𝒕𝒘𝒆𝒏𝒕𝒚-𝒏𝒊𝒏𝒆. another version of her.

・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙣𝙞𝙣𝙚.. ✦ ❝ another version of her ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .

𝐔𝐍𝐀𝐒 𝐑𝐀𝐃𝐈𝐀𝐍𝐓𝐄𝐒 𝐘 𝐀𝐌𝐀𝐑𝐈𝐋𝐋𝐄𝐍𝐓𝐀𝐒 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎 se desprendían de las palmas de las manos del desconocido frente a ellos, lo que provocó que Número Cinco rodeara la cintura de la rubia, ejerciendo un agarre algo fuerte sin lastimarla.

Brangwy se sentía sumamente confundida, las gotas de sudor se resbalaban por todo su cuerpo como una calurosa cascada, sus uñas rascaban con fuerza sobre su cuello, dejando algunas marcas en este.

Sin embargo, la otra versión de la rubia frente a ellos, observaba la silueta de Cinco mientras ahogaba un jadeo de sorpresa. Sintió como la mano de Alphonso ejercía un agarre más apretado entre sus dedos, por lo que tensó su cuerpo mientras sus ojos se tornaban de un color perla tétrico.

Un resplandor brillante desprendía de su silueta, por lo que Brangwy abrió sus ojos aterrorizada. El integrante desconocido de la academia estaba por disparar el fuego proveniente de las palmas de sus manos, la otra versión de la rubia dejó liberar una onda letal de su cuerpo.

Brangwy asustada tomó la mano de Cinco en su cintura con fuerza mientras sentía sus vellos de punta, el pelinegro los teletransportó a la velocidad de la luz, saliendo de aquella situación.

Una vez más se encontraban en medio del evento apocalíptico donde estaban las ruinas del departamento de Gene y Jean, rápidamente divisaron las escaleras subterráneas con acceso directo a la estación.

Ambos corrieron hasta entrar en el extraño y misterioso vagón del tren, Brangwy y Cinco trataban de regular sus respiraciones nuevamente tras sobrevivir a los disparos provenientes de la otra versión del pelinegro escondida entre los restos del flameante apocalipsis.

La voz de una extraña mujer inundaba los altavoces del metro.

—¿Qué mierda fue eso? —Brangwy lucía pálida y agotada, se sentó sobre uno de los asientos del tren mientras su mano se aferraba al barrote de metal para evitar perder el equilibrio de su tembloroso cuerpo.

Por otro lado, Número Cinco solo la observaba desconcertado y con su ceño fruncido, procesando cada pensamiento que irrumpía en su mente de manera fugaz.

—Era una línea temporal desconocida en la que...

—Estábamos en la misma academia. —finalizó Brangwy compartiendo miradas. Le parecía increíble aquella posibilidad, sin embargo, ya tenía un presentimiento de lo caótico que hubiera sido el ambiente entre ellos y Alphonso.

Sentía una emoción que no sabía reconocer a la perfección, tal vez era la nostalgia, o quizá el miedo solo la invadía. Ver a sus hermanos vivos le había dado un poco de alegría a la pequeña llama que crecía en su interior.

Pero sobre todo, sentía vulnerable ante la presencia de una Brangwy adolescente, que con mucho esfuerzo pudo superarse a sí misma de manera limpia, una pizca de tristeza salía a flote, aquella pequeña versión de ella no sabía todo lo que le esperaba. Ambas eran tan iguales pero diferentes a su vez, que se volvía una situación confusa.

La veía como una desconocida, sin embargo, conocía todo de ella a la perfección.

Brangwy notó como el pelinegro se sentaba a un lado de ella, la rubia solo bajaba su mirada vacía, sintiendo como sus labios temblaban y sus ojos comenzaban a cristalizarse nuevamente, la punta de su nariz se volvía rojiza en segundos y le costaba recibir oxígeno en sus pulmones.

