𝙥𝙧𝙤𝙡𝙤𝙜𝙪𝙚. the song of destruction








PROLOGUE
the song of destruction







              El viento frio de Jötunheuim calaba los huesos de Eleonor mientras cargaba en sus brazos un pequeño bulto con una caminata constante y aun sin mirar atrás sabía que la seguían sin saber dónde ir.

Por los padres de todo.

Estaba asustada, lo admitía, al llegar a la colina miro tras ella acomodando una capucha al igual que el pequeño bulto.

"Monstruo, es un monstruo"

Mientras más caminaba, más gigantes de hielo se movían detrás de ella.

"Se ve tan... Débil, tan asqueroso"

Su entrecejo se hundió con notable molestia volviendo a caminar rápido entre toda la nieve.

"Un Jotun no es así. No debe existir"

Sus pasos subieron de intensidad a tal punto de correr despavorida cuando un gigante apareció al lado suyo con intenciones de atraparla.

───¡Va al este!───Aviso levantándose y corriendo tras ella.

Eleonor miro un momento abajo, notando los ojos azules de su pequeña recién nacida, la curiosidad en ellos junto al frío de su cuerpo la hacían querer morir por ella.

Si era necesario moriría por ella.

Siguió corriendo hasta que salto por un barranco, al otro lado, estaba otra superficie en la cual cayó a duras penas y doliendo. Gruñó levantándose y mirando detrás de ella.

"¡Tráiganme a ese monstruo, ahora!"

Siguió corriendo a través de los escombros, del hielo esparcido por el suelo y hechos puntas creando heridas en su cuerpo. Tomo una daga llevándola a un Jotun, conjurando un viejo hechizo antes de verlo haces polvo.

"Huye con ella, vete de aquí, no vuelvas, ni porque yo me quedé aquí. Salva a nuestra hija"

Un gruñido salió de lo más profundo de su garganta acompañando de impotencia y dolor, alrededor se congelo haciendo que Eleonor jadeara confundida.

Miro a su hija, quien la miraba con unos ojos azul tan claro que juro ver el hielo infundido en él. Entendió de inmediato y trato de calmar su miedo.

"Algo es raro en ella. Dudo que Laufey no se diera cuenta"

Volvió a correr una vez la bebé dejo aquellos ojos a pasar unos tan iguales a los suyos. Miro al cielo esperando ser escuchada.

───¡Igur por favor, ayúdame!───Bramo desesperada sin detenerse.

El guardia del bifrost miro por momentos, antes de darse vuelta y dirigirse al interior de Asgard.

Al no saber si en verdad la ayudarían solo siguió corriendo desesperada.

No quería que la atraparan pero tampoco quería que, en caso de que Igur decida ayudar. Odín llegué y ponga fin a tal espectáculo en Jötunheim.

Tropezó con un hielo que recién había sido creado, uno de los guardias de Laufey miraba con burla y superioridad que Eleonor protegió a su hija con su cuerpo mientras se movía hacia atrás.

"Estoy tan seguro de que primero van a torturar y después burlarse si te atrapan"

Ya no pudo avanzar cuando uno de ellos la tomo del pié jalándola a él, quemando su piel. Pataleo y gruñó sin soltar a la bebé.

───Un monstruo tan débil no merece seguir vivo.

───No es un monstruo───Rechisto lanzando una patada antes de levantarse y mirar a su alrededor.

No había salida.

───Igur si me estás escuchando, te lo ruego, ayúdame.

Y fue cuando el característico color brillante amarillo del Bifrost llegó a la vista de todo el gélido y oscuro Jötunheim.

Eleonor observo a Odin encima de su caballo blanco mientras a su lado, su primogénita se asomaba con su espada en mano y Fenrir a su lado mirando con furia.

Los gigantes miraron al padre de todo y a su hija, solo ambos, dos y más de veinte gigantes.

