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Chapter Twenty-One | Hola, Damian 2.0
5 meses después...
—Muy bien, joven Damian. —dijo el mayordomo —Recite un resumen del libro.
Yo me encontraba viendo hacia la ventana. Era una tarde muy soleada y cálida, los primeros signos del verano estaban apareciendo. Tendido en la banca acolchonada cerca de la ventana, estaba intentando no dormirme. No es que fuera una clase aburrida, sólo que la tarde estaba perfecta para dormir. La pelota rebotaba con la pared y regresaba a mi mano, una y otra vez. Era lo único que me mantenía despierto.
Carajo, no te duermas, Damian.
Recuerda, las delicias de Alfred, no lo arruines.
—Joven Damian. —me llamó de nuevo consiguiendo mi atención —Parece que está durmiendo con los ojos abiertos.
—Para nada. —me incorporé haciendo un movimiento para que mi espalda y hombros crujieran —¿En dónde nos quedamos?
Él dejó escapar un suspiro con cansancio y cerró el libro estrepitosamente.
—Empiezo a creer que estuve hablando con el cuadro en la pared.
—Pennyworth —repliqué. —¿Cuándo te he fallado?
—Sinceramente, ya perdí la cuenta, amo Damian. —dijo con franqueza. Rodeé los ojos con fastidio y busqué en mi memoria lo que había leído.
—Ya recordé. —anuncié. —El rey Enrique V de Inglaterra, fue un rey que tuvo que pasar muchos obstáculos, no solo de salir de la sombra tan oscura de su padre quién había dejado un camino lleno de sangre y mala fama para el trono del Inglaterra. Durante su época de príncipe, relación de padre-hijo se agravó. De hecho, su hermano menor, Thomas, era privilegiado por su padre, obteniendo el mando militar en Francia y un matrimonio con la hija del arzobispo del reino. El odio era tanto que el príncipe estaba harto de esperar que su padre muriera para así poder conseguir el trono. Se considera un gran logro que pudiera sobrevivir tanto tiempo en el siglo en el que pertenecía, siendo tan fácil de morir en esos días. Finalmente, él asumió el trono a la edad de veintiséis años, siendo aún muy joven. Durante sus días de rey, se vio grandes hazañas como el hecho del haber dominado a un país como lo es Francia siendo dos veces más grande que el suyo con sus propias habilidades y lo inepto y enfermo que era el rey de Francia...
—Damian... —masculló —Aconsejo resistirse al hacer comentarios durante un resumen.
—Pero es cierto, Pennyworth. —exclamé alzando las manos —¡Era un desquiciado! ¡No sabía negociar ni dirigir! ¡Yo hubiera hecho un mejor trabajo!
—Por favor, amo Damian, concéntrese.
—¡C'était un putain d'idiot, Alfred!
—No diga esas cosas en francés, amo Damian —me reprendió enderezando su postura. —Eso me recuerda ¿Cómo van sus clases de francés, alemán y hebreo?
—Ah, ya los acabé. Mi padre dice que tengo un excelente acento francés. De hecho, de todos, el turco fue el que más rápido aprendí. También que domino muy bien el alemán. —respondí mientras contemplaba el brillo del suelo. —Dice que tengo empezar con el coreano porque considera que hay que mucho potencial en el mercado de Corea del Sur para Wayne Enterprises.
—Una inteligente y ágil decisión de parte de su padre. —comentó meditando en las palabras que había dicho —Y ¿usted considera lo mismo?
—No lo sé. —repliqué encogiéndome de hombros. —La tecnología que ellos manejan, la inteligencia, la innovación y disciplina que poseen considero que son buenas razones para hacer alianzas con alguna empresa surcoreana y beneficiaría a Wayne Enterprises. —él asintió e hice lo mismo pensando en las palabras de mi padre —Además, dijo que quiere que me empiece a involucrarme en la empresa junto con Drake.
—Vaya —exclamó el mayor —Si escuchara esto su padre, seguramente estaría orgulloso de lo maduro y sabio que se ha vuelto su hijo. Seguramente ambos harían un buen trabajo.
—Sigue soñando, Pannyworth. —escupí con una risa —Nada satisface al amargado de mi padre.
—Ya, compórtese, amo Damian —replicó —Prosiga con su exposición.
Suspiré y volví a tomar una postura recta, tal como siempre me lo reclamaba Alfred a la hora de exponer, pero volví a aflojar recordando que ya llevábamos 3 horas en clase.
