𝐈𝐈. 𝐠𝐨𝐨𝐝𝐛𝐲𝐞 𝐡𝐨𝐦𝐞

LAS COSAS NO PARECÍAN IR NADA BIEN EN LA VIDA DEL PEQUEÑO OMEGA PELI-RUBIO, las burlas habían ido incrementado con el pasar de los días, ni siquiera podía ir al baño de manera tranquila pues incluso ahí lograba escuchar todo ese cuchichear de los demás estudiantes. Había pasado de ser un completo don nadie en aquella escuela, a ser uno de los más famosos y no de una manera que a él le agradará demasiado, los Omegas llegaban a ser incluso aún peor que cualquier otro en aquel lugar, los ofensivos apodos y todas esas tontas burlas que le decían lo tenían tan casado que incluso llegó a aprenderse los de memoria.

De un día para otro, sus ganas de asistir a aquella escuela habían desaparecido, siendo sólo sus amigos la única motivación por la cual ir a aquel lugar. Su padre no estaba al tanto de su situación amorosa o si quieres de la situación en la escuela y eso lo aliviaba un poco, últimamente estaban pasando por tantos problemas que no le gustaría que se concentrará más en tratar de hacer sentir mejor a su pobre hijo con un corazón roto que en tratar de sacar adelante todas esas deudas que tenía acumuladas. El restaurante que su padre dirigía había perdido gran clientela cuando uno nuevo abrió a tan sólo unas calles más adelante, era un gran milagro si más de veinticinco personas iban al día, ni siquiera con la ayuda de sus compañeros de aula podían llegar a recaudar el dinero suficiente para poder pagar algunas deudas y eso comenzaba a preocupaba al señor Kim.

El Omega soltó un pequeño suspiro, si se ponía a pensar, últimamente su vida se había visto envuelta en muchos problemas y tantas preocupaciones que se sentía de una manera completamente fatal, siendo aquel Alfa de cabellos azabache y hermosos ojos verdes el que le daba una razón para sonreír y tratar de ver algún lado positivo en aquella situación, pero todo empeoró desde hace tres días cuando Jeon Jungkook, rechazó ante una gran cantidad de estudiantes, sus más sinceros sentimientos y aquella carta que tanto había tardando en hacer y escribir. La tristeza de su lobo aún seguía como en el primer día, aullando por los brazos de aquel Alfa y preguntándose qué había hecho mal, qué era lo que estaba mal en él para que fuera cruelmente rechazando.

Sus azulados ojos se dirigieron al sobre que yacía encima del desordenado escritorio de madera, logrando así observar sus pulcras letras escritas en una brillosa y llamativa tinta de color rosado, leyendo las palabras “Para Jeon Jungkook”, en medio de aquel pesado de papel amarillento. Con sus ojos reflejando nada más que tristes, tomo entre sus delgadas manos aquél sobre de papel, observando con detenimiento cada una de las decoraciones que le había puesto, notando los pequeños dibujos de corazones color rojo por casi toda la hoja, dándose cuenta de como algunos de estos se encontraban algo chuecos y desnivelados, pasando a los siete dibujos de conejos que había hecho. Aquellos animales se habían vuelto en sus favoritos pues de alguna u otra manera, les haya un liguero parecido con el Alfa de ojos verdosos, siendo aquello una razón por la cual dibujo esos conejos. Dejando al último la brillantina de color plateada para el final, aunque aquello fuera con lo primero que había comenzado cuando hacia la carta. Aún recordaba lo mucho que tardo para que está estuviera perfectamente esparcida por todo el sobre y que en ningún lugar de viera más sobrecargada, no siendo hasta el quinto intento en donde más le gustaron los resultados, incluso aún recordaba como había terminado sus manos después de todo.

Sin siquiera darse cuenta, una pequeña lágrima descendía por su mejilla hasta llegar a parar a aquella carta, dándose así cuenta de su llanto y limpiando esté con la mano que tenía libre. Había pasado más de cinco horas sentado en la silla de su escritorio, pensando en una manera bonita para decorar aquella carta y las palabras correctas que describieran a la perfección sus sentimientos por Jeon, todo para que al final aquel Alfa ni siquiera se tomará la molestia de dirigirle una sola mirada a aquel sobre de papel. Un puchero se creo en sus labios al recordar tal momento, se culpaba por seguir teniendo aquellos sentimientos por Jungkook, pero por alguna razón su Omega se negaba a olvidarse de aquel azabache y eso lo frustraba mucho, aunque no se detendría por eso, debía de olvidarse de Jeon Jungkook.

