SIX
"RUMORES"
EL DÚO ESTABA CAMINO AL GRAN COMEDOR, pero ambos pudieron notar como las personas los quedaban observando más de lo normal.
Ninguno creyó que la situación fuera grave ya que siempre los observaban. Pero cuando estaban cerca de llegar al comedor fueron interceptados por Sirius, quien sonrió con cierta tensión a los slytherin's.
—Princesa, hermano —saludó el azabache—. Por fin los encuentro.
—¿Nos buscabas? Estábamos en la biblioteca.
—Los buscaba con el propósito de invitarlos a la fiesta de Halloween que se realizará en la Sala Común de Gryffindor.
—Paso —dijeron ambos al mismo tiempo con una mueca en su rostro, ninguno era muy fanático de las fiestas.
Georgiana apenas y soportaba estar en una habitación con sus compañeros, y no era por ser una persona introvertida, simplemente le desagradaba estar en lugares con muchas personas.
Apenas y soportaba a su familia y a sus amigos. Fuera de eso detestaba a la mayoría de la población.
—Vamos princesa —rogó el azabache mientras sacudía el brazo de la rubia—. Se que detestas a las personas pero en la fiesta no necesariamente tienes que convivir con ellas.
—Que respiren cerca mío ya me molesta Sirius —se quejó mientras rodaba los ojos.
—¿Y tú porque no quieres ir? —se dirigió esta vez a su hermano menor.
—Estoy casi seguro que seríamos de las pocas serpientes ahí. Prefiero ahorrarme las malas miradas.
Ciertamente las miradas hacia los miembros de la casa de Slytherin no eran bonitas, muchos de ellos estaban siendo parte de los seguidores de un mago tenebroso conocido como Lord Voldemort.
El propio hermano de la Malfoy era uno, y aunque ni ella ni su padre estaban de acuerdo con ello solo les quedaba resignarse y aceptar las decisiones de Lucius.
El dúo tenía miedo de que Walburga obligara a Regulus a volverse miembro de sus filas, realmente ninguno deseaba que tal cosa ocurriera, pero sabían que iba a ser inevitable.
—No aceptaré un no por respuesta —insistió el mayor de los Black—. Por favor chicos.
—¿Y cuál es tu repentino interés por querernos en una fiesta? Esto no ha ocurrido antes.
—Bueno, entendí que no he convivido tantos con ustedes como cuando éramos niños —admitió mientras se rascaba la nuca—. ¿Si van a aceptar?
El par se miró de reojo levemente, esa había sido la peor excusa que escucharon en toda su vida. Pero terminaron aceptando, aún cuando sabían que Sirius no iba a precisamente convivir tanto con ellos en una fiesta.
—Espero que tengan vodka —aceptó la rubia mientras enganchaba su brazo con el de Regulus —. Nos vemos después princeso.
Con eso los dos continuaron su camino hacia el Gran Comedor, ahí se sentaron en su usual mesa y empezaron a servirse la cena, ninguno era consciente de las miradas de reojo que les estaban dando.
—Los exámenes están cerca—empezó a decir Georgiana mientras masticaba un trozo de manzana–. Dime por favor que has empezado a estudiar.
—Por supuesto ¿Por quien me tomas? —respondió ofendido mientras abría un libro de Pociones.
—Por el hermano de Sirius, quien sabe si te contagio su estupidez.
—Eres de lo peor —murmuró Regulus después de rodar sus ojos.
Su cena estuvo tranquila hasta que al otro lado de la mesa se escuchó un estruendo, el par observó como el mismísimo Aster Greengrass junto a sus amigos estaban cubiertos de la cena junto a otra sustancia viscosa y asquerosa.
—Me alegra saber que estamos lejos de ese desastre —murmuró Georgiana—. ¿Te imaginas mi cabello cubierto de eso?
—¿Por qué lo habrán hecho? —cuestionó Regulus observando de reojo al grupo de gryffindor's más conocido en Hogwarts, todos se estaban riendo sin disimulo alguno.
No habían pruebas de que habían sido ellos pues muchas personas estaban riéndose pero era de conocimiento público que solo los Merodeadores eran capaces de hacerles bromas a los de Slytherin.
—Nunca tienen una razón, simplemente les gusta molestar a otros —espetó Severus con el ceño fruncido.
—Han madurado en este año Severus, ya no suelen ser tan idiotas, y han parado de hacerte bromas —recalcó Regulus—. Aunque tú también solías molestarlos porque a Potter le interesaba esa sang... Evans.
—Y tú mismo empezaste la rivalidad, no puedes quejarte de la consecuencias de tus acciones —continuó Georgiana mientras bebía de su jugo con tranquilidad.
Le daba igual con quien se peleaba Severus.
—Que gran amigos que son —fue lo único que dijo el Snape mientras rodaba los ojos.
Sabía que sus amigos estaban en lo cierto, pero antes muerto que admitir eso.