—Por favoooor, descasemos. —supliqué —Quiero descansar un poco antes de irnos.
—Si termina su resumen, lo dejaré irse para que descanse.
—Me prometiste gomitas.
—Le daré sus gomitas al terminar, joven Damian.
—De acuerdo. —tomé aire y retomé el resumen —Al rey Enrique se le considera un rey guerrero, estuvo luchando contra los franceses todo el tiempo. Su más grande y famosa victoria contra los franceses fue durante un enfrentamiento en mil cuatrocientos quince donde las posibilidades de ganar para el reino de Inglaterra eran pocas ante el gran ejercito de Francia que circulaba entre los veinte mil y veinticinco mil soldados. Mientras que el ejercito de Inglaterra contaba con ocho mil quinientos soldados exhaustos. Sin embargo, Enrique era astuto, siempre llevaba tres arqueros por cada soldado, mientras que para Francia era uno de cada uno. Esto hacía tener una gran ventaja para Inglaterra, la arquería equivalía a una ametralladora en su época. El ejercito de Enrique destrozó a los oponentes, demostrando la gran dirección de él, pero siendo de una manera violenta. No obstante, Enrique demostró que no todo era sangre, tenía la habilidad de obtener un favor de parte de los conquistados, rechazaba la técnica del chevauchée de su bisabuelo que significa literalmente "carga de caballeros". Esa prudencia permitió conquistar y mantener Normandía, acercándose a París y al trono. —pausé un segundo para tragar saliva y proseguir —Carlos El Loco, el rey de Francia, era conocido de esa forma por padecer muchas enfermedades mentales. Él creía que estaba hecho de cristal, así que se recostaba y se cubría en mantas para evitar romperse. Su hijo, el Delfín, era un desquiciado total, mataba sin piedad y sin remordimiento. —eso me recodó a alguien —Su padre lo desheredó colocándose a favor de Enrique quién se casaría con la princesa francesa Catalina. A la muerte de Carlos, el rey Enrique de Inglaterra, sería el rey de Francia, pero los reinos unidos de Inglaterra y Francia no perduraron. El rey Enrique murió a los pocos años, el hijo que tuvo con Catalina era demasiado joven para soportar tal responsabilidad. A pesar de su corto reinado, sus logros fueron grandes y admirables, siendo quizás unos de los mejores reyes que alguna vez tuvo Inglaterra.
—Ahora, respóndame esto: ¿Siente alguna conexión con la historia del rey Enrique? —me preguntó Alfred. Lo medité un poco. Claro que sentía ciertas similitudes, pero no entendía a qué iba todo esto.
—Hay algunos aspectos en Enrique en los cuales me sentí identificado, —respondí algo dudoso —pero no entiendo ¿Por qué me preguntas eso?
—El hecho que le haya dejado como lectura la historia del rey Enrique no es al azar, joven Damian —fijo su vista en mi, en un tono paternal —Así como él, usted en estos momentos vive bajo la sombra de su padre, algún día debería tomar su puesto, tanto en lo laboral como heroicamente. Su padre no es perfecto, comete errores y usted deberá no cometerlos de nuevo, ser mejor que su padre y cometer sus propios errores y aprender de ellos.
Podía ser sólo nuestro mayordomo, pero era verdaderamente sabi. Me sentía afortunado que él formara parte de mi familia.
—Tiene la capacidad, a pesar de tener una edad corta y se ha tenido que enfrentar a grandes obstáculos, tener que soportar tal responsabilidad como lo es ser héroe. —prosiguió —Debe ser prudente y astuto, poder demostrarle al mundo que usted es más que solo el hijo de Bruce Wayne. Grandes cosas le esperan, amo Damian. De usted depende que camino tomar.
—Me dices todo esto porque mi padre finalmente me presentara ante la prensa ¿no?
—Más que eso, amo Damian. —respondió —Se lo digo de amigo a amigo. Aún es joven, pero veo en usted muchas virtudes, de verdad.
Él se giró y tomó detrás de él un paquete de gomitas, la extendió hasta a mí y me lo entregó.
—Se las ha ganado. —esbozó una sonrisa, sutil pero sincera —Su padre lo espera en el despacho.
—Gracias.
Me despegué del escritorio donde me apoyaba y tomé rumbo hacía el despacho, pero se me olvidaba una cosa. Me detuve en seco en le marco de la puerta y me dirigí a Alfred:
—¡Ah! Y Alfred, —lo llamé —Prefiero la obra de Shakespeare. Hay más acción.
