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- ¿Qué crees que haces? - cuestionó Masaki, dirigiéndose a la menor.
Al aparecer dicho hombre, Kawaki llevó a la peliazul tras de él, en señal de protección.
- Te dije que no iba a contribuir contigo en tus planes.
- Pensé que ya habíamos hablado de eso, princesa.
- Tú hablaste y me forzaste a formar parte, en contra de mi voluntad, ¿acaso crees que yo quería lanzarme a ese lugar y luego quedar atrapada ahí?.
- En cualquier caso, me sorprende que la hayas podido sacar - ahora, se dirigía al rubio azabache - Me había asegurado de que no pudieran siquiera tocar el orbe.
- No deberías subestimarme - acotó - Cuando algo realmente importa, no hay límite para la fuerza.
El hombre se acercó más a ellos. Kawaki y la menor retrocedieron unos pasos.
Sentían cerca la presencia de los demás, solo debían ganar un poco de tiempo.
El rubio azabache estaba consciente. Era capaz de pelear mientras protegía a la menor, pues ésta no tenía el suficiente chakra y parecía que en cualquier momento cedería ante su falta de energía.
Pero necesitaba algo de ayuda, así, no se limitaría tanto al pelear.
- No tiene caso que la protejas, ella no saldrá de aquí - espetó con sequedad.
Ese comentario lo hizo enojar.
- Himawari irá conmigo, saldremos de este lugar y pagarás por haberla secuestrado.
El Albino estaba por acercarse más, cuando alguien lo golpeó en la mejilla con una fuerza descomunal.
Sarada se estabilizó en el estrecho espacio, al momento de ver a la menor de inmediato la abrazó.
- Me alegro que te encuentras bien, Hima-chan.
- Sarada-San, me aprietas...
La azabache se disculpó. Luego, vio al hombre que estaba aún recuperándose del golpe.
Apretó los puños, dispuesta a golpear y atacarlo nuevamente.
- ¡Himawari-chan! - la llamó Inojin con un tono cantarín.
- Oh, Inojin-kun, que gusto que hayas venido - saludó la menor con una sonrisa.
El rubio se acercaba para abrazarla, pero fue detenido.
- La tocas y no vives para contarlo - amenazó el rubio azabache.
Himawari río sutilmente, pero luego, su falta de chakra la venció y sus piernas flaquearon. Boruto la recostó en su espalda antes de que cayera.
- Hermano... - Himawari se recargo con confianza.
- Esta bien, regresaremos pronto a casa.
- Ella no saldrá de aquí - volvió a decir el Ōtustsuki.
Todos se pusieron en guardia. Kawaki casi le ordenó a Boruto que se llevara a la menor y que el resto se encargaría del hombre.
Aunque sabía que tenía razón, Boruto quería ayudarlos a vencer al hombre que le quitó a su preciada hermana.
- ¡Auch! - se quejó el rubio al sentir una presión en su hombro derecho.
- No te quejes, tenías ese punto de chakra cerrado - aclaró la menor, quien había sido la que presionó para abrirlo.
- ¿Enserio? Me había asegurado de que no haya dado en ningún punto vital.
La menor volvió a recargarse con cansancio. Inojin ofreció a hacer un ave para sacarla del lugar, todos aceptaron, incluso Kawaki, quien lo hizo a regañadientes.
Subió con cuidado a la menor mientras Sarada, Sumire y Nue se ocupaban por un rato de Masaki.
Himawari quería quedarse a ayudar, todos habían pasado por problemas por su culpa. Se sentía débil, insuficiente.
El ave comenzó a elevarse, se sostenía levemente de ella.
Aprovechó para meditar un poco, reunir chakra en específico. No quería quedarse sin hacer nada.
Le preocupaba un poco la ausencia del bijuu, normalmente suele comunicarse con ella pero desde que despertó en aquel lugar no ha tenido ni un tipo de comunicación con él.