—Taehyung hijo, baja a desayunar o se te hará tarde para ir a la escuela.—la voz de su padre se escuchó desde el primer piso, logrando que el Omega despegará su mirada de aquel sobre y dirigiera está hacia la puerta cerrada de madera de color marrón que poseía en su habitación. Se había perdido en sus propios pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta de la hora que era y de lo tarde que se le estaba haciendo, pronto pasarían Seok-Jin y Jimin para poder ir juntos hasta la escuela y si no se daba prisa, no podría terminar todo su desayuno.

Con gran rapidez, se levantó de aquella silla acolchonada y tomo entre sus manos la mochila de color rojo que era decorada con un par de pines de su girl group favorito, que yacía sobre su desordenada cama, deteniéndose unos segundos a mirar está misma. Las sábanas de un ligero color rojo se encontraban hechas bolas junto a otras de color rosa pastel y blanco en una esquina de la cama, “La arreglo cuando regrese de la escuela” pensó mientras colgaba la mochila entre sus hombros aunque estaba completamente seguro que al final no terminaría haciendo aquello. Girando la perilla dorada, abrió la puerta y salió disparado hacia el comedor, importando le muy poco si dejaba abierta la puerta de su habitación.

El ruido de sus pies golpeando contra las escaleras de madera se lograba escuchar hasta la cocina, deteniendo su maratón unos cuantos segundos para saltarse los últimos cuatro escalones, alzando una mano hacia el techo mientras sonreía victorioso, había logrado pasar su récord de tres escalones. Caminando con mucha más tranquilidad, se acercó hacia la regordeta figura de su padre, quien leía con mucha atención la área de noticias que había en el periódico de aquella mañana del día viernes, aunque para Taehyung, aquello era algo que verdaderamente le aburriría y deprimiría.

—¿Viste cómo supere mi propio récord?—pregunto con la emoción más que notoria en su tono de voz mientras depositaba un rápido beso sobre las regordetas mejillas de aquel Beta, sintiendo un poco de comezón en sus labios gracias a la barba que comenzaba a crecerle a su padre. Éste recibió con gusto aquella muestra de afecto, comenzando a doblar el periódico y dejando este a un lado suyo.—Buenos días papá.—saludo mientras se sentaba en la silla más cercana al hombre de cabellos ya algo canosos, agarrando con gran rapidez la caja de cereales de chocolate con bombones que se encontraba en medio de la mesa, para después servir se un poco de esté en el plato que tenía frente a él. Dejando la caja de cereales en su antiguo lugar, estira un poco más su cuerpo para poder alcanzar la jarra de leche, tomando está entre sus dedos y servir un poco de leche que acompañará a aquellos deliciosos cereales.

—Buenos días hijo.—el Beta respondió el saludo que el pequeño Omega le había dado hace unos segundos, tomando entre sus manos el tenedor de plata que tenía al un lado de su plato, usando esté mismo para poder comenzar a comer los huevos revueltos con tocino que se había preparado para el desayuno.—¿Seok-Jin y Jimin te acompañaran a la escuela otra vez?—pregunto mientras cortaba un pedazo del huevo revuelto y metía esté mismo a su boca, ante la pregunta, el Omega comenzó a masticar con mucha más rapidez de la que normalmente lo hacía mientras asentía levemente con la cabeza hasta finalmente poder tragar los cereales de chocolate.

—Sí, no tardarán en llegar así que debo de apresurarme o llegaremos tardé.—respondió mientras metía otra cucharada de cereales a su boca, disfrutando del delicioso sabor chocolatoso y crujiente que esté tenía, observando los pequeños malvaviscos de diferentes colores que seguían flotando entre la leche. Taehyung, amaba aquellos cereales pues eran sus favoritos por el delicioso sabor de chocolate que estos tenían, pero sin duda alguna amaba mucho más a aquellos bombones que estos traían para acompañar los cereales, dejando estos hasta el último de su desayuno. Como si de magia se tratase, el sonido del timbre resonó por toda la casa, informándole así que sus amigos habían llegado.—Deben de ser ellos.—informo mientras agarraba el plato de su desayuno entre ambas de sus manos y bebía la leche que había quedado, dejando esté mismo sobre la mesa cuando se acabó toda para después agarrar la cuchara que había ocupado hace unos minutos y comenzar a meter los bombones que había dejado hasta el final hacia su boca, comenzando a comer estos de manera rápida.—Me voy, nos vemos al rato.—se levantó con rapidez de su silla mientras acomodaba la mochila sobre sus hombros —la cual no había descolgado de éstos por las prisas— y arreglaba un poco su rubia cabellera despeinada, se acercó a su padre y dejo un rápido beso sobre su nuca con algunas canas ya visibles.