—La vida no es una fantasía, amo Damian. —rió —Pero, es una buena obra.
Le dediqué una sonrisa antes de abandonar la habitación. Me dirigí directo hacia el despacho de mi padre. Desde que regresé a casa, mi padre ha intentado ser más atento conmigo, progresivamente. Yo intentaba controlar mi mal genio, pero había veces que no podía y él simplemente sacaba paciencia de lo más profundo de su ser e intentaba ser compresivo. De cierta forma, se lo agradecía, nunca se lo dije, pero lo apreciaba.
Al llegar a la puerta, le di tres toques con el puño, no tardó en escucharse la voz de mi padre accediéndome el paso. Abrí la puerta y allí estaba él, parecía estar escribiendo algún comunicado en la laptop. Al verme pasar, él elevó la vista hacia mí y cerró su laptop.
—Siéntate —ordenó.
Me acerqué a la silla jalándola para así sentarme.
—¿Qué tal va la terapia? —preguntó poniendo toda la atención en mí. —¿Te está ayudando con tus lesiones?
—Sí. —dije —Mi pie ya no se siente tan rígido y mis costillas están como nuevas.
—¿Crees ya no necesitar las muletas?
—No, ya soporto caminar y mi peso más tiempo. No te preocupes.
Él asintió.
—¿Cómo van las clases en casa? —preguntó mientras se acomodaba en su silla —He visto tu progreso en Lenguas internacionales, álgebra y economía. Además, Alfred me dijo que te dejó una lectura sobre el rey Enrique V.
—Todo marcha bien. A veces me da algo sueño. —admití. Por un segundo pensé que al decir eso se molestaría pero él solo hizo una mueca en su cara. Su comisura de su boca se elevó ligeramente, como una sonrisa. —Supongo que es por lo largo de las clases, pero Alfred siempre es un buen tutor. La lectura sobre el rey Enrique me hizo ver lo afortunados que somos en vivir en esta época.
—¿Por qué lo dices? —preguntó curioso de saber mi respuesta.
—Bueno, al menos no moriré de una pequeña gripe, por falta de medicamentos o por la peste negra. —respondí encogiendo de hombre y no pude evitar formar una mueca pensativa —pero ser un vigilante y cuidar de una ciudad entera me resulta similar al estar enfrente de un ejército, como la Guerra de los Cíen Años. Es curioso.
—Bastante. —concordó mi padre —Me satisface que analices las situaciones del antes con el ahora.
—Es jodido. —mascullé. Mi padre solo me observó sin ninguna expresión.
—Las clases en casa volverán a ser tu rutina diarias luego del verano. —comentó —¿Estás seguro de tu decisión? Hammer dijo que te recibiría sin problema alguno al iniciar clases nuevamente.
—Muy seguro, padre. —respondí. —La experiencia en una escuela terminó para Damian Wayne. Además, no tengo tan buenos recuerdos en ella.
No pude evitar recordar a Rylie. Ya había pasado un tiempo, pero aún sentía remordimiento y culpa.
—Lo sé... —dijo con cierto pesar en su voz. —Tus amigos te extrañarán.
—«No necesito amigos.» Eso diría el Damian de antes. —repliqué —Aún lo sigo pensando, pero ellos han sido buenos amigos.
—Antes que nos vayamos, Tim te acompañará a recoger tus cosas en la escuela. —informó —Es el último día clases en la escuela, seguramente querrás verlos.
—Que afortunado soy de volver a ver al pequeño Calzones Rojos Kent. —repliqué con sarcasmo.
Mi padre solo me dedicó una mirada severa.
Tenía que decirlo, extrañaba decirlo.
Carajo, que bien se sintió.
—¿Listo para esta tarde? —preguntó ya con una expresión relajada y paternal —Esta vez, le pedí a Dick que se encargara de la vigilancia del edificio y evitar cualquier percance que pueda ocurrir.
—Estoy algo nervioso, pero nada que no pueda superar. —dije enderezándome en el asiento. —¿Crees que de verdad estoy listo?
—Totalmente. —dijo acercándose un poco más encima del escritorio. —Quiero que empieces a involucrarte más. Todo este tiempo fui egoísta, pero estuve meditando. De ustedes será esto algún día. —dijo alzando su vista a nuestro entorno. —Puede que Dick y Jason no quieran tener nada que ver, pero ellos forman parte de esto también y quiero darles la oportunidad a ti y a Tim unirse con la compañía.
