepción de solo una persona: Allison.
Un zumbido lleno de energía retumbaba en el lugar. Un círculo de sombras y destellos,
siete figuras entrelazadas, en un suelo de cuadros que murmuraba secretos antiguos y ecos de muerte, las estrellas debajo de ellos brillaban.
Un relámpago azul los conectaba, serpenteaba y los invadía como una corriente eléctrica silenciosa, que estallaba en cada rincón de sus cuerpos. Una luz cegadora iluminaba sus rostros tensos, Cinco gemía perdido en aquél trance, mientras la energía lo unía junto a sus hermanos.
En aquél círculo, el brillo debajo de sus pies era fugaz y violento.
El Hotel Obsidian parecía hacerse pedazos, siendo reemplazadas sus ruinas por oro cayendo como cascada. Réginald se dirigió hacia una mesa redonda, en la cual había una esfera potente llena de símbolos enigmáticos, gándose la confusión por parte de Allison.
Los cuerpos de sus hermanos parecían descomponerse a la velocidad de la luz, sus pieles se tornaban pálidas, como si esperaran la señal de la muerte.
—Esto no fue parte del trato, los lastima... —hablaba desesperada viendo como su padre ordenaba las coordenadas sobre la esfera con precisión.
—No me puedo detener ahora. La máquina se apagará.
Allison lo observó sin entender mientras oía los gemidos llenos de dolor de sus hermanos— ¿qué máquina?
—El hotel era una fachada. Estamos dentro de una máquina en otra dimensión —explicaba con velocidad—. Quién creó el universo construyó este lugar.
—¿Qué tiene que ver con ellos? —la morena estaba al borde de la desesperación.
Todos los Hargreeves se quejaban con el dolor en sus cuerpos, Allison observaba como unas partículas naranjas y brillantes se desprendían de ellos con rapidez.
—Sus partículas son lo único que pueden impulsar la máquina.
Las tonalidades de sus cuerpos se oscurecían cada vez más— ¡los estás matando!
—Cuando lo haga, tú y yo obtendremos lo que vinimos a buscar —finalizó el anciano sin verla—. Cada cosa tiene un precio.
Entre lágrimas y a punto de colapsar, Allison buscó el pico que estaba a un lado de la mesa que había quedado del último guardián. Con toda su ira acumulada y las lágrimas recorriendo su mejilla, incrustó el arma en la cabeza de Reginald, asesinándolo.
Cuando se detuvo la operación en aquella misteriosa máquina, los Hargreeves cayeron al suelo totalmente débiles. Un pequeño sonido llamó la atención de Allison, en la esfera azulada, se apreciaba un botón rojo vibrante.
Con la respiración agitada, se acercó lentamente a este totalmente hipnotizada.
—Allison... no lo toques —ordenaba Cinco sin fuerza—, no sabemos lo que hace.
La morena oía como sus hermanos suplicaban para que no tocara aquél llamativo botón, sin embargo, susurró con una sonrisa mientras una lágrima caía por su mejilla.
—¿La quieres de vuelta? Solo confía en mí.
—No es la manera, Allison... —Cinco se había quedado en silencio después de decir eso, pero los demás seguían rogándole a la morena para que se detuviera y no lo hiciera.
A ella no le importó, y con sus ojos cristalinos, apretó aquél botón.
Repentinamente, no había nada más que oscuridad.
El timbre del elevador sonó, habían llegado a su destino. Al abrirse las puertas color oro, podían apreciar un gran jardín en medio de la ciudad. Las sirenas de los autos de policía se oían a lo lejos, todo indicaba ser una noche normal. El mundo seguía en pie, como si nada hubiera pasado.
Todo el grupo que salía detrás de Viktor, a excepción de Allison, sentían el aire fresco que corría por las calles, observando todo con tranquilidad y confusión. Número Cinco se encaminó desconcertado hacia el centro de la pequeña plaza.
En medio del jardín, se observaba una placa junto a una estatua en conmemoración al Hotel Obsidian donado por Sir Reginald Hargreeves. La estatua de su cabeza por encima de aquella placa era repugnante, en su opinión.
Viktor observaba aquél pacífico lugar hasta que se dio la vuelta, su sorpresa fue grande al divisar como su rubio y alto hermano salía del ascensor.
