EIGHT


"CUMPLEAÑOS"

HABÍA PASADO UNA SEMANA, una larga semana desde que Georgiana y James casi se besan en la torre de Astronomía.

Una semana en la que Regulus le insistía para saber que había ocurrido con el Potter y el porque lo estaba evitando.

Porque obviamente Georgiana lo estaba evitando, no podía creer cómo casi se dejaba llevar por sus sentimientos. Ella rara vez se dejaba llevar por sus sentimientos.

En estos momentos la rubia se encontraba completamente dormida, después de todo era sábado y no había mucho que hacer.

Grande fue su sorpresa cuando alguien se tiró encima suyo, provocando que se despertara de inmediato.

Desconcertada observó con cierto enojo la persona que interrumpió su sueño, tratándose de nadie más que Sirius Black.

—¡Feliz cumpleaños princesa! —exclamó él azabache con una sonrisa.

—Sirius.... Es muy temprano para esto —se quejó la rubia.

—¡Oye, tú deberías felicitarme también, es nuestro cumpleaños!

—Feliz cumpleaños princeso ¿contento?

Si, tanto Georgiana como Sirius cumplían años el mismo día del mismo año, solo con un par de horas de diferencia entre ambos, siendo el Black mayor por un par de horas.

—Tenemos 17 oficialmente mon amie —espetó el Black con una gran sonrisa—. ¿Sabes lo que eso significa?

—¿Que harás una fiesta súper increíble en honor a nuestro cumpleaños?

—¡Exacto! —exclamó con una sonrisa el Black—. Ahora, alístate que un gran desayuno nos espera.

—Está bien, ahora lárgate —se quejó la rubia mientras se sentaba en su cama.

—Eres muy fría en ocasiones Giana, no entiendo como es que le gustas a James.

Ella rodó los ojos, ignorando por completo la mención del Potter.

—Sirius, largo, ahora.

—Siempre tan dulce.

Una vez estuvo sola la rubia simplemente resopló para después acostarse en su cama de regreso.

No tenía ganas de desayunar tan temprano, la noche anterior se había acostado bastante tarde por culpa de su investigación, así que ciertamente no tenía muchas ganas de despertarse temprano. 

Pero, no iba a poder volver a dormirse por lo que resignada se despojó de su ropa y envolvió su cuerpo en una bata de color verde claro, se adentró al baño y ahí empezó a hacer su rutina diaria. 

Media hora después salió del baño en ropa interior, no tardó en colocarse su ropa y sin más empezó a maquillarse. Una vez terminó salió de su habitación con algunos pergaminos en mano. 

En el Gran Comedor, tanto Sirius como el resto de los Merodeadores estaban confundidos por la aparente alegría que tenía la casa de Slytherin, y no fue hasta que apareció Georgiana y empezaron a saludarla y darle algunas cosas que comprendieron. 

Su princesa estaba cumpliendo años, era obvio que no se olvidarían de la fecha. 

Poco a poco las manos de Georgiana se empezaron a llenar más y más, hasta que alguien apareció en escena y la ayudó, esa persona se trataba de nadie más que Regulus Black. 

El par de mejores amigos consiguieron guardar las cartas, los dulces y las flores en una mochila que poseía un hechizo de expansión hecho por el Black mismo, la rubia no pudo evitar sonreírle a su mejor amigo y entrelazar sus brazos para encaminarse a sus asientos usuales en la mesa de las serpientes. 

—Me alegra haber sido el primero en felicitarte —empezó a decir el Black—. Sería humillante si ese no fuera el caso. 

—He traído los pergaminos para que continuemos con nuestra... asignación —espetó la rubia mientras mostraba lo que traía en su propio bolso con el hechizo de expansión. 

—Desayunarás primero —ordenó el Black mientras empezaba a servirle sus alimentos preferidos. 

—Eres demasiado autoritario en ocasiones ¿Sabes con quién estás hablando? 

—Con mi mejor amiga, quien más le vale comer a tiempo sino quiere que la obligue a hacerlo —replicó el azabache divertido. 

