𝒕𝒆𝒏. the light behind your eyes.

・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙩𝙚𝙣.. ✦ ❝ the light behind your eyes ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .

𝐋𝐎𝐒 𝐆𝐑𝐀𝐙𝐍𝐈𝐃𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐋𝐔𝐆𝐔𝐁𝐑𝐄𝐒 𝐂𝐔𝐄𝐑𝐕𝐎𝐒 resonaron por todo el gran recibidor de la mansión cuando Ben Hargreeves tiró las vidriosas y lujosas puertas de la entrada de un portazo. A sus espaldas, se encontraba la silueta de Christopher notablemente disfuncional y tambaleándose, soltando parloteos en dirección a su hermano.

Fei traspasó la entrada con la ira recorrer sus venas, apretaba su mandíbula y se encaminaba furiosa hacia el asiático.

—¡Nos llevaste a una masacre! —atacó molesta en dirección a Ben.

—Ambos estaban ahí conmigo. —sus pisadas con histeria resonaban por toda la planta— Es culpa de ustedes tanto como mía.

La mujer de gafas oscuras resopló con sarcasmo— ¿disculpa? Eres el Número Uno, ¿recuerdas? —el asiático rodó los ojos impaciente.

—Sí, pero soy otra clase de Número Uno.

El ambiente se encontraba oscuro, como si una fuerte tormenta los envolviera y quedarán absueltos de toda tranquilidad. La Academia Sparrow se destruía lentamente conforme pasaba el tiempo desde la inesperada desaparición de Marcus, marcando un antes y un después desde el comienzo del desafortunado arco de la Academia Umbrella.

Fei acomodó sus gafas en el puente de su nariz desafiante—La peor clase. —Ben se dió la vuelta lentamente para observarla— Por eso papá te degradó. Por eso nombró a Marcus como Número Uno. Tú no sabes liderar. No tienes lo necesario. —Nada. Simplemente nada. Un rostro sin ojos, completamente desgarrados.

El ardor en la mejilla de la mujer frente a Ben se esparció en toda la zona cuando este mismo le dio una fuerte bofetada. Por consecuencia, sus gafas cayeron al suelo, dejando ver su maltratado rostro sin estas.

Un escalofrío recorrió la nuca del asiático cuando Fei levantó su rostro. Aquellas gafas oscuras ocultaban dolorosas cicatrices alrededor de su rostro, una oleada de desagradables sentimientos llenaba su cuerpo.

Fei, irónicamente era la más observadora en toda la academia a pesar de su extraña "discapacidad", la cual llevaba un trasfondo mucho más oscuro de lo que parecía, ella emanaba una energía poderosa con pequeños toques de misterio envueltos en un esencia. Pero siempre, había un cruel lema detrás de todo eso.

«Cría cuervos y te sacarán los ojos, Número Tres.»

Una sonrisa se pintó en los finos labios maquillados de la mujer, soltando una risa siniestra al contemplar la mirada inquieta de Ben suavizandose poco a poco, éste tragó en seco.

Fei tomó una pausa— Marcus, jamás hubiese.. —.

—Ya no está. —contraatacó Ben con un tono de voz firme— ¿Sabes cual es el problema? Tú. Eres un pésimo Número Dos, Fei. —esta misma exhaló frustrada al escuchar como Christopher parloteaba a favor de su hermano— ¿Ves? Hasta Christopher me da la razón.

El mismo y brillante cubo abandonó el tenso lugar seguido del asiático. Fei se dio media vuelto sintiendo como sus cuervos aleteaban en su eje, tomó sus oscuras gafas del suelo y se las colocó sin prisa. Las botas que llevaba consigo puestas resonaban en el suelo nuevamente, encaminadose a la oficina de su padre junto a los miembros restantes de la academia.

Por otro lado, Ben se sentía como un idiota, pero al fin y al cabo eso era, ¿no? Un revuelo de estrés carcomía su musculoso cuerpo bajo el traje de cuero color guinda. Su plan había fracasado, había acabado con la mitad de su familia y era su jodida culpa.

Dejó caer su espalda en el cómodo sofá individual que posaba frente al escritorio de Reginald Hargreeves, quién al notar la expresión molesta de su hijo se dejó llevar por la curiosidad.

—¿Qué me perdí? Luce interesante. —habló animadamente, divisando como Fei traspasaba el gigantesco umbral.

La mujer suspiró esperando a que Ben hablara— papá, perdimos a Jayme, Alphonso, Sloane y.. Brangwy. —dijo haciendo una mueca, escapando de la mirada de su padre.