—Debí decirle que no lo hiciera... —susurró sollozando mientras las lágrimas se resbalaban en sus mejillas, humedeciéndolas inmediatamente. Hipaba constantemente mientras sorbía su nariz, recibiendo una mirada de tristeza por parte de Cinco.

Aquél ojiverde sentía como una grieta se extendía por todo su corazón al mirarla en ese estado, un dolor inexplicable se instalaba en su pecho conforme oía su temblorosa voz. Rápidamente envolvió su fornidos brazos alrededor de su delicado y sensible cuerpo, ejerciendo un agarre cálido.

La rubia sollozaba en su hombro sin cesar mientras lo abrazaba del cuello, Cinco solo acariciaba con suavidad su espalda, con intenciones de tranquilizarla mientras mantenía su tono de voz susurrante y calmado.

—De igual manera debía pasar, blonde. —se separaron lentamente, quedando frente a frente nuevamente, la rubia pasó sus dedos por sus ojos, intentando disimular el rímel corrido que se esparcía en sus mejillas—. Debes tranquilizarte, estoy contigo. —trató de calmarla con su pacífica voz, Brangwy sentía como las lágrimas recorrían su rostro de nuevo. Cinco se acercó a ella tomando un lado de su cabeza de manera sutil, la chica recorría con sus dedos la mano de su novio que se escabullía entre su larga cabellera rubia.

La rubia sorbió su nariz antes de hablar entre sollozos.

—Mi familia no estaría muerta si no me hubiese ido.

—Cariño, creí que lo habíamos superado —soltó Cinco tras dejar exhalar un poco de aire, sintiendo las caricias que la rubia le brindaba con el agarre sobre su mano. Brangwy solo negó débilmente pasando saliva a la par.

—Claro, para ti es solo una pequeñez. Tu familia sigue viva y brilla bajo la luz del día, pero, ¿qué hay de mi? Solo me toca cargar con aquella sensación de culpabilidad en la cabeza todo el maldito tiempo porque se nota que a Ben solo le vale mierda.

Cinco resopló aún con su mirada en ella, tratando de no perder la calma como lo había hecho la rubia frente a él— ¿en serio lo dices? Brangwy, he visto morir a mi familia tres veces, y te hago recordar que moriste en mis brazos hace menos de veinticuatro horas y luego te levantaste como si nada. —su expresión se volvía seria, por lo que Brangwy rodó sus ojos, comenzando a sentir frustración. Se puso de pie aún recargándose en el barrote de metal

Estaban discutiendo nuevamente.

—Es una lástima, ¿pero qué crees? Aquí estoy, en cambio, mi familia fue destruida por el maldito Kugelblitz, tan solo si aquella paradoja no hubiera aparecido... —se quedó en silencio repentinamente, notando como su novio se había quedado perplejo ante sus palabras. Rápidamente suavizó su expresión, acercándose a su novio—. Cinco, yo... no quise decir eso.

—Pero lo dijiste —el pelinegro mantenía un rostro lleno de seriedad, volvió a suspirar cabizbajo—. Sé que las circunstancias en las que nos conocimos no fueron las más adecuadas, sin embargo, me enamoré de ti, Brangwy. Sin importarme que tú eras la causante del apocalipsis que había robado mi paz mental. Sin importarme tu pasado.

La rubia entreabrió sus labios buscando las palabras correctas, sus ojos estaban cristalizados y su nariz seguía levemente roja. Fue interrumpida por los altavoces que llenaban el frío vagón de tren, el cual se detuvo al llegar a la estación.

Un silencio sepulcral e incómodo se formó entre ellos, sin más, Cinco los teletransportó nuevamente, cayendo sobre un sillón. Brangwy observó el ambiente que los rodeaba, era el departamento de Gene y Jean, los nuevos psicópatas que habían aparecido repentinamente en sus vidas.