Georgiana rodó los ojos pero así lo hizo, durante todo el desayuno el par murmuraba algunas cosas respecto a su investigación y como le dirían a Sirius que no iban a poder asistir a la fiesta en la Sala Común de los leones. 

—Nunca hemos asistido a una, sabes que hasta este año hemos empezado a restaurar nuestra relación verdaderamente —finalizó Regulus la discusión—. Debe entender que nuestra investigación es muy importante. 

[...]

No sabían como pero Sirius los había convencido de asistir a la fiesta, y es por eso que en ese momento el par de serpientes se encontraba con los brazos entrelazados y una mueca de disgusto por todas las personas que habían. 

Regulus estaba odiando no estar con su investigación y Georgiana odiaba estar rodeada de toda esa gente. 

Pero antes de que pudieran escaparse Sirius logró encontrarlos. 

—¡Si vinieron! —espetó el Black mayor con una sonrisa triunfante—. Realmente creí que no lo iban a hacer. 

—Bueno.... prometiste que habría whisky de fuego así que... ¿Dónde está? —espetó la rubia. 

—Quién te escuchara creería que eres una alcohólica, princesa —mencionó el gryffindor mientras le entregaba a la rubia una botella—. Disfrútala. 

Con eso el Black se alejó de ellos, todo con el objetivo de acercarse a una chica que Georgiana y Regulus ni siquiera se molestaron en ver, seguramente era otra conquista del chico. 

—Espero que esto haga que me olvide de que pronto serán las vacaciones de invierno y debo ir a casa —espetó la rubia mientras daba un gran sorbo a la botella. 

—Somos dos —concordó el rizado mientras tomaba la botella y le daba un gran trago. 

Ciertamente la situación familiar de Georgiana no era tan fea como la de Regulus, quien realmente estaba horrorizado y aterrado de volver a su casa. 

Desde que la madre de Georgiana murió cuando tenía cinco años por viruela de dragón, la relación entre ella y su padre, Abraxas, se había fortalecido aún más, siendo una relación que incluso su hermano Lucius envidiaba.

 Georgiana era consciente que sacó el cabello rubio casi platinado y los ojos azules de los Malfoy, pero sus facciones eran iguales a las de su madre, cosa que posiblemente hacía que Abraxas fuera más apegado a ella que a Lucius. 

El problema en estos momentos era que estaba cerca de graduarse de Hogwarts, y con ello el matrimonio que seguramente le esperaba. 

Había terminado con Aster Greengrass por ser un idiota que esparcía rumores sin fundamento por sus celos hacia la relación tan estrecha que compartía con Regulus y con Sirius. 

¿Ahora con quién iba a comprometerse? Su hermano y su padre accedieron a que ella escogiera con quien se casaría, pero le dieron hasta que se graduara en Hogwarts, y solo le quedaba un año con un par de meses para que eso ocurriera. 

—Madre posiblemente va a volver insistir con que tu y yo nos comprometamos —sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz de Regulus, quien ya había bebido más tragos. 

—Reg....

—Se qué te sientes culpable por el hecho de que la posibilidad de que nos casemos aumenta día con día —le interrumpió el Black—. Pero sabes que no me molesta la idea, si quisiera casarme con alguien me gustaría que fueras tú.

Regulus Black no amaba de manera romántica a Georgiana Malfoy, pero si creía que la rubia era la persona a la que más amaba en todo el mundo. 

Ella siempre había estado para él, cuando su madre le daba castigos horribles, cuando él y Sirius se distanciaron a pesar de que ella continuaba siendo amiga del Black mayor. Regulus sabía que ella siempre estaría para él. 

—Ese será mi última opción, sigo deseando que encuentres una pareja que te ame y que ames con mucha intensidad —Con esa declaración la rubia finalizó el tema. 

—Potter a las tres —cambió de tema el Black. 

Georgiana de inmediato toma a su mejor amigo del brazo y se escabulló de la vista del Potter, no estaba preparada para enfrentarlo. 


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