—Oh, bueno, deberíamos estar buscándolos. Traeré mi chaqueta. —Reginald se puso de pie con dificultad frente al escritorio de madera oscura.

Fei se dirigió rápido hacia él, haciendo un ademan con sus manos.

—No, papá. Quiere decir que están muertos. —.

Tras esa fría aclaración, Hargreeves frunció su ceño, una triste mueca se pintó en su rostro inmediatamente al oír esas crueles palabras que habían salido de la boca de su hija. Su mirada se dirigió a Ben, sin embargo, él desvió la suya, quedando completamente en una posición cabizbaja.

—Oh, qué pena... ¿qué les pasó? —inquirió tomando asiento de nuevo, con su mente nublada por la noticia que sus oídos habían captado.

Ben exhaló fuertemente.

—Los imbéciles de la Academia Umbrella. —esta vez, levantó su vista, enfrentando a su padre— Tenías razón sobre ellos. —.

—Tras la desaparición de Marcus, Ben guió una misión para acabar con ellos. —explicó Fei rápidamente, dejando recaer la culpa sobre Ben, quién la interrumpió irritado.

—Y habría funcionado, pero tenían un arma secreta. Un viejo con poderes a su lado. —Reginald escuchó atento ante sus palabras— hicieron trampa. No teníamos ninguna oportunidad. —se excusó el asiático.

Ahora, Hargreeves tenía una expresión seria y las palabras que salían de su boca tenían un tono firme— ¿y qué piensan hacer al respecto? —Ben miró a Fei, ella le dió la razón a su padre, realizando un gesto de exigencia. El chico la observó con extrañeza, ella solo bufó dirigiéndose a Reginald.

—Debemos prepararnos para un ataque. Si no tenemos un plan, acabarán con nosotros. —dirigió su mirada a Ben— así qué.. ¿cuál es tu próxima gran idea, "ideota"? —.

Los oscuros cuervos de Fei graznaron cuando ella, notablemente harta, abandonó la sala tras el silencio sepulcral del asiático.

Este tragó saliva y desvió la mirada, Christopher se timbró de un color brillante, parloteando— sí, ve con ella. No me importa. —dijo Ben devastado, cuando él estaba por abandonar la antigua oficina de Hargreeves, escuchó su voz a sus espaldas.

—Aún existe un modo de cambiar tu suerte, Ben. —.

Por su parte, el nombrado solo resopló para atravesar el umbral con pasos firmes. Pero en su interior, aquella frase que había soltado su padre lo había dejado reflexionar por varias horas.


HOTEL OBSIDIAN.

Los ojos color avellana de Brangwy se abrían lentamente, observando con una mirada desconcertada el extraño lugar en el que se encontraba, la confusión se instalaba por los rincones de su mente, en la cual se vio reflejado el fugaz recuerdo de un golpe con fuerza impactando en su cuerpo.

Sus ojos recorrieron aquel misterioso vestíbulo, comprobando así, que aún seguía en el Hotel Obsidian. Una sensación intranquila proseguía, notó su incomodidad al tratar de moverse dentro del traje de misiones característico de los Sparrow color guinda.

Brangwy ahogó un grito cuando gran parte de su no tan pronunciada pierna derecha fue invadida por un cosquilleo de ardor, recordó que ese había sido el lugar donde dos navajas habían sido clavadas yacían unos días atrás.

Pequeños quejidos salían de sus labios rosados al tratar de ponerse de pie, un dolor en todos los huesos que formaban su columna vertebral se hacía presente junta a una respiración agitada, su cabeza daba miles de vueltas y su vista poco a poco dejaba de ser nublada

Sus desordenados pensamientos provocaban una jaqueca interminable, sus dedos cubiertos por los guantes del traje de cuero por su nuca, sus ojos se abrieron de par en par y su cuerpo retrocedió solo un poco involuntariamente, sacudió nuevamente su cabeza, con ella sus mechones rubios danzaban en el aire.

«Dios, me siento tan drogada. » pensó.

Pero no lo estaba.

Eso formaba un tornado en su interior del que no se libraba fácilmente.

Todas las miradas atentas de los huéspedes, se dirigían hacia ella.

Sus ojos se cristalizaron de inmediato.

Detestaba verse vulnerable ante los demás, pero sus nervios jugaron en su contra, atormentando repetitivas veces su enloquecida mente.

La rubia sorbió su nariz— ¿Qué miran? Les daré algo que mirar. —dijo fingiendo una seguridad que claramente no sentía, al contrario, todos la apuntaban con incriminación.

