𝒏𝒊𝒏𝒆. last night in tokyo.
・ . ° · 𝖇𝖗𝖆𝖓𝖌𝖜𝖞 . . !
👁️ · .° chapter 𝙣𝙞𝙣𝙚.. ✦ ❝ last night in tokyo ❞
𝔣𝔦𝔳𝔢 𝔥𝔞𝔯𝔤𝔯𝔢𝔢𝔳𝔢𝔰 𝔣𝔞𝔫𝔣𝔦𝔠𝔱𝔦𝔬𝔫 ❜ 🌪 © 𝗐𝗋𝗂𝗍𝗍𝖾𝗇 𝖻𝗒 𝗆𝖾𝗅 . .
𝐋𝐀 𝐌𝐔𝐒𝐈𝐂𝐀 𝐃𝐄 𝐉𝐀𝐙𝐙 𝐘 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐒𝐓𝐈𝐍𝐓𝐈𝐕𝐎𝐒 𝐅𝐋𝐀𝐒𝐇𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐀𝐌𝐀𝐑𝐀𝐒 resonaban por todo el vestíbulo del Hotel Obsidian, los Sparrow atraviesan lentamente ambas puertas de entrada, dando prolongados pasos hasta posar a una distancia del equipo contrario.
Todos mostraban una expresión llena de intimidación y autoridad a excepción de Sloane, quien tensó su cuerpo.
—Oh mierda. Llegaron antes. —se escuchaban los murmullos por parte de la Academia Umbrella. Con actitud desafiante ambos equipos se mantuvieron quietos en sus lugares, los huéspedes del Hotel se dirigieron hacia el vestíbulo, uniéndose a la horda de flashes.
El ambiente era tenso, pero retador. Luther, Diego, Allison y Viktor se encontraban en fila, frente al equipo vestido color guinda.
Viktor pasó saliva— gracias por venir. —dijo tratando de romper el silencio bajo las frías miradas de los Sparrow.
—Oh, sí. Nos encanta estar aquí. —comentó Jayme sarcástica a un lado de Sloane, quién apreciaba al gran hombre que pertenecía a la Academia Umbrella.
Brangwy levantó ambas cejas ante su comentario, dirigiendo su mirada hacia el Número Dos, el cual posaba a un lado de Luther, tras percibir sus ojos sobre ella.
—¿Y el resto? —inquirió Ben levantando su tono de voz, refiriéndose a la escasez de personas que conformaban el equipo contrario.
—¿Qué, vas a tomar lista? —Diego lo miró fijamente mientras jugaba con sus brillantes navajas entre sus dedos.
Allison dejó escapar un suspiro—¿Y el maletín? —interrogó irritada, metiendo sus manos en sus bolsillos.
—¿Y nuestro hermano? —contradijo el asiático. La morena cerró sus ojos con frustración al ver cómo las cosas no salían como las tenía planeadas.
—Me parece que deberíamos comenzar de nuevo antes de que pierda los estribos. —dijo impaciente, Viktor susurró su nombre tratando de guardar la calma—. me encargo. —fue lo único que salió de sus labios ante tal regaño.
Brangwy paseaba su mirada por el gran y antiguo vestíbulo. Frunció levemente su ceño al ver a un pequeño chico de baja estatura tratando de prender fuego una mecha encarcelada en una botella de alcohol.
Desconfiada, susurró— Fei.. —.
Su hermana mayor hizo caso omiso, la atención de Brangwy se la llevó Allison nuevamente. Quién al parecer estaba fuera de sus casillas.
—Entreguen el maletín o no hay trato. —amenazó la chica Umbrella.
Ben soltó una pequeña sarcástica risita— hay un pequeño problema. Lo cancelamos. —.
El ambiente se tornó mucho más oscuro, asegurando un enfrentamiento rudo, posiblemente más fuerte que el del día anterior. Brangwy pasó saliva, observaba inquieta hacia ambos lados. La rubia estaba devastada por dentro, el juego sucio de su hermano se había salido de control, y lo peor de todo, ella había caído en su vil trampa.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al observar cómo el niño del que había notado su extraña presencia minutos atrás intervino algo exaltado. Sin mencionar que corría hacia el lugar con una especie de bomba casera en su mano derecha. Diego se dió media vuelta al apreciar como la mirada de la rubia en medio de Alphonso y Fei se desviaba.
