Único

Suspiro hastiado. ¿Cómo era posible que siempre terminaba envuelto en este tipo de situaciones tan extrañas? Aunque debía admitir que aquello no era en absoluto su culpa y que, en el fondo, no le molestaba demasiado como tal.

Cruzándose de brazos le dio una miraba rápida a la culpable del asunto. Bueno, quizás no era la culpable en sí pero, tenia relación con su amiga de flequillo, Lalisa Manoban.

-Lo siento, Jimin-ssi.

Le había dicho en cuanto llegó a su lado totalmente avergonzada por la culpa de la contraria, como siempre y todas las veces anteriores, y como él pensaba, todo por Lisa.

Jimin no le tomó mucha importancia a sus disculpas, ya no podían hacer nada a esas alturas.

Se encontraban en el viaje anual, el cual se realizaba durante la temporada de invierno. El viaje solía durar tres días, donde a los alumnos se les otorgaban cómodas cabañas las cuales se encontraban cerca de termas y las montañas.

Tal viaje era enfocado completamente a recompensar a los primeros lugares y los esfuerzos de cada alumno del instituto. En esta oportunidad, le tocaba al tercer año, y por supuesto que él tenia que estar en aquel grupo, ya que se caracterizaba por ser bueno en matemáticas.

Por otro lado, lo acompañaba Jeon Jungkook, quien era un excelente deportista, también, Lalisa Manoban la alumna ejemplar de el club de fotografía y para finalizar, la responsable y dulce, Roseanne Park; aquella chica era la perdición para los hombres, en pocas palabras ella era perfecta. Dueña de un cuerpo divino y una voz que cualquiera que la escuchara caería a sus pies embrujado por tal melodía.

Lisa había obligado a Jungkook a esforzarse aun más de lo que ya hacia durante todo el semestre, solo, para que ambos fuesen juntos al viaje y pudiesen compartir con la convicción de poder disfrutarlo a sus anchas. Y no permitiría que nada ni nadie se interpusiera entre ella, él y su "romántico" viaje.

Pero para la mala suerte de la chica Tailandesa, el pobre Jimin la había bajado de su nube de una sola patada, ya que él seria el compañero de su queridísimo Kookie. Aunque no se lo esperaba, tan solo llegar al lugar, Lisa se las había ingeniado, y no sabía cómo, para cambiar a los compañeros de cuarto y así poder pasar unas memorables noches con su novio.

Sobraba decir que poco le importaba pasar esas dos incómodas noches al lado de Rosé.

-Voy a ducharme.-indico como respuesta ante la disculpa de la muchacha.

La rubia simplemente observo como el mayor se perdía tras la puerta del baño en total silencio. Rosé suspiro cansada y aprovecho aquellos minutos de soledad para cambiarse y colocarse la pijama, después de todo, ella se había duchado tan solo un par de horas antes.

Se acerco a la que seria su cama aquella noche y buscó entre sus pertenencias la pijama que había empacado esa mañana.

-Ay~, no.-murmuro y sintiéndose tonta golpeo levemente su frente.

Hasta ese minuto había olvidado por completo que por rapidez había tomado esa pijama demasiado ligero como para un clima tan bajo, pues pensaba que dormiría junto a Lisa y que no necesitaría nada más,

Lo más seguro es que pasaría una noche muy fría gracias a esas prendas tan delgadas, y probablemente moriría de hipotermia durante la madrugada.

Retirándose todo menos la ropa interior, sintió claramente como su piel se erizo producto del frio de aquella cabaña, por lo que se apresuro en cambiarse a la camisa y aquel short, ambos de su color favorito, rosa. Sin embargo, no fue suficiente para proporcionarle un poco de calor.

-Fue una pésima idea empacar esto.-musito para sí misma.

Con calma y con sumo cuidado comenzó a desenredar sus rizos, con la intención de retirar cualquier nudo que hubiesen. Mientras lo hacia, desvío la mirada hasta la puerta del baño preguntándose el por qué Jimin se tardaba tanto, ella necesitaba cepillarse los dientes para terminar de meterse bajo las cobijas y dormir hasta el día siguiente.

Como si le leyeran los pensamientos, a los pocos segundos salió del cuarto el muchacho de Busan, dejando salir junto a él una nube de cálido vapor, producto a la ducha que había que acababa de tomar.