—¿Luther? —una sonrisa se pintó en su rostro, corriendo a darle un abrazo.
El fornido rubio reía con emoción, envolviendo sus largos brazos a su alrededor, abrazándolo— no puede ser, ¡estoy vivo!
—Eso no es todo, grandote. —dijo Viktor admirando su físico, no tenía sus característicos y fuertes músculos.
Luther apreció su cuerpo, volviendo a sentir la emoción recorrer su ser— ay carajo, ¡mi cuerpo!
—Ahora Luther está esbelto. —rió Klaus con diversión.
Tras esas palabras, Cinco se dio cuenta de que su brazo estaba perfectamente intacto, como si no hubiese ocurrido nada, ahogó un jadeo de sorpresa. Por su lado, Diego también se percató de que sus dos dedos se habían regenerado, provocando una sonrisa llena de alivio.
Sin embargo, para el pelinegro había un problema.
—Debo mostrarle a Sloane —comentó Luther emocionado buscando a su esposa con la mirada, notando que no se encontraba en aquél lugar, de igual manera su hermana—. Esperen, ¿dónde están Sloane y Brangwy? ¡Sloane! —.
—Oh, ella estaba justo detrás de mí antes de que...
—Allison tocará el maldito botón. —finalizó Lila, interrumpiendo a Klaus mientras observaba como Número Cinco se movía impaciente.
El pelinegro recorría cada parte del jardín en busca de su rubia sin éxito— mierda... ¡Brangwy! —aclamaba mientras oía como Luther hacía lo mismo de igual manera pero con el objetivo de encontrar a su esposa.
De repente, todo el ambiente se tornaba silencioso. Un aire fuerte envolvía la placa fría, donde la tierra comenzaba a temblar, todo comenzó seguido de una pequeña grieta en el cemento, luego una fuerte tormenta acabó rompiéndolo.
Los Hargreeves observaban con curiosidad como el terreno se movía lentamente, aumentando su nivel de fuerza conforme avanzaban los segundos. Los pedazos hechos trizas de la estatua de Reginald se movían en el suelo mientras una fina corriente de aire danzaba entre ellos.
Del suelo de aquél preciado jardín, un brazo pálido emerge, como una llama en la noche que nunca se apaga.
Era ella. Sus ojos de tormenta, su cabello rubio enredado en sombras y misterio. La luna observaba, testigo mudo de su renacer, mientras la oscuridad se rinde a su paso, había vuelto de su descanso eterno.
El viento repetía su nombre en susurro, la noche lo confesaba sombríamente. No había vuelto a morir, sino a recordarles que la muerte, para ella, nunca era final.
Entre las grietas del mármol frío, una mano herida y llena de sombra se alzaba desde la tierra en movimiento. Su cuerpo emerge, vestida de polvo y culpa, como si la muerte solo fuese un sueño, un capricho que despertaba en su mente.
Un quejido salió de los labios de Brangwy.
—¡Mierda! —apretó sus párpados cerrados mientras sentía como las manos de Klaus y Lila envueltas en sus fríos brazos—. Nunca me cansaré de decirlo, la caída divina es una desgraciada.
Todos observaban la escena con sorpresa, sin saber cómo reaccionar. La ropa de la rubia estaba algo desgastada, sin embargo, frunció el ceño al ver como portaba un vestido negro y oscuro como la noche, reluciendo su pálida piel y su encantador cabello rubio.
Por su lado, la mirada verde de Cinco brilló al verla nuevamente, al escuchar su voz. Brangwy corrió hacia él, abalanzándose, ambos sentían sus corazones latir velozmente. Sus almas envueltas en un abrazo necesitado, olvidándose del resto, ambos juntaron sus frentes con una sonrisa pintada en sus labios.
—No lo puede creer —murmuró Klaus divertido con ambas manos en sus mejillas—. El anciano está contento.
Brangwy frunció su ceño aún con una sonrisa, le restó importancia mientras se ponía de puntillas, depositan un beso casto en la comisura de los labios del pelinegro sonrojado.
Ben resopló caminando por el jardín, desconcertado— ¿alguien sabe dónde carajos estamos? —inquirió ganándose la atención de todos.