—¡Entrega Molotov, perras! —exclamaba con el vibrante fuego entre la mecha.
Diego lo detuvo —¡Stanley! ¡Ahora no! —regañó irritado. El chico que al parecer se hacía llamar Stanley se quedó quieto y soltó la mecha rápidamente, cayendo por consecuencia cerca de un pendón que colgaba en el vestíbulo, incendiandolo por completo.
La alarma de incendios apagó la música de jazz por unos instantes, al igual que los gritos provenientes de los huéspedes, quienes miraban segundos atrás la escena con expectación.
—Es hora. —enunció un Ben dominante. Atrayendo la atención de sus hermanos, quienes se ponían en guardia al instante.
Christopher comenzaba a revolotear en su lugar, seguido de Fei, quién expulsó una gran cantidad de cuervos de su espalda con intimidación, el lugar fue invadido por graznidos. Los huesos de Alphonso crujían lo demasiado fuerte como para llegar a los oídos de Brangwy, la cual comenzaba a crear un pequeño tornado poco visible envuelta en ella, acompañando sus dedos llenos de corrientes eléctricas chispeantes.
Por otro lado, Jayme preparaba el veneno que soltaban sus glándulas dentro de su cavidad bucal, y Sloane solo advertía miedosamente a Luther, quien la contemplaba confundido.
Diego sujetó a Stanley del brazo izquierdo, ocultándose detrás del mostrador de recepción del vestíbulo.
Ben dió la orden a Christopher, el cubo flotante, el cual expulsaba ciertas peligrosas corrientes rojizas directo a la cabeza de la Academia Umbrella. Retorciéndose del dolor, y sintiendo un fuerte zumbido retumbar en sus cabezas.
Con pocas fuerzas y completamente aturdida, Allison trataba de tomar en su uso su poder.
«Oí el rumor..» Tarareaba burlonamente Brangwy en sus pensamientos.
El terreno feroz y oscuro asustaba a los huéspedes que fotografiaban la escena asustadizos.
—¿De que morías? —volvió a la realidad cuando Ben, con una sonrisa llena de malicia se burlaba de su sufrimiento—. Mátalos. —ordenó finalmente a Jayme y a Alphonso.
Los dos hermanos dieron unos cuantos pasos adelante, quedando lo suficiente cerca de la Academia Umbrella. Brangwy se encaminaba detrás del chico con tomas de corrientes entrelazadas en toda su mano más grandes conforme pasaban los segundos, a diferencia de ella, Sloane se acercaba miedosamente por detrás de la espalda de la pelinegra.
Sin embargo, un sentido alarmante invadió el interior de Brangwy al divisar entre su irresistible tormenta a un anciano bien entrado en la tercera edad avanzar furiosamente hacia su familia. Los Umbrella seguían levantando fuertes quejidos observando cómo Jayme y Alphonso daban fuertes pisotones hacia ellos con intimidación.
No fue mucho lo que pudo procesar la rubia cuando un bramido ensordecedor fue librado por los labios del anciano, liberando así una onda mortal y fugazmente poderosa cerca de su zona. Ben y Fei se tumbaron de inmediato en el suelo de alfombra.
La ráfaga pasaba lentamente, alcanzando a Jayme y Alphonso, quienes murieron instantáneamente logrando desfigurar totalmente sus rostros en el proceso. En una muerte espantosa pero veloz. De no ser porque los cuervos de Fei también habrían recibido aquél punto de daño, la onda hubiera alcanzado a Sloane, o en el peor de los casos a Brangwy. Quién cayó inconsciente en el suelo, sin una pizca de sangre adornar su frágil cuerpo, por otro lado, antes de que la ráfaga llegará hacia Sloane, Luther liberándose de un dilema moral, decidió finalmente empujarla con fuerza, envolviendola en sus trabajados bíceps. Ambos amantes cayeron al suelo fuertemente.
Los cuerpos de Jayme y Alphonso se tiraron secamente en el piso, cayendo sin vida frente a todos los huéspedes horrorizados ante tal escena.
