iv
Chapter four | El mundo es un cuadrado.
Nunca había sentido tal aburrimiento como esedía, solo quería irme de ese infierno, era como estar de nuevo en las terapiasque me sometía mi padre para superar mis episodios de enojos, pero peor. La «maestra» nos estaba deleitando —como ella nos dijo— con una obra de Shakespeare que, sorpresa, ya me la sabía de memoria. Estaba a punto de decirle que cerrara la boca y que leyera otra cosa, pero la campana sonó.
¡LA JODIDA GLORIA!
Pero la gloria no duro mucho cuando recordé que Mía quería verme en el pasillo.
De ninguna manera dejaré que me haga otro encantamiento para que nos peguemos otra vez.
¿Qué sigue? ¿Estar unidos por las narices? Ni drogado.
Sin ofender.
Me levante rápidamente y tome mis cosas, tuve que empujar algunas vacas del camino, no tenía ni la menor intención de esperar a que salieran todos estos estúpidos. Crucé la puerta del salón, no sabía dónde me dirigía, solo quería salir y encontrarme con Rylie pero estuve casi de dar un salto de alegría, cuando justo sentí una pequeña mano en mi hombro.
—¡Maldita sea! —me giré y me encontré junto con la persona que no deseaba estar, y no era porque no me agradara, simplemente no.
—¿Con esa boca besas a tu madre? —masculló con cierto tonó que no logre distinguir si era de burla o en modo de ofensa.
—Maps, déjate de misterios y dime ¿qué quieres? —le dije con mala gana.
—¿Yo? Nada. Solo quería saludar a mi amigo héroe —dijo haciendo énfasis en la palabra mientras me daba un golpe con el codo.
—Si, claro. Te dije que no menciones nada de eso. —le dije.
Si algo tiene está niña, es que no es para nada discreta. Mizoguchi no es para secretos.
—Lo sé, Dam, solo estoy bromeando —dijo entre risillas.
—No me digas así.
—¿Cómo? ¿Dam? —quería pegarme contra un muro. —No seas como viejito, suena muy lindo decirte Dam.
—Por más que te suene lindo, prefiero que me digan por mi nombre, normalmente. —mascullé. —No, Dam, ni Dami, solo Damian.
—Como digas, solo Damian —replicó con una sonrisa. En ese instante quería golpearme la cabeza con un muro. A punto de gritarle, alguien tocó mi hombro, me vale un pepinillo quien fuera, estaba molesto, me encontraba en una situación bastante no agradable y quería gritar.
—¡MALDICIÓN! ¡¿QUÉ?!
—Me da gusto verte a ti también, mugroso —para mi sorpresa, era Drake. Mi salvación ha llegado.
No té que venía con una vendita por encima de su nariz y un par de algodones en su nariz. Déjenme reírme fuertemente.
—Drake, zopen... digo Timothy, hermano ¿Qué haces aquí? —dije fingiendo felicidad por verlo. Era solo pantomima para que no notara mi risa. —y ¿Qué sucedió?
—Bruce me dijo que viniera a ver cómo va tu primer día... ¿Todo bien? —replicó algo confundido cuando vio a Mía con una gran sonrisa en el rostro y luego se percato de mi segunda pregunta —¡Ah! Bueno... —titubeó —tuve un accidente en la practica de futbol, nada importante.
—Ah ¿En serio? —mentí como si en verdad me interesara —No sabía que practicabas deportes de gran calibre.
—Emm ¿Hola? Sigo aquí —dijo Mia queriendo interrumpir nuestra conversación.
Claro que la escuché, pero solo me haría el tonto.
—Te recuerdo, mocoso —reprochó —Que soy un buen deportista.
—¿Ah sí? —dije irónico —Bueno, tu cuerpo tu bailarina escuálida no lo demuestra.
—No me tientes a ponerte en la asta de la bandera de cabeza, Wayne.
Ya se armó la gorda.
—¡Chicos! —insistió Maps.
—¿Esa es tu gran amenaza? Aww me das ganas de vomitar.
—Bien, ignoren a Mia —exclamó Maps ya frustrada. Ambos no soportarnos ya ningún papaloteo de ella y como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, reaccionamos.
—¡Solo cállate! —gritamos al unísono.
—Oh, pero ¿Qué diablos está mal con ustedes? —exclamó indignada y con pasos fuertes se fue lejos de nosotros.
La paz, la hermosa y bella paz,
Sin darnos cuenta, como si hubiéramos tenido un corto efecto de perdida de memoria, ya no recordábamos de que estábamos hablando.
Demonios, y estoy seguro de que me estaba divirtiendo, fuera lo que fuera.
—¿De qué hablábamos? —preguntó el tercer Robin. —Y ¿Quién era ella?
—No lo sé —me limité a decir.
Pasamos un buen tiempo en silencio, esperando que algo se nos viniera en la mente.
Como un par de fenómenos parados en medio del pasillo de primaria con las miradas perdidas, hasta que recordé lo que me había dicho.
—¿De verdad mi padre te envió para saber cómo me estaba yendo?
—Sip, se preocupa por su polluelo —dijo burlón —Como sea, solo no quiere que te metas en líos, niño demonio.
—Para empezar, sé CUIDARME sólo, no necesito ojos sobre mí, no soy un niño a quien vigilar.