Y como si su vida dependiera de ello, salió corriendo de la sala y se encaminó con rapidez hasta el pasillo que se encontraba antes de poder llegar hacia la puerta, agachando su cuerpo casi por completo, comenzó a colocarse los converse rojos que reposaban sobre el suelo de madera, algo que se le complicó un poco pues estos parecían no querer entrar aunque a Taehyung no le importaba mucho. Dando pequeños saltos se encaminó a la puerta, arreglando su tenis izquierdo con una de sus manos mientras que con la otra iba sacando las llaves que se encontraban en su bolsillo, viendo aquel divertido y tierno llavero de un pequeño oso color rosa bordado a mano, ese que le había regalado su madre en su cumpleaños número diez. Al llegar a la puerta, Taehyung giró un poco su cabeza, mirando por unos cuantos segundos aquella foto con una hermosa mujer de ojos azules y largos cabellos rubios atados en una desordenada coleta, su sonrisa era tan resplandeciente como las misma estrellas o eso era lo que creía el Omega.

—Adiós mamá, te veo luego.—se despidió de aquella foto mientras movía de un lado a otro la mano que tenía libre, como si de una persona viva se tratase. Inserto rápidamente la única llave que tenía en aquel llavero y quito los seguros que la puerta tenía para tan sólo unos segundos después girar la perilla y abrir aquella puerta de madera blanca, encontrándose con sus dos mejores amigos que miraban muy atentos el celular del mayor, pero tan sólo escucharon el ruido de la puerta siendo cerrada, ambos levantaron sus miradas y sonrieron alegre al ver al pequeño Omega parado frente a ellos.

El bullicio a su alrededor podía escucharse por todo el lugar, la gran mayoría de las mesas se encontraban repletas de estudiantes mientras que una enorme fila para la comida se estaba formando en el comedor. Las miradas de algunos curiosos estaban sobre él y eso lo incomodaba, los susurros se podían escuchar sobre su espalda y las burlas se daban frente a sus propias narices. Su apetito desapareció incluso antes de probar sus fideos, sus amigos estaban al tanto de esto por lo cual rápidamente dirigieron una mirada asesina al grupito de Omegas a tan sólo unos metros, los cuales se habían comenzado a burlar de él. En los tres días que habían transcurrido, sus amigos se convirtieron en sus guardaespaldas personales, acompañándolo las nueve horas de escuela y defendiendo lo de cualquiera que intentará lastimarlo, pero cuando ellos no se encontraban cerca, siempre había algún compañero de la clase F que lo ayudaba cuando era molestado —algo que verdaderamente apreciaba de corazón— aunque no iba a negar que a pesar de todo los cuidados y sus defensores, se sentía fatal pues no podía evitar escuchar todas las cosas que hablaban de él y sobre todo, no podía evitar recordar a cada instante esas palabras de rechazo que el Alfa le había dicho hace no poco.

—¿Tae?—un leve susurro se escuchó a su derecha, giro levemente su rostro y notó la mirada preocupada de sus dos amigos. Lo que para él habían sido tan sólo cinco segundos, a sus alrededores pasaron más de treinta segundos mirando a ningún lugar en específico.—¿No vas a comer?—preguntó, mirando el plato de fideos completamente intacto y esos palillos de plata que seguían reposando en las manos del Omega rubio. Jimin estuvo apunto de de hablar, pero rápidamente cerro su boca y una mirada de odio se reflejo en sus pequeños ojos, acto seguido los susurros se convirtieron en un fuerte bullicio que se escuchó por toda la cafetería.