Ben y Fei se apropiaron del suelo, salvándose en este. La chica de gafas oscuras gritaba desgarradoramente y Christopher de un empujón chocó contra una pared, haciéndolo tropezar y caer. El tormento se convirtió en una brisa completamente fuerte, aventando a Brangwy contra el suelo, provocando que su cabeza bote algo de sangre. Sus cabellos rubios parecían un desordenado nido de pájaros dispersado en la alfombra.
Fei exclamaba con cierta dificultad—¡Jayme! ¡Alphonso! —.
—¡Retirada! —dictó Ben jadeando mientras se ponía de pie. Fei intentó copiar su acción, cojeando un poco. Christopher dió vuelo y fue tras ellos, dejando a Sloane y a Brangwy en el suelo.
Luther conmocionado quitaba rápidamente el pelo que descansaba sobre el inconsciente rostro de Sloane, la cual brotaba sangre entre sus labios—¿Sloane? ¿Sloane, estás bien? —cuestionaba el gran rubio en vano intentando moverla.
Al otro lado del salón se encontraba Brangwy tirada, su respiración se volvía entrecortada y cada vez más pesada, su visión era lenta y borrosa. Su cabeza daba vueltas, sintiéndose mareada por completo, solo escuchó una última frase a lo lejos.
«No puede ser, ¿eres tú, Harlan?» una voz irreconocible para la rubia en aquél momento retumbaba en sus sentidos fuertemente.
Fue lo último que recordaba antes de cerrar sus párpados y caer inconsciente.
TOKYO, JAPAN.
JULY, 2003.
BRANGWY'S POV.
Todo había iniciado con un grupo de Yakuza extremadamente peligroso suelto por las coloridas y humeantes calles de Tokio. Una mafia japonesa corrupta y, para mí sorpresa, muy extensa que rondaba entre lugares cibernéticos por el centro de la ciudad.
Observaba desde el nocturno tejado en el que Minerva había dejado descansar sus alas. Recuerdo haberme acercado hacia uno de los barandales que simulaban ser ladrillos apilados para observar la gran ciudad, una mezcla extravagante entre lo tradicional y lo moderno.
La brisa chocaba en mi rostro frecuentemente, algo que me molestaba a decir verdad, divisaba los grandes edificios llenos de color, los automóviles y sus vibrantes luces. Todo era magnífico para una chica de unos trece años de edad en aquél entonces.
Mis estúpidos pensamientos habían sido interrumpidos por Marcus, quién había reunido a los demás en una parte del gran tejado. Su voz irrumpió en mis sentidos, desviando mi mirada de la llamativa ciudad hacia él, lanzando hacia mi dirección un pequeño walkie-talkie que a duras penas había logrado atajar en mis manos.
Gracias a la oscuridad de la noche, las radiantes luces neón de carteleras se reflejaban en su rostro serio. Me di la vuelta para verlo, acercándome un par de centímetros hacia los demás, mi cuerpo temblaba bajo el manto del frío viento que aún no había logrado controlar del todo bien. No me importaba escuchar la estrategia de Marcus después de todo, me parecía ridículo en algunas ocasiones seguir las reglas de alguién de mi edad.
Solo eramos niños.
«Ustedes nunca fueron solo niños, Número Siete.»
Las palabras de padre entraban con malicia en cada rincón de mi caótico cerebro, donde se guardaban los pensamientos más oscuros, los recuerdos más traumáticos y las esperanzas muertas. Detrás de todo eso se encontraba el problemático genio Hargreeves.
Solo pasé saliva, dejando atrás todo el caos en el que me creía envuelta en aquél entonces, dejándome envolver como si fuese una tormentosa nube negra en la egolatra personalidad en la que me aferraba con fuerza día y noche.
Marcus tomó aliento a mis espaldas— entraré con Fei, enviaremos cuervos al interior del santuario antes de entrar para asegurarnos que nadie se encuentre laborando en el horario de medianoche. —observé como Fei acomodaba sus oscuras gafas sobre el puente de su nariz nerviosamente ante las órdenes de Número Uno.
Si había una cosa en la que mis hermanos estuvieran de acuerdo en momentos como este, sería el hecho de anhelar estar bajo la calidez de la Academia. Todos compartían ese deseo a excepción de dos personas.