No era mucho de acudir con Kurama, el zorro solo estaba ahí porque se había acostumbrado a tener un jinchuriki y de alguna forma, se sentía más cómodo con ella.
Aunque una vez lo haya dejado inconsciente.
Bueno, siempre recurría a él como último recurso, no le gustaba tanto utilizar su poder.
Estaba por salir de aquel templo, cuando el ave se desvaneció y se convirtió solo en tinta.
De nuevo, no tenía de dónde sostenerse y parecía tener todas sus extremidades entumecidas.
Algo se interpuso e impidió que siguiera cayendo. Kawaki la había atrapado mientras saltaba hasta el otro extremo.
La llevaba en sus brazos, con un brazo alrededor de su espalda y el otro alrededor de la flexión de sus rodillas.
Le sonrió, Himawari solo colocó sus brazos alrededor de los hombros del chico y se aferró a él.
- Gracias - susurró.
- No te dejaré caer, ni hoy, ni nunca.
Lo abrazó y él le dio un pequeño beso en la coronilla.
Todos en el otro extremo estaban sorprendidos, en especial Boruto e Inojin, quienes tenían hasta la boca abierta de la sorpresa.
Esos dos estaban tan expectantes de la pareja del otro extremo que no prestaron atención a su enemigo.
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Boruto desenvainó y el kāma se extendió por su brazo hasta su cara, activando de por medio el Jōgan.
Tenía a su enemigo enfrente; ahora que su hermana le había abierto con seguridad sus puntos de chakra, sentía su brazo más ligero y flexible.
Se sentía capaz de derrotar al albino por si solo.
Al igual que el Uzumaki, todos estaban esperando el momento adecuado para atacar.
Masaki observaba como su plan estaba siendo destruido, pero no estaba dispuesto a abandonarlo tan fácil.
No pudo esperar más el abrupto silencio que inundaba el lugar, sin algún movimiento del enemigo o de su grupo. Por eso decidió atacar de primera.
Siempre se ha sentido cómodo con la ligereza de la espada de su maestro, por lo que los cortes y movimientos eran precisos y peligrosos.
Masaki recibió varios cortes por su confianza.
El Albino se escondió entre los pilares y los diversos caminos del lugar, pero fue emboscado por una ráfaga de aire cortante que hizo añicos gran parte de ellos. Estando expuesto, pudo ver el gran abanico que había causado tal destrucción.
Se movió con agilidad entre los escombros que caían. Volteó a ver al ave en donde la Uzumaki iba, estaba por salir del templo, y si eso sucedía, tendría más problemas en seguir con su plan.
Movió una pequeña roca hasta la ave, ésta era tan pequeña que nadie la notó. La piedra era pequeña, llevaba una gran rapidez y el filo provocó que la ave desapareciera al mínimo contacto.
Cuando vio a la menor caer y antes de que todos se dieran cuenta, se acercó con rapidez y los golpeó fuertemente a todos.
Volteo a todos lados, le faltaba uno.
Kawaki lo golpeó con fuerza, mandándolo varios metros abajo. Fue cuando atrapó a Himawari.
Al estar expectantes, Sarada se dio cuenta de que el Ōtsutsuki se dirigía a donde ellos, por lo que, haciéndole una seña a Sumire, ambas tomaron a los rubios del cuello de sus sudaderas y los jalaron a donde ellas.
Sumire jaló con fuerza para mover al rubio cenizo de su lugar. Pero Sarada exageró un poco al ver el peligro, lo jaló con más fuerza, ambos cayeron; el rubio sobre ella.
Se sonrojaron con fuerza. Boruto se levantó de inmediato y trató de evitar la mirada de la azabache.
Se concentraron en el enemigo, Inojin creó unos grandes leones que parecían no intimidar al Ōtsutsuki.