Luego de ese incidente todo transcurrió con normalidad, al volver a su Sala Común ella se preparó para las rondas en el castillo, y por lo que sabía probablemente le tocaría hacerlas sola ya que Avery, uno de los amigos de Aster, fue afectado por la broma.
En su habitación, estaba preparándose cuando su compañera de habitación, Alecto, entró.
—Está vez si me sorprendiste, Malfoy —dijo su compañera logrando que la mencionada se volteara a mirarla con el ceño fruncido.
—¿Qué?
—Mini Black y tú es algo que todos nos esperábamos pero no creí que lo harías oficial a unos días de haber terminado con Greengrass.
—No estoy con Regulus —espetó la rubia mientras fruncía el ceño—. ¿De dónde escuchaste eso?
—De Avery, Crabbe, el grupito de tu ex —fue la respuesta de Alecto, quien ahora estaba igual de confundida que la Malfoy.
—Esos idiotas buenos para nada —murmuró la rubia mientras caminaba hacia la salida—. Los voy a matar.
—¡Procura que no te vean! —fue lo último que Georgiana escuchó de su compañera.
Ahora entendía porque la estaban observando más que de costumbre, todo era por el estúpido rumor de que ella y Regulus estaban juntos.
Ciertamente no era algo nuevo, las personas no podían ver una amistad de una mujer y un hombre porque ya creían que eran algo más que eso.
Decidida Georgiana se dirigió a la enfermería, los hechizaría con un maleficio a todos esos idiotas.
Pero no pudo llegar porque con rapidez alguien la tomó de la cintura, la rubia de inmediato sacó su varita e iba a lanzar a su atacante hasta que esté habló con rapidez.
—¡Tranquila, soy yo! —exclamó James mientras soltaba a su amiga.
—Por Salazar, me diste un susto de muerte —espetó mientras intentaba controlar su respiración—. James ¿Qué haces por los pasillos a esta hora?
—Eso debería preguntarte yo a tí.
—Soy prefecta, tengo que hacer rondas esta noche —replicó ella mientras se cruzaba de brazos—. Y se que tu no eres prefecto así que no tienes permiso para salir.
—Como si tener permiso me lo impidiera.
—Eres audaz, debo reconocerlo —admitió con una sonrisa divertida—. Pero soy prefecta y tengo responsabilidades, lo que corresponde es castigarte y quitarle puntos a tu casa.
Fue entonces que el Potter tomó a la chica de la cintura y la hizo girar hasta que la espalda de la slytherin quedó contra la pared.
—¿Enserio harías eso? ¿Incluso si se trata de mí? —cuestionó el Potter mientras se acercaba más a su amiga, quien no pudo evitar sentir un fuego en su interior.
—¿Qué harías para comprar mi silencio? —respondió con otra pregunta la Malfoy, quien no despegó su mirada de esos bonitos ojos mieles.
La diferencia de altura era considerable, por lo que él se tuvo que agachar para poder susurrarle al oído.
—Se me ocurren un par de ideas.
Gracias a la acción de James, ahora ambos estaban más cerca. Georgiana podía sentir como su corazón latía con rapidez y como su respiración se agitaba.
Y James estaba igual, no podía evitar pensar en lo bonita que se miraba Georgiana con su uniforme, el verde en definitiva era su color. Al igual que no pudo evitar pensar en cual sería el sabor de los labios de la rubia.
Sin embargo, como ocurría en los últimos días, alguien siempre los interrumpía. Georgiana escuchó unos maullidos y eso solo quería decir que Filch estaba cerca. Ella rodó los ojos con exasperación y empujó al Potter.
—Debes irte James, Filch no tardará en aparecer por aquí —susurró la rubia mientras pasaba una mano por su cabello.
—Te veo en la fiesta de Halloween entonces, princesa —murmuró casi inaudible para la rubia.
—Ahí estaré —murmuró ella con una pequeña sonrisa.
James le guiñó el ojo y no tardó en salir corriendo, por suerte para él Filch apareció del otro lado del pasillo.
—Buenas noches señor Filch —dijo la slytherin mientras se agachaba para acariciar a la señorita Norris, quien se dejó.
—Señorita Malfoy ¿Está haciendo sus rondas sola?
—Así es señor, Avery se encuentra en la enfermería y no ha podido acompañarme.
Georgiana sabía que ganarse a Argus Filch no era sencillo, pero por suerte a lo largo de los años ella había conseguido hacerlo. Incluso había logrado ganarse a la gata del hombre, algo más complicado todavía.
—Si me disculpa, debo continuar con mis rondas, buenas noches.
Mientras caminaba por los pasillos, no pudo evitar pensar en toda la situación que estaba viviendo con James Potter.
¿Qué demonios significaban esos coqueteos entre ambos? A James le gustaba Lily pero aún así coqueteaba con ella, no entendía mucho al Potter.
De lo que estaba segura era que pasaría el resto de la noche pensando en el momento que habían tenido.
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