—Mierda. —susurró Cinco por lo bajo al divisar a su hermano Diego, quien los observaba con el ceño fruncido, segundos después una agotada Lila entró al salón.

—¿Qué hacen? —inquirió desconcertado el moreno con una carpeta color guinda entre sus manos.

Lila se acercó hacia él con curiosidad— ¿encontraste algo, amor?

—Calma, ya lo van a ver —contestó sin quitar su vista de la pareja envuelta en un ambiente de tensión bastante notorio—. Es algo que le dará un vuelco al caso. —sin más, se lo entregó a Número Cinco, quién aún mantenía una expresión seria.

El pelinegro analizaba cada palabra con detalle de aquél documento, su entrecejo se encontraba fruncido mientras soltaba un suspiro— ¿Academia Umbrella? Es imposible... No existía la academia en el 2006 —la curiosidad le ganó al orgullo de Brangwy, por lo que se acercó con intriga hacia él, observando el documento desconcertada.

—En esta línea de tiempo. —soltó Diego con sus manos en sus caderas y con una expresión de egocentrismo.

—Debe ser uno de los artefactos de Gene y Jean. —comentó Lila señalando la carpeta.

Brangwy seguía leyendo con velocidad cada párrafo del intrigante documento intentando procesar toda la información— 14 de Octubre del 2006. ¿Qué tiene de importante esa fecha? —un pequeño silencio se formó ante la pregunta de la rubia, Diego y Cinco compartieron miradas confusos.

—Es cuando murió Ben. Nuestro Ben. —Brangwy alzó sus cejas con sorpresa ante la declaración de Diego, quién solo bajó su mirada pensativo.

—Debe ser una coincidencia.

—Déjame explicarlo. Un supuesto tintorero aparece inesperadamente y nos encarga ir a New Grumpson, Maine, para rescatar a una misteriosa chica cuyo nombre parece ser Jennifer —comenzó a desglosar y analizar todos los sucesos que habían vivido los Hargreeves durante los últimos desastrosos días—. El pueblo nos ataca, nos embisten, y a la chica la secuestran dos justicieros en un auto familiar.

Inconscientemente, la pareja de jóvenes compartió miradas por un par de segundos, dejando la acción incómodamente.

—Ahora, en la basura, encuentro un documento extranjero relacionado con la muerte de Ben. Entonces, —se sentó en la silla del escritorio de madera, poniendo sus botas sobre este—...para lo que sea que quieran a Jennifer, tiene algo que ver con Ben, ipso facto.

La sala fue invadida por el silencio en cuestión de segundos, Cinco solo lo observaba desconcertado, manteniendo su entrecejo fruncido.

—¿Te arrepientes de no recomendarme? —el pelinegro rodó sus ojos, soltando un profundo suspiro entre sus labios.

—¿Qué es el "incidente Jennifer"? —inquirió Lila curiosa mientras leía nuevamente el documento entre las manos de Cinco.

—Fue un accidente trágico. —contestó el ojiverde con frialdad, resumiendo aquél devastador relato que se negaba a contar en aquél momento.

Brangwy soltó un sonoro suspiro al divisar la gran elegante y lujosa mansión frente a ellos. Era la casa de Hargreeves, su padre, al cual decidieron visitar para reunirse con el resto de sus hermanos y debatir acerca de aquél misterioso documento que Diego llevaba entre sus manos.

Atravesaron el detallado salón con prisa, observando como sus hermanos se encontraban sentados en los blanquecinos y cómodos sillones del lugar frente a Reginald y a una mujer de cabello rubio y ojos azulados, Abigail. Aquella por la cual Hargreeves había sacrificado el mundo con tal de estar a su lado. La causante de sus existencias.

—¡Hey! —la voz de Diego retumbó como eco, provocando que todos depositaran su atención sobre él—. Tenemos que hablar sobre Ben.