Shikadai no podía manejar muy bien sus sombras, ya que el lugar era sombrío y estas tendrían menos fuerza. Por lo que siempre se limitaba a usar el abanico que le había obsequiado su madre.
Sumire contraatacaba con las herramientas científicas ninja, las cuales podían absorber poderes, devolverlos con más fuerza, y también podían incrementar el poder de sus propias técnicas.
Masaki no utilizaba algún jutsu en especial, solo buscaba la forma de acercarse y pelear con puño suave.
Para su desafortuna, todos ahí lograban repeler sus ataques sin que este los toque.
Masaki ya estaba harto de que no lo dejaran acercarse a la peli-azul, en especial, con el obstáculo que representaba su hermano para él.
Boruto era el mejor ninja actual, con sangre Ōtsutsuki corriendo por sus venas, un Dōjutsu heredado de tal inmenso poder y un kāma que lo conectaba aún más con los de su clan.
Estaba prácticamente, al nivel de un miembro del clan Ōtsutsuki.
Era por eso, que Masaki siempre evitaba la cercanía del rubio.
Algo, que a este le molestaba.
Boruto siempre iba un paso adelante. Los desplazamientos por portales espacio-tiempo, de parte de Masaki, aparentemente no funcionaban para tomar por sorpresa al rubio, en cambio, el Jōgan tiene cierta habilidad para detectar dichos portales con claridad.
Por ese motivo, el Ōtsutsuki no se podía moverse libremente, y de cierto modo, le estába causando un auge de frustración.
Sarada se abalanzó, su fuerza descomunal había acertado varias veces en el Albino y lo había dejado casi fuera de combate. La especialidad de la Uchiha era cuerpo a cuerpo; sí, había varias ocasiones que atacaba a distancia, pero eso lo hacía cuando usaba las shurinken, kunais o la bola de fuego.
Una masa de electricidad envolvió su brazo, se concentraba más en su muñeca.
Masaki se desplazó por otro portal, esperando a que esta vez no lo detectara el ojo del Uzumaki.
Boruto le avisó a Sarada el lugar por donde se abriría nuevamente, ésta esperó a que se viera la abertura.
Pero cuando se hizo presente y Sarada iba a atacar con su chidori, el portal se cerró bastante rápido, para luego abrirse tras la azabache y así, que el Albino pudiera devolverle con un golpe los que antes la Uchiha le había dado.
Sarada saltó hasta las otras barras debido al impacto. Había logrado aminorar la fuerza del golpe poco antes de que la tocara, aún así, le había dolido.
Masaki sonrió ante su logro, eso hizo que los demás estuvieran más alerta.
Fue entonces que se dio cuenta de que tanto Himawari como Kawaki, no estaban cerca.
Boruto estaba listo para atacar nuevamente, pero Shikadai lo sostuvo de la chaqueta, como indicación para que no se moviera.
Pues su enemigo se había quedado quieto, con la mirada puesta en otro lado.
- Lo siento, pero ustedes son lo que menos importa.
Masaki se desplomó, nuevamente se había vuelto una marioneta.
Todos maldijeron y no dudaron ni un segundo en ir a la salida del lugar. Pues sabían a la perfección a quien buscaba.
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Habían salido de aquel templo, Kawaki aún cargaba con Himawari, quien iba sostenida fuerte de su cuello, mientras trataba de recuperar algo de su chakra perdido.
- Creo que ya puedo caminar - le dijo en voz baja, más por no molestarlo en llevarla en aquella posición.
- No creas que te soltaré hasta mínimo estar fuera de la Luna - le respondió - Primero te pondré a salvo, y ya después te bajaré de mis brazos.
Eso la hizo sonrojar un poco, por lo cual trató de cubrirse con el torso del chico, aferrándose más a él.
Kawaki iba corriendo, directo por donde había llegado. Estaba concentrado en sentir los chakras dentro del templo, y con ellos, ganar tiempo.
Sabía que podía dejar todo en manos de Boruto.