Bueno, al final se cumplirá a Drake ser parte de Wayne Enterprises.
Era sorprendente oír a mi padre decir que formaría parte de Wayne Enterprises.
Comenzaba a dudar si de verdad mi viejo, el Batman que conozco estaba hablando.
—¿Él ya está enterado sobre esto? —pregunté.
—Fue el primero en saberlo. —confesó —Necesitaba su opinión siendo el mayor entre ustedes dos.
—Supongo que no estuvo totalmente de acuerdo en unírmele ¿no?
—De hecho, dijo que está dispuesto en trabajar contigo. —comentó mi padre recostándose en su silla —Es un buen chico, Damian.
Bufé.
Podrá ser un buen chico, pero el odio es mutuo. Ahora entendía porque había dejado de dar su apellido y a usar el Wayne.
Por más que me pareciera súper extraño estaba en su derecho usar el apellido Wayne. Después de todo, era de la familia lo acepta o no.
Tres toques a la puerta interrumpieron nuestra charla.
—Debe ser Tim. —anunció mi padre. —Adelante.
Hablando del diablo...
Drake apareció en la puerta con una sonrisa. Iba vestido con su uniforme de la escuela, lucía fresco y con aires de haberse convertido en un chico de último año.
—Hola, Bruce. —saludó entrando al despacho —Vengo por la bola de odio con patas.
—Ah, que buen día para ponerse de mal humor. —repliqué —Hasta te habías tardado en decirlo hoy.
—Ya. Compórtense ambos. —dijo mi padre mientras se levantaba junto conmigo. —Váyanse de una vez, los quiero a tiempo para irnos a la conferencia de prensa.
Salí junto con Drake para irnos a la escuela.
—Regresaremos pronto. —le aseguró Drake a mi padre.
—No se vayan a matar el uno al otro.
—No prometo nada. —mascullé.
Ya íbamos solo nosotros dos en el pasillo para bajar las escaleras.
—¿Soy yo o estás más alto? —preguntó Drake sin dejar de caminar.
—Quizá. —repliqué —¿Envidia?
—No. Seguro son esos pantalones que te quedan algo cortos. —masculló mientras bajábamos las escaleras —¿Así te irás vestido a la conferencia?
—Sí ¿Por qué no?
Cruzamos la gran puerta de entrada y nos dirigimos al auto de lujo que le había regalado mi padre a Drake por ser el número uno en su clase y haber ganado el campeonato de fútbol americano.
Yo también le había reclamado uno, pero me dijo que ni siquiera tenía la edad para tener una licencia para menores de edad.
Asquerosos trece años y once meses.
—Bueno, cargas unos tenis, esos pantalones que ya no te cubren los tobillos y una camisa polo. —contentó mientras encendía su auto —¿No es algo informal?
—Considero que veo muy bien. —dije —Además ¿Quién espera demasiada formalidad en un chico como yo?
—¿Qué pasó con la humildad en Damian Wayne? —replicó con tono de burla —¡Ah! Espera, nunca la tuvo.
—Exacto. —saqué lo lentes de sol que guardaba Timothy en la guantera y me los coloqué —Pides demasiado de mí, Timothy.
***
Después de una reparadora siesta en al asiento del copiloto, finalmente llegamos al edificio de la escuela. Muchos chicos estaban reunidos en la entrada hablado y despidiéndose, lucía que ya habían terminado las clases y se dirigían a sus casas. A pesar de eso, mientras que entrábamos al edificio muchos se percataron de nuestra presencia y las miradas curiosas y sorprendidas, por supuesto que los murmullos no tardaron.
Algunas cosas no cambian...
—No puede ser. —mascullé —Son lentos en las matemáticas, pero son rápidos en los chismes.
—Descuida. Me pasó lo mismo cuando regresé a la escuela. —dijo Timothy manteniendo una pequeña sonrisa en el rostro. —Creen que desaparecimos en esos días y por eso nos ven como si fuéramos zombies.
—Nunca había deseado estar tan muerto como ahora. —mascullé.
—¿Qué no te importaba lo que pensaran los demás?
—Por supuesto que no me importa, pero dime ¿Te gusta sentirte como tigre encerrado en una jaula?
—De acuerdo, tienes un punto.