Brangwy se sentía inquieta por la presencia de su padre después de tantos años sin verlo, sin embargo, Reginald la contemplaba con nostalgia, notando varias de las cosas que habían cambiado en la joven tanto físicamente como emocionalmente. A pesar de todo lo que había ocurrido en el pasado tras demostrar todo lo que él era capaz de hacer por amor, seguía siendo su hija.

—Está en moldavo —indicaba Diego señalando la carpeta color guinda, la cual se la extendió a Allison—. Es de Moldavia, casi todo está tachado.

—Genial, eso facilita su lectura. —dijo la morena con sarcasmo, arrebatándole el documento.

—A mi entender, es un documento de nuestra línea de tiempo original —opinó Cinco dirigiéndose a la elegante chimenea—. Explica la muerte de Ben. Se refiere a ella como "incidente Jennifer".

La voz de Luther hizo presencia— ya sabemos cómo murió. —todos lo observaron expectantes.

—De acuerdo, dinos.

—Bueno, fue un accidente trágico —un tartamudeo se escapaba de sus labios—. Ben, nuestro Ben, murió porque fracasamos como equipo, nadie fue responsable y...

Se quedó callado repentinamente, ganándose una mirada sospechosa por parte de Número Cinco— ¿cómo murió Ben, Allison? —la morena lo observó nerviosa.

—Fue un accidente trágico, murió porque fracasamos como equipo —velozmente compartió miradas con Luther tras decir aquella última frase al unísono, próximamente Diego también se les uniría—. Nadie fue responsable, y todos fuimos responsables. Ben Hargreeves representaba lo mejor de nosotros —los tres se miraban con sorpresa sin poder parar de hablar—. Ben era la Academia Umbrella.

Brangwy se cruzó en brazos mientras sentía la mirada de Lila sobre ella, ambas se observaron con complicidad e intriga— ¿qué truco enfermizo fue ese? —cuestionó la mujer al nervioso anciano frente a ella.

—Bien, ¿alguno de ustedes recuerda cómo murió Ben en realidad? —Cinco comenzaba a perder su paciencia.

—¿No deberías saberlo? —inquirió esta vez Brangwy a pesar de la tensa situación que había entre ellos.

—No estuve ahí, pero los demás sí —metió sus manos en los bolsillos de su pantalón de vestir oscuro—. Deberían recordar algo sobre la muerte de su querido hermano, pero no es así.

Luther resopló confundido— ¿qué es lo que nos ocurre?

—¿No es obvio? —Cinco dejó de contemplar a su novia para dirigir su mirada hacia su padre—. Alguien estuvo manipulando sus hipocampos.

—Nos alteró la memoria. —Diego se cruzó en brazos sintiendo el enojo invadirlo.

Todos los Hargreeves divisaron al mayor con sorpresa en sus expresiones.

—Por muy fascinante que pueda parecerme, les aseguro que no tengo ni la menor idea de lo que ocurrió. —se excusó Hargreeves mientras Abigail lo observaba con decepción.

Diego se acercó hacia él amenazante— algo sabes, anciano.

—Están especulando sobre lo que hizo una versión de mí totalmente diferente en una línea de tiempo alternativa —Brangwy arqueó una ceja ante las palabras de Reginald—. Dicho eso, sí suena como algo que haría yo.

Allison dejó exhalar el aire que tenía retenido, arrojando el documento entre sus manos sobre la mesa de centro en aquél gran salón.

—Aquí vamos. —la morena se cruzó en brazos agobiada.

—No niego y tampoco confirmo la existencia de cierto proyecto con una cierta agencia de inteligencia clandestina...

—Experimentos sobre la mente humana —interrumpió Cinco al darse cuenta de los planes de su padre—. Debí saberlo.

Reginald Hargreeves tomó una pausa antes de hablar.

—La guerra psicológica estaba de moda en los 60. Pero fue un contrato breve, aunque muy lucrativo.

—¿O sea que puedes borrar la memoria? —preguntó Luther con incredulidad.