Curiosos, Taehyung se jiro para poder mirar el porqué de tanto cotilleo y que había causado tal reacción en su amigo, aunque inmediatamente termino arrepintiendo se cuando noto varias miradas llenas de burlas que estaban sobre la mesa en la que se encontraba. Seok-jin soltó una maldición en un muy leve susurro casi inaudible, aunque esté lo lograron escuchar sus dos amigos sentados junto a él. Jeon Jungkook había entrado a la cafetería, rodeado por un numeroso grupo de Omegas y su amigo de clases, un Alfa delgado de cabellos negros y ojos gatunos el cual tenía por nombre Yoongi, quien parecía igual de disgustado que su amigo por la presencia y tanta atención por parte de todos esas chicas.

“Alfa” su Omega llamo, hecho bolita en una pequeña esquina mientras aullaba de dolor. Taehyung sintió un leve escalofrío recorrer toda su espalda, rápidamente se mordió la punta de su lengua y trato de fingir que su Omega no había dicho tal cosa, aunque avergonzado bajo la mirada sobre sus pantalones muy bien planchados y trato de esconderse de todas esas personas que lo observaban de manera intimidante —como si aquello fuera posible— aunque para su mente aquello era posible. No iba a engañar a nadie, a pesar de todo el desprecio y rechazo que había recibido por parte de Jungkook, su corazón y su Omega cantaban su nombre a cada momento, esos hermosos ojos color verde seguían atormentando lo incluso despierto, aún soñaba con poder besar esos rosados labios que tanto anhelaba, que era protegido por los fuertes brazos de Jeon mientras que esté le confesaba cuánto lo amaba y eso lo hacía odiarse cada vez más.

Se odiaba por no poder superarlo, se odiaba porque seguía aferrado a alguien que simplemente no mostraba ni el más mínimo interés, se odiaba por pensar que tal vez, sólo tal vez, existiera una pequeña posibilidad de que Jungkook lo notará y comience a sentir lo mismo incluso aún sabiendo que aquello era imposible, odiaba sentir ese pequeño fragmento de esperanza a que todo sea un mal sueño y al despertar este con aquel azabache entre sus brazos, odiaba pedirle a la madre Luna que por favor le permitiera la oportunidad de poder conquistar aquel frío corazón que poseía Jeon. Todos esos anhelos eran tan improbables como sus propios sueños en donde su madre estaba con él, aunque no podía evitarlo, estaba enamorado y no había una cura para eso ni tampoco para un corazón roto.

Como si el universo estuviera conspirando en su contra, pudo sentir una mirada clavada en su espalda y el como sus amigos se tensaban sobre sus sillas. Su cuerpo tembló y con la inseguridad infestado cada parte de ser, levantó la cabeza y jiro para ver de quién se trataba, de inmediato siento comos si sus piernas hubieran sido sustituidas por gelatinas de cereza, las cuales habían puesto sobre una cama elástica y se encontraban rebotando por todos lados sin poder detenerse. Sus brillantes ojos azules se encontraron con aquellos ojos de un color verde esmeralda con los que soñaba incluso aún estado despierto, estos lo miraban con frialdad y sin mucho interés haciendo que el pobre Omega en su interior temblará de dolor. Taehyung noto como Jungkook negaba rápidamente con la cabeza a un comentario dicho por su amigo y apartaba la mirada con enojo, fue ahí cuando a pesar de todo el bullicio a su alrededor, el fuerte sonido de su corazón rompiéndose retuvo sobre sus propios oídos.

—¿Taehyung?—la voz de Seok-jin se escuchó a su lado pero al mismo tiempo tan lejos, un fuerte “crack” tapaba todo ruido a su alrededor, no existían nada más que un pobre corazón roto y un Omega aullando adolorido por el rechazo de su Alfa, “Que patético” pensó Tae al escuchar los aullidos. Jeon Jungkook no era su Alfa, no era nada suyo como para que fuera reclamado de tal manera, no era nada de él como para dedicarle todas sus lágrimas.—¿Cielo, estás bien?—y entonces se detesto tanto a él como a ese pésimo hábito que tenía cada que se enojaba y le causaba el llanto. Su vista había comenzado a nublarse y no podía ver nada más haya que el plato de fideos frente a él, su cuerpo temblaba con más intensidad por los sollozos que se retenían en su garganta.