Caminamos por el pasillo de la escuela en dirección a los casilleros. El director Hammer se apareció para darnos la bienvenida.
—Amo Timothy, amo Damian. —dijo saludándonos a ambos. —Es un placer verlos ambos, pero es una lastima que haya decidido irse de la escuela, amo Damian.
—Sí... no lo tome personal, Hammer, pero esto no es lo mío. —comenté intentando no sonar grosero. —Además, quiero aprovechar el tiempo en casa para arreglar la relación con... mi familia.
—¡Oh! En ese caso, amo Damian, le deseo mucha suerte. —esbozó una sutil sonrisa. —Los dejaré para que recojan sus cosas. Ah y amo Timothy, le estaré esperando en mi oficina. Sobre su beca universitaria.
—Lo alcanzo en un momento, señor Hammer.
Él esperó a que se fuera, parecía como si quisiera decirme algo.
—¿Arreglar la relación con tu familia? —masculló asombrado. —¿Seguro que tu lesión es la cabeza y no en el tobillo?
—Si dices una palabra más al respecto mi katana estará muy feliz de salir de su estuche y rebanarte.
—Ese es el Damian que conozco. —comentó con una risa. —¿No te importa que te deje un momento? De verdad debo ir a hablar con Hammer.
—No necesito niñeras, ve. Sé donde está el camino a mi casillero, maldición. —repliqué.
—Perfecto. —dijo. —Además tus amigos ya te están esperando. —señaló a la dirección donde se encontraban Mía, Jon, Colin y sorprendentemente Maya. —Vengo por ti luego. No vayas a hacer nada que me meta en problemas.
—Lo que digas. —mascullé. Él se alejó con paso apresurado a la oficina de Hammer. Pude ver como se le unió Stephanie Brown atacándolo con un abrazo y un beso en su rostro, ambos se fueron por el pasillo tomados de la mano.
¿Desde cuándo esos dos andan juntos? Que asco.
Me giré nuevamente a donde estaban los casilleros y los cuatro aún seguían esperando a que me acercara. Con las manos metidas en los bolcillos y sintiendo como mis orejas se calentaban me aproximé a ellos con paso temeroso.
—¡Miren quien es! —exclamó el pelirrojo. —Sí es el fantasma de Wayne.
—Me alegra verte en tu forma normal y no en tu forma barata de "La Cosa" —comenté. —No te queda mucho el look.
—Para tu información, Wayne. —dijo esbozando una sonrisa. —Será mi nueva maldición. Si ya considerabas que ya estaba jodido, ahora lo estoy aún peor.
—Colin... —masculló Jon llamándole la atención arrugando la nariz. —Mejor no se lo cuentes acá.
—¿Desde cuándo eres precavido, Kent? —le pregunté alzando las cejas.
—¿Qué te digo? —hinchó el pecho con aire de orgullo —La gente madura.
—Puedes llamarme "Abuse" —dijo interviniendo Colin. —Jon no es el único con súper fuerza.
Mia le dio pequeños golpecitos a Jon con su codo con ojos brillantes y susurró:
—Te hacen competencia.
—Parece que Jon no es único que ha madurado. —comentó Maya sonriendo. —¿Damian no está enojado y no ha maltratado a Jon? ¿Quién eres? Y ¿qué hiciste con el verdadero?
—Ya lo ha dicho, Kent. —dije sacando las manos de los bolsillos mostrando las palmas. —La gente madura.
—Apuesto 20 dólares a que no le dura mucho. —exclamó Mia hacia Colin y Jon.
—¡Ya me vi en la tienda de cómics! —bramó Jon con entusiasmo. Los tres se colocaron a hablar entre ellos dejándonos fuera de la ecuación.
—Deber ser doloroso aún. —comentó la morena pegando su espalda contra los casilleros.
—¿El qué?
—El haberla visto morir. —no entendí al instante, pero luego de comprendí a qué se refería. Tenía su vista en una foto que se hallaba clavada en un tablero de corcho que estaba al otro lado del pasillo. Era una foto de Rylie de un anuncio viejo que nombraba a los tres mejores estudiantes del curso. Sentí nostalgia y culpa de nuevo.
—Lo es... —dije apartando la vista de la foto y posándola en Maya. —Supongo que entiendo que sintió mi padre en la muerte de Todd, pero mi consuelo ahora es que ya no tiene que sufrir por Luthor.
Ella asintió y me dedicó una sonrisa.