—El hotel —Lila observó la estatua de cemento derrumbada—. O al menos donde solía estarlo.
—Creo que el viejo lo logró. Reinició el universo. —dijo Cinco aún con la mano de la rubia sobre su mejilla.
Por otra parte, el gran rubio seguía gritando el nombre de su esposa, pocos segundos después, Brangwy había caído en cuenta de que tanto ella como Allison no se encontraban en el jardín— ¿Sloane? ¡Sloane! —Luther se acercó al ojiverde, tomándolo del cuello de su camisa, provocando así que soltara el agarre que tenía en la cintura de su rubia— Hey, no me importa que se haya reiniciado. Quiero de vuelta a mi esposa, ¿dónde está?
—Me alegra que estés vivo, pero quítame las manos de encima, ¿quieres?
—No hasta que contestes. —apretó más su agarre sobre él.
—Bueno, a la mierda con esto —intentó teletransportarse, sin embargo, no tuvo éxito. Velozmente frunció su ceño al darse cuenta de aquello—. Algo anda mal.
—Claro que algo está mal. Estoy a punto de patearte el trasero.
Cinco resopló— no tú, idiota. Mis poderes, ya no puedo saltar.
Luther lo soltó lentamente, por otro lado, Diego tomó una navaja y para su sorpresa, al tratar de hacerla girar con sus dedos se cayó al suelo.
Todos, aún con el ceño fruncido, trataron de activar sus poderes, pero todo resultaba en vano. Incluso, Brangwy, quién trató de sacar tomas de corriente desde las yemas de sus dedos pero no servía de nada.
—Vamos... "Alakazam fantasmus" —susurró Klaus tratando de mover sus manos, buscando activar su poder, pero para su mala suerte, no funcionaba de nada—. ¿Significa que soy inmortal otra vez? Rayos.
—Esperen, esperen. ¿Cómo los recuperamos, idiotas? —inquirió Ben intentando no sonar atemorizado.
Los demás compartían miradas, sin entender lo que sucedía. Habían muchas preguntas y dudas sin respuestas.
Luther rompió el pequeño silencio— yo... debo encontrar a mi esposa.
—No, Luther, no puedes irte —exclamó el rizado observando como el ojiazul emprendía su camino saliendo del jardín—. Estabas muerto hace nada, eres débil. —sin más, lo persiguió.
Diego trataba de gritarle a Klaus de que no era buena idea, sin embargo, todo comenzaba a irse al carajo al ver como el asiático también abandonó el lugar.
—Chicos, debemos permanecer juntos y resolver esto... —Viktor quedó con la oración al aire. Solo quedaba él junto a Lila, Diego, Cinco y Brangwy.
—¿Pero qué se supone que hagamos?
La peliblanca suspiró profundamente antes de responderle a su novio— ¿vivir nuestras vidas...?
Un pequeño silencio se volvió a formar entre los restantes que quedaban aún en el jardín, Cinco y Brangwy se miraron lentamente para entrelazar sus manos de igual manera. Por su parte, la otra pareja se había retirado tras mirar el establecimiento una última vez.
Viktor resopló con una pequeña sonrisa, contemplando a los adolescentes una última vez.
Número Cinco acarició con su dedo pulgar la mano de Brangwy entrelazada junto a la de él, susurrando una última frase antes de marcharse junto a ella— ¿estás dispuesta a vivir una vida a mi lado, blonde...? —.
La rubia lo observó sonriendo, asintiendo con su cabeza para después encaminarse junto al ojiverde, alejándose del jardín.
Sepultando el pasado, Brangwy dio una última mirada hacia el lugar mientras seguía caminando tomada de la mano con Cinco, viendo como cada vez estaban más lejos de donde alguna vez había estado el Hotel Obsidian.
. ָ࣪ ִֶָ 𖥔 ━━━━FINALMENTE HEMOS LLEGADO AL FINAL DEL PRIMER ACTO!!
Me tomó dos años, pero lo logré JAJAJAJJ No se pierdan todo lo que se viene, en serio que ando emocinadísima por los capítulos que se vienen. TQM<3 NO OLVIDES VOTAR, ME AYUDAS MUCHO! <3 💚🌪
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