Aún no abandonaban aquel camino de rocas, estaban casi por salir, cuando algo los sorprendió.
Algo pasó prácticamente por en medio de ambos, logrando así separarlos.
Ambos salieron hacia los extremos del pasaje. Kawaki fue quien llevaba más impulso, lo cual provocó que no lograra caer de pie. Aunque, debido a la fuerza que llevaba, logró apoyar su brazo en el suelo y así de inmediato lograr ponerse en pie.
- ¡Hima...! - trató se correr hasta donde ella estaba, pero se quedó quieto. Algo lo mantenía inmóvil.
- No te volverás a entrometer - Masaki se hizo presente frente a él.
El Ōtsutsuki tenía una mano al frente, la cual tenía una marca en forma de cruz en la palma.
Esa marca se fue expandiendo poco a poco, como si se estuviera abriendo.
De ella, una gran ráfaga de aire salió. Kawaki no sabía muy bien que pasaba pero al poco tiempo, comenzó a sentir como pequeñas rocas golpeaban su cuerpo. Rocas que cada vez se hacían más grandes. Hasta que se percató de la gran cantidad de meteoros que se dirigían a él.
- Me estorbas mucho más que otros - le dijo el Albino - No puedo dejar que te metas más en mis planes.
Kawaki trató de moverse incluso activando su kāma, pero nada parecía funcionar.
Solo pudo ver como aquellas enormes rocas se acercaban rápidamente a él, mientras Masaki reía maliciosamente con una sonrisa arrogante en su rostro.
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Tan solo la separaron de Kawaki, Himawari logró tomar una buena postura para caer en pie.
Había recuperado fuerzas muy rápido, se sentía tan liviana como cualquier otro día.
Su instinto la llevó a mirar a su derecha y de inmediato, esquivar a la marioneta que tenía intención de volver a atraparla.
Estaba segura de que eso no volvería a pasar, no estaba dispuesta a cooperar con algo que puede llegar a destruir su hogar.
Aunque aún sentía una punzada en sus sienes, Himawari logró sin problema esquivar a la insistente marioneta que se acercaba con constancia y rapidez a ella.
Su atención se puso en el horizonte, donde las rocas habían cubierto a Kawaki. Se sentía desesperada por ir y ayudarlo. No debía separarse de él, se había prometido no separarse de él nunca más.
Cuando había destruido a aquella marioneta, estuvo por ir hacia donde estaba Masaki, quien seguía frente a aquella acumulación de rocas.
Pero aparecieron de pronto otra gran cantidad de marionetas que la rodearon.
De inmediato tomó pose de batalla, no se iba a quedar quieta para que la capturen fácilmente.
Si al caso volvían a tomarla presa, esta vez, como mínimo, debía destruir la mayor cantidad de aquellas fastidiosas marionetas que usan los de dicho clan.
Sus movimientos también eran ágiles, sus ataques son a corta distancia debido a su estilo de pelea Hyūga, basado en el Jūkken.
Se limitaba a usar su línea sucesoria, debía guardar fuerzas para más tarde y, si llegaba a utilizar su Byakugan, las fuerzas se le agotarían demiaso rápido.
Aún así, dio con fuerza el último puño suave, para así destrozar a la última marioneta a su alrededor.
Viendo que no estaba rodeada por algo o alguien más, estaba nuevamente dispuesta en ir a donde estaba Kawaki. Tal vez debería ir también por su hermano, pero sabía que este y compañía ya se acercaban a su posición.
- Te dije que no irías a ninguna parte, y así será - espetó aquella voz que ahora, le era bastante conocida.
- No voy a seguir tus órdenes, ¿cuántas veces tengo que decírtelo? - respondió con molestia - Ni tú ni nadie decidirá lo que debo o no de hacer. No me podrás obligar a formar parte tuya o de tus planes.
- Tenemos tiempo para decidir eso, ¿no lo crees?.