—Ciertamente. —dijo. —Hablando de tu padre ¿Tienen un evento importante hoy?
—Hoy me nombran oficialmente uno de los herederos de Wayne. Por segunda vez.
—Asegúrate te mantener vigilancia. —rio —No querrás que te pase lo mismo que la primera vez.
—Ya me conoces, lo tengo cubierto. —repliqué cruzándome de brazos. Ella reaccionó con darme un pequeño empujón con su hombro.
Retiré la espalda de los casilleros y caminé un poco en busca del mío. En cuanto lo encontré, empecé a sacar los dos libros polvorientos de la caja de lata. Pase la mano sobre ellos quitando la manta de polvo.
La voz de Maya sonó a mi costado.
—Oye, estaba pensando... que deberíamos salir una noche.
—Claro. Patrullar por la ciudad. —dije sin siquiera verla mientras leía el titulo del libro. No recordaba que haya tenido una clase de Química antes de que apareciera con Ra's. Supongo que la recibieron en mi ausencia.
Una lastima, me hubiera gustado burlarme del maestro.
—Sí, pero me refiero como civiles. —dijo mientras jugaba con sus dedos. —¿Sí sabes que existen las salidas amistosas, no?
—Naturalmente. —dije algo avergonzado recordando que había vida detrás de la capa.
—Ropa casual, sin trajes debajo de ella y sin gadgets. Sábado a las 19 horas en Sam's Burgers. Y no me dejes plantada.
—Esto... okay. —dije inseguro ante la repentina propuesta de salir. —¿Y ellos irán?
Ambos volteamos a ver al trio que estaban jugando a pincharse con el dedo en el estomago antes que el otro pudiera atacar primero. Jon era la victima de Colin y Mia que iban encabezando el juego.
—Yo estaba pensado en solamente nosotros dos... —rio Maya al verlos. —Hace mucho que no hablamos desde Goliath estuvo con nosotros.
—Y ¿esto a qué viene? –pregunté intentando comprender su tan inusual idea.
—Diversión o ¿le temes a la diversión?
Iba a responder cuando en eso Drake aparece con Brown haciéndome señas que era hora de irse, no sin antes Maya decir:
—No lo olvides: Sam's Burgers, sábado a las 19 horas.
Asentí y ella reveló una cálida sonrisa. Me despedí sacudiendo la mano del grupo.
Fui tras Drake y nos encaminamos hacia el edificio donde la prensa. Mi padre, Grayson y Todd nos estarías esperando. Había llegado el momento. En cuanto llegamos, fuimos escoltados por enormes guardias que hacían campo protector con sus cuerpos alrededor de nosotros hasta llegar a salvo al recibidor del edificio donde esperaba mi padre bien arreglado y perfumado. No hizo falta que hablara, sabíamos que debíamos seguirlo con paso apresurado.
Llegamos a una sala amplia en el tercer piso donde aguardaban Grayson y un Todd con traje y gabardina que no se veía a gusto. Antes de entrar mi padre acomodó mi cabello con rapidez y me dio un empujón para que pasara delante de él. La sala estaba abarrotada de gente, cámaras y flashes por todos lados. Tomamos asiento en una mesa larga donde solo estábamos mi padre, sorprendentemente Lucius Fox, Drake y yo. Los dos mayores se encontraban en una esquina. Richard levantó ambos pulgares hacia mí y Todd pasó su dedo índice por su cuello.
Me sentía ansioso. Vi por el rabillo del ojo que Drake se hallaba calmado y seguro. Mientras que mi padre se mantuvo tan indescifrable como siempre y Lucius con una sonrisa orgullosa. No sabía si estaba listo para esto, sabía que lo quería desde hace mucho, pero estando en el momento era casi irreal.
El eco del micrófono hizo que la prensa guarda silencio y nos vieran muy atentos ante lo que diría Lucius Fox.