Ante su presencia, decidió desviar nuevamente su vista, ya que Jimin solo traía envuelta una toalla blanca alrededor de su cadera, nada más. Sintiendo su cara arder, corrió lo más disimuladamente hasta el baño y se encerró en él tratando de olvidar lo reciente vivido. Pues el cuerpo del chico era lo demasiado para ella y sus alocadas hormonas de adolescente.

Involuntariamente repasaba en su cabeza una y otra vez la imagen del chico, aun con gotas deslizándose por su atlético cuerpo gracias al baloncesto y la danza, su mirada despreocupada con sus cabellos oscuros húmedos cayendo con gracia sobre su rostro,

Después de estar encerrada cerca de diez minutos y de haber cepillado sus dientes, salió encontrándose con que el pelinegro se hallaba recostado únicamente con un pantalón de pijamas y con el torso desnudo a la vista, mientras se divertía con su móvil, lo más seguro es que estuviese viendo sus redes sociales.

¿Es que estaba jugando con su estabilidad mental?

Ella estaba congelándose y temblaba del frio, por lo que a paso seguro se encamino hacia su cama.

-Ah, Jimin-ssi, ¿te molesta si apago la luz? .-pregunto ya estando al borde del camarote.

-No.-dijo sin siquiera mirarla.

La habitación quedó en completa oscuridad y escasos segundos después, ya estaba mentida bajo las cálidas cobijas. Un suave quejido salió de su boca ante el frio que penetraba su delgado cuerpo. Si tan solo Lisa no se hubiese salido con la suya, ella no estaría al borde de la hipotermia.

Rosé intento abrigarse tanto como le fuese posible con el solo fin de dejar de temblar, pero obviamente sin demasiados resultados. Por esa misma razón decidió dormir, quizás así se le irían los nervios de compartir habitación con el pelinegro y se olvidaba del frio.

Escasos minutos después, escucho claramente como el mayor se removía en su cama, lo más seguro es que estuviera en las mismas que ella, intentando entrar en calor y dormirse de una buena vez. Ladeo levemente su cuello para mirarlo sobre su hombro solo para corroborar lo que intuía, pero rápidamente cambio de opción al recordar que estaba semidesnudo ante su vista.

-Ni loca.-se dijo cerrando fuertemente sus parpados.

Sin embargo, bastaron unos cuantos segundos para que se sintiera despojada de su edredón y abriera con sorpresa sus oscuros ojos.

-¿Ji-jimin-ssi? .-dudo ante la intromisión tan inesperada.

Mas, luego, su cuerpo se relajo y soltó un suspiro agradable ante el calor que el contrario le ofrecía. Como respuesta, Jimin atrajo a la muchacha hasta su pecho y con ello, aprovecho de acariciar la menuda cintura de su compañera sin simulo alguno.

Ella comprendió en ese instante que no había caso de esperar alguna respuesta por parte de él, así que, simplemente se dejo envolver por el calor que el chico emanaba y sutilmente apoyo sus manos sobre el pecho masculino, volviendo a cerrar sus ojos para tratar de tranquilizarse.

Para Rosé, definitivamente esto no estaba en sus planes durante su estadía de aquel viaje escolar. Pero, no podía negar lo mucho que le agradaba que ambos estuviesen de esa manera juntos.

Por parte de Jimin, el mantenía su mentón apoyado contra la cabeza de la fémina mientras sus avellanas permanecían relajadamente cerrados. Sus pensamientos se centraban en solo una cosa, en aquella curva tan atrayente que mantenía bajo su mano.

Casi de forma automática esa misma mano emprendió camino por toda la extendió de la espalda femenina, entregando de paso suaves caricias y totalmente afectuosas. No debía hacerlo pero, se estaba dejando llevar por el exquisito aroma que el frágil cuerpo de la niña soltaba y para que negarlo, no le molestaba en lo absoluto recorrer cada centímetro de piel como ya lo había hecho en oportunidades anteriores. Jamás se cansaría de las reacciones nerviosas que afloraban en ella cuando sus dedos le acariciaban con tal confianza y cariño.

Sin embargo, en medio de aquella tarea en que se estaba desempeñando, frunció el ceño al encontrarse con el broche del sujetador, el cual interrumpía aquellos caminos imaginarios que estaba creando con sus dedos. ¿Qué demonios pretendía yéndose a dormir sin quitarse el brasier? Más específicamente, ¿Qué pretendía al conservar aquella prenda con él presente en ese cuarto? Bueno, talvez la joven rubia en ciertas ocasiones ella seguía siendo dominada por su lado más inocente y no buscaba provocarlo en ninguna circunstancia, aunque, el sólo hecho de vestir aquel ligero pijama, ya sonaba como una apetitosa invitación para él.

