𝒕𝒉𝒊𝒓𝒕𝒚-𝒕𝒉𝒓𝒆𝒆. two birds on a wire.

・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙩𝙝𝙞𝙧𝙩𝙮-𝙩𝙝𝙧𝙚𝙚.. ✦ ❝ two birds on a wire ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .

𝐋𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐀 𝐓𝐄𝐌𝐏𝐄𝐒𝐓𝐀𝐃 𝐐𝐔𝐄 𝐄𝐍𝐕𝐎𝐋𝐕𝐈𝐀 𝐀 𝐋𝐎𝐒 𝐉𝐎𝐕𝐄𝐍𝐄𝐒 𝐒𝐄 𝐄𝐒𝐅𝐔𝐌𝐎 por completo. Se encontraban dentro de lo que parecía ser el interior de un centro comercial cerrado, desde las afueras del lugar se podía sentir el aura y el poder de Número Cinco, por lo que cierta chica copió sus poderes, teletransportandose a ella y los demás hermanos dentro del edificio.

Brangwy observó por una última vez a Cinco, quién lucía impecable, como si no hubiese caído en el lúgubre páramo diseñado por la rubia. No le bastó muchos segundos para deducir que ella se vería igual.

Como si no hubiese ocurrido nada.

—¿Dónde carajos estaban? —inquirió Diego con su respiración agitada al igual que sus hermanos. Ambos jóvenes no supieron responder, por lo que la voz de Klaus tomó lugar.

—Oigan chicos... ¿Qué es eso?

La rubia se dio la vuelta, observando con una mueca de horror en sus expresiones a su hermano. Su cuerpo era distorsionado grotescamente, cubierto por una masa deforme y carnosa, como si fuese víctima de un proceso de mutación.

Su rostro reflejaba sufrimiento y descomposición, su piel se mezclaba con tejidos expuestos dando una sensación escalofriante.

Una lágrima se resbaló en su mejilla al verlo así.

—Por Dios, creo que es Ben. —dijo Allison atemorizada mientras se levantaba rápidamente del suelo.

Cuando estaban por acercarse, Viktor se levantó del suelo con prisa y desesperación— ¡no se acerquen a Ben!

Brangwy hizo caso omiso, encaminándose hacia su hermano hasta quedar frente a él, ignorando las voces de los demás.

—Ben... —se acercó, dejando poca distancia entre ellos, el asiático deforme se encontraba cabizbajo, notó como el miedo lo invadía completamente, sintiéndose avergonzado por como lucía, un monstruo.

—Brangwy, tengo miedo —susurró débilmente cuando hizo contacto visual con su hermana, una lágrima recorrió su irreconocible rostro mientras una sensación de desesperación llenó el cuerpo de la rubia.

—Tenemos que volver a casa, ¿sí? —intentó forzar una sonrisa a la par que sus ojos se cristalizaron, su hermano negó con pocas fuerzas—. Los chicos nos esperan, debes recomponerte, vamos... —aquella rubia agonizaba de dolor mezclado que sentía en ese preciso momento, fundiéndose en una profunda tristeza mientras lloraba.

—No quiero ir a casa —levantó su rostro deforme nuevamente mientras observaba a su hermana destrozada—. Gracias por ser una buena hermana, Brangwy. De no ser por tí, probablemente no habría tenido el valor para ser feliz con la persona que amo así sea por un tiempo corto. Mi alma estará en paz si logras perdonarme todo lo que ocurrió en el pasado. —Ben rió con tristeza.

—Siempre te perdonaré, idiota —mostró una sonrisa de dientes mientras se quebraba en lágrimas—. Te amo, Ben. Eres lo único que me queda, déjame salvarte...

Por otro lado, Jennifer salió detrás de las escaleras eléctricas arrastrándose, lucía igual que el asiático, su cuerpo convulsionaba entre la piel carnosa, dando un aspecto aterrador.

—¡Aléjense de él!

Brangwy tomó el brazo del asiático mientras desprendía cargas de energía sumamente poderosas en él. En su agarre, una potente y brillante luz color naranja iluminó su vista mientras pequeñas partículas del mismo color se traspasaban al cuerpo de la rubia. Sus ojos se tornaron de un color blanquecino mientras un resplandor verde se reflejaba sobre los dos hermanos.