—Con la mente humana, todo es posible, jovencito. —finalizó Reginald con un rostro neutro.

La susurrante voz de Lila hizo presencia nuevamente— entonces, ¿también puedes restaurarla?

—Con la tecnología correcta.

—¿Y la tienes?

Reginald resopló pensativo— debe estar por aquí, en alguna parte.

—¿Sabes qué, anciano? —Cinco chasqueó su lengua—. Les vas a devolver cada recuerdo relacionado con la muerte de Ben, porque es evidente que el "incidente Jennifer" tuvo la suficiente importancia como para que te tomaras el tiempo de borrarlo.

—De ninguna manera —interrumpió el mayor—. Lo que hay que hacer es encontrar a la chica antes de que sea tarde.

Abigail le extendió su mano angustiada— Reggie, por favor.

—Cariño, es algo muy complejo. Llevará horas, días.

—Esta serie de acontecimientos que se puso en marcha, te guste o no, es obra tuya. No importa en qué línea temporal haya ocurrido —Abigail compartió miradas con Brangwy por unos instantes, por lo que la rubia solo sintió un escalofrío recorrer su nuca—, ayúdalos. Por favor.

Las luces azules de la extraña habitación se reflejaban en el rostro lleno de malicia de Reginald Hargreeves. Quién los condujo hacia un extravagante lugar de aquella elegante mansión, dónde parecía operar su más reciente experimento.

Luther, Diego y Allison se encontraban recostados y con sus cabezas aseguradas por los artefactos a los que recorría Hargreeves para poner su plan en marcha. Brangwy se encontraba en medio de Cinco y Lila, observando la escena junto a un inquieto Viktor.

—Eh... Yo también me quiero conectar. —se acercó hacia su padre seguro de sí mismo.

—Pero no estuviste en la misión. —recalcó Luther con dificultad, sintiendo como el miedo lo invadía.

—No era parte del equipo antes, pero ahora lo soy y quiero saber la verdad tanto como ustedes.

Un pequeño silencio se formó, sin embargo, Reginald reaccionó con astucia.

—Excelente. Ven, recuéstate —sin rechistar, obedeció sus órdenes, sentándose de igual manera que el resto—. ¿Y tú? —cuestionó dirigiéndose hacia Lila.

—creo que prefiero ser espectadora. —respondió la mujer con los nervios de punta.

—Nosotros también, no te ofendas, pero no dejaré que te acerques a su cerebro ni al mío. —dijo esta vez Cinco, por lo que la rubia sintió una sensación de extrañeza invadirla, adoraba que su novio siempre la protegiera a pesar de que no se encontrasen en su mejor momento aquella noche.

—Bien, entonces ayúdenme. —Hargreeves señaló a los cuatro hermanos recostados. Lila rápidamente se acercó hacia Diego, parecían tener una conversación algo repentina, por lo que el moreno comenzó a quejarse cuando su esposa metió el protector a su boca, impidiéndole que hablara.

Reginald apretaba simultáneamente varios botones en una consola, bajando una palanca grisácea, provocó que las radiantes luces azules que se reflejaban dentro de la habitación se tornaran de un color rojo demasiado brillante, lo que provocó que Brangwy frunciera un poco el ceño ante el repentino cambio.

—¿Esto dolerá? —cuestionaba un asustado Luther débilmente con el protector en su cavidad bucal.

—Indudablemente. —una sonrisa llena de desquicio se pintó en el rostro de Reginald cuando una alarma proveniente del sistema comenzó a retumbar en la habitación. La operación había comenzado.

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pd: Solo digo que vayan preparando sus pañuelos HAHAH. He estado ocupada con la escuela, pero ya no falta nada para librarme de eso, muy probablemente esta hermosa historia se culmine antes de que se acabe el año, por lo que si quedan aún con las ganas de un fic de Five estaré centrada en Planet Her a inicios del próximo año, so... 

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