-¿No es molesto usar esto? .-soltó de pronto, mientras sus dedos jugueteaban con el broche de aquella prenda. Sabia la respuesta a esa pregunta, pero aun así, no quería dar el siguiente paso no sin antes dar aviso de ello.

-Lo había olvidado ... .-musito como respuesta.

Jimin sonrío, aquellas simples palabras fueron más que suficientes para que en un hábil movimiento lo desabrochara, dejando despejada la delgada espalda y así él poder seguir trazando camino por toda la zona.

Pronto extendió las caricias hacia sus hombros, y provecho de deslizar los tirantes de la blusa para despojarla por completo de aquella molesta prenda; la realidad era, que no le presto mucha atención hacia donde arrojo el brasier y honestamente, a ninguno de los dos le importaba.

Disfrutaba tanto el recorrer su cuerpo de aquella forma tan inocente, y estaba completamente seguro de que ella lo disfrutaba de la misma manera que él. Sin embargo, por mucho que adorase contemplarla con aquella calma, su cuerpo estaba reaccionando rápidamente a las caricias que le estaba entregando a la chica; después de todo, habían pasado demasiadas semanas desde la ultima vez que tuvo la oportunidad de deleitarse con aquella fémina.

Rosé no era tonta, comprendía hacia dónde apuntaban las caricias del pelinegro, y no tenia duda alguna de que su único deseo en esos momentos era entregarse por completo al mayor de ambos. Aun así, no dejaba de preocuparle que cualquiera podría entrar a la cabaña en cualquier momento.

Lo que menos quería era que los encontrasen en aquella comprometedora situación, especialmente por la cantidad de extraños rumores que comenzarían a circular en el instituto y que esperar de las redes sociales. Eso podría afectar bastantemente la reputación del chico, así como la suya propia.

-¿Qué sucede? .-cuestiono mientras apoyaba su frente contra la menor y no se detenía en entregarle esas sutiles caricias.

Conectaron miradas, notando en ella que algo le incomodaba. Detuvo sus caricias sólo para llevar su diestra hasta la abultada y sonrojada mejilla de la chica, donde repartió cariñosos mimos con sus dedos. Rosé embozó una sonrisa tierna ante el tacto afectuoso y tan poco común de su compañero.

-Estaba pensando en que cualquiera podría entrar en cualquier momento.-musito con cierta timidez.

-En caso dé, no seremos la primer, ni la ultima , ni siquiera la única pareja de novios que fuese descubierta durmiendo juntos.-declaro para después depositar un beso en la frente de la rubia.

-¿Novios? .-cuestiono ella esta vez sumamente sorprendida.

Jamás se habían molestado en ponerle un titulo o siquiera aclarar la situación de ambos, pues a decir verdad, creía que estaban más cómodos con aquella relación de amigos con ciertos beneficios.

Jimin encarno una de sus cejas ante la duda y curiosidad, de que la atención de la chica se hubiese fijado en particular en aquella palabra. En su cabeza era algo obvio que no necesitaba ningún tipo de aclaración verbal.

-Roseanne, somos novios, ¿no?

Ante la sorpresa se sentó derecha, provocando que él la imitara ya que no entendía lo que estaba sucediendo.

-¿Novios? .-volvió a decir, y tras ello, Jimin asintió levemente, asumiendo que era obvio para él.-¿es enserio? .-formulo totalmente incrédula.

-¿Por qué estás tan sorprendida?

-Porque llevo mucho tiempo intentando ocultar todo lo que siento por ti, Jimin-ssi, sobre todo desde que tú y yo ...

Tras la pena que sentía, apretó con fuerza el edredón e hizo un lindo puchero, el cual Jimin aprovecho de besar castamente, avergonzándola más de lo que ya estaba. Ambos llevaban una vida liberal respecto al sexo, por eso, le sorprendía tanto las palabras que el mayor decía abiertamente.

-Ro.-dijo acomodando una de sus manos contra el delgado cuello de ella.-haz hecho un pésimo trabajo intentando ocultarlo.

-De todas formas, tardaste tres años en notarlo.-contrataco en un intento de defenderse.

-Lo somos, Rosie.-afirmo sonriente.

Presa de la felicidad y confianza renovada, envolvió el cuello del joven en un entusiasmado abrazo, el cual termino por recostarlos a ambos sobre la cama. Y Jimin, de forma casi automática, estrecho la pequeña cintura de la chica con fuerza.