Por el brazo del Ōtsutsuki comenzó a expandirse unas marcas negras, similares al kāma. Aunque eran diferentes a las que Kawaki o Boruto tenían. Estas, solo eran visibles por un solo segundo según se iban expandiendo por su brazo. Algo que iba provocando que al Albino le crecieran mucho más los músculos.
Más que eso, no hubo ninguna otra deformación en su apariencia. Masaki se quedó quieto en la misma posición. Su sonrisa arrogante la estaba hartando de todas las formas posibles.
Seguía en guardia, pues el Ōtsutsuki estaba ahí con la intención de atacarla. Pero no había ningún movimiento de parte del albino.
Se había cansado un poco de haber luchado contra las marionetas, por lo que, que su contrario no se moviera le daba un poco de tiempo para recuperar el aliento.
Inhaló y exhaló, con calma dejó que el aire saliera por su boca.
Le pareció demasiado extraño que el aire saliera helado, además de que aquel lugar se estaba tornando bastante frío.
Cuando se dio cuenta, solo dio un salto, esquivando la gran cantidad de hielo que salió del piso repentinamente.
El hielo se expandía por donde viera que ella iba a caer, esquivó en diversas ocasiones aquel persistente intento de atraparla con hielo.
Estaba sorprendida, tenía entendido que ya no había nadie que poseyera dicho Kekkei Genkai.
Pero ver que era alguien que no habitaba en la tierra le era mucho más fácil de entender.
Por donde quiera que ella saltara, el hielo la perseguía. Masaki parecía divertirse con ver como Himawari huía de ello y se cansaba en el proceso.
La Uzumaki no calculó bien uno de sus descensos y por error, piso una parte del suelo congelado. El hielo se expandió rápidamente por su pie y abrazó su pierna, antes de que ella pudiera evitar que siguiera cubriéndola.
- Con eso será suficiente para que bajes tu ritmo - dijo con seguridad el Albino.
Eso causó molestia en Himawari, quien solo lo miró con el ceño fruncido.
- ¿Te vas a rendir ya? - fue lo único que cuestionó al verla con aquella mirada seria.
- Soy la hija de Naruto Uzumaki, ¿qué te hace creer que yo me voy a rendir? - su sonrisa fue ladina, y en su rostro se veía la determinación.
Abandonó su postura de pelea Hyūga, para juntar sus pies y tomar aire.
Masaki la veía con ansias de saber lo que planeaba. Pues siempre le había causado intriga.
Himawari hizo puños sus muñecas y las llevo a un lado de su cadera. Sin esfuerzo, una masa de chakra con forma de cabeza de león en color púrpura se formaron alrededor de sus puños.
Eran grandes, tanto que incluso la sobrepasaban en tamaño.
- Había escuchado de los ocho Tigriamas Leones Gemelos, pero no creí presenciarlos de alguna manera - dijo este, con una media sonrisa - Pero no creo que puedas moverte con tanta facilidad con el hielo cubriendo casi toda tu pierna.
Himawari solo pudo sonreír de lado. Enseguida, Masaki pudo notar como el hielo se derretía rápidamente, emanando un color rojizo desde la piel.
La menor sonreía, aliviada de poder volver a sentir el chakra del kyūbi recorrer su cuerpo.
El chakra de Kurama es caliente, llega a arder para aquel que sea sensible y no esté acostumbrado. Es por eso que el hielo es débil ante ello.
El Ōtsutsuki chasqueó con molestia, de nuevo, volvió a mandar hielo desde tierra hacia donde la Uzumaki estaba.
Ésta, en lugar de volver a esquivar dando saltos hacia atrás para alejarse, ahora se desplazaba al frente, para poder enfrentarlo.
Masaki no sabía con exactitud de lo que era capaz aquella técnica, solo podía afirmar que para ejecutarla se necesitaba una gran cantidad de chakra, una perfecta moldeación del poder y una gran práctica. Pues es algo que muy pocos pueden llegar a desarrollar.