El centro comercial comenzó a temblar mientras los hermanos le imploraban a Brangwy que se detuviera.

—¿Qué es lo que hace? —cuestionó Luther con preocupación.

—Está sacándole el durango —exclamó Allison observando la escena aterrorizada—. ¡Brangwy, suéltalo!

Brangwy solo ejercía muecas de dolor mientras succionaba aquellas partículas sin importarle las consecuencias. De pronto, una visión inundó su mente por un corto tiempo.

Era el interior de un teatro. Lucía viejo y anticuado, conservaba detalles relucientes que lo hacían destacar. Un lugar donde los ángeles parecían refugiarse y cantarear adormilados una hermosa melodía.

El resplandor color verde la hizo despertar de aquél pequeño trance, volviendo a la realidad. Sus ojos color avellana hicieron contacto con los ojos rasgados del asiático que se perdían entre sus tejidos expuestos y vibrantes.

Repentinamente, Ben la arrojó hacia el suelo con todas sus fuerzas, salvándola de una bala que se direccionaba hacia su cabeza. Esta misma entró en el grotesco pecho del asiático, provocando que se desplomara sobre el cuerpo de Jennifer con sus ojos cerrados.

Los Hargreeves contemplaban como ambos amantes fucionaban sus cuerpos en uno solo, dando preámbulo a una criatura aterradora y gigante. Diego rápidamente atacó esquivando al gran monstruo mientras lanzaba una navaja.

Brangwy intentó levantarse débilmente mientras observaba con horror a la criatura frente a ella. Cinco la tomó entre sus brazos, teletransportandose al segundo piso, donde también se encontraban Lila y Diego.

El pelinegro sacó un arma de su bolsillo, apuntando al grotesco monstruo mientras disparaba, Brangwy reaccionó al oír aquél sonido unos segundos después, por lo que le arrebató la pistola al ojiverde— ¡no! ¿Qué mierda haces?

Al notar como el esperpento se agrandaba más, realizó una mueca, rindiéndose. Los ojos de Lila desprendieron rayos láser de un color verde electrizante, apuntó hacia unos tanques, explotándolos por completo mientras la criatura se prendía en fuego por unos instantes.

—¿Es normal que se haga más grande? —el monstruo sacó un tentáculo con intenciones de atacarlos, los tres desaparecieron rápidamente del segundo piso mediante los poderes de Cinco.

El pelinegro chocó accidentalmente con Diego, quién se encontraba a su sus espaldas. Este le soltó el primer golpe, por lo que iniciaron una guerra de emociones acumuladas.

—¡Por poco esa cosa casi nos mata!

—¡No te acerques a mi esposa!

Ambos se abalanzaron contra un escritorio de vidrio, rompiéndose de inmediato mientras los pequeños cristales volaron en el aire hasta caer al suelo.

Diego y Cinco ni siquiera notaban la presencia de la rubia, por lo que el ojiverde empujó al moreno, quién rodó por las escaleras eléctricas a la par que soltaba un gruñido grave y lleno de ira.

Brangwy, con una expresión de miedo en su rostro, trató de desintegrar a la criatura que había absorbido a su hermano. Sus ojos volvieron a tornarse de color blanco mientras sus brazos se extendían en el aire, soltó un grito desgarrador mientras el resplandor verde se desprendía de su cuerpo. Una onda mortífera y letal se expandió por el centro comercial.

Suavizó su expresión al notar como sus poderes no habían funcionado en aquel extraño esperpento. En su lugar, este la atacó con su tentáculo, impactando su cuerpo contra una de las columnas del primer piso.

—¡Brangwy! —exclamó Cinco asomándose por las escaleras eléctricas, sin embargo, recibió un nuevo golpe por parte de Diego, haciendo que cayera completamente al suelo.

Viktor y Lila usaron sus poderes para hacer direccionar una ola de energía intensa y color naranja al monstruo, para sorpresa de nadie, no sirvió de mucho.