Su mirada recorrió el resto del vestíbulo, pero fue cuando sus cristalizados ojos avellana observaron lo que bastaba para que su organismo se jodiera por completo.

Una lágrima recorrió la mejilla sonrosada de Brangwy cuando vio el cuerpo completamente destrozado de dos de sus hermanos. Jayme y Alphonso.

Brangwy abrió a más no poder sus ojos y se hincó gritando retrospectivamente el nombre del reciente fallecido Número Cuatro.

—¡Alphonso! —su pecho se oprimió al ver su rostro completamente destrozado y los ojos rostizados de su pelinegra hermana. Brangwy sintió una oleada de culpa invadirla por completo mientras negaba fuertemente cada que golpeaba el suelo con su ya adolorido puño.

Trató de sonreír con las mejillas húmedas mientras sostenía la cabeza de su antiguo amor— ¡No! ¡No! ¡No! Esto no tenía por qué pasar... —.

Un llanto salió involuntariamente al verlo nuevamente, juntó sus frente una última vez.

El pecho de la rubia ardía conforme los veía, sus cuerpos hechos un desastre, en un final trágico y para nada merecedor.

Ellos habían muerto, por su culpa.

Y eso, también la quebraba por dentro.

Pasó una mano por su rostro mientras su mirada se perdía en el gran candelabro del lobby del antiguo Hotel, las luces amarillentas brillaban al punto de querer explotar, y era el enojo y la culpa que aquella rubia sentía en aquel momento que la energía y electricidad tenían la necesidad de soltarse de entre sus palmas blanquecinas.

Brangwy sintió como unas delicadas manos sostenían sus hombros, sus ojos ardían y las lágrimas habían cesado, su mirada seguía perdida en el suelo y sus piernas temblaban al tratar de ponerse de pie.

Aquellas femeninas manos la hicieron darse la vuelta, quedando a espaldas de ella, encontrándose con el rostro entristecido de Sloane, quién observando a su hermana con sus ojos cristalizados abrazó de inmediato. Brangwy se dejó caer en sus brazos, llorando desconsoladamente sobre su pecho, se sentía completamente extraña, sentía nuevamente las manos de su hermana acariciar su larga cabellera rubia.

—¿Cuándo acabará todo esto? —inquirió con una voz suave y remordimiento en ella.

Sloane sorbió su nariz— no lo sé. Pero tú eres la clave Brangwy, así que debes ser fuerte, eres la maestra en eso. —Brangwy se soltó de su agarre, observándola— De ti depende el futuro de la Academia si no quieres que Ben la vuelva mierda.

—¿Qué Academia? —volvió a cuestionar la cabizbaja con un tono de voz amargo— ¡Dime! ¿¡Dime qué Academia!? —dijo esta vez más fuerte y con la respiración agitada.

Sloane suspiró frustrada y con una lágrima amenazando con salir— sé que eras muy apegada a él, Wyby. Pero debes ser fuerte. A mi también me duele..

—Pero a Ben no. —la rubia puso una mirada seria repentinamente, pensando en la manera obvia en la que su hermano huyó de la escena del crimen— te escucho. ¿Cual es tu plan? —Brangwy se cruzó en brazos, interesada en lo que la castaña había mencionado anteriormente.

Sloane dirigió su mirada hacia un gran Luther posado a sus espaldas, contemplándola como si de una blanquecina puesta de sol vista desde la luna se tratase. Algo que también le parecía hermoso, por cierto.

—Vamos, iremos con Diego, Allison y Viktor— la mayor le extendió su mano a la rubia.

Sloane relajó sus músculos cuando tomó la cálida mano de Brangwy, sus pensamientos no tan agradables fueron interrumpidos por la rubia de baja estatura.

—A veces me sorprende lo inhumano que es Ben, pero solo me hace confirmar en es un idiota que algún día se quedará completamente solo. —opinó con odio y frialdad. Luther al oír eso tensó su mandíbula.

La castaña dirigió su mirada hacia ella— Oh, Brangwy. Créeme que a veces simulan ser igual a él.

Brangwy se quedó en blanco, y sin más se adentró al ascensor.

. ָ࣪ ִֶָ 𖥔 ━━━━HEY, HEY, HEY!! Aquí Mel, sé que me perdí por mucho tiempo y que no hubo actualización este último mes, pido disculpas, trataré de actualizar más seguido. No se olviden de votar, les agradecería muchísimoo. 💚

. ָ࣪ ִֶָ pd: faltan muy poquitos capitulos para el caótico reencuentro de Five y Brangwy! 

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