Estaba tan ensimismado que no presenció el momento en el que la peliazul se acercó tanto a él que, tan solo se dio cuenta, le dio un golpe en el estómago; fue tan fuerte y repentino, que no solo lo mando varios metros atrás, si no también lo hizo escupir una gran cantidad de sangre.
Se estrelló contra una gran roca, a la cual se le creo un gran cráter en donde el Ōtsutsuki quedó casi enterrado.
Éste salió de donde estaba y antes de que pudiera recuperarse, Himawari ya estaba frente a él nuevamente.
Esa vez, repelió el golpe y le siguieron muchos más. Era un combate similar al uso de solo Taijutsu, solo que tenía variaciones. El Paso Suave, por ejemplo.
Estaban al mismo nivel, Himawari había veces que no solo golpeaba, si no también bloqueaba puntos de chakra en distintas partes del cuerpo que el Albino no presenciará hasta que estas fallaran.
Por el contrario, Masaki también creía haber hecho algunos bloqueos en el flujo de chakra de ella. Pero no era así, ya que Himawari podía mover a voluntad y por un tiempo determinado, sus puntos de chakra.
Hasta que, en determinado momento, dos siluetas rápidas llegaron a donde estaban.
Kawaki hizo que su brazo tomara la forma del arma que tenía como herramienta, para luego abalanzarse sobre el Ōtsutsuki. Quien solo de percatarse, ignoró a la menor y logró bloquear el ataque del rubio
azabache.
Pero, en el momento que su atención estuvo puesta en el de ojos grisáceos, Boruto llegó para darle varios golpes consecutivos en el estómago. Los cuales, nuevamente, lo hicieron estrellarse con otra roca.
Aquella roca fue más sensible, con aquel impacto se fue partiendo más y más. Cuando Masaki se despegó y cayó, pequeños fragmentos de la roca comenzaron a desprenderse. Desde los más pequeños hasta los más grandes, todos cayeron encima del Ōtsutsuki.
Al verlo, Himawari deshizo su jutsu y suspiró con cansancio.
Enseguida, las venas se marcaron en sus sienes y sus ojos se tornaron blancos. Su vista de rayos X era perfecta y busco la presencia del albino que estaba bajo las rocas.
Volvió a la normalidad tan solo asegurarse.
- ¿Estas bien?, ¿no te hace falta chakra, estás cansada o herida? - el primero en llenarla de preguntas fue Kawaki, quien seguía sintiéndose culpable por haberse permitido separarse de ella.
- Estoy bastante bien - aseguró ella, con una linda sonrisa.
- Ujumm - llamó la atención Boruto, quien se sentía un poco incómodo - ¿Esto significa que lo hemos vencido? Quiero volver ya a casa y tomar esas vacaciones 'ttebasa.
Himawari río, una sonrisa que no habían visto en ella en muchos años.
- Él ya no tiene flujo de chakra - confirmó ella - Podemos volver a casa, hermano.
Los demás se acercaban, algo confundidos debido a que ya lo veían a ningún enemigo cerca.
- ¿Y el Ōtsutsuki? - cuestionó la azabache.
- Lo hemos vencido, 'ttebasa - exclamó con efusividad, mientras se estiraba.
Estaban por irse, cuando las rocas se movieron nuevamente. Llamando la atención de todos.
Voltearon hacia donde estaban, percatándose de que algunas cambiaban sus posiciones y se deslizaban. Poco a poco, el albino iba saliendo de ellas, aturdido y tambaleante.
- Se supone que el Paso Suave debió haber consumido todo su chakra - informó la menor - Y bloquee todos sus puntos vitales.
- ¡Todos ustedes....! - comenzó a hablar el Albino - ¡Ustedes morirán aquí!.
★彡Chyio67🌻
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