Todos contemplaban a la grotesca y gigante criatura con pánico. Lila corrió con prisa hacia dónde se encontraban los dos hermanos que se estaban destrozando a golpes, todos se acercaron hacia ellos con cansancio.

—¡Dejen de pelear, están a punto de matarnos! —ordenó Lila separándolos con desesperación.

—Yo voy a matarlo. —Cinco observaba con irritación a la pareja de esposos, por lo que Brangwy suspiró frustrada dirigiendo su mirada hacia otro lado.

—Se acabó, Cinco.

Ambos se contemplaron una última vez antes de que con resignación, Cinco tomara la mano de la rubia sin su consentimiento. Ambos se teletransportaron, escapando finalmente del lugar.

Una potente luz inundó el campo de visión de la rubia, frunció su entrecejo con enojo al notar que se encontraban en la estación de metro.

—¿Qué hacemos aquí? Llévame con mi hermano. —imploró con la furia entre sus ojos, el pelinegro solo la observaba con tristeza, sintiendo las dolorosas consecuencias de sus actos.

—Ya no hay rastro de Ben, aquí estarás segura. —dijo con voz susurrante mientras que Brangwy se cruzó en brazos mientras reía con sarcasmo.

—¡Ja! ¿Ahora te preocupas por mí? Porque no parecía que lo hacías cuando dormiste con otra. —contestó con frialdad, evadiendo la mirada del ojiverde sobre ella.

Cinco resopló resignado.

—Conversaremos con calma en el metro, solo te pido eso. —una voz inentendible se escuchó a través de los los altavoces de la estación, anunciando la llegada del tren. Brangwy no necesitaba destruirse más a sí misma, le había bastado con la terapia de rememorar todo su pasado.

Las puertas del tren se cerraron detrás de ella. Habían subido al frío y solitario vagón finalmente. Cinco se sentó con la esperanza de que su rubia tomara asiento junto a él, sin embargo, se sentó al frente aún con sus brazos cruzados.

Sentía disgusto, imaginando todo lo que pudo haber vivido el pelinegro dentro de aquél tren junto a Lila.

El silencio entre ellos era sepulcral. Brangwy fijó su mirada en la destellante luz color verde que se admiraba dentro del túnel, perdiéndose en aquél color electrizante como ella. El ruido enigmático retumbó en sus oídos hasta volverse intenso e insoportable.

Su vista se nubló sin darse cuenta, perdiéndose en un profundo trance sin escapatoria.

Brangwy soltó un quejido entre sus labios mientras abría sus ojos color avellana con lentitud, se sentía extraña, diferente. Cuando su vista dejó de nublarse, notó como un ambiente sumamente familiar la envolvía.

La Academia Sparrow, su hogar.

Frunció el entrecejo con rapidez, percatándose de que vestía con el uniforme color guinda que tanto caracterizaba aquél extenso equipo de superhéroes. Se hallaba sentada en el suelo de uno de los pasadizos de la gran mansión, su vista se dirigió hacia su pierna derecha, la cual tenía dos perforaciones inundadas en sangre seca.

Estaba completamente desconcertada. Se puso de pie con dificultad, observando como dos siluetas se adentraban al pasadizo con prisa, se atemorizó por algunos instantes, sin embargo, sintió sus ojos cristalizarse y sus pulmones rechazar el oxígeno a su alrededor al darse cuenta de quienes se trataban.

Fei y Sloane.

—Son ustedes —Brangwy las abrazó mientras su cuerpo temblaba, la mujer de gafas oscuras la observó confundida mientras que la castaña solo sonrió al sentir los brazos de su hermana sobre ellas—. De verdad son ustedes.

Se separó lentamente entre lágrimas, admirando sus rostros desconcertados ante su comportamiento.

—Te dejaron noqueada. Fue el enano de la Academia Umbrella. —recordó Fei pasando una mano por su hombro, Sloane solo asintió con una mirada brillante—. Marcus los despachó y escaparon como cobardes. Pero no dudo en que vendrán a atacarnos de nuevo.

—¿Qué...? No entiendo, ¿qué fecha es hoy? —se sentía confundida, tan solo hace unos instantes se encontraba en el metro junto a Número Cinco.