Odín hizo una seña a su hija, ella solo lo miro antes de llegar a su lado con una velocidad alucinante y llevándola al lado de Odin.

───Pueden irse ya───Dijo mirando a los Jotun───O no seré misericordioso.

───Misericordioso es lo último que usted es.

Odín negó con la cabeza antes de levantar su cetro y Hela llevo sus manos a su cabello, recogiéndolo y haciendo aparecer un casco con puntas parecidas a espadas.

Eleonor dio dos pasos atrás apretando a su hija entre sus brazos. El Bifrost se volvió a abrir, está vez, llevándola a ella y a su hija a Asgard.

Igur miro a la castaña, desactivando el Bifrost y caminando a ella para ofrecer su ayuda, Eleonor se levantó con ayuda mientras caso de inmediato lo abrazaba.

───Es bueno saber que estás salvo, Eleonor.

───Ni tanto───Susurro con su sonrisa, Igur asintió señalando el puente.

───¿Prefieres quedarte aquí o ir al interior de Asgard?.

───Creo que mejor me quedo aquí.

El asintió volviendo a ver el, pequeño desastre en Jötunheim. Eleonor se sentó en las gradas viendo a su bebé. Sus ojos iguales a los suyos, se habían calmado pasando a azul verdoso, dejo salir un suspiro mientras acariciaba la cabeza pequeña de su hija.

───Igur, el...

───Lo lamento Eleonor───Se disculpó sabiendo lo que iba a preguntar.

La aludida asintió pegando a la niña a su pecho, sufriendo en silencio. Igur la observo por unos segundos antes de volver su visión a Odin y su primogénita.

Fueron unos minutos en los que solo ellos estaban presentes en el Bifrost. Igur volvió a mirarlas, acercándose.

───Déjame ver───Pidió refiriéndose a la niña, Eleonor asintió después de unos segundos, dejando ver el rostro de la recién nacida.

Sus ojos seguía iguales que la última vez que Eleonor miro, sus escasos cabellos albinos y piel tan blanca como su cabello con leve tono azul en unas partes de su rostro.

───Ya sabes el porqué de su intento de asesinato.

───Lo vi.

Eleonor observo la espada del Bifrost iluminarse un poco, Igur se levantó yendo a abrir el portal, donde segundos después aparecieron el padre de todo y Hela, quien se mostró impasible mirando a la mujer.

Se levantó de inmediato, haciendo una reverencia. Odin se acerco a ella y haciendo una seña le ordeno entregarle la niña. Al ver que no iba a hacerlo, Hela conjuro una espada apuntando directamente a ella.

───Basta, Hela───Ordeno deteniendo el arma con su mano, Hela no hizo mas que observarlo molesto antes de desaparecer el arma y mirar el bulto entre los brazos de la castaña───Eleonor, la niña.

───Padre de todo, ella no es una amenaza, no tiene culpa de nada y...

───Quiero verlo yo mismo───Elevo la voz, ya perdiendo la paciencia.

Eleonor paso saliva mirando a su hija, antes de pasársela con brazos temblorosos al despiadado padre de todo. El quito la parte de la tela para ver su rostro. Todo parecía normal hasta que su piel se tornó un poco azulada y sus ojos cobraron mucha más vida al notar que no estaba en los brazos de su madre, unos ojos del color hielo que parecian ser de mucho potencial.

───Mira esto, Hela───Llamo a su hija sin mirarla. Hela se acercó a paso lento mirando a la bebe con cierta molestia───No había visto algo igual.

Hela solo se cruzó de brazos viendo los ojos azul hielo de la menor antes de pasar a ser azul verdoso. Odin volvió a tapar el rostro de la menor, ingeniando un plan antes de finalmente entregársela a Eleonor.

───Vamos Eleonor───Fue lo único que dijo pasando de largo a su persona───Tenemos algo de que hablar───La aludida solo asintió viendo una última vez a Igur y caminando detrás de Hela hacia el interior de Asgard.





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