Ben y yo.
Solo por esa razón me había exaltado cuando a Marcus se le había ocurrido la genial idea de que trabajemos juntos— Alphonso, Brangwy y Ben. Ustedes dos se encargarán de eliminar la mayor parte posible de Yakuzas que irrumpan dentro del lugar. —nos señaló al asiático y a mí. Mi rostro hizo una mueca— Alphonso entrará en combate solo si ustedes entran en un nivel de peligro máximo. —.
¿¡Qué!? Sentí como mi rostro se enrojecía del enojo, valga la redundancia. No estaba acostumbrada a ejercer misiones al lado de Ben, por lo que odio escuchar que somos un buen dúo en algunas de estas, la razón: vivíamos peleando todo el maldito tiempo.
—Solo sígueme, Número Siete. —su insípida y burlesca voz retumbaba en mis oídos como un tedioso zumbido. Despejé mis pensamientos a un lado, siguiendo mi propio camino hacia el santuario.
La misión era rápida, pero agotadora. Consistía en que debíamos impedir una masacre entre La Yakuza y su banda mafiosa enemiga en nada más ni nada menos que en el famoso santuario Meiji. Ben, Alphonso y yo éramos los encargados de acabar con aquél pequeño grupo de Yakuzas, los cuales divagaban por la ciudad en busca de meterse en problemas por estar involucrados en cierta redes de prostitución.
Debíamos evitar una matanza de Triadas en el interior del templo. Pan comido.
Conforme avanzaba la misión, la poca piedad que quedaba en nuestros sentidos se iba esfumando al paso del tiempo, la noche estaba por esconderse para dejar salir a un radiante destello proveniente del sol cuando desintegré el último cadáver hecho trizas frente a mí. Sentí el aliento de Alphonso en mi oído aun estando a mis espaldas, no pude evitar sentir un revuelo de emociones en mi interior.
El sonido de las hélices del helicóptero retumbaba por el patio ubicado en el centro del santuario. Las luces blancas se reflejaban en su rostro de una manera única. Me había dado la vuelta, quedando frente a él, esbozó una sonrisa genuina lo que provocó que mi rostro se sonrojara levemente. Las luces de Tokio fueron testigo del suave beso que Alphonso le obsequió a mis labios, había sentido su boca estamparse lentamente con la mía, uniendonos en un casto beso.
Sonreía en mis adentros, realmente había caído bajo, estaba experimentando por primera vez el enamoramiento.
Nos separamos cuando nuestros pulmones se habían quedado sin oxígeno, no porque Ben estuviese observando la escena con cierto disgusto figurando en su rostro. Hice contacto visual con el chico frente a mí por unos segundos hasta que me susurró algo en mi oído lo cual hizo que mi piel se erizó por ciertos instantes.
—¿No quieres ir por un sake?
—Tenemos trece, Phonso.
Caminamos agarrados de las manos hacia donde provenían los flashes de cámara y el bullicio de los reporteros y la rueda de prensa, como estábamos acostumbrados a hacer en múltiples ocasiones. Una sonrisa se pintó en mi rostro inconscientemente al sentir como sus labios se presionaban en mi cabeza conforme íbamos avanzando, las risas de ambos se mezclaban llenando el espacio entre los dos.
Solo éramos él, yo y, para mi mala suerte, las facciones con mueca de disgusto de un Número Dos observando impacientemente nuestro encuentro.
—Siempre estaré para ti, Brangwy. —.
. ָ࣪ ִֶָ 𖥔 ━━━━HEY, HEY, HEY!! Aquí Mel, ¿cómo estann? Gracias x todo el apoyo q esta recibiendo BRANGWY, ahí les dejo un pequeño recuerdo que recorrió la mente de esta misteriosa rubia mientras estaba inconsciente. Los amoo. 💚🌪
YAKUZA: Banda mafiosa japonesa. (Sí existe en la realidad)
TODO LO QUE SUCEDE EN LA MISION ES INVENTADO! SE DESCONOCE DE LA EXISTENCIA DE ALGUNA MISION QUE HAYA TENIDO LA ACADEMIA SPARROW EN TOKIO!
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