—S-sí.—contesto como pudo, no debía permitirse el llorar enfrente de tantas personas y mucho menos enfrente de Jungkook, no debía subirle el ego con tal humillación suya, no debía demostrarle que todo aquello le afectaba y lastimaba. Podía sentir la mirada de una gran cantidad de personas sobre él, como si estuviera apunto de vomitar, sacar ranas de la boca o ponerse a llorar, pero aún así trato de ignorarlos. Como pudo enderezo su cuerpo y con las manos temblorosas, comenzó a comer los fideos ya algo fríos, inevitablemente su mirada se dirijo hacia el azabache que caminaba entre las mesas, rodeado de chicas y con su bandeja de comida en mano.

Era simplemente hermoso, esos ojos color verdes y sus labios rosados, sus cabellos muy bien cuidados y de un color azabache claro, su piel pálida y muy bien cuidada y ese cuerpo de revista que no cualquier chico de su edad tenía, sus músculos se marcaban con gran perfección sobre las mangas de su camisa blanca que poseía el uniforme —el cual era cubierto por ese suéter azul sin mangas— y sus piernas, esas que se encontraban muy bien trabajadas y eran lucidas a la hora de clases de deporte, estando al descubierto gracias a los shorts que eran parte obligatorio del uniforme. Podía ser que Jungkook tuviera su misma edad —aunque siendo mayor tan sólo por tres meses de diferencia— pero verdaderamente no los aparentaba, sus rasgos eran mucho más maduros que los de él, su cuerpo ya se encontraba más desarrollado y esa actitud tan fría y sería lo volvía, a su punto de vista, un completo adulto atrapado en el cuerpo de un adolescente.

—Taehyung-ah—y esa voz lo trajo devuelta a la realidad, rápidamente aparto la mirada de aquella mesa a varios metros de distancia y miro a sus dos amigos. Ellos sabían perfectamente que los sentimientos del pequeño Omega seguían intactos, no era necesario ser un experto en leer mentes como para darse cuenta de ello, los suspiros llenos de dolor y sus ojos azules se encontraban siempre brillosos por las lágrimas que querían salir, aún cuando lo intentará era casi imposible no darse cuenta de esas miradas llenas de amor que el Omega le mandaba a Jungkook cada que esté estaba en un mismo lugar.—¿Estás seguro que puedes con esto?—ciertamente sus amigos nunca desconfiaban de Taehyung y lo creían capaz de muchas cosas, pero olvidarse de aquel chico de cabello azabache lo veían algo alejado de la realidad.

—Claro que si Seok-jin.—respondió con firmeza, había tomado una decisión y estaba firme en ella. Muchos años atrás Taehyung hacia dicho que se olvidaría de Jungkook, pero para ser sinceros nunca logro llegar a cometer ese objetivo y en esos momentos se arrepentía de ello pues si lo hubiera logrado tiempo atrás, no estaría tratando de no llorar frente a sus amigos y a la mitad de los estudiantes. Aunque él creía que las cosas ya eran diferentes a los años anteriores, ahora estaba seguro que no tenía una oportunidad con aquel Alfa, además de que este parecía tener ciertos prejuicios y no daba indicio alguno de mejorar.—Muchas veces lo he dicho pero ahora todo cambio, veo quien es realmente Jeon Jungkook y no pienso seguir siendo un estúpido Omega enamorado de él. Es oficial, apartir de hoy renunció a Jeon Jungkook.—a pesar de haberlo dicho en un leve susurro que sólo lograron escuchar Jimin y Seok-jin, su voz sonaba decidida y fuerte, había tomado su decisión y la pondría en marcha. Desde ese día, Jeon Jungkook abandonaría su corazón y se convertiría en un horrible recuerdo de la escuela.

Sus amigos lo felicitaban y daban palabras de aliento, Taehyung sonreía orgullo mientras metía un poco de fideos a su boca, debía comérselos rápido o sino se volverían más fríos de lo que ya estaban y él odiaba comerlos fríos pues a su punto de vista, estos perdían su delicioso sabor. No pasó mucho cuando los tres Omegas finalmente terminaron su comida, se levantaron de sus sillas y dejaron los utensilios y platos sobre una pequeña mesa donde se depositan para poder ser lavados al terminar la hora de la comida. Los tres estaban riendo escandalosamente mientras caminaban a la salida, la madre de Jimin había preparado unos deliciosos Brownies de chocolates los cuales se morían por probar. Tanto era su emoción que ni siquiera Taehyung logro notar esos ojos de color verdes que lo miraban desde lejos, los cuales no prestaban atención alguna a las palabras dichas por su compañero de al lado, pues toda su concentración estaba en el pequeño Omega de cabellos rubios y ojos azules que reía alegremente con sus amigos.