—Buenas tardes, damas y caballeros. —dijo Fox. —Es un placer estar acá presente como expositor y director del área tecnológica de Wayne Enterprises. Como ya muchos de ustedes saben, estas conferencias se hacen anualmente, sin embargo, el año pasado tuvimos ciertos percances que hicieron imposible anunciar las nuevas innovaciones de la empresa, pero hoy me complace decirles que tenemos muchas mejores cosas que presentarles para hacer mejor a esta ciudad trabajadora y hermosa ciudad que es Gotham. —observé que mi padre mantenía la vista fija en los periodistas que se mostraban interesados y apuntando cosas en sus libretas. Drake enfocaba toda su atención en Fox. Lucius pausó un momento. —Como primer punto tenemos nuevas alianzas con empresas extrajeras. Es ya de su conocimiento que Wayne Enterprises su mayor ingreso y contribución al mundo son productos con los últimos avances tecnológicos, viendo esto, se tomó una decisión de aliarse con importantes empresas de tecnología avanzada del extranjero, países que son, como coloquialmente se les llama: monstruos en los avances de la tecnología. Me complace mencionar los países que se aliaron con Wayne Tech, son los siguientes: Corea del Sur, Israel, Alemania, Japón y Francia. Estos cinco países y sus principales industrias tecnológicas trabajaron de la mano con Wayne Tech para poder seguir innovando y brindar lo más sofisticado de lo digital en lo que se requiera: comodidad, armamento, transporte y muchos otros. —pausó una vez más. —Ahora le cedo el tiempo al dueño y cabeza de Wayne Enterprises, el señor Bruce Wayne quien tiene otros importantes anuncios que dar.
Mi padre se enderezó y ser acercó a micrófono.
—Es un gran honor estar aquí como cabeza de Wayne Enterprises y hacer público nuevas estrategias e incorporaciones que harán de empresas Wayne (y espero que sea así) el orgullo de Gotham. Empresas Wayne está en una fase de cambios donde su objetivo es ayudar al ciudadano y contribuir al mundo nuevas posibilidades y formas de superación, por eso hoy vengo a presentarles tres programas que abarcaran distintos puntos de ayuda. El primero es llamado: Programa de Formación y Acopio. Esto ya no es nuevo para Wayne Enterprises, pero para nosotros es importante que la juventud sea educada y darles una segunda oportunidad, por eso estaremos dando a jóvenes con pocos recursos y jóvenes huérfanos la oportunidad de formarse un buen futuro mediante pasantías en la empresa, donde podrán trabajar con nosotros y obtener becas en la mejor escuela de Gotham para formarse como profesionales en el área que ellos desean. Para nuestro segundo programa, llamado: Protección y adiestramiento de Metahumanos —hubieron murmullos, pero a mi padre no pareció importarle —Es claro que no somos ignorantes a la existencia de superhumanos entre nosotros y para Empresas Wayne es importante velar por la seguridad de Gotham, por está razón nos hemos asociado con una corporación que ayuda a jóvenes metahumanos que han descubierto sus nueva habilidades donde se les brindará protección de varios campos y enseñanzas para el control de sus dones hasta el momento que estén listos y algún día brindar servicios al país. No puedo brindarles más detalles sobre esto, pero Wayne Enterprises les brindará recursos tecnológicos y equipamiento necesario, es el único contacto que tendremos con ellos, por protección a ellos. Ahora bien, como ultimo punto pero no menos importante, me enorgullece mencionar este nuevo programa que, para su sorpresa, también está ligado con la juventud. Sin duda la juventud es una parte esencial para innovación y crecimiento de una empresa, la renovación y nuevas ideas que pueden traer es el éxito de una compañía, este programa se llamará: Unificación y construcción: donde incorporaremos a jóvenes prodigios y líderes que puedan contribuir al crecimiento y avance de la empresa, ayudando a orientar a los otros jóvenes aprendices en la empresa y poder demostrar que la edad es sólo un número. Por eso, en esta tarde, les presento a nuestros dos primeros fundadores de este nuevo programa: mis dos hijos: Timothy Wayne-Drake y Damian Wayne —rápidamente Drake me hizo una señal que me levantara. Él saludo al público lacónico y yo le seguí—, quienes abrirán las puertas para otros jóvenes con capacidades asombrosas y ser de ayuda, no solo para Gotham, si no para el resto del mundo.
Mi padre le hizo una señal a Drake cediéndole la palabra.
—Será para mi un gran honor trabajar bajo la tutela de Wayne Enterprises y poder contribuir mi grano de arena para hacer de Gotham un lugar mejor.
—¿Damian? —llamó el murciélago. Vacilé un poco al contestar, pero sólo salió de mi boca.
—Agárrense las pelucas porque Damian Wayne 2.0 ha llegado.
Nota final
¡Damian ha regresado!
Espero actualizar ya los próximos y ultimos capítulos, esperenlos ( si aún leen este ff hahahah)
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