Se quedaron así por vatios minutos, ella cómodamente sobre el cuerpo bien trabajado del mayor, y él acariciando su espalda con suavidad y cariño.

La iniciativa partió por parte de Rosé, quien levanto el rostro para comenzar a depositar pequeños besos en los abultados labios del pelinegro, el cual no tardó en corresponderle atrapando la dulce boca de la fémina, formando un beso profundo e intenso, pero por sobre todas las maneras, romántico. Las manos masculinas no perdieron el tiempo, aquellas mismas caricias que anteriormente repartía sobre la tela del pijama, pasaron a ser repartidas directamente sobre la tersa piel de Rosé, al igual que por su espalda, caderas, glúteos y muslos.

Jimin no contaba qué parte de su cuerpo tocaba, él simplemente se dedicaba a disfrutar de las sensaciones que despertaban en su propio cuerpo al acariciar las distintas curvaturas del femenino cuerpo de la rubia. Rosé guiada por el deseo, las ganas e hipnotización por los besos y carias del mayor, se vio acomodada a horcajadas sobre el estudiante de ultimo año.

Caricias intensas, besos húmedos.

Calor en la habitación, fuego en sus cuerpos.

Suspiros por aquí y por allá.

Pronto la ropa comenzó a sobrar, aunque ya era escasa.

Cuerpos desnudos.

Sudor, humedad.

Dolor.

Gemidos.

Movimientos erráticos.

Cambios de lugar.

El sonido de sus cuerpos mezclándose, los fluidos corporales, cada detalle era más y más excitante.

Estaban perdidos en el placer, en su mundo, en sus cuerpos.

Las caricias no cesaron, los besos tampoco.

La cama desordenada, los cabellos alborotados y la ropa en el suelo.

La ducha que Jimin anteriormente había tomado no había servido para nada, pero ¿Quién pensaba en eso en ese momento?

🌹

Perdieron la noción del tiempo, y para cuando la recobraron, ya eran pasadas las dos de la madrugada y estaban cómodamente acostados uno al lado del otro. Jimin repartía sutiles caricias en las doradas hebras de la menor, mientras ella estaba recostada sobre su fuerte pecho abrazándolo por la cintura pensativa.

Jamás lo diría en voz alta pero, al día de hoy, una de sus actividades favoritas, era hacer el amor con Jimin. Y como no serlo si cada vez que estaban juntos la sorprendía con algo nuevo, y sin falta, ambos se encargaban de brindarse tanto placer como les fuera posible para que ninguno quedara insatisfecho.

Para el mayor, ya era un acto que sin duda volvería parte de su rutina, si tan sólo el tiempo y los medios se lo permitiesen. Pero hasta el momento, aprovechaba cada mínima oportunidad que tenia para deleitarse con el cuerpo femenino de su ahora novia, que hasta ese momento, ignoraba que estaban juntos.

🌹

Los rayos del sol se asomaban por las delgadas cortinas, sin embargo, la pareja de novios descansaba tranquilamente y ni siquiera se daba por enterada de ese hecho. Aun quedaban horas para despertarse, después de todo, se habían tardado demasiado en quedarse dormidos.

La rubia se removió levemente buscando acurrucarse en busca de calor y él, entre dormido y despierto, cruzó su brazo por su espalda, aprovechando también de cubrirla bien con las cobijas. Pronto, nuevamente estaban sumerjidos en el mundo de los sueños, totalmente a gusto y cálidos.

Fue apenas una hora más tarde cuando entró una alegre y ruidosa muchacha con flequillo en busca de su mejor amiga. Abrió la puerta de golpe, encontrándose al instante con la imagen de aquellos dos durmiendo plácidamente abrazados sobre la cama, Rosé cubierta totalmente por las cobijas, mientras que Jimin, tenia gran parte del torso al descubierto. Era obvio que estaban desnudos, principalmente por la ropa esparcida en el suelo.

Fue Jimin quien abrió los ojos ante la ruidosa intromisión. Sorprendentemente Rosé siguió durmiendo, por lo que no se dio por enterada de la visita. Entreabrió los parpados enfocando sus ojos sobre la Tailandesa.

Sin decir nada, estrecho aun más a la pequeña rubia entre sus brazos y volvió a cerrar sus ojos, esperando que Lisa volviera por el mismo camino que había llegado. Y así mismo fue, dando un portazo del pánico y desespero, finalmente termino despertando a ricitos de oro.