Aquella tarde se había tornado mucho más fría con el pasar de las horas, el cielo azul ahora se transformaba de apoco en leves tonos rosados con nubes de color gris que iban cubriéndolo todo. El reloj en el restaurante de su padre hacia un leve tic tac con cada avance de manecillas, la música de fondo sonaba mientras se reproducía una canción lenta con trompetas y guitarras que Taehyung adoraba, tanto que solían repetirla más de cinco veces mientras él se encontraba en el restaurante y un delicioso aroma a comida inundaba el lugar, causando así que su estómago ruguiera. El restaurante se encontraba casi desierto, con la única excepción de dos parejas sentadas a lo lejos de donde él se encontraba, logrando que su cuerpo se llenará de celos y envidia.

Él no era alguien que estuviera desesperado por una pareja, sabía perfectamente que tarde o temprano encontraría a su Alfa destinado y podría pasar el resto de sus días con él o ella de la misma manera que sus padres lo hicieron antes de que su madre terminará falleciendo al perder la batalla contra un tumor en el cerebro. Aunque aún así no podía evitar sentir envidia de todas esas lindas parejas que terminaba viendo en las calles o en todos esos doramas que miraba con sus amigos, no iba a negar que muchas veces se había imaginado teniendo una hermosa relación con cierto chico azabache de ojos verdes. Su corazón se aceleraba y su Omega aullaba de emoción con sólo imaginar su mano entrelazada con la de Jungkook, de como esté le confesaba cuánto lo amaba y rodeaba entre sus brazos, fantaseaba con poder besar esos rosados labios y acariciar esas mejillas, pero jamás lo diría en voz alta incluso sabiendo que todos en algún momento hemos fantaseado con esa persona que nos había enamorado, porque sí, estaba enamorado, no lo negaba pero ahora mismo detestaba ese sentimiento.

Podía sonar demasiado aterrador el decir que recordaba a la perfección el momento exacto cuando conoció a Jeon Jungkook, ¿pero quién podría olvidar el momento en dónde conociste a el amor más grande de tu vida? Fue hace cuatro años, en un día lunes, las vacaciones habían terminado y daba inicio otro año escolar más, nuevos estudiantes habían ingresado y algunos otros se habían marchado. Él y sus amigos habían llegado tarde a la conferencia de bienvenida que daba el director en cada comienzo de clases, fue entonces cuando cruzó la puerta del auditorio y lo vio, parado en esa tarima con su uniforme completamente impecable, sus cabellos azabaches estaban muy bien peinados, sus ojos de color verde brillaban mientras leía su discurso, sus mejillas no estaban teñidas de un color rosado —como a la mayoría de las personas le hubiera pasado si tuvieran que leer enfrente de toda la escuela— y parecía bastante acostumbrado a ese tipo de cosas, sus rosados labios se movían contenta habilidad que seducían al hablar y esa voz, esa bella voz que resonaba por todo el lugar hizo que sus piernas temblaran.

No puedo evitar que su corazón diera un salto al mirarlo y tan sólo segundos después comenzará a latir de una manera tan desenfrenada, sus mejillas comenzaron a arder tanto que pensó que explotarían en ese mismo instante, no necesitaba mirarse en un espejo para poder darse cuenta de que estás mismas —sino es que también todo su rostro— se habían tornado de un color rojo carmesí y sus piernas se convirtieron en gelatina, su estómago parecía una montaña rusa en el cual no había control alguno. « Ese fue Jeon Jungkook, nuestro mejor estudiante y número uno en la lista de los cien mejores alumnos » alcanzó a escuchar mientras veía como el chico bajaba de la tarima y retomaba su asiento en una de las primeras filas, “Hasta su nombre es hermoso” no puedo evitar pensar Taehyung, fue entonces cuando algo en él se descontroló, su Omega. “¡Alfa, Alfa!” aullaba con emoción mientras daba grandes saltos de alegría, no entendía muy bien el porqué de su comportamiento pero decidió no tomarle demasiada importancia pues a su parecer, el Omega se había emocionado con la presencia de aquel Alfa tan imponente. Fue así cuando lo conoció por primera vez y desde ese entonces Jeon Jungkook se convirtió en el dueño de sus fantasías y sueños, ese delicioso aroma a café con tierra mojada y chocolate amargo se había vuelto su favorito desde el primer momento en que llegó hacia sus fosas nasales. No sabía cómo ni por qué, pero algo si era seguro, estaba totalmente enamorado de Jeon Jungkook, ese Alfa inalcanzable —como lo catalogaban muchos— con un hermoso rostro que parecía digno de un actor.