—Es 2 de abril de 2019. ¿En serio estás bien? —Fei arqueó su ceja mientras se cruzaba en brazos.

—Pero... ¿y la purga, el Kugelblitz...?

Fei y Sloane intercambiaron miradas sin entender a lo que se refería.

—Por Dios, no sé que te hizo ese chico que ya andas delirando. —soltó Sloane entre risas mientras la abrazaba por el cuello. Brangwy tenía una mezcla de emociones y sentimientos demasiado intensos.

Todo había sido un sueño.

Su familia estaba viva, tenía enfrente a sus dos hermanas y todo había vuelto a ser como antes.

Un escalofrío recorrió fugazmente su nuca, sintiendo el aire frío chocar contra su cuerpo. A lo lejos, escuchó una singular voz que sólo logró poner sus nervios de punta.

¡Brangwy!

Al darse la vuelta, sintió un espasmo recorrer su cuerpo nuevamente. Estaba en el metro mientras su pecho subía y bajaba, mientras que Cinco se acercaba hacia ella con preocupación en sus expresiones.

—¡Brangwy! ¿Estás bien? —la tomó delicadamente del hombro. El tren se había detenido y la voz intenendible aclamaba por el altoparlante—. Debo mostrarte algo.

La rubia suspiró pesadamente mientras se ponía de pie con resignación. Aquella ilusión la había sentido sumamente real.

Reaccionó con rapidez cuando divisó como una versión del pelinegro caminaba a las afueras del tren con una sonrisa entre sus labios, arqueó una ceja dándose la vuelta, notando como Cinco estaba igual de desconcertado que ella— ¿pero qué...?

—Debemos bajar. Ahora. —ambos salieron velozmente hasta seguirlo. Recorrieron toda la estación en busca de las escaleras subterráneas, pero, en su lugar, se encontraron con algo extremadamente diferente.

Una misteriosa y extraña cafetería había tomado lugar en el interior de la estación. Las luces cálidas se reflejaban en sus rostros. La rubia frunció el entrecejo mientras lo observaba dirigirse hacia la entrada.

Cinco se detuvo en seco al percatarse de que la rubia se había quedado estática en su lugar y con la mirada baja— ¿qué sucede? —inquirió con nerviosismo mientras notaba como Brangwy sacaba con delicadeza el anillo que envolvía su dedo anular izquierdo.

—Olvidé devolvértelo. No creo que tenga un valor sentimental después de todo. —extendió el brillante anillo entre las yemas de sus dedos con firmeza.

El pelinegro negó con su cabeza mientras contemplaba la joya con tristeza.

—Quédatelo, por favor —pidió contemplando su rostro bajo las luces amarillentas que se reflejaban en su cabello rubio—. Por todo lo que hemos vivido.

Brangwy resopló sin saber qué decir o cómo reaccionar, solo lo dejó caer dentro del bolsillo de su sudadera mientras avanzaba hasta la entrada de la cafetería con curiosidad, divisando a través de los ventanales a varias versiones similares al pelinegro.

Se adentraron al lugar con cautela. Cientas de versiones de Número Cinco paseaban entre el lugar, algunas anotaban órdenes de pedidos, otros leían con atención el pediodico mientras tomaban un sorbo de una taza de café. La rubia no pudo evitar reír un poco sin que el pelinegro se diera cuenta cuando observó a una de sus versiones recostado en un rincón, aparentemente borracho.

Cinco dejó su abrigo en el perchero mientras oía una música de jazz inundar el lugar.

—¿Brangwy? —se escuchó entre la multitud de pelinegros que paseaban por el restaurante, provocando que todos dirigieran sus ojos verdes sobre la rubia frente a la puerta, ella solo pasó saliva ante toda la atención que tenía encima.

—Mierda —.

. ָ࣪ ִֶָ 𖥔 ━━━━NO OLVIDES VOTAR, ME AYUDAS MUCHO! <3 💚🌪

pd: UN CAPITULO MAASSSS y BRANGWY llega a su fin. Gracias por todo el amor que este hermoso proyecto a recibido a lo largo de los años <3  Solo quedan el cap final y el epílogo, so...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top