-¿Jimin-ah? .-musito adormilada.

-¿Mmmh?

-La próxima semana mis padres saldrán de viaje.-termino de murmurar para acurrucarse en el pecho de él.

El mayor sonrío ladinamente, cuestionándose si estaba realmente despierta, aunque, definitivamente no sonaba muy consciente.

-Ahí estaré.

Deposito un dulce beso en la frente femenina , y decidió guardar silencio hasta que ella decidiese despertar por completo.

🌹

Días después ...

La practica de baloncesto había finalizado un poco más tarde de lo usual, por lo que el paso a su casa fue muy breve.

Lo bueno, es que había dejado lista la ropa necesaria para ausentarse por todo el fin de semana de su hogar, así que, tomando una ducha rápida ya estaba listo para partir; aunque claro, no logro escapar del molesto interrogatorio de su padre y hermano menor, principalmente por su padre, quien medio intuía a dónde iría a parar su hijo.

Al menos eso pensó Jimin, cuando el cabecilla de la familia le entrego una caja de preservativos para que "tuviese el cuidado necesario", en su estadía fuera de casa.

Estaba de más decir, que le lanzo la misma cajita a la cara antes de prácticamente huir de su casa.

Fue cerca de una hora en llegar a casa de Rosé, pues el autobús iba repleto y para su mala suerte, había mucho trafico.

Al llegar, toco el timbre quedándose de pie a la espera, desde el interior escucho la dulce voz de su chica quien al abrir la puerta se sorprendió de verlo frente a frente totalmente confundida. Jimin ya se lo esperaba, pues desde que Rosé le había hablado entre sueños, no había vuelto a hablar del tema durante el resto de los días.

-Jimin-ah... .-pestañeo paulatinamente al notar como su cabello estaba levemente húmedo y de su hombro izquierdo colgaba un bolso negro y grande.

El mayor se acerco a depositar un casto pero profundo beso como saludo. Aun en trance, lo invito a pasar mientras le comentaba que sus padres no se encontraban en casa ya que habían salido de viaje por sus trabajos.

Jimin sonrío, ya se lo esperaba. ella no recordaba nada de la invitación que le había hecho.

-Durante el viaje escolar, hablaste dormida y me invitaste a venir.-aclaro mirándola con intensidad. Pues la cara de la menor era un poema, arrugo el ceño tratando de recordar y desviando la mirada avergonzada asintió al rememorar vagamente la invitación.

-A veces, hablo dormida.-se justifico en una clase de defensa, la cual fue innecesaria para él, pero muy divertida de ver.

-Lo noté.-afirmo santurrón.

Se acerco a paso seguro para tomar el pequeño rostro entre sus manos y volver a hacerse dueño de aquéllos dulces y rosados labios., depositando un beso tras otro.

-¡YAH, PARK! ¡Suelta a mi hermana en este instante! .-se escucho desde el corredor asustando a ambos. Aunque lo obligo a alejarse unos centímetros, no basto para que la soltara del todo.

Frunció el entrecejo y arrugo la nariz al ver de quien se trataba y más aun, cuando los interrumpió en algo tan intimo, aunque muy en el fondo, si sentía un poco de vergüenza.

No le importaba que el hermano mayor de su hermosa novia los haya encontrado con las manos en la masa, eso le importaba un rábano la verdad, pues de la misma forma que asumió que Rosé y él estaban saliendo formalmente, asumió que todo el entorno de la rubia lo sabia.

-Channie vino a cenar conmigo.-susurro llamando la atención del chico.

Aquellos segundos de distracción fueron más que suficientes para que el mayor del dúo le arrojara hábilmente un guante de cocina a la cara, como reprendida por estar besando a su querida e "inocente" hermanita menor.

-Park Jimin, te dije que soltaras a mi hermana.-amenazó severamente con la mirada.

-No quiero.

Y sin entender bien cómo, Rosé se vio envuelto en medio de una guerra de miradas entre su hermano mayor y su novio.

Luego soltó un largo suspiro y negó cansada. Ya había visto a esos dos en esa clase de pelea no verbal, cuando el mayor del trio los vio muy acaramelados en la ultima fila del cine hace dos noches, por lo que no se sorprendía y sabia con certeza cuánto tiempo podrían llegar a estar así.

Paciente, decidió retirarse a la cocina y dejar a esos dos discutiendo con la mirada o como se les antojase, para ella continuar preparando la cena.

Sin duda alguna, seria una cena muy interesante.




🍃🌺🍃

Momo

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top