—¿Se encuentra aquí el señor Kim Daehyung?—una voz resonó en su cabeza, estaba tan sumergido en sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuanta que tres hombres habían entrado al restaurante. Despegó rápidamente la mirada de sus libros y posó está en el hombre que había hablado hace unos instantes, su piel era pálida y sus rasgos muy rudos, sus ojos eran de un café muy oscuro —casi negros— y portaba un traje de un azul muy oscuro impecable, sin ninguna arruga o mancha visible, sus cabellos oscuros muy bien peinados con gel y un folder amarillo resaltaba entre sus manos. Los otros dos hombres vestían lo mismo que el peli-negro, uno tenía facciones relajadas y más juveniles que el de los demás, sus ojos eran los más claros, casi de un color miel mientras que el último era mucho más bajo, su cabeza estaba cubierta de canas y su rostro de arrugas.

—Yo soy su hijo.—respondió rápidamente, su padre había salido hacia no más de media hora y los únicos que se encontraban ahí eran cinco empleados que trabajaban desde hacia años con su familia. Se levantó de un salto de la silla de madera en la que estaba sentado, las dos parejas se giraron a mirar con interés, tratando de disimular aunque estos fracasaron rotundamente, unos pasos apresurados se escucharon y supuso que sería la señora Lee, una Alfa que había trabajado con su padre desde mucho antes de que él naciera.—¿Sucede algo?—ahora fue él quien preguntó y su voz salió mucho más severa de lo que hubiera deseado, el hombre miro a sus dos colegas y soltó un suspiro, no parecía muy contento con lo que estaba sucediendo. Algo indeciso le extendió el folder amarillo y Taehyung rápidamente lo tomó entre sus manos, su ceño se frunció al abrirlo.

Mientras sus ojos leían con sumó detalle cada palabra escrita sobre aquellos papeles, su mundo poco a poco se iba cayendo. No, aquello no podía ser verdad, seguramente todo eso era una equivocacion, una simple pesadilla así que se apresuró a morderse la lengua —tan fuerte que estaba seguro que casi la hacía sangrar— y soltó un leve gemido, aquello si que le había dolido así que la respuesta llegó a su cabeza, aquello no era un sueño o una pesadilla sino más bien era la realidad, su cruda y triste realidad. De pronto no pudo seguir leyendo más, las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos le impedían seguir con su lectura, pero claro, ¿quién no lloraría al darse cuenta de que apartir de ese día, el hogar en el que habías pasado toda tu vida ya no era más eso? porque sí, al parecer las deudas que su padre no había podido pagar se habían acumulado con el pasar de los meses y ahora habían sido desalojados por tener siete meses de renta atrasados.

—¿Qué sucede aquí?—la voz de su padre se escuchó desde la entrada, el hombre que le había entregado el folder se lo arrebato rápidamente de las manos y se giro sobre los talones, comenzó a caminar hacia donde se encontraba el señor Kim y Taehyung juro ver cómo la tes bronceada de esté se volvió completamente pálida, “Los conocé” aquello era más bien una afirmación que una simplemente suposición. El hombre le entrego el folder y su padre no necesito leerlo para saber lo que pasaba pues rápidamente comenzó a implorar que por favor le dieron un poco de tiempo, que como podían observar, el restaurante estaba teniendo algunas bajas, aunque aquello no pereció bastarle al hombre más viejo porque esté se negó de manera furiosa.

—Tienen un plazo de tres días para poder sacar todas sus pertenencias y buscar un lugar donde vivir.—informo el más joven, quien parecía ser mucho misericordioso que los otros dos. No había notado en el momento exacto cuando todos los demás empleados habían salido de la cocina y ahora se encontraban observando la escena, la señora Lee había podado amabas de sus manos sobre los hombres del Omega, tratando así de apoyarlo pero lo único que necesitaba en aquel momento era escuchar que todo aquello era más que una simplemente broma. No podía creerlo o más bien se negaba a creerlo, aquel lugar había sido su hogar desde siempre, los mejores recuerdos y momentos de su vida habían ocurrido dentro de aquella casa con la cual se había encariñado, lo cual podría llegar a ser algo patético para muchos, pero para él, las cosas más insignificantes cómo una simple hoja de otoño podría llegar a ser lo más preciado en su vida.