—No quiere que andes de detective resolviendo crímenes y patrullando como es el habitual Damian Wayne. —respondió echando un vistazo a su teléfono. —Ahora que lo noto, me sorprende que no andes con el uniforme.
—¿Acaso no es eso lo que hacemos? ¡Siempre debemos estar alerta! —rugí.
—Pero en la escuela no. Discreción ¿recuerdas? En la escuela solo somos, Damian Wayne —me señaló y luego apuntó hacía él. —Y Tim Drake, nada más.
Guardó su teléfono en su bolsillo y el izquierdo sacó lo que parecía ser un manojo de billetes.
—Ten —me dijo entregándomelo.
—¿Y esto para qué diablos es?
—Debes comer algo en el almuerzo ¿no? —replicó Timothy —Si quieres aguantar hambre, es tu problema.
—Estás jodiendome. No comeré esa comida asquerosa que dan acá. —aun no sabia como sería la comida de acá, pero estaba seguro de que no me gustaría.
—Deja de actuar como diva en carnaval y supéralo, mugroso —miró su reloj de muñeca y exhaló con fuerza. —Tengo que ir a clases.
Cuando iba por irse Drake, escuché que gritaron mi nombre a distancia. Era Rylie quien se acercaba a nosotros, no pude evitar sentir nervios al verla, pero intenté disimularlos para que no notará nada extraño el puercoespín aquí presente.
—Si que estás rodeado de chicas —exclamó Red Robin —Le haces mucho honor al apellido Wayne, sin duda alguna.
—Ya largarte. —refunfuñe y él simplemente dejó escapar una risilla y se largó.
Pude ver como se tambaleaba al caminar, el dolor entre sus huevos debe ser horrible, como si estuviera cagado o algo peor.
Tenía que guardar este momento de gracia en video.
Mierda, mi teléfono se quedó en casa.
Si Alfred lo esta usando para escuchar musiquita de nuevo, juro que lo despido.
Finalmente, a la persona que quería ver. Tenía muchas ganas de hablar con ella y conocerla más. Tuve que invadir a chicas amantes de los mapas y deshacerme de escuálidos palos tambaleantes para poder a ver a Rylie.
Ese si es un sacrificio.
—¡Hey, Damian! —dijo ella con una sonrisa llegando hasta mí.
—Hola, Rylie —dije intentando esbozar una sonrisa.
—Me preguntaba si quieres sentarte conmigo y unos amigos en el almuerzo ¿Te parece?
Como negarme a tal propuesta. Habló de ella, los demás valen madres.
—¡Claro que sí!
—¡Cool! —dijo feliz —Seguro te agradarán los demás.
—¿Los demás? —pregunté. ¿No estarías solos?
Ella se quedó viendo hacía mi brazo después de la muñeca como si estuviera preguntándose algo. Yo llevé mi vista hacía el y lo examiné.
—¿Qué...?
—¿Alguna vez te has querido hacer un tatuaje? —cuestionó algo que no esperaba. Y para ser sincero, jamás me había puesto a pensar en hacerme un tatuaje.
—Eh... bueno. Jamás lo había pensado. —respondí. Ella sacó del bolcillo de su mochila un marcador de color negro.
—¿Qué te parece si te hago un dragón? —dijo quitándole la tapa.
—No... me dan miedo los dragones... —dije sin darme cuenta de lo que acaba de decir. Ella me miró con el ceño fruncido. No pude evitar sonrojarme por más que hiciera la cara más seria que tuviera.
—Bien... creo que tengo una idea —ella tomó mi brazo y empezó a dibujar en mí. Esto era algo nuevo para mí, pero me sentía a gusto. Finalmente ella terminó su obra maestra, lo digo así porque parecía estar feliz con el resultado.
Me había dibujado una estrella con un texto debajo de ella.
Chico maravilla. No pude evitar titubear.
—¿P-por q-qué el c-chico...? —eso sonó tan tartamudo.
—Hiciste una gran jugada a esos chicos de preparatoria. Los derribaste a todos, eres un chico maravilla —dijo ella dibujando una sonrisa en su rostro. —Bien, tengo que irme. Nos vemos en el almuerzo, chico maravilla.
—A-ahí e-estaré. —no sé si me puso nervioso el hecho de que me haya invitado a almorzar y me haya hecho un tatuaje lavable o el hecho de que me haya casi dado un paro creyendo que me había descubierto.
***
—Debes estar bromeando—exclamamos al mismo tiempo.
¿Qué estaba pasando? Les diré que estaba pasando: Había llegado la hora del almuerzo y fui a coger mi porción de comida, solo para disimular que, si iría a comer, al llegar hasta la mesa donde se encontraba Rylie y sus amigos, me llegó como bomba ver al tipo que menos me esperaba en esta escuela y mucho menos en la misma mesa.
—¡¿Kent?!
—¡Damian!
Jon —el pedacito de kriptonita— Kent estaba junto enfrente mía.
¿Acaso no podía ser este día más jodido?
***
Después de varios meses actualizó wii, y no solo uno, si no dos capítulos y con nuevo Cast y diseño, es que les gusten los capítulos, que los disfruten no tengo idea cuando volveré a actualizar porque he estado muy ocupada pero intentaré hacerlo constante, aunque no prometo nada xd okay, eso es todo, hasta luego
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