Sus manos comenzaron a temblar y sus mejillas comenzaron a llenarse de lágrimas, de pronto en sus oídos no se podía escuchar nada más que un fuerte pitido que causaba un gran dolor y mareo en su cabeza. No podía escuchar nada más que aquel nefasto ruino, ni siquiera los gritos desesperados de su padre en donde le imploraba a esos hombre que por favor le dieran un poco más de tiempo, tampoco podía oír los murmullos llenos de pesar de todos esos empleados que estaban de testigos ante esa desgarradora escena. No sabía que era peor, tener que decirle adiós a su hogar o ver de aquella manera a su padre, tan destrozado que incluso se había puesto de rodillas frente a los hombres.

Rápidamente se soltó del agarre que estaba sobre sus hombros y corrió hacia donde se encontraba su padre, lo tomo de la espalda y comenzó a pedir que se levantará aunque esté hizo caso omiso. Los hombres miraron unos segundos aquella escena hasta que el más joven pareció no aguantar más y salió del lugar, siendo rápidamente seguido por los otros dos. Con las pocas fuerzas que tenía —dado que sus manos y ahora piernas estaban temblando— trataba de levantar a su padre, escuchando los desgarradores gritos de su padre mientras le pedía perdón, “Te falle mi Tae, lo siento mucho, soy un pésimo padre” eran las palabras que salían de aquellos labios temblorosos llenos de lágrimas, fue ahí cuando la pregunta que se había hecho Taehyung al fin tuvo una respuesta. Sin duda alguna era mucho peor ver a su padre de aquella manera tan vulnerable y humillante que su corazón se partía a pesados, nunca antes lo había visto a si, aunque su única excepción fue cuando su madre murió e incluso su padre se puso tan mal que creyó que que terminara muriendo y se iría él también.

—N-no por favor, n-no digas eso.—pidió, mejor dicho, suplico a su a padre después de que esté le hubiera dicho que merece a alguien mucho mejor. Taehyung sabía perfectamente que su padre era el mejor, había luchado contra perder a su pareja para poder vivir y estar junto a su hijo, desde hacía cinco años había trabajado hasta el cansancio para poder mantenerlo y darle todo lo que necesitaba, comida, ropa y escuela. De igual manera se kas había arreglado para poder mantener ese restaurante en pie durante veinticinco años y pagarle un buen salario a todos sus empleadas. Su padre no era perfecto, eso lo sabía muy bien, pero para él no había nadie mejor que Kim Daehyung, el cual era un hombre honorable y honesto que pondría el bien de su hijo antes que el suyo. Taehyung por un momento miro aquel cielo que ahora se tornaba de un color morado, no sabía cómo, pero saldrían de aquello o al menos eso lo que esperaba que sucediera.

𝙿𝚞𝚋𝚕𝚒𝚌𝚊𝚍𝚊:
26/12/22

꒰🍋﹆.©𝐇𝐨𝐧𝐞𝐲_𝐨𝐟_𝐋𝐨𝐯𝐞🌻‧⁺✨⤾·

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Hola a todos, el segundo capítulo de esta pequeña historia finalmente ha sido publicado cómo un regalo atrasado de navidad. ¿Qué les parece la nueva portada? A mí que me encanto, es simplemente perfecta para la historia. Les deseo lo mejor en estas épocas de celebración, disfruten y pásenla muy bien con toda su familia y amigos, los quiero demasiado que lamento mucho darles tan poco. Muchas gracias por todo su apoyo 💕🌷✨

PDT: ¿Les gustaría que narrará el sentir de Jungkook durante el desarrollo de la historia?, ¿Quieren que Jungkook sea mucho más expresivo con respecto a sus sentimientos hacia Taehyung, además de que no sea tan cruel como Naoki? Para serles sincera no me gustaría que Taehyung sufriera tanto, además de que no me agrada mucho la idea de hacer una pareja muy tóxica pues está historia al final es una de romance ¿no es verdad? Y a mi punto de vista, el romance debe